UN ESTUDIO DE LA CEPAL

Los supermillonarios en la pandemia

El tema. La distribución concentrada de la riqueza personal está tan naturalizada que solo excepcionalmente es motivo de debate y cuestionamiento, aunque hay excepciones. Periódicamente, la CEPAL publica informaciones y análisis sobre la distribución de la riqueza, la más reciente dedicada a la evolución del patrimonio de los supermillonarios, definidos como familias con patrimonio superior a los mil millones de dólares.[1]

El conocimiento de la distribución personal de la riqueza, es decir, del valor de los activos reales o financieros, es relevante por sus múltiples consecuencias sobre la sociedad. 

En la coyuntura actual, la desigualdad de los recursos disponibles repercute directamente sobre la capacidad de las familias para afrontar choques económicos como los provocados por la pandemia. Aún más importante, la medición de la riqueza permite aproximarse a los factores estructurales que inciden en la reproducción de la desigualdad en el tiempo, ya que la misma tiende a heredarse de una generación a otra.

Citando varios estudios, la CEPAL sostiene que la concentración excesiva de la riqueza también puede afectar negativamente el crecimiento económico e incrementar la desconfianza ciudadana en las elites y en las instituciones. 

Los problemas mencionados pueden aumentar si entre los multimillonarios existe una mayor cantidad de riqueza heredada, situación bastante prevalente en América Latina. Lo mismo ocurre cuando el patrimonio se ha obtenido o incrementado gracias a conexiones políticas o en el aparato del Estado, entre ellas mediante el acceso a información privilegiada, el tratamiento preferencial en los negocios con el Estado y la obstrucción de la competencia. 

Finalmente, la alta concentración del patrimonio en América Latina puede constituir una oportunidad para generar un flujo adicional de recursos fiscales, ya que los más ricos no habrían tenido cargas tributarias acordes con su nivel de riqueza y de ingresos.

La información. Basado en datos de la revista Forbes, el estudio de la CEPAL identifica a 107 multimillonarios con una riqueza total de 446.600 millones de dólares distribuidos en siete países de América Latina.

Según datos del año anterior, 2020, los milmillonarios poseían alrededor del 3% de la riqueza de la totalidad de los hogares de esos países, observándose la mayor concentración en Argentina (4,7%) y Brasil (3,8%). A su vez, la relación entre el patrimonio medio de los milmillonarios y el del resto de la población evidencia disparidades impresionantes: en promedio, un milmillonario acumulaba cerca de 149.000 dólares de riqueza por cada dólar del que, en promedio, disponían el resto de las personas. 

El patrimonio de los superricos latinoamericanos disminuyó 19% entre 2019 y 2020, pero aumentó 41% el año siguiente; en consecuencia, en 2021 el patrimonio de los multimillonarios creció 14% respecto a 2019.

En cuanto a Uruguay, uno de los artículos sobre la distribución de la riqueza publicados por Vadenuevo concluía así.

[…] los estudios disponibles ponen en evidencia el alto nivel de concentración de la riqueza en una parte reducida de la población y la herencia como principal determinante de la misma. 

Frente a la concentración de la riqueza y del ingreso, muchos estudiosos del tema y, sorprendentemente, también organismos internacionales, vienen proponiendo el aumento de los gravámenes a las fortunas y a los ingresos más robustos y, paralelamente, mayor gasto social, incluyendo la educación y la salud. Dichas medidas impositivas deberían ser implementadas urgentemente debido al aumento del gasto público y el desequilibrio fiscal derivados de la pandemia. 

*****

En medio de la marejada de informaciones disponibles, la destinada a conocer la distribución personal de la riqueza es imprecisa y limitada, pero, un detalle importante: los estudios se han hecho más frecuentes a medida que se difunde la sensibilidad acerca de los impactos negativos de la distribución concentrada de la riqueza sobre las oportunidades de las personas, su capacidad para enfrentar riesgos y su influencia política y social. Algo que atañe particularmente a los países de América Latina.