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EL TESTIMONIO DE BRIAN LOZANO Y LO QUE DICEN LAS INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS

 Publicado: 05/10/2022

¿La educación asegura la igualdad de oportunidades?


Por Martín Buxedas


1. Un testimonio de vida en la orilla de la sociedad

A los 15 años, Brian Lozano abandonó los estudios y se dedicó completamente al fútbol. Pocos años después, y antes de ser transferido al fútbol mexicano por 2.500.000 dólares, los hinchas de Defensor Sporting, cuna de tantos jugadores de excelencia, estimulábamos al hábil y menudo centrocampista coreando su apodo: “Hueeevo, Hueeevo”.

Antes de abandonar los estudios, Lozano había repetido un año en primaria y otro en secundaria. En adelante volcó su extraordinario empeño al fútbol, pero pasarían años antes de poder obtener ingresos. “Ante las dificultades económicas y los pocos minutos en cancha, estando en Bella Vista hasta pensé en laburar en barrido, en el Movimiento Tacurú”.

Lozano habla de fútbol, pero también de su vida, como queda constancia en las dos entrevistas que tomamos como referencia, una realizada en 2015, cuando tenía 21 años,[1] y otra en 2022, ya con 28 años, publicada con el sugerente título “Leandro y Brian Lozano, de esquivar las balas y la droga a ser protagonistas del clásico”.[2]

La familia. Brian Lozano es uno de 10 hermanos de la familia, entre los cuales está el padre de Leandro Lozano, de 23 años, lateral titular del Club Nacional de Fútbol. “Para mí, es mi hermano”, dijo Brian. “A él, por la situación que tiene con su madre y con mi hermano, de toda la vida en la droga y esas cosas, lo criaron mis padres”. El agradecimiento a la familia es una constante en las declaraciones de Brian: “Yo, a mi familia le debo todo”.

El barrio. Me crié en el barrio Lavalleja, pegado al 40 Semanas. De chico viví muchos momentos donde salías a jugar al fútbol y se armaba una balacera y no sabías con qué te podías encontrar”, contó Brian. Era muy difícil no seguir el camino de la droga o la delincuencia; yo opté por no seguirlo y dedicarme al fútbol. A mí me tocó pasar momentos muy complicados de niño, temas de delincuencia, rodeado de la droga, tentaciones... Lo vivía con mi hermano, que él toda su vida ha estado en situaciones de droga. Hoy en día está muy bien en ese sentido; (estuvo) muchos años preso. Criarme en ese ambiente fue duro. Siempre supe lo que quería, nunca estuve en malos pasos, no me drogué, no tuve vicios, y eso fue por los valores de mi padre y de mi abuelo”, relató el actual jugador del Club Atlético Peñarol.

En mayo de este año, relata Brian Lozano en la entrevista con El Observador, “fui a comer a lo de mi abuela, que todavía vive en el barrio; pasaron en un auto y tiraron una ráfaga con una metralleta, le dieron al auto que había alquilado y quedó todo agujereado”. El barrio sigue “complicado”, comentó.

No debería llamar la atención que en 2015, ante la pregunta sobre cuál sería el destino del dinero de un pase al exterior, Lozano respondiera: Lo primero que quiero es regalarle una casa a mi familia. Desde hace un tiempo el barrio viene medio complicado... me gustaría poder sacar a mi familia de acá”. Irse de esa zona, pero con la familia. “En algún momento (mi representante) me ofreció prestarme un apartamento en Pocitos para sacarme de acá por el tema de la inseguridad, pero yo no quise”.

Hambre y frío llaman a la puerta. Muchas veces fui a entrenar con hambre”, recuerda Brian. Entonces comía lo que me daban allá en Bella Vista: algún cereal o yogur, algún jugo. Era por el convenio de Gol al Futuro. Yo aprovechaba. Trataba de alimentarme con lo que me daban ahí. Obviamente que a veces algo había en casa”. “Muchas veces pasé frío”. 

La perseverancia, conducta y habilidad innata llevaron a Brian Lozano a triunfar como futbolista y a cumplir con el sueño de sacar a sus padres de un barrio “complicado”. Su testimonio ilustra, con la vehemencia de los hechos, que no todos somos iguales ante el proceso educativo; que no todo depende de la voluntad de cada uno.

2. ¿Educación y solo educación?

Los estudios y las evaluaciones no dejan lugar a dudas respecto a la importancia de las circunstancias de nacimiento y desarrollo de los niños, niñas y adolescentes en el momento de inserción, la permanencia y el desempeño a lo largo del ciclo educativo. Entre esas circunstancias están el lugar de nacimiento, los ingresos y logros educativos de los padres y el origen étnico, por la inicua postergación de quienes tuvieron algún antepasado arrancado de África para ser transformado en mercancía. (Ver apartado “La evidencia científica”).

Las pruebas internacionales PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos de la OCDE) y la uruguayita Aristas, del Instituto Nacional de Evaluación Educativa -INEEd-, no dejan dudas sobre la diferencia de aprendizaje de los alumnos de escuelas ubicadas en contexto crítico o de “nivel socioeconómico” bajo respecto a los otros.[3] 

Algo más: las evaluaciones de desempeño escolar de esas instituciones también ponen en evidencia que el propio sistema educativo contribuye a reproducir la segmentación social, ya que instituciones con mayores medios reciben a estudiantes de un entorno más favorable.[4]

3. Cuando se omite la evidencia científica

No obstante la evidencia, no son pocas las personas y políticos ilustrados e influyentes que difunden con vehemencia la idea de que el sistema educativo es la única clave de la igualdad de oportunidades. Una de ellas es Juan Martínez, el presidente de la organización que reúne a las cámaras empresariales del Uruguay, para quien “la educación es el instrumento que iguala oportunidades”. (la diaria, 10.09.2022).

El discurso de las élites políticas y sociales, que opta por desconocer las diferencias en las oportunidades que tienen origen social, se ha transmitido con éxito a otros grupos de la población.

Reconociendo los factores sociales se puede subir a la cuchilla y concluir que todo esfuerzo es inútil. Esa convicción no es realista; aun bajo las condiciones sociales mencionadas, es posible avanzar en la contribución que puede realizar el sistema educativo en la construcción de una sociedad un poco más equitativa.[5] También, por supuesto, se puede retroceder. 

Es particularmente riesgoso si algunos docentes participan de una concepción en que la educación dentro del capitalismo sirve solo para domesticar, porque esa convicción puede limitar su interés en el ejercicio de su profesión y en el análisis de alternativas de políticas dentro del sistema actual.

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Aquí y ahora hay espacio para acrecentar, y también para reducir, la contribución del sistema educativo a una sociedad más integrada. No contribuye a la búsqueda de esas oportunidades el ocultamiento de la importancia de los factores sociales que limitan el papel del sistema educativo en la igualación de oportunidades y la reducción de los abismos existentes entre distintos colectivos.

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La evidencia científica

Numerosas investigaciones y evaluaciones de desempeño educativo están dedicadas a identificar los factores determinantes de las diferencias en los rendimientos en el sistema educativo en Uruguay, entre ellas las mencionadas a continuación. 

La repetición y el abandono del sistema educativo se asocia con el nivel educativo del hogar de origen, el ingreso del hogar y la situación nutricional previa”.

A esta conclusión llegaron investigadoras del Instituto de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas (IECON) de la Universidad de la República, luego de analizar la trayectoria a lo largo de la vida de niños, niñas y adolescentes.[6] 

La investigación llama la atención sobre el papel de la nutrición, tan poco mencionado públicamente. “Se observa que los adolescentes que presentaban peores desempeños nutricionales en las etapas iniciales del ciclo escolar difícilmente revierten esta situación en cuanto a la repetición e indirectamente en el abandono escolar”. “Se encontró que la talla para la edad y el ingreso del hogar al inicio del ciclo primario son fuertes predictores de la repetición (…) A la vez, esta predice fuertemente el abandono”. La talla por edad es un indicador de la historia nutricional de los niños.

Otro estudio del IECON indica: “Nuestros hallazgos para Uruguay sugieren que los factores a largo plazo (que determinan la escolarización), como los antecedentes de los padres o el origen étnico, son importantes en todas las etapas educativas”.[7] 

El informe del INEEd (2021) resume: “El contexto es el determinante principal de los resultados en las pruebas de matemáticas, lenguaje y habilidades socioemocionales”.[8] 

Durante la pandemia, solo los segmentos más ricos de la sociedad, aquellos con conectividad con banda ancha, acceso a medios de cada integrante de la familia, un lugar para estudiar, disponibilidad de libros y medios, un ambiente favorable en la casa y otros medios, tuvieron capacidad de mantener un razonable nivel de vínculo educacional”, concluye un estudio del Banco Mundial, UNESCO, UNICEF y otras instituciones.[9]

El estudio encontró que antes de la pandemia el 60% de los niños y niñas de diez años tenían déficit en la lectura y la comprensión de relatos simples, proporción que aumentó a 70% en el 2021, debido a la evolución en los países de medianos y bajos ingresos.

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