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INFORMACIÓN O IRRACIONALIDAD
¿Qué AFAP conviene más?
Por Francisco López Martí
A comienzos de diciembre el Ministerio de Economía propuso establecer un techo a la tasa que pagan los afiliados a las Administradoras de Fondos de Ahorro Provisional (AFAP): en el futuro no podrán superar en más de 50% a la del servicio de menor precio, siendo éste, hasta ahora, el de República AFAP, de propiedad estatal.[1]
El Gobierno formuló esa propuesta luego de constatar grandes diferencias en las comisiones de administración entre República AFAP y las otras tres AFAP.
Como era lógico esperar, la iniciativa generó reacciones contrarias. Uno de los directivos de las administradoras privadas expuso un argumento muy repetido en estos tiempos, a saber: esa regulación cambiaría las reglas de juego con las que entraron al negocio. Otro habría ido aún más lejos: Uruguay se transformaría en “una república bananera ya que no se consultó a expertos antes de decidir”, según la versión recogida por El País de Montevideo de un informante anónimo.
Lo cierto es que, de aprobarse, la medida pone un límite superior a los precios a los que venden sus servicios las AFAP, al mismo tiempo que el derecho de los gobiernos a adoptar medidas que favorezcan a la población, en este caso mejorar las jubilaciones de más de 1,3 millones de afiliados por un monto total estimado en 20 millones de dólares anuales, que de otro modo irían a las administradoras.
Las empresas administradoras tendrían la opción de adaptarse a la nueva normativa o retirarse del negocio, evitándose el fastidio de estar en una república que protege más a los ciudadanos que a las empresas y podrían concentrarse en los países de origen de las empresas privadas que controlan las AFAP en los que el “clima de negocios” y el entorno institucional podría favorecerlos; se trata de Colombia, Venezuela y Brasil, correspondientes a SURA, Integración y Unión Capital.
Quienes deben optar por una AFAP pueden tomar en cuenta la rentabilidad de las colocaciones realizadas por cada administradora de fondos en los últimos cinco años. Con ese propósito el Banco Central ofrece información mensual, la más importante de la cual es la rentabilidad neta real[2], que indica la evolución de los fondos administrados por cada AFAP tomando en cuenta el aumento del costo de vida.
Por cierto, no es sencillo entender en qué consiste la medición; pero en definitiva es una medición de cuánto aumentaron o disminuyeron los fondos de que cada cotizante dispone en las AFAP. En este indicador salen bien paradas República y Unión Capital.
Finalmente, algo importante a considerar es el riesgo asociado con cada AFAP. y en esto descuella República.
LAS OPCIONES DE LOS AFILIADOS
En setiembre del 2017 República AFAP gestionaba los fondos del 39,6% de los afiliados al régimen y era la que había recibido más adhesiones de personas afiliadas a otras instituciones; una parte importante de los afiliados son funcionarios públicos que no tienen otra opción. Los demás confían sus fondos a las aseguradoras privadas: Sura 23,5%, Unión Capital 21,1% e Integración 15,7%.
¿Qué lleva a la afiliación?
República AFAP mantiene comisiones más bajas y una rentabilidad igual o superior al resto, además de muy bajo riesgo por tratarse de una institución estatal. Sin embargo, hay otras razones que influyen en la afiliación, y una de ellas es que muchas personas no conocen los costos y la rentabilidad de las AFAP. En este sentido sería importante que el Banco Central informara esas condiciones regularmente y de forma accesible, práctica que daría mayor transparencia al mercado de la administración de fondos.
También es posible que jueguen otros factores en las decisiones de las personas; por ejemplo, comportamientos real o aparentemente no racionales, tal como señalan Fernando Esponda y Santiago Soto citando a un reciente premio Nobel de Economía (La Diaria, 16/12/2017).
En síntesis, reforzando la información que reciben los afiliados al régimen de jubilación por ahorro individual obligatorio acerca de los indicadores de las distintas administradoras cabría esperar mayores desplazamientos hacia las AFAP que ofrecen menores costos y mayores rentabilidades netas, siempre que no predomine la teoría de las decisiones no racionales.