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IN MEMORIAM. MARIANO ARANA (1933-2023)
Semblanza de un maestro
Por Néstor Casanova Berna
En las aulas universitarias, uno se encuentra con diversas categorías de profesores, todos rigurosamente improvisados en su versación pedagógica (a diferencia de la escuela primaria y del liceo). De un docente universitario, en todo caso, se espera que descuelle en la disciplina que imparte, de la que debe rendir prolija cuenta para acceder al ejercicio de una didascalia que más suele estribar en la exhibición de la sapiencia propia que la transmisión de conocimientos.
Así, hay profesores que abruman con su conocimiento a la vez que afrontan con diversa fortuna el desafío de explicarse. Los hay pacientes y metódicos y los hay pedantes y soberbios. Pero hay quienes detentan conocimientos sutiles y razonamientos complejos, pero, sobre todo, cultivan un cariño especial por el objeto de estudio. El profesor Mariano Arana era uno de los pocos que cultivaba este talante.
No puedo recordar qué orientación historiográfica era la que defendía. No tuve nunca una conciencia muy clara de a cuál de las escuelas estilísticas adhería. Pero lo que sí me quedó más que claro es que amaba con pasión la arquitectura y la ciudad y que las entendía en su íntima interacción. Y contagiaba el sentimiento de que la belleza, el buen hacer constructivo y la perduración en el tiempo histórico eran rasgos de legítimo deseo en el trabajo de transformar el ambiente para la humana habitación.
Puede ser que, en definitiva, esta sea la lección de un verdadero maestro: obra según tu criterio, pero amando profundamente aquello que tienes entre manos. Gracias, profesor Mariano Arana por esta única y valedera lección.
Muy cierto Mariano era una persona muy tenaz y manifestaba sus opiniones con mucha fuerza. Amaba profundamente la ciudad de Montevideo que tiene recuerdos gracias a su participación