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URUGUAY Y EL CORONAVIRUS

 Publicado: 01/04/2020

No sería lo mismo


Por Rodolfo Demarco


Mucha gente está sufriendo. Está angustiada. Tiene una gran incertidumbre. El padecimiento personal es intransferible. Pero las posibilidades de superar las adversidades individuales, de las familias y de los grupos humanos están condicionadas, como siempre, pero en estas circunstancias más aun, por lo que se pueda hacer como sociedad. Y esto último no solo depende de las acciones que se logren efectuar en este momento, sino también de lo que esa sociedad ha sido capaz de realizar antes. O sea, de la acumulación material, social, cultural, de valores tangibles e intangibles con la que pueda afrontar el desafío.

No sería lo mismo si Uruguay no hubiese construido un conjunto de fortalezas que, aunque no todos valoren en su justa medida, están ayudándolo. 

No sería lo mismo sin las reformas estructurales, como la tributaria y la de la salud, entre las principales, que incidieron decisivamente en el crecimiento con equidad que la sociedad fue construyendo, con viento de cola y con viento de frente; con los commodities en las alturas o con el petróleo del que dependemos, también en las alturas (Uruguay necesita exportar pero también importar, no lo olvidemos). Fue una empinada cuesta que se remontó a partir de la megacrisis de comienzos de siglo. Tampoco debería olvidarse

No sería lo mismo sin la espalda financiera que logró el país, que no solo será imprescindible para reducir el déficit fiscal y los problemas económicos y sociales que ya existían antes de la pandemia, sino también para afrontar los problemas que, con la Covid-19, se están sumando y que crecerán en los próximos tiempos.

No sería lo mismo sin un sistema de salud que, más allá de insuficiencias, logró incorporar al conjunto de la sociedad y dotar al país de posibilidades en materia de prevención y tratamiento que nos acercan a las naciones más avanzadas en materia sanitaria.

No sería lo mismo, continuando con la salud, sin haber concretado otros avances en beneficio de la población, como la ley antitabaco, entre otros.

No sería lo mismo sin los consejos de salarios, las leyes sociales y la nueva agenda de derechos (que ha promovido la atención de situaciones largamente postergadas e invisibilizadas: los derechos de la mujer, de niñas y niños, de sectores discriminados por diversas razones), aunque sea necesario continuar avanzando.

No sería lo mismo sin el Ministerio de Desarrollo Social, cuya gestión en determinados aspectos puede ser cuestionada pero que hoy es actor relevante en esta batalla. Y que antes no existía. Como no existían el plan de cuidados y los diversos programas de asistencia social, muchos de ellos creados en los últimos años. Sin olvidar los aportes de intendencias y municipios de todo el país.

No sería lo mismo sin el plan Ceibal -al que en estos días se están incorporando las instituciones privadas de enseñanza-, que ahora posibilita atenuar los impactos de la cuarentena sobre la educación y, si acaso, descubrir nuevas posibilidades para el futuro en la docencia y los aprendizajes.

No sería lo mismo sin la conectividad (fibra óptica, desarrollo de las TIC y de la industria del software) que ubica al Uruguay entre los países más avanzados del mundo. (En Argentina se teme un colapso informático por el incremento en el uso de celulares, y en otros países, incluyendo algunos entre los más desarrollados, se plantean serias dificultades en la comunicación bajo las inéditas condiciones de la pandemia.) 

No sería lo mismo sin inclusión financiera, que tanto está ayudando ahora también desde el punto de vista sanitario.

No sería lo mismo sin la existencia de organismos que abordan específicamente temas tan diversos e importantes para la sociedad como la capacitación laboral, la promoción de inversiones, el desarrollo de la investigación y la innovación, las carreras creadas en la Universidad de la República y en otros ámbitos de la educación terciaria, varias creadas recientemente.

No sería lo mismo sin el gobierno electrónico, que en condiciones como las actuales es especialmente importante para los ciudadanos; sin ley de acceso a la información pública y múltiples iniciativas que hacen a la transparencia y a los derechos civiles.

No sería lo mismo sin próximas inversiones productivas (sí, UPM2, el ferrocarril...), y sin pasadas inversiones en infraestructura vial, en tecnología aplicada a la producción (la trazabilidad del ganado es un ejemplo notorio), en áreas de varios incisos presupuestales (más allá de que la gestión en muchos casos merezca rectificaciones), en otros múltiples terrenos en los que el Uruguay no tenía hasta hace pocos años las herramientas institucionales y los recursos que ahora posee. Inversiones privadas, que tanto han incidido en el crecimiento de estos años, y públicas, cuya continuidad e incremento resultarán imprescindibles en estos próximos tiempos.

No sería lo mismo sin la solidez democrática e institucional, fundada en la tradición histórica uruguaya, en el legado artiguista, pero también en la faena realizada después de la dictadura y en la brega diaria por fortalecer y enriquecer lo que tanto costó recuperar. Enfrentamos la pandemia en un país libre, en una de las pocas democracias plenas del mundo, como suele decirse y no hay por qué no reiterarlo (algunos, a veces, parecen olvidarlo). Pensar que eso no tiene relación con las posibilidades para combatir un flagelo, como el que se ha instalado, sería desconocer la experiencia internacional, las enseñanzas de la historia. Conjugar el estricto cumplimiento de medidas de prevención exigentes con los derechos ciudadanos es algo que este país puede hacer ahora. Varias generaciones lo han hecho posible. Más vale valorarlo y que a todos los niveles se actúe para que continúe siendo así.

* * * * *

Si, como casi nadie niega, en estos momentos se necesita estar unidos como sociedad, no aporta la infundada instalación de dudas sobre iniciativas y obras que están siendo imprescindibles para dar esta batalla.

Es irresponsable aprovechar el explicable clima de dudas y temores para hacer una mezquina siembra política, cualesquiera sean las posturas que se reivindiquen y las ubicaciones partidarias. Claro está, es más grave cuando, por ejemplo, el presidente de la República alude sin pruebas ni aclaraciones a una supuesta “herencia” negativa en determinado lugar del Estado, o cuando un ministro utiliza un pretexto -sobre el que tampoco aporta pruebas ni argumentaciones- para agraviar a un ex presidente. Sin desconocer tampoco que desde diversos otros lugares del oficialismo y la oposición hubo dichos que no han estado a la altura de lo que los uruguayos esperan y necesitan. Nadie está vacunado contra el coronavirus. Tampoco contra la irresponsabilidad política a la hora de combatirlo.

Hubo también, y no debe omitirse, una contribución a la desmemoria por parte de algunos que, se supone, deberían compartir la primera línea en la reivindicación de lo hecho. Porque, ya se dijo y se reitera, sin lo hecho, todo sería mucho más difícil aún.

3 comentarios sobre “No sería lo mismo”

  1. Este articulo,podria llevar la firma de Tabaré Vazquez o cualesquiera del anterior equipo de Gobierno. Es nauseabundo! Lleno de falasias! Digame,pues, en cuales de » sus logros frenteamplistas» entran los mas de 400mil orientales que hoy, necesitan el auxilio de una Canasta Fliar? En cuales f sus «logros frenteamplistas» entran los 50 mil niño/as que si no comen en la escuela NO PUEDEN COMER! Ud esta haciendo una defensa de los 3 gobiernos del FRAUDE AMPLIO! Y recuerde que SU Fraude Amplio, PERDIÓ las elecciones! Y que el pueblo retrocedió añares,al votar por un gobierno de Derecha! Solo le reconozco a SU F.A. el buen desempeño en el tema Telecomunicaciones (wifi), pero…en los Asentamientos,cada dia mas gdes, falta luz,agua, mucho menos tienen alcohol gel! Y por la situacion economico-social dejada por el Fraude Amplio, han proliferado las Ollas Populares, las miseras «canastas», y son miles las personas en Situacion de Calle, que este gobierno clasista, ha metido en el mismo lugar donde en esta Semana hubieran puesto a sus «animales estrellas, vacas,ovejas,etc! Y tenga por seguro,que NO VOTÉ A ESTE GOBIERNO,NI AL FRAUF AMPLIO! Pero formo parte del 80% del pueblo uruguayo, y no del selecto 20% al que Ud pertenece y defiende! No mienta mas! Tenga respeto intelectual!!

    1. Que poca seriedad intelectual, digna de una persona que no se siente respondida, obviamente por ninguno de los logros del Frente Amplio. Mucha ignorancia, de una persona aparentemente jóven, que ignorando 100 años de inequidades forjadas por Gobiernos Blanqui-Colorados solo trajeron al Uruguay, miseria y dictadura… y luchas fratricidas convenientemente olvidadas por la narrativa oligárquica generada por quienes fueron sus protagonistas y sus descendientes. Ahhh me olvidaba, el cambio de Gobierno ocurrió porque solo 38000 uruguayos decidieron que querían vivir mejor sin compartir con los que menos tienen siendo éste el producto de un sistema capitalista excluyente y previos Gobiernos conservadores y Dictadura que aseguraron que esa inequidad fuese institucional.

  2. Adhiero cien por ciento a lo que dice Julio. «No hay peor ciego que el que no quiere ver». Las derechas acá y en todo el globo se caracterizan mayoritariamente por la falta de empatía, solidaridad y creen en el mérito propio, como si fuera que a uno le va bien solamente por el gran esfuerzo que ha hecho, lo cuál en parte es así, pero olvidando (consciente o inconscientemente) que si no fuese por el contexto, vale decir por politicas que hacen que lo social en su conjunto sea primordial, que se generen politicas de cierta equidad social y de redistribucion de las riquezas, separadamente seria muy pero muy dificil que individualmente nos fuera bien. Es casi de sentido común.

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