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DESPUÉS DEL BALOTAJE

 Publicado: 07/12/2009

Ganar no supone haber hecho todo bien


Por Federico Martínez


Mujica será presidente. La ventaja sobre Lacalle que arroja el escrutinio primario es de más de 9 por ciento, y esto indica que, finalmente, el Frente Amplio (FA) ha hecho las cosas bien. Aunque en el último tramo de la campaña esto fue así, no debemos olvidar que no siempre las cosas transcurrieron de esa manera y las posibilidades de perder la elección fueron muy grandes hasta, por lo menos, diez días después de las elecciones internas del 28 de junio. Ello debería dejar algunas enseñanzas. No se puede pensar que, por haber triunfado el 29 de noviembre, no hubo errores. Razonar de esa forma no permite ver las cosas que se hicieron mal pese a un resultado favorable. (Lo contrario también es válido: una derrota no debe impedir ver las cosas positivas.)

Esto vale para un partido de fútbol tanto como para una campaña electoral. Un resultado no se explica solamente por lo que se hace durante el partido de fútbol; menos aun el de una disputa electoral. Dicho de otra forma, si el gobierno del Frente Amplio hubiese sido malo, la más inteligente campaña electoral no le hubiese dado el triunfo. El asunto es analizar las razones por las que, habiendo hecho un buen gobierno, el FA tuvo, hasta determinado momento, grandes posibilidades de perder.

IMPUESTOS E INTENCIÓN DE VOTO. Los sondeos de opinión pública le otorgaban 55% de intención de voto en marzo de 2007, bajó a 47% en setiembre de ese mismo año y llegó a 42% en julio de 2008. El Partido Nacional (PN) tenía en marzo de 2007 un respaldo de 21%, subió a 31% en setiembre de 2008 y alcanzó el 38% en julio de 2009. El principal factor que produjo la caída de intención de voto del FA en la segunda mitad de 2007 fue la discusión y puesta en vigencia del Impuesto a la Renta de las Personas Físicas (IRPF).

Aquí debemos diferenciar dos aspectos. El primero es el precio que cualquier fuerza política debe estar dispuesta a pagar para llevar adelante las iniciativas de su programa o su plan de gobierno. Gobernar, entre otras cosas, requiere definir a qué sectores de la sociedad se debe privilegiar. Y como es imposible beneficiar a todos por igual, algún sector va a sentir que lo castigan o, aunque más no sea, que no lo benefician.

El sistema tributario de este país era tremendamente injusto y, por consiguiente, una reforma tributaria debía ser uno de los ejes de la política económica de un gobierno que apuntara a una mayor justicia social. Algunos tenían que pagar más, y lo hizo menos del 20% de la población en beneficio del 80%. En este rubro incluimos el impuesto a las jubilaciones más elevadas (IASS), en donde la proporción de los que se privilegiaron fue más alta aun, ya que el 85% de los jubilados no aporta nada. Sin embargo en seis meses el FA perdió ocho puntos, algunos de los cuales correspondieron a quienes, realmente, tuvieron que pagar más. Pero muchos entre ese 8% se habían beneficiado con el nuevo sistema tributario.

El segundo aspecto refiere a cómo se defendió el nuevo sistema tributario. Si bien hubo una enorme campaña de la oposición en contra de la reforma tributaria, cosa absolutamente lógica y esperable, hay que hacer notar que, más allá de las manos levantadas en el Palacio Legislativo, el equipo económico casi en solitario y unos pocos parlamentarios defendieron la reforma, y muchos dirigentes del FA la cuestionaron parcial o totalmente. Las críticas al ministro, al equipo económico y a la política económica "neoliberal" no surgieron solamente de la oposición. También enfilaron contra el IRPF importantes dirigentes del FA, sectores de la coalición pintaron muros rechazando la política económica y varios gremios en conflicto lanzaron consignas en el mismo sentido. Así terminó el año 2007, pero lo peor estaba por llegar.

PEOR QUE LA CAMPAÑA CONTRA EL I.R.P.F. El 5 de febrero de 2008, José Mujica declaró que su nombre, al igual que otros, divide y eso no era bueno para el Frente. Seis días después el presidente Tabaré Vázquez efectuó la reestructura del gabinete ministerial y sustituyó a los titulares de Relaciones Exteriores, de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, de Industria y Energía, de Defensa Nacional y de Ganadería, Agricultura y Pesca (o sea a José Mujica). Pero dejó a Danilo Astori. El argumento para que el titular de Economía permaneciera fue que se lo necesitaba para la discusión parlamentaria de la Rendición de Cuentas.

O sea que cuando todo el FA empezaba a poner sobre la mesa el tema de la elección interna, el presidente sacó del gabinete a uno de los posibles candidatos y dejó al otro.

La respuesta del Movimiento de Participación Popular (MPP) fue inmediata: el 25 de febrero, en un enorme encuentro, sin hablar de la candidatura de Mujica, se planteó que el FA es una fuerza de centenares de miles y que lo más democrático es una elección interna.

El 30 de abril, desde Fray Bentos, Tabaré Vázquez nombró a su sucesor: Danilo Astori. Al mismo tiempo hubo gran cantidad de pintadas que rezaban: "Pepe presidente".

Los resultados de las encuestas sobre la interna del FA empezaron a ser ampliamente favorables a Mujica y, al mismo tiempo, sonaba cada vez con más fuerza la posibilidad de la reelección presidencial.

El 18 de octubre se lanzó oficialmente la campaña de recolección de firmas por la reelección del Dr. Tabaré Vázquez. En un acto donde participaron los ministros más cercanos al presidente y con la consigna "Sigamos los cambios, sigamos con Tabaré" se puso en funcionamiento una movilización más, que se agregó a las campañas, ya lanzadas, por las candidaturas de Mujica y Astori, todo en medio de la preparación del Congreso en el que se designaría a Mujica como candidato oficial, se elegiría también a Marcos Carámbula (en segundo lugar) y a otros dos candidatos, y se lincharía a Danilo Astori, que fue relegado por una "disciplinada" votación al tercer lugar, aunque se le permitió, como a todos los demás, competir en la interna de junio.

Y PEOR AUN... ¿Se podía hacer peor las cosas? Sí, se podía: las campañas, tanto de la candidatura de Mujica como la de Astori, lo demostraron.

La campaña electoral del electo presidente de la República se caracterizó, entre sus rasgos más perjudiciales para el FA, por la apelación a comentarios insólitos, incluso extravagantes, como la referencia a una primitiva tribu africana y su idílica existencia, y por la casi absoluta falta de referencias a los logros del gobierno de su propia fuerza política. Esto último podría explicarse por la necesidad de no reconocer méritos de su adversario.

Del lado de la campaña de Astori las cosas no fueron mejores, centrándose en dos aspectos. El primero consistió en señalar los logros del gobierno del FA, lo cual estuvo a cargo, fundamentalmente, del propio candidato. La otra cara de la campaña, que pusieron en práctica sus principales operadores, consistió en señalar a Mujica adjudicándole falta de capacidad, una dudosa condición frenteamplista y hasta una escasa convicción democrática. Si a esto le agregamos que el casi seguro ganador de la interna sería Mujica y que al otro día todos deberían ponerse a trabajar para ganar en octubre, no hay por qué sorprenderse de la muy mala votación que tuvo el Frente aquel 28 de junio y de aquella oscura escenografía en la que Mujica no logró arrancar una sola sonrisa al pequeño grupo de simpatizantes que se dio cita frente a la sede de la calle Colonia.

¿SERÁ PORQUE EL PELIGRO AVIVA? A la luz del reciente y contundente triunfo en el balotaje, aquella noche parece muy lejana. Pero en ese momento el triunfo estaba hipotecado.

El Frente tomó nota de los errores, y de ahí en más, y más allá de algunos "coloquios" y "estupideces", cambió la tónica general, se apeló al frenteamplismo, a la unidad, a la confianza, a la serenidad y a la generosidad. Habrá sido por aquello de que el peligro aviva al mamado... Será porque irrumpieron fenómenos nuevos, como las famosas redes que incorporaron una nueva forma de participación, especialmente de los jóvenes. Será también porque al Partido Nacional le pareció que con lo ocurrido hasta el 28 de junio ya corría con ventaja. Será por todas estas cosas y por otras que habrá que seguir analizando, pero lo cierto es que el Frente Amplio no triunfó el 29 de noviembre por los fracasos de los adversarios ni por lo atractivo de un discurso. Triunfó fundamentalmente por lo que hizo en este periodo de gobierno. El propio presidente electo, a su manera, lo terminó de reconocer la noche de la victoria al decir que el actual gobierno "fue la mejor agencia de publicidad" que pudo tener la campaña del FA.

UN TIEMPO NUEVO, SIN FANTASMAS NI CODAZOS. Ahora se abre otra etapa. Habrá que tener en cuenta que el electorado uruguayo es inteligente y que no soporta cualquier cosa. No soporta ser calificado de "atorrante", no soporta que le agiten fantasmas del pasado, no soporta que lo subestimen.

El tiempo suele embellecer el pasado y, por eso, muchas veces añoramos una época que recordamos como de tolerancia, de respeto y de buenas relaciones. Hasta que algún amigo nos recuerda que hace menos de cincuenta años, cuando recién algunos empezaban a pensar que en este país había lugar para una fuerza política que no fuera ni nacionalista ni colorada, aquí nomás, en San José, un senador herrerista, que luego fue ministro, recorrió los bares y confiterías de la ciudad para que a los comunistas no se los atendiera. Y su requerimiento fue acatado. A muchos de los que tenemos más de 60 años el tratamiento que desde la oposición se le dio al caso Feldman nos devolvió a aquella época.

Pero así como nuestro pueblo ya no soporta aquellos fantasmas, como quedó demostrado el pasado 29 de noviembre, tampoco soporta agresiones y codazos entre compañeros.

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