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FRENTE AMPLIO, UNIDAD Y DIVERSIDAD

 Publicado: 05/10/2022

Alas replegadas


Por José Luis Piccardo


Priorizar la crítica al adversario o enfatizar la propuesta son dos tendencias latentes en las organizaciones políticas. En el primer caso, sobre todo en un partido que está en la oposición, se tiende a construir la actividad política a partir de lo que hace el gobierno, sin perjuicio de plantear también sus alternativas. En el segundo, el énfasis entre oponerse y plantear alternativas se inclina a favor de esto último. Por supuesto que en la crítica suele estar implícita la propuesta, así como en la propuesta está implícita la crítica.

Tendencias

A la hora de hacer política (construir propuestas, comunicarse con la sociedad, organizarse, gobernar), no es indiferente que predominen unas u otras tendencias dentro de un partido con un programa único, como es el caso del Frente Amplio (FA). 

En esta etapa, la fuerza opositora está priorizando el rechazo al gobierno y, al menos hasta ahora, mantiene un perfil propositivo relativamente bajo. Esto no significa que no existan instancias de elaboración programática internas, ni que no haga propuestas alternativas. Es más, hubo numerosas iniciativas presentadas en el Parlamento, pero el oficialismo les prestó escasa atención. Aun más cerrado ha estado el Poder Ejecutivo, cuya disposición al diálogo no fue más allá de recibir a las delegaciones de la oposición. Tal vez esto desalentó la generación política en base a un mayor énfasis en la propuesta, aunque no es esa la única explicación del fenómeno, existiendo causas que habría que reconocer también en la propia realidad de la fuerza política.

Podría argumentarse que, siendo oposición, es necesario que prevalezca el rechazo. Muchos lo sostienen en el FA y también en el campo de la politología, señalándose al respecto el fuerte perfil opositor que le permitió a la izquierda acumular y llegar al gobierno. Pero también hay que destacar la nutrida plataforma alternativa que la diferenció de la derecha. Años antes de que el Frente Amplio llegase al gobierno nacional, Danilo Astori había fundamentado públicamente las características esenciales que debería tener una reforma tributaria como la que se aplicó a partir de 2007. Es un ejemplo relevante, pero solo uno entre los muchos que podrían mencionarse. Antes del triunfo de 2004, el Frente hizo esfuerzos sistemáticos por trascender la faceta opositora y presentarse como una alternativa real, con una potente plataforma de cambios.

Unidad y diversidad

Los términos “radicales” y “moderados” -que son una simplificación, además de resultar equívocos y hasta falaces- han servido para que los políticos, el periodismo y a veces también la academia designen a las corrientes internas del FA. Más allá de los esfuerzos desde la derecha por propagar la idea de que el FA está dominado por los “radicales”, en detrimento de los que serían más “moderados” o “centristas”, lo cierto es que en esta etapa las diferencias, los matices y las distintas sensibilidades en el Frente Amplio se vienen expresando tenuemente, lo que no significa que no existan. Para el público no es fácil advertirlas o les asigna escasa relevancia. 

Es posible que no exhibir espacios diferenciados acote las posibilidades de llegada a la gente. Una propuesta partidaria que no refleje la diversidad social, política e ideológica y hasta de sensibilidades que hay en el FA, podría restringir los apoyos ciudadanos. 

La unidad sin diversidad se debilita, y el partido resulta perjudicado. Liber Seregni dejó un vasto legado sobre esta dialéctica. Hoy los frenteamplistas quieren mostrarse unidos, lo que es imprescindible para lograr objetivos. Pero la uniformidad -que es diferente a la unidad viva y dinámica característica de un partido democrático- no fortalece la unidad. La creencia de que mostrar los matices y las diferencias internas mella las posibilidades de un partido de masas -que ha sido respaldado por más de un millón de personas, o sea por la mitad de los ciudadanos del país-, no está avalada por la evidencia empírica nacional e internacional. En todo caso, eso sucede cuando las diferencias no se procesan en un sólido marco de unidad partidaria capaz de conjugarse con la diversidad.

Renovadores

El referido predominio del perfil opositor sobre el propositivo perjudica al conjunto y de manera particular a las corrientes renovadoras, llamadas a ser una puerta de entrada al FA más amplia para determinados sectores sociales ubicados hacia el “centro” del espectro ideológico y político. Ahí hay cientos de miles de personas no definidamente frenteamplistas y, menos aun, identificadas con las corrientes supuestamente “más de izquierda” o de tradición socialista. Cabe ubicar también allí a exvotantes de la coalición multicolor desilusionados con el gobierno, o que, aun manteniendo simpatía hacia el presidente, consideran que el resultado global de la gestión no respondió a sus expectativas.

Quienes han intentado hacer más explícita -incluso mediante la sectorialización orgánica- la intención de seguir un camino inspirado en concepciones que han destacado y, muchas veces, diferenciado al líder histórico del FA, no necesariamente son los únicos interesados en mostrar ante la opinión pública ese perfil, más allá de las improntas personales de los distintos dirigentes; hay una competencia en esos espacios. Lo que en última instancia importará será la capacidad de asumir y trasmitir a los ciudadanos ciertos contenidos esenciales, que en gran medida son los de una izquierda que aspira a la renovación (“aggiornada”, dicen algunos), lo que está ligado a la preocupación por las necesidades y aspiraciones de los destinatarios de sus mensajes, con los correspondientes énfasis. 

Esta tendencia o ala, como acaso acontezca también con otros espacios ideológicos, mirada con cierto detenimiento podría tener “alitas”. Al menos por las opiniones que toman estado público, entre los sectores y dirigentes o referentes que han hecho una reivindicación más o menos explícita de esa concepción renovadora o seregnista -identificación, esta última, que no deja de tener sus bemoles, que aquí no se comentarán-, se han manifestado matices; incluso, a veces, dentro de un mismo sector. 

Diferencias

En el Frente Amplio, en su conjunto, hay diferencias sobre algunos temas importantes. Por ejemplo, sobre el mantenimiento o no de las AFAP o acerca de los contenidos curriculares y pedagógicos de una reforma educativa. En algunos casos, se optó por no tomar posición pública, lo que podría deberse a que en el FA, en general, no se avanzó suficientemente en el debate interno. 

Esto podrá tener justificaciones válidas, como que no es conveniente pronunciarse sobre ciertos temas hasta que no se presenten proyectos articulados o más concretos por parte del gobierno, pero mientras tanto los argumentos que vienen circulando en la sociedad son los del oficialismo (que también tiene diferencias internas notorias, cuya explicitación puede ampliar su “rastrillo”, y venirle bien).

Con la intención de que algunos de estos comentarios queden mejor expresados, vayan algunos ejemplos. Hay miles de frenteamplistas que simpatizan con el régimen de Cuba. Pero seguramente hay muchísimos otros, y ya no solo frenteamplistas asumidos sino ciudadanos que sin serlo tienden a acercarse al FA, que se hubiesen sentido representados por una condena al encarcelamiento de jóvenes que participaron en las demostraciones del 11 de julio en la isla.

Otro ejemplo: en algunos casos, José Mujica se ha diferenciado de actitudes o declaraciones surgidas hasta de su propia “barra”. Sin ingresar en un juicio sobre las opiniones, dejar constancia públicamente de lo que no se comparte aporta a la transparencia. Dicho esto sin perjuicio de que también es justificable y/o conveniente el silencio -incluyendo el “profundo y prolongado silencio (PPS)” que alguna vez Tabaré Vázquez consideró oportuno guardar-, siempre y cuando no se trate de principios políticos y éticos.

De todos modos la situación interna del FA no está congelada y la relación entre tendencias podría registrar fluctuaciones ante los inminentes debates sobre temas muy importantes y complejos, como las aludidas reformas previsional y de la educación. En los comentarios públicos sobre aspectos de una y otra reforma se registraron diferencias entre frenteamplistas, pero habrá que esperar a que se avance en el tratamiento de los temas y se llegue a instancias en las que todo el sistema político deberá definir posiciones.

En suma, no es que el Frente Amplio no tenga alas o corrientes ideológicas. Lo saben mejor que nadie quienes actúan en los ámbitos partidarios. Aquí se ha intentado hacer referencia a lo que hasta ahora se proyecta hacia la sociedad, o a lo que acaso esté percibiendo mayoritariamente la opinión pública. Esas alas aparecen replegadas. Hay gente que no las ve como tendencias o sensibilidades diferenciadas, lo que, por los argumentos expuestos, no favorece al principal partido del Uruguay. Otra vez, de nuevo, como decía el general: la imprescindible unidad no es unanimidad; no podría ser un espacio indiferenciado; forma parte de un par dialéctico junto con la diversidad, que ha contribuido al crecimiento de la izquierda en el país.

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