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LOS PROPÓSITOS Y LA REALIDAD

 Publicado: 07/12/2016

Perspectivas del Frente Amplio en la actual coyuntura


Por Tomás Alonzo


Las últimas encuestas realizadas le dan al FA en todos los casos un porcentaje de intención de voto en el entorno del 30%, apenas dos puntos por encima del Partido Nacional.

Si bien parece muy improbable que el FA pierda la elección, va a estar en juego la posibilidad o no de obtener mayorías parlamentarias y mantener la Presidencia de la República a partir del balotaje. Los 15.000 votos en blanco en la elección interna del FA (16%) deben generar atención porque no se sabe qué volumen puede tener esta posición en una elección nacional; pero si que están dando un mensaje de disconformidad muy fuerte.

Además se debe tener presente que, si el FA no continúa en el gobierno, seguramente muchas de las políticas que están transformando el Uruguay se irán discontinuando y el retroceso social será inevitable. Continuar en el gobierno es un deber para el FA, que ejerciéndolo a lo largo de 10 años ha introducido cambios muy importantes en defensa de los sectores más desposeídos, en el mejoramiento de las condiciones laborales de muchos sectores, en las políticas de género, en algunos enfoques del desarrollo económico, en la inserción internacional del país, etcétera.

Si el objetivo es la mejora de la calidad de vida de la población, fundamentalmente de los sectores más desprotegidos, el medio imprescindible para conseguirlo es obtener el gobierno, y para eso se necesita el apoyo de más del 50% de los votantes.

Se debería mirar con atención lo que sucede en América del Sur, donde en Argentina hubo cambio de gobierno, en Venezuela se perdieron de lejos las elecciones parlamentarias y el país está sumido en el caos, y en Brasil, en las recientes elecciones municipales, el PT perdió el 60% de las alcaldías que gobernaba, sufriendo un descalabro histórico en San Pablo (obtuvo solo el 16% de los votos). Moraleja: las grandes masas se apartaron de estos modelos.

Pensamos que más que un avance de la derecha, lo que ha habido es un tremendo retroceso de los respectivos gobiernos (¿de izquierda?) sumidos en un caos de corrupción, voluntarismo y mala gestión.

En nuestro país, después de 10 años de un desarrollo económico histórico, debemos recurrir a un ajuste fiscal sin que desde el FA se dé una explicación valedera a la población. Sin un asomo de autocrítica. Pasamos de un déficit fiscal del 0,9% del PBI en el año 2010 a un 3,5% en 2015, en un aumento progresivo año tras año durante el anterior período de gobierno. Manifestación clara de voluntarismo, resultado del famoso “gobierno en disputa”, término que estuvo de moda en ese período en algunos sectores del FA.

Como resultado del ajuste, los sectores de ingresos medios, en los que el FA tiene un porcentaje importante de su electorado, vieron aumentada la carga impositiva sobre sus ingresos nominales. Son sectores que pagan alquiler o hipotecas, Contribución Inmobiliaria, seguros, patentes, enseñanza (indispensable sobre todo en el segundo ciclo por las conocidas deficiencias de la que proporciona el Estado), etcétera. No son sectores prioritarios, pero tampoco deben ser cotos de caza a menos que se adopte la cultura del pobrismo. El líquido resultante de un salario medio queda al día de hoy, antes del ajuste, en el 65% aproximado del nominal para atender los gastos antes mencionados, además de los gastos habituales de un hogar.

Se asiste, además, a un conjunto de situaciones grises, nada transparentes, y que seguramente van a poner al FA en posiciones incómodas frente a la población en la medida en que no se asumen, no se ejerce la autocrítica, sino que se intenta barrer bajo la alfombra y achacar las denuncias que surgen a “intenciones desestabilizadoras”.

Y además se vive atajando penales por parte del Poder Ejecutivo, al punto de que muchas veces la oposición más seria parece está dentro del mismo FA.

Será difícil lograr un nuevo período de gobierno si no se corrigen esas condiciones. Hace falta un sinceramiento y la elaboración de una visión común que hoy está claro que no existe. El perfilismo no puede primar sobre el resultado general. Así no se genera en la población sensación de coherencia y solidez de un proyecto.

ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA RENDICIÓN DE CUENTAS Y EL AJUSTE FISCAL

Creemos que el ajuste fiscal se resolvió en parte mal, aumentando la carga fiscal sobre los sectores de ingresos medios en dos áreas superpuestas, por incremento de las tasas y por disminución de las deducciones. Por otra parte se proclamó desde diversas tiendas la posibilidad de no devolver los excedentes del FONASA, lo que habría significado una nueva carga impositiva sobre el mismo sector; y a pesar de que eso no se llevó a cabo, queda como una amenaza latente para el futuro, proveniente de sectores del propio FA.

El FONASA debería corregirse para no generar estos excedentes que implican una mayor carga mensual para el contribuyente y una tentación permanente para los gobiernos.

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La generación fundadora del FA tiene la fidelidad arraigada. La siguiente generación mamó esa fidelidad en el seno de sus hogares pero no tiene la vivencia emotiva. La nueva generación es más crítica, no tiene ataduras históricas y tiene pocas vivencias de gobiernos blancos y colorados.

Se entendió claramente el contenido de la reforma fiscal del año 2006 y su contenido solidario, tal como se desprende de los resultados electorales de 2009 y 2014. Pero seguramente esos sectores ven con sorpresa que se insista por ese camino después de un período de crecimiento, mientras no se encaran reformas más profundas. Se está evaluando mal dónde están los desencantados. Claro que estos sectores no son prioridad frente a la realidad del país, pero tampoco deben ser coto de caza.

Los jubilados obtienen su ingreso en proporción a los aportes realizados durante su vida laboral. No perciben una renta del trabajo, sino de aportes realizados, aunque es cierto que en los últimos 10 años la evolución del índice medio de salarios les ha significado un importante incremento de sus ingresos, que hace lógico que participen del esfuerzo solidario común. No obstante, deberían generarse deducciones por tiempo trabajado. No es lo mismo quien aportó durante 30 años que quien lo hizo durante 35 o 40. Debería contemplarse también la edad, ya que con la ella se incrementan gastos en salud o acompañantes, que el FONASA no contempla. Por razones de justicia fiscal, el IASS debería incorporar deducciones por esos conceptos.

Esto en los sectores de ingresos medios aportantes de IRPF o IASS. En lo que respecta a los pequeños y medianos comerciantes e industriales, la Ley de Inversiones promueve también las actividades de intermediación y ha subvencionado la instalación de emprendimientos como Sodimac (competencia de barracas y ferreterías) y también ha subvencionado la instalación de las cadenas de supermercados en todo el interior del país, dejando un tendal de pequeños y medianos comerciantes perjudicados. No se entiende por qué se promocionan actividades que no generan valor. Esas no son las inversiones que el país necesita. De hecho se subsidia la competencia con las MIPYMES instaladas.

Si nuevos intermediarios quieren instalarse, que se instalen; pero que no se les subsidie para competir con el comercio instalado.

Sin embargo, no se toca la estructura y la gestión del Estado, respecto de las cuales no hay dudas de que tienen serias deficiencias cuya rectificación permitiría generar importantes ahorros. Claro que cambiar un dato en un programa y presionar una tecla para recaudar es más sencillo que encarar seriamente un cambio en el Estado. Pero gobernar no es buscar el camino más fácil, sino el más correcto.

Se mantiene una estructura militar con un ejército cuya existencia no tiene mayor sentido en el mundo actual y a la luz de las nuevas tecnologías de destrucción. Bastaría un par de miles de hombres entrenados para asistir en desastres climáticos y otras tareas de apoyo ciudadano, a lo que habría que agregar la vigilancia de las aguas territoriales y el espacio aéreo. Con esto se aliviaría en forma importante el presupuesto.

Si el incremento de los impuestos a los ingresos respondió a una situación coyuntural creada por las políticas de gobierno (incremento del déficit), es de justicia que el mismo sea a término y que esto se anuncie a la población.

Pensamos que se debería reflexionar y actuar sobre estos elementos que surgen del pasado inmediato y que, sumados a los estructurales de modelo de desarrollo, enseñanza y seguridad, condicionan el futuro del FA.

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