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CANTORAS DE ESTA ORILLA
Natalia Bolani
Entrevista por Constanza Liebe
Natalia Bolani nació en Montevideo, Uruguay. Cursó estudios de canto popular y lírico y se formó en teatro en la Escuela Municipal de Arte Dramático. Desde 2011 abraza el tango como género musical, y comienza a participar en prestigiosos festivales, tanto a nivel local como internacional, con presentaciones en ciudades de Italia, Alemania, Austria y Suiza. El pasado año editó su primer disco solista, nominado a los Premios Graffiti, edición 2022, como mejor álbum de tango. Vadenuevo se entrevistó con esta poderosa intérprete que está dando -y dará- mucho que hablar en el medio artístico.
Tenés formación como actriz y cantante, y te destacás en ambos rubros. ¿Qué fue primero, cantar o actuar? Contanos de tus inicios.
De niña ya amaba todas las expresiones artísticas, en la escuela cada año recitaba y bailaba, y la escena era mi lugar preferido. La danza quizás fue mi primer amor, luego vino el teatro y la música a nivel de formación. Siento que esas disciplinas se fueron nutriendo las unas a las otras, y con el correr de los años voy comprendiendo que mi propósito en el hecho artístico siempre estuvo relacionado con narrar una historia, a través de la disciplina que fuere.
¿Cuándo surge la necesidad de editar un disco propio y quiénes sumaron sus fuerzas para llevar adelante el proyecto? ¿Qué sello lo editó? ¿Recibiste algún apoyo o subsidio económico que te ayudara a concretarlo?
La idea fue plasmar en un disco un proceso de búsqueda interna de varios años, que comenzó con los músicos Gonzalo Gravina y Sergio Astengo; revisitando entre otros, las tangueces de los años 70.
La edición es independiente y conté con un apoyo importante del FONAM.
Comentanos algo sobre el proceso de grabación, de edición y mezcla, y los aspectos técnicos que te parezcan interesantes. También, qué músicos convocaste para acompañar tu voz.
Fue un proceso largo, pandemia de por medio, una especie de “escuela” en donde aprendí muchísimo, empezando por el proceso de grabación en sí mismo. Tuve la fortuna de contar con el sostén de los grandes técnicos Luis Ravizza (Berequetum) y Gustavo De León (Sondor), y ni que hablar de los músicos, ¡que son un montón! Pilares fundamentales en lo artístico y lo personal.
¿Cómo llegás al tango? ¿Vos lo elegís en cierto momento o sentís que de algún modo él te eligió a vos? Por aquello que suele decirse de que el tango sabe esperar y llegada cierta edad nos entra… Siendo tu primer trabajo, ¿te interesaba reflejar un repertorio tanguero clásico o uno un poco menos transitado?
Nacer en estas latitudes implica casi involuntariamente relacionarse con el tango. De niña escuchaba tango en casa de mis abuelos, radio Clarín. Esa información seguramente quedó impresa y muchos años más tarde, sin proponérmelo, terminé actuando en una obra de teatro en donde interpretaba tangos desde una perspectiva humorística. Casi sin pensar nació el deseo de seguir explorando mi conexión con el género a través de la música. Mi idea siempre fue rescatar y revisitar repertorio poco transitado.
Dentro de los “9 puertos” del disco, las nueve canciones que lo integran, hay cierta heterogeneidad de géneros musicales, estilos y hasta idiomas. ¿Qué es lo que funciona como vertebrador, lo que da unidad al conjunto? ¿Creés que son arbitrarias las fronteras entre los géneros?
En palabras de Leopoldo Marechal: “el tango es una posibilidad infinita”; y en ese sentido trasciende su realidad en cuanto está abierta a un horizonte de experiencias tangueras sin fronteras espacio-temporales. Este tango cosmopolita ha viajado y lo sigue haciendo dejando su huella propia, y adoptando naturalmente formas nuevas, sonoridades nuevas, de ahí la inclusión de versiones en otros idiomas.
Interpretás clásicos de la Música Popular Uruguaya (MPU) como “Ciudad Vieja” (Bonaldi/Benavides), “Tristecitas montevideanas” (Bonaldi), y “A la ciudad de Montevideo” (Daniel Amaro), que pueden escucharse en el disco con arreglos y fraseos tangueados. ¿Qué puentes ves entre la música ciudadana contemporánea y el tango?
La “tanguez” siempre estuvo presente en la MPU, sobre todo su concepto. La estética de este disco apela al sonido del piano y del bandoneón como base, instrumentos de fuerte connotación orgánica y referenciales de la cultura rioplatense, y a partir de la búsqueda de aromas propios -haciendo hincapié en la interpretación desde mi perspectiva como actriz- intento revisitar y resignificar los textos elegidos con una impronta un tanto más dramática.
El tercer tema del disco, “Fado loucura”, es un fado tocado con bandoneón (nada menos que por Leonel Gasso, que también hizo los arreglos). Un tratamiento musical sin dudas sorprendente para el género, con un resultado que en lo personal considero muy feliz. ¿Qué antecedentes tiene esa idea, qué te inspiró esta original propuesta?
No tengo referencias en cuanto a antecedentes, quizás el disparador para la búsqueda de nexos entre estos géneros fue su fuerte carácter nostálgico y melancólico.
Estos “9 puertos” tienen en común ese “fatum” (fado) que significa destino, y que surge en los arrabales humildes, en los ambientes tabernarios y portuarios; desde ese lugar siempre sentí una estrecha vinculación entre el fado y el tango, y me interesó explorar los puntos de conexión. Para ese viaje convoqué al gran bandoneonista Leonel Gasso para compartir la travesía.
El sexto tema del disco es un clásico de la canción francesa, “Padam padam” (Glanzberg/Contet); un tema que quizás se sitúa algo “por fuera” del resto de la estética del disco. ¿Por qué lo incluís como uno de tus nueve puertos, qué vínculos personales tenés con la canción francesa?
Estudié muchos años francés en la Alianza Francesa de Montevideo. El cine y la canción francesa siempre me fascinaron. Grandes compositores, grandes poetas y letristas fueron y son fuente de inspiración. En cuanto a la inclusión en particular de este vals, “Padam padam”, me parecía que este ritmo musical debía estar representado. Ya en 1810 el vals europeo se danzaba en el Río de la Plata, y aunque tuvo su auge en los sectores sociales más altos, cuando estos pueblos comenzaron a expresarse con este ritmo nació el vals criollo de los payadores, y más tarde se enriqueció con el aporte de la inmigración. Muchos letristas y compositores tienen apellidos italianos, franceses, etcétera. Este disco está atravesado sin lugar a dudas por esta no-frontera, por esta especie de “metáfora global”.
“Rinascerò (Preludio para el año 3001)” (Piazzolla/Ferrer) debe ser el punto más potente de un disco que por cierto tiene muchos momentos altos, y da un gran cierre al trabajo. Hay momentos en que la voz se sitúa en un lugar intermedio entre el canto y el recitado, logrando pasajes de un eficaz dramatismo. ¿Qué tanto de actriz hay en la cantante? ¿Por qué tomás la versión en italiano y no la original?
La actriz y la cantante van siempre juntas, hoy ni siquiera reparo en distinguirlas. Al cantar no puedo no hacer foco en el texto, es imperioso para mí contar una historia desde mi lectura interna.
En la versión en italiano del Preludio encontré en el texto una universalidad que me representa más, no menciona un lugar específico, una ciudad específica. Renacer una vez más, en una tarde de junio.
¿Cómo concebís la tarea del intérprete, más cerca de la fidelidad o de la creatividad?
El intérprete, según mi concepción del arte, debe necesariamente ser un creador, es justamente el aporte de su punto de vista lo que genera la riqueza en la expresión.
Finalmente, ¿dónde se puede conseguir el disco físico, o en qué plataformas puede escucharse?
El disco en tanto que físico se está extinguiendo, en este caso por tratarse de mi primer trabajo decidí hacerlo en este formato, y se adquiere al momento mediante distribución propia.
Se puede encontrar también en las plataformas Spotify y YouTube.
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A través de este link se puede acceder al disco “9 puertos”: