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UNA INVITACIÓN A UN MUSEO PECULIAR
Visita al Centro Histórico y Geográfico de Soriano
Por Fernando Rama
El Sr. Emilio Hourcade, colaborador de nuestra revista, integra el colectivo de animadores del Centro Histórico y Geográfico de Soriano, una iniciativa que tiene 58 años de antigüedad. Gracias a sus buenos oficios pudimos visitar el museo el pasado lunes de Carnaval. Concurrí con mi hijo mayor, el Ing. Álvaro Rama, que reside en Mercedes. Fuimos recibidos con entusiasta cortesía por el actual presidente el Centro, Prof. Sergio Smaldone y por otro integrante de la directiva, el Esc. Alfonso Arias.
La iniciativa de fundar un museo surgió a partir de los aportes de los profesores Telésforo Book, Santos Pires y Washinngton Lockhart y fue creciendo a lo largo de los años con los aportes de muchos habitantes de Soriano, especialmente mercedarios. Se trata de una iniciativa privada y es de lamentar que no sea posible disponer de al menos un funcionario que permita mantener el recinto abierto al público. La institución edita con cierta regularidad una revista que se puede consultar en http://centrohistoricosoriano.blogspot.com y lleva ya 43 ediciones.
El local, que pertenecía a una congregación religiosa, dispone de varios recintos en cada uno de las cuales se exhibe un muy diverso material que los habitantes del departamento fueron aportando a lo largo del tiempo. Recorriendo las instalaciones uno puede “leer” los distintos estratos etnográficos de nuestra conformación nacional, desde las puntas de flechas pertenecientes a la etnia de los chanaes, que constituían la población original, mezclados con algunos guaraníes, hasta los materiales contemporáneos, incluidos algunos materiales aportados por los actuales partidos políticos del Uruguay. Destacan, por su cantidad y su confección todo tipo de instrumento e implementos de trabajo acumulados a largo del tiempo: boleadoras, cepos, todos los componentes de la cultura gaucha, lanzas utilizadas en las cruentas y frecuentes guerras civiles del siglo XIX oriental, fotografías y dibujos que retratan a varios personajes de nuestra historia.
El Centro dispone de un espacio apto para conferencias, con cabida para unas cien personas y la colección completa de las actas de las diversas Juntas Económico‑Administrativas que se sucedieron a lo largo del tiempo. Estas Juntas oficiaban de alcaldías y de ellas se puede extraer muchísima información sobre la composición demográfica del departamento de Soriano, sobre el origen de las diferentes familias y sobre las más variadas resoluciones adoptadas en diferentes momentos. Los grandes y prolijos libros contienen, por consiguiente, un vasto material de investigación histórica y genealógica que varios de los allegados al Centro utilizan regularmente. También el museo es visitado con frecuencia por escolares y liceales y constituye, en sí mismo, un valioso material didáctico para el aprendizaje de nuestro pasado.
Sin embargo, el objeto que llama más atención es la maqueta de la ciudad de Mercedes de 1834, es decir apenas comenzada nuestra vida como país independiente. Confeccionada por el Esc. Arias a partir de un detallado plano de la época está realizada a escala y es posible visualizar cada una de las construcciones que estaban en pie en aquel momento. La mayoría de las casas están hechas con materiales pobres aunque hay algunas donde puede verse su estructura en ladrillo. La reproducción de la ciudad en esa fecha permite conocer uno por uno a quienes la habitaban y llama la atención la gran cantidad de brasileños, paraguayos y argentinos que residían en Mercedes en aquella temprana existencia. No faltaban, por supuesto, los oriundos de la Banda Oriental y los pobladores españoles.
Esta composición demográfica refleja los avatares de nuestra historia: la época colonial, el período artiguista, los años de la Cisplatina, el constante intercambio de población con la provincia de Entre Ríos y la influencia siempre presente del Gobierno del Buenos Aires en todo el proceso de nuestra independencia.
La maqueta muestra claramente la conformación del terreno, con su suave pendiente hacia el río Negro y el viejo puente que unía la tierra firme con la gran isla situada frente a Mercedes.
Por supuesto que el centro de atención lo concitan dos o tres edificios emblemáticos. En primer lugar la Capilla Nueva, punto de partida fundacional de la ciudad; también el edificio donde se supone que residió Artigas durante un tiempo y la casa donde probablemente se alojó Larrañaga en el largo viaje que dio origen a su libro, al que nos referiremos más adelante.
Dos circunstancias convergieron para que la ciudad terminara de conformarse llegando a ser la capital del Departamento de Soriano, de acuerdo a la decisión adoptada por Artigas el 3 de febrero de 1816, que aprueba la división de la Provincia Oriental autónoma en seis departamentos. De acuerdo a esta resolución integran dicha unidad geopolítica la villa Santo Domingo de Soriano y la Capilla de Mercedes y San Salvador.[1] La primera y decisiva circunstancia fue la opción adoptada por el cura Manuel Antonio de Castro y Careaga de trasladarse desde Santo Domingo de Soriano a la zona que hoy ocupa Mercedes. Este cura comienza a edificar una capilla para prestar servicios a los crecientes feligreses que transitaban la zona. De ahí que el primer nombre de la ciudad sea el de Capilla Nueva. Existe toda una disputa acerca de la fecha en que se inició la construcción de la capilla, lo que ha generado dudas en torno a la fecha exacta de la ciudad. Lo cierto es que las variantes oscilan entre 1788 y 1792, existiendo diversos testimonios a favor de una u otra fecha. En el aporte de la historiadora mercedaria Elisa Menéndez, que recoge el libro de Barios Pintos, se relatan en pormenor las idas y venidas del cura Castro y Careaga para instalar la Capilla Nueva, luchando contra el cabildo de Santo Domingo de Soriano que no quería dejarlo partir. Lo cierto es que el 29 de mayo de 1790 se celebró la Dedicación de la nueva Iglesia. José de Sanvicente fue el primer juez comisionado en el lugar.
Por aquellos días de la apertura de la Capilla Nueva, el paso a través del Río Negro no dejaba de crecer. Según Sanvicente, siempre según el testimonio de Elisa Menéndez, por ahí pasaban toda clase de gentes, de Paraguay, de Corrientes, de Santa Fe y de Misiones, con destino a Montevideo y otros parajes de la Banda Oriental. El Prof. Arbelio Ramírez también estudió el tema de la larga lucha de los mercedarios para liberarse de la tutela de Santo Domingo, generalmente apelando a la autoridad del Virrey bonaerense. Recién en el período 1823‑25 Mercedes logra emanciparse definitivamente de la primera población establecida en nuestro territorio que fue Santo Domingo de Soriano.
Además del empeño del cura Castro y Careaga, verdadero fundador de Mercedes, otra circunstancia que aceleró el arraigo de una población en dicho lugar fue el accionar de Bernardo Quadra, quien obtuvo el privilegio de tener una canoa para el paso de la Calera. Más adelante, ya en marzo de 1800, el número de estancias existentes al norte del Río Negro multiplicó en mucho el número de transeúntes que llegaban en carretas cargadas de efectos personales. El crecimiento del tráfico entre ambas orillas favoreció a Bernardo Quadra y a sus hijos, que pasaron a disponer de dos canoas para el transporte a través del Hum.
Vale la pena consignar otros tres temas más que son, a mi juicio, de interés. El primero de ellos refiere a la importancia que tuvo la Capilla Nueva como centro de la acción revolucionaria artiguista. El propio Artigas partió de la Capilla Nueva en su viaje a Buenos Aires y ese mismo año llegó al lugar, designado por el gobierno de Montevideo, el alférez de Blandengues Ramón Fernández, al mando de 22 hombres. Días más tarde, el patriota Pedro Viera, uno de los iniciadores de la “admirable alarma” iniciada a orillas del arroyo Ascencio, informaba a Buenos Aires que disponía de 400 hombres dispuestos a atacar Mercedes como parte de la acción revolucionaria desplegada en todo el territorio de la Banda Oriental. Durante la toma de Mercedes fue apresado Ramón Fernández, que adhirió al movimiento artiguista. El 11 de abril de 1811 Artigas llegó a Mercedes y estableció allí su primer cuartel general. Desde allí lanzó su conocida proclama que culmina con estas palabras: “A la empresa compatriotas que el triunfo es nuestro: vencer o morir sea nuestra cifra; y también, tiemblen esos tiranos de haber excitado nuestro enojo, sin advertir que los americanos del sud están dispuestos a defender su patria; y a morir antes con honor que vivir en la ignominia en afrentoso cautiverio”.
El 7 de septiembre de 1811 llega a la capilla de Mercedes Mariano Vega, con tropas destinadas a defenderla de las tropas españolas, que habían tomado Colonia, al tiempo que Venancio Benavídez se adueñaba de San José. En esta comitiva y en carácter de funcionario administrativo del gobierno patriótico estuvo Bartolomé Hidalgo, al famoso fundador de la poesía nacional.
En enero de 1914 acampó en Mercedes el coronel Fernando Otorgués, quien dirigirá la campaña militar destinada a recuperar la ciudad dominada por los porteños. También en 1814 se hallará en Mercedes la división al mando de Fructuoso Rivera. Fue finalmente la decisiva victoria obtenida en Guayabos el acontecimiento que expulsó a las tropas bonaerenses.
El segundo aspecto que queremos consignar es la visión que el presbítero Dámaso Larrañaga dejó de Mercedes, en su Diario del Viaje de Montevideo a Paysandú. Larrañaga llegó a Mercedes el 7 de junio de 1815. En el diario se destaca la apreciación muy positiva que hace el viajero sobre la situación de la ciudad y la fertilidad de sus tierras. También elogia los cuidados proporcionados a la capilla, la calidad del agua del río a esa altura, la presencia de árboles desconocidos por él y de los cuales tomó algunas muestras, al tiempo que se queja de la falta de comida y de las malas condiciones de la casa que le fue asignada, en especial por la abundancia de pulgas.
El tercer elemento al que pretendemos referirnos brevemente es la influencia del Reglamento Provisorio para el arreglo de los campos en la distribución de la propiedad de la tierra en aquellos parajes. Nos guiaremos por los datos que proporciona el libro “La revolución agraria artiguista”.[2]
Sin entrar en los complicados pormenores que culminaran en la revolución agraria artiguista, sin lugar a dudas su política socio‑económica más radical y democrática, podemos extraer del libro citado algunos de los personajes más importantes que participaron en la feroz disputa por la propiedad de la tierra en la zona de lo que hoy es el Departamento de Soriano. Entre los propietarios de origen español poseedores de grandes extensiones encontramos a Francisco Albín, Miguel de Azcuénaga, Pedro Manuel García, Juan de Alagón y Julián de Gregorio Espinosa. En el bando de los beneficiados por la política agraria artiguista se destacan el paisano Encarnación Benitez, “patriota valiente y querido por todos”, que fue el encargado de transmitir al Cuartel General de Artigas ”el ánimo radical de aquellas masas hambrientas de patria y de tierra”. El otro luchador artiguista que tuvo relevancia en hacer cumplir las cláusulas del Reglamento fue Manuel Durán. Debe tenerse en cuenta que las directivas del Jefe de los Orientales se cumplieron a lo largo de sólo dos años, 1815 y 1816. El proceso fue interrumpido, como es sabido, por la invasión portuguesa y las terribles guerras que se prolongaron durante cuatro años hasta el resignado exilio de Artigas al Paraguay.
Es así cómo, al examinar la maqueta exhibida en el Centro Histórico que visitamos, nos preguntábamos cuáles de esas propiedades habrán tenido por origen el reparto de suertes de estancias para los más necesitados que Artigas visualizó como culminación de aquella “admirable alarma” nacida a orillas del arroyo Ascencio.