Ana Campi

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PANORAMA ACTUALIZADO

 Publicado: 05/07/2023

Los procesos migratorios en América del Sur. Especial referencia al ámbito Mercosur y Estados Asociados


Por Cristina Retta


Introducción

América del Sur ha sido y continúa siendo una región de origen, destino y tránsito de migrantes internacionales de diversas procedencias. No obstante, desde principios del siglo XXI, las migraciones internacionales en América del Sur presentan variaciones respecto de la dirección, intensidad y composición de los movimientos de población. Hoy encontramos flujos simultáneos de emigrantes, inmigrantes y refugiados o solicitantes de refugio dentro de dicho territorio. 

Como datos a considerar, tomando en cuenta la región Mercosur y Estados Asociados se señalan: la intensificación de los intercambios de población intrarregional; el crecimiento y diversificación de los países de origen y destino de la inmigración extrarregional; y la persistencia de la emigración extrarregional. Entre el 2010 y el 2015 la migración de sudamericanos dentro de la región creció en un 11%. A su vez, el promedio regional de la inmigración es del 2,1% sobre el total de la población, mientras que el promedio regional de la emigración es del 5,4% sobre la población total.

Se mencionarán, en primera instancia, las principales bases institucionales que se fueron consolidando con el correr del nuevo siglo y su enfoque en relación a la cuestión migratoria. También se hará hincapié en los efectos que representó la irrupción de la pandemia de Covid-19 en el fenómeno migración, al igual que el aumento de los cruces irregulares de migrantes extra regionales y sudamericanos y lo que ello significa en el campo de los derechos humanos.

Por otra parte, se analiza el alcance del otorgamiento de residencias (temporarias y permanentes) otorgadas en el marco del Acuerdo de Residencia del Mercosur (período 2009-2021) y su comparación con otras medidas de regularización para población extrajera cuyos países de origen no adhieren al mencionado acuerdo MERCOSUR (ejemplos: Visa de Responsabilidad Democrática en Chile, 2018; o Portaría Interministerial N.° 9 en Brasil, 2018; Visa de Reunificación Familiar, Chile, 2018).

En atención a estos datos con foco en América Latina/Mercosur, podrá auspiciarse una reflexión crítica a nivel del Foro, que considere el impacto socio-cultural y económico de estos movimientos migratorios según las regiones. Se hará mención también a los efectos de la evolución del cambio climático y la emigración, aunque este tema requiere un tratamiento en profundidad que considere un enmarque global y no solo continental. 

Bases institucionales

La Conferencia Suramericana sobre Migraciones (CSM) ha acompañado los cambios de políticas migratorias en la región de los últimos 20 años e intenta profundizar las sinergias con el MERCOSUR, la Comunidad Andina de Naciones (CAN), la Conferencia Regional sobre Migración y otros espacios regionales, al mismo tiempo que reitera su compromiso con la Agenda 2030 y con los Objetivos del Desarrollo Sostenible. Con ello se busca influir en la evolución del Pacto Mundial para una Migración, Segura, Ordenada y Regular, y estar a tono con el Pacto Mundial sobre Refugiados.

Por otro lado, la Red Iberoamericana de Autoridades Migratorias (RIAM) fue creada en 2012 y se constituye como un espacio de intercambio de buenas prácticas y cooperación entre las autoridades migratorias que participan. Los países miembros son: Argentina, el Estado Plurinacional de Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, España, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y la República Bolivariana de Venezuela. Los países asociados son Australia, Canadá, Estados Unidos y Reino Unido.

La RIAM tiene por objetivos el intercambio de información y capacitaciones, junto a la unificación de criterios y medidas respecto a delitos internacionales que afecten a personas migrantes, como la trata de personas y tráfico de migrantes y la falsificación de documentación en la región, según los marcos legales y normativas de cada país.

A su vez, el Proceso de Quito se originó en 2018 con miras a generar intercambio técnico, de información y de buenas prácticas en torno a la movilidad humana de los migrantes y refugiados venezolanos en América Latina y el Caribe. Sus declaraciones no son vinculantes, y está integrado por Argentina, Brasil, el Estado Plurinacional de Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guyana, México, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay. Cuenta con un grupo de países amigos compuesto por Alemania, Canadá, España, Estados Unidos, Francia, Países Bajos, Italia, Reino Unido y Suiza.

El Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de Naciones Unidas (DAES), analizando la población migrante en América del Sur a mediados de 2020, concluyó, como estimaciones generales, que existen tres patrones migratorios principales: la emigración de nacionales sudamericanos y sudamericanas fuera de la región, la inmigración intrarregional y la inmigración proveniente de otras regiones. Entre 2015 y 2020 hubo un aumento de 5,8 millones en el número total de emigrantes de origen sudamericano a nivel mundial, lo que implica un crecimiento del 49%.

Los países con mayor población emigrada fuera de sus territorios son, en primer lugar Venezuela, con 5,4 millones, seguida de Colombia, con 3 millones, y en tercer lugar Brasil, con casi 1,9 millones de emigrados y emigradas a mediados de 2020.[1] Según datos del DAES, el carácter intrarregional de la migración en América del Sur es del 79%, y es de origen sudamericano. También ha aumentado el número de migrantes residentes en la región, tanto extrarregionales como sudamericanos (período 2018-2022), pasando de 6 millones a casi 11. Los países con poblaciones extranjeras más importantes en términos cuantitativos son: Argentina, 2.3 millones; Chile, 1,6 millones; Colombia, 1,9 millones; y Perú, 1,2 millones.

Según cifras del DAES 2020, la población migrante en América Latina originaria de otras regiones representa el 21% de la migración total. Las principales nacionalidades son la española, la haitiana, la italiana, la portuguesa, la estadounidense, la china, la japonesa, la cubana y la dominicana.[2]

Población migrante y emigrante por país a mediados de 2020 (Fuente: Elaborado en base a datos del DAES, 2020.)

Tendencias migratorias en épocas de excepción

La pandemia de Covid-19, con sus subsecuentes restricciones a la movilidad, sus consecuencias socio-económicas y el estado de riesgo que implicó para la salud de las gentes, generó cambios en los patrones de movilidad humana, redinamizando los ya existentes y planteando nuevos desafíos en materia de gobernanza migratoria en la región. Pese a ello, entre 2020 y 2021, la migración de ciudadanos venezolanos a países sudamericanos se dio a un ritmo menor que en años previos, pero de forma sostenida: en febrero 2020, se registraba en la región un total de 3,7 millones de personas migrantes y refugiadas venezolanas y en 2021, eran 4,5 millones, lo que representa un aumento de un 20%.

En base a estos datos se desprende que la pandemia de Covid-19 ralentizó de forma muy relativa estos flujos migratorios aunque sí implicó la necesidad compulsiva de las medidas preventivas pertientes. Las medidas dispuestas por los gobiernos para preservar la salud de la población se reflejaron tanto en los permisos de residencia otorgados como en los movimientos internacionales.

De acuerdo a los datos disponibles, Argentina, por ejemplo, muestra una importante baja en el total de residencias temporarias y permanentes entregadas en 2020 con respecto al año 2019. En tanto que para Chile y Brasil, pese a manifestar caídas en los valores totales de residencias otorgadas, los valores siguieron siendo elevados en 2020 y para el siguiente año, 2021, según las cifras disponibles, se observa un repunte en el número total de residencias, debiéndose a la flexibilización, a las restricciones de movilidad internacional. A su vez, las tendencias emergentes y aquellas redinamizadas por la pandemia, muestran que existen tránsitos irregulares desde América del Sur hacia el Norte del continente. Dichas irregularidades refieren a falta de documentación, cierre de fronteras y requisitos sanitarios.

Evolución interanual del total de residencias otorgadas para el período 2015-2021[3] (información proporcionada por las autoridades migratorias y ministerios sudamericanos con jurisdicción en la temática, 2021).

Tránsitos irregulares de fronteras

Hay que considerar el incremento de los cruces irregulares por parte de migrantes extrarregionales y sudamericanos por la frontera entre Colombia y Panamá, por la zona del Darién, con el propósito de llegar a Norteamérica, lo que implica graves riesgos y amenazas para su integridad física y sus derechos humanos. Según cifras oficiales del Servicio de Migraciones de Panamá (SNM), en 2021 se registraron un total de 134.000 cruces irregulares. El 62% de los mismos fue de nacionalidad haitiana (muchas de estas personas habiendo residido de manera regular en países sudamericanos como Chile y Brasil); le siguen los cubanos con un 14%. También se registran nacionalidades sudamericanas (venezolana, colombiana, argentina) y de otros continentes como África (senegaleses y ghaneses) y Asia (india, uzbeka y bengalí). Las largas trayectorias implicadas en estos desplazamientos (muchas comenzando desde Chile y Brasil), representan fuertes riesgos para estos migrantes y refugiados dado el uso de redes de tráficos de migrantes y por las condiciones en las que estos viajes se realizan.

Evolución del total de residencias por país, período 2015-2021[4] (información proporcionada por las autoridades migratorias y ministerios sudamericanos con jurisdicción en la temática, 2021).

Principales nacionalidades receptoras de residencias, por país, período 2015-2021[5] (información proporcionada por las autoridades migratorias y ministerios sudamericanos con jurisdicción en la temática, 2021).

Tendencias migratorias en la primera mitad de 2023

Según el informe de febrero 2023 de ONU Migración, no se evidencian grandes cambios respecto al informe del año anterior citado reiteradamente en esta exposición. Así se expresa que:

Los grandes movimientos migratorios del continente americano mostraron un incremento considerable durante el 2022 en comparación con años anteriores. La frontera terrestre entre Panamá y Colombia mostró un aumento interanual del 86%, con un total de 248.284 entradas irregulares. El número de encuentros en la frontera Suroeste de Estados Unidos aumentó 27% (total 2.577.669) comparado con el 2021, con nacionalidades suramericanas apareciendo por primera vez entre las nacionalidades principales. Los movimientos han aumentado por la pandemia de Covid-19 y sus efectos económicos adversos, que han llevado a migrantes estancados y previamente residiendo en otros países del continente a realizar viajes peligrosos. Factores adicionales incluyen cambios reales y percibidos en las políticas, inseguridad alimentaria exacerbada, inestabilidad política y violencia en algunos países de origen y vulnerabilidades relacionadas a la degradación ambiental y desastres, entre otros. Los traficantes de personas se han aprovechado de esta situación para explotar a migrantes en movimiento.

De manera complementaria a los movimientos irregulares, la región también experimentó un incremento en los movimientos regulares entre algunos países. Por ejemplo, de 2021 a 2022 hubo un incremento del 22% en la cantidad de visas H2-B otorgadas a migrantes, para empleos no relacionados con agricultura. La cifra total pasó de 87.047 visas H2-B a finales de 2021 a 106.016 para finales de 2022. Durante enero y febrero de 2023, 18.000 nacionales venezolanos y 12.000 nacionales ecuatorianos ingresaron a Panamá, de manera regular, principalmente desde puntos de entrada aéreos.

El inicio del 2023 también ha mantenido esa tendencia en la mayoría de fronteras excepto la estadounidense. Los venezolanos son quienes tienen un papel protagónico en los grandes movimientos de las Américas, impulsados por la compleja situación en su país de origen y en los países de tránsito. Otras nacionalidades relevantes en estos grandes movimientos durante el 2022 e inicios del 2023 han sido haitianos, cubanos, nicaragüenses y ecuatorianos en su ruta hacia América del Norte.

A enero del 2023, el 20% de las residencias registradas en Brasil correspondían a nacionales de la República Bolivariana de Venezuela. En Uruguay, durante el 2022, se estima el mayor saldo migratorio en el último quinquenio, con un dominio importante de venezolanos. Paraguay y el Estado Plurinacional de Bolivia se han mostrado como países de tránsito hacia el Cono Sur, especialmente Chile. En Uruguay, Perú y Colombia los datos de entradas son mayores que los de salidas de migrantes, lo que puede indicar una mayor tendencia a permanecer en esos países por más tiempo.[6]

A modo de conclusión

Dada la precedente exposición basada en datos empíricos, ha quedado reseñada la complejidad que reviste este tema migratorio y las diversas aristas por las que puede ser abordado. Como dijimos en la introducción, conviene discutir el impacto socio-cultural y económico que estos flujos migratorios traen aparejados según las diversas regiones y las diferentes medidas asumidas a nivel de los gobiernos para hacer frente a ellos. Asimismo, conviene sugerir en la discusión formas viables de evaluar positivamente estos cambios que se están viviendo en nuestras sociedades.

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Como un elemento más para auspiciar los comentarios críticos de este Foro, proyectaremos un audiovisual corto realizado el 27 de marzo de 2021 en el marco de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de la República Oriental del Uruguay: Emigrantes en estado de excepción.

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