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POR AHORA, POCAS CHANCES PARA EL DEBATE

 Publicado: 07/03/2018

El Frente Amplio y la educación


Por Ernesto Piazza


Si el Frente Amplio (FA) pretende continuar desarrollando su programa de gobierno en los próximos años no solo deberá reafirmar el rumbo que se trazó ‑que ha tenido múltiples confirmaciones‑ sino también encarar transformaciones que le ha costado desplegar. Por su importancia y por los retrasos que en el propio FA se reconocen, la educación bien podría ser su mayor desafío. Al respecto, resulta preocupante que en esa organización política ‑no así en ámbitos de análisis y propuesta extrapartidarios donde participan frenteamplistas‑ la producción de ideas sea escasa. Al menos según lo que ha trascendido hasta ahora.

El documento sobre educación[1] aprobado por la Mesa Política Nacional el 18 de agosto pasado enuncia varios propósitos que pocos podrían rechazar, pero no aventura nuevas ideas sobre los contenidos de la educación y sus múltiples vínculos con la cultura, la construcción de ciudadanía, el trabajo, la innovación y la tecnología, el desarrollo de la sociedad en sus diversos aspectos.

Acá se hará especial referencia a ese trabajo ya que, como Frente Amplio, es el último aprobado y podría estar indicando el estado de situación del tratamiento del tema en la orgánica. No se desconoce que las unidades temáticas recién están comenzando sus reuniones en esta etapa, pero la educación es un asunto cuya importancia el Frente viene subrayando desde hace mucho y acerca del cual cabría esperar que la elaboración fuese mayor.

GENERALIDADES

Se advierte que “fueron contenidos (en el documento) aquellos insumos genéricos y sintetizadores de visiones heterogéneas, por eso quizás no encontremos algunas propuestas de carácter reivindicativo y/o programáticas, dada la naturaleza y el objetivo al cual se dirige esta etapa de trabajo colectivo”. Sin embargo hay conceptos generales que mucha gente podría buscar en un material de este tipo y que no se encuentran. Y si hay más de una visión dentro del FA (lo que sin duda sucede), deberían dejarse las constancias correspondientes si de lo que se trata es de un material en etapa de “borrador” redactado como base para el intercambio de ideas y disparador de propuestas. Esa base se muestra en un nivel deficitario.

Pero, además de que en la frase citada se admiten los rezagos y las diferencias internas, todo el material pone de manifiesto escasa vocación propositiva, lo que no se subsana machacando con definiciones generales más propias de la declaración final de un congreso que de un material de trabajo sobre un tema específico, por vasto y complejo que sea.

EDUCACIÓN Y DIÁLOGO

“Un Plan Nacional de Educación (…) deberá contar con un fuerte consenso social y político, que permita que se transforme en una política pública que trascienda los distintos gobiernos”, afirma el documento. Sin embargo no se entiende cómo aportar a la construcción de ese “fuerte consenso social y político” cuando en otro párrafo se deja poco lugar ‑si es que se deja alguno‑ para otras visiones: No permitamos que otros nos digan cuál es la Educación que nos merecemos”.

No es el único lugar en las siete páginas del trabajo donde se manifiesta falta de voluntad de diálogo, incomprensión sobre el carácter de política de estado de la educación, escaso énfasis en la necesidad de buscar acuerdos en el sistema político y estrechez en la manera de concebir el diálogo, en especial con quienes piensan diferente.

OMISIONES

ENSEÑANZA MEDIA. El material exhibe omisiones demasiado notorias. Si bien se mencionan avances de estos últimos años, lo que, sin duda, resulta justo y necesario reconocer, no se plantean prioridades ni se acentúan debidamente aspectos deficitarios que merecerían un énfasis especial. Tal el caso de la enseñanza media, donde no todo es un desastre, donde se ha ampliado mucho la matrícula, donde se ha mejorado en locales y en otros rubros, donde se ha avanzado en la inclusión de la agenda de derechos, pero donde, también, hay visibles retrasos en los resultados y elevados porcentajes de deserción. O sea, una situación muy preocupante que debería estar especialmente marcada (y no solo mencionada al pasar) en un documento sobre enseñanza, incluso en uno tan amplio como este.

También en los otros niveles de la educación hay problemas, aunque tal vez no alcancen la dimensión que tienen en secundaria. Y en todos los niveles, incluso en la enseñanza media, como se ha señalado, hay logros. Logros importantes en los cuales respaldarse para avanzar en la superación de los problemas. También hay que afirmarlo, porque si hay una materia en la que son peligrosos los planteamientos maniqueos y unilaterales, ella es la educación.

EDUCACIÓN/TRABAJO. Otro ejemplo de omisiones: no se habla –salvo una alusión al pasar– del trabajo, o de la relación entre educación y trabajo, sobre todo en un texto que menciona innecesariamente muchas cosas que, aunque importantes, no tienen conexión directa con las tareas de educar y de aprender. Una digresión a propósito de ese vínculo educación/trabajo: el país sigue teniendo una sobreproducción de abogados (cuya necesidad en una sociedad no podría negarse) mientras hace falta gente formada en agropecuaria, informática y otras áreas especialmente ligadas a nuestras mayores posibilidades de desarrollo, varias de ellas con desocupación negativa. Sin duda que es un asunto que tiene mucho que ver con la enseñanza, aunque no sea responsabilidad exclusiva del sistema de educación.

AFIRMACIONES DISCUTIBLES (Y NO DISCUTIDAS)

Contrastando con la vaguedad conceptual del material, hay definiciones sobre cosas que los frenteamplistas no han discutido y que muchos seguramente cuestionarían, como la idea de que los consejos de los diferentes niveles de la educación “deberían estar integrados por estudiantes, educadores, docentes, madres, padres o responsables y representantes de la comunidad”. Antes de hacer propuestas para la integración de organismos, ¿no se debería discutir otras cosas?

 
  • También habría que preguntarse cómo pueden ser aprobadas en los organismos del FA definiciones sobre las que, notoriamente, no hay coincidencias. Ello solo podría explicarse por el propósito de no ingresar en discusiones “difíciles”, que, según se teme, generarían choques o bloqueos dentro del Frente. Con el párrafo siguiente tampoco está de acuerdo gran parte de los frenteamplistas, sin embargo forma parte de un documento aprobado en el último congreso:
  • “… la fuerza política debe trabajar para la construcción de la autonomía y cogobierno para toda la educación pública, apuntando a la participación y poder de decisión real de los actores del proceso educativo a través de los diversos órdenes, en todos los niveles de la educación formal. Entendiendo estos espacios como un terreno en disputa y un primer espacio de socialización política donde estos actores aprenden a debatir, construir y hacerse cargo de las políticas educativas, especialmente importante para el orden estudiantil”.[2]
  • ¿Están todos los frenteamplistas de acuerdo en generalizar la autonomía (habría que saber también con qué alcance) y el cogobierno para “toda la educación pública”? ¿Comparten que haya que concebir esos espacios como “terrenos en disputa”? ¿Cuál es el criterio institucional (en el sentido del republicanismo) que subyace tras estos planteos? Sin embargo, las graves limitaciones instaladas en el FA para debatir han llevado a muchos frenteamplistas a levantar la mano o a abstenerse. O a alejarse de las instancias orgánicas ante las dificultades que perciben para cambiar las cosas. Como se dice ahora: está complicado…

LA INTERNA DEL FA

Seguramente entre quienes intervinieron en la elaboración del documento hay diferentes opiniones. Algunos han de estar de acuerdo con planteamientos que se han hecho en otros ámbitos, como por ejemplo Eduy21 (aunque no se entienda conveniente participar ahí), o también en instancias académicas o incluso al interior de sectores políticos de la coalición. Pero, como es costumbre en el Frente, hay que buscar promedios, consensuar aunque queden afuera cuestiones sustantivas para la definición de contenidos. No es que esté mal en un documento como este dejar por escrito los acuerdos básicos, por generales que sean, pero se está ante un serio problema si ello es la manifestación de trabas para ir más allá, para avanzar en propuestas, incluso ‑como ya se ha señalado‑ dejando registradas las diferentes posiciones.

EDUCACIÓN Y SINDICATOS

Hay cotas impuestas o autoimpuestas en el FA que limitan el desarrollo de ideas y de sus concreciones. No todas son endógenas. También desde fuera llegan condicionamientos. Uno nada menor lo constituyen las posturas mayoritarias en la dirigencia sindical de los docentes, respaldadas muchas veces desde la dirección del PIT-CNT.

Es que, incluso entre frenteamplistas convencidos de que hay en la educación situaciones de bloqueo y de inmovilismo que ciertas conductas gremiales no ayudan a revertir, existe temor de que al criticar la táctica de los sindicatos se puedan erosionar los vínculos con “la base social” del FA (los trabajadores en general y en el caso de la enseñanza los educadores en particular). No es bueno que esa base social, es decir, el conjunto de los docentes, o la mayoría de ellos, aun cuando acompañe los paros, no se sienta representado por criterios de movilización como los que muchas veces predominan.[3]

Una cosa es la solidaridad con los trabajadores, el respeto a sus derechos –por los cuales los gobiernos frenteamplistas han hecho lo que por décadas no se hizo–, y otra diferente es inhibirse en la crítica a medidas de movilización que no solo perjudican la gestión del sistema educativo sino a sus propios trabajadores, a los alumnos y a la población en general, y no deslindarse de ellas expresamente ante la opinión pública.

En el FA no se termina de asumir que el quietismo, las inercias ideológicas, el no tocar lo que está mal aduciendo que se pueden generar problemas internos o con agremiaciones sociales, resultan contraproducentes, fundamentalmente para captar la adhesión y lograr el involucramiento en las transformaciones de las “grandes mayorías nacionales”, como pedía Seregni.

OPOSICIÓN POLÍTICA

Pero los problemas exógenos no terminan en el tipo de condicionamientos externos a los que se ha hecho referencia. También en el campo político existen serias dificultades: hay una oposición más preocupada en marcar diferencias que en proponer (en general, y no solo en educación). Una oposición que no parece dispuesta a dar un paso sin hacer cálculos pensando en 2019 (lo que no quiere decir que esos cálculos sean acertados para sus intereses electorales). Una oposición propensa a apresurarse en calificar y emitir juicios antes de tiempo. Por este lado también se vienen cerrando las posibilidades de un diálogo nacional sobre educación. Aunque este artículo se centra en el Frente Amplio, corresponde dejar constancia de lo antedicho: aquí hay responsabilidades compartidas. El desafío es de todos.

De la misma manera, y como sucede entre los frenteamplistas, también corresponde decir que entre los integrantes de la oposición se han planteado y seguramente se continuarán planteando iniciativas valiosas a tener en cuenta en el debate sobre educación.

EL DESAFÍO

Lo cierto es que el FA tiene problemas para cumplir una de sus funciones fundamentales como organización política: aportar ideas y promover el intercambio sobre los grandes temas, en este caso uno que es clave para la sociedad y el futuro del país.

Si, como se ha sugerido, el documento sobre educación al que se ha hecho referencia expresa los niveles de análisis y de acuerdo que tiene el tema dentro de la estructura del FA, da para pensar que se requerirá mucho trabajo, modestia y amplitud de miras para poder revertir esta situación y aportar.

El 23 de noviembre pasado se lanzó la Unidad Temática–Programática de Educación del Frente Amplio. Cabe esperar que próximamente la organización política que ejerce el gobierno nacional encare con espíritu crítico, talante renovador y audacia intelectual este inmenso tema nacional.

 

[1] Aportes de la Subcomisión de Educación para el Congreso Nacional de Educación (CNE) de la Comisión Nacional de Asuntos Sociales. Documento aprobado por unanimidad por la Mesa Política Nacional el 18 de agosto de 2017. Accesible en la sección DOCUMENTOS de este sitio.

[2] Principios y valores compartidos del Frente Amplio, Lineamientos generales. Plan Político 2017‑2020, documento aprobado por el VI Congreso del Frente Amplio “Rodney Arismendi”, Montevideo, 27 de noviembre de 2016, página 7.

[3] Ver Gonzalo Pereira Casas y Ernesto Piazza, “Gobierno en disputa”, en vadenuevo nº 83.

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