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DILEMAS FRENTEAMPLISTAS
Grandes temas
Por José Luis Piccardo
¿Es viable a mediano plazo que coexistan la riqueza sin límites y la pobreza extrema? No es un mero dilema moral. De la equidad está dependiendo en gran medida la producción sustentable del planeta y las condiciones de vida de la gente. Y que en Uruguay todos puedan tener asegurados la alimentación, el techo y muchos otros derechos. Debería ser posible, pero no lo ha sido hasta ahora.
Con políticas públicas acertadas, se ha podido bajar la pobreza de manera drástica. En los primeros años del siglo, tras la llamada “crisis de 2002”, la mayor de su historia, Uruguay tenía la tercera parte de su población bajo la línea de pobreza. Remontar esa situación fue consecuencia de un esfuerzo extraordinario y certero. Sin embargo, a partir de mediados del siguiente decenio, la cifra de pobreza no tuvo variantes significativas, manteniéndose en torno al 10 por ciento. Esa es la pobreza “dura”, estructural, que se reproduce en los contextos sociales críticos, con bajo nivel educativo en las familias, con jóvenes que abandonan la enseñanza y no se consolidan laboralmente. Contra esa pobreza, el Frente Amplio (FA) no pudo. Es uno de sus grandes debes. Y esa pobreza, al igual que problemas con causas estructurales como la seguridad, entre otros, no se resuelven comparando números de diferentes gobiernos, aunque sea necesario hacerlo para rebatir planteos falsos.
En su último congreso, el FA expresó la voluntad de revertir lo que está mal y lo que no se pudo rectificar en sus gobiernos. Paralelamente, hay estudios muy valiosos (varios hechos por frenteamplistas por fuera de la estructura, lo que también aporta), pero parte de la batalla política consiste en proyectar esas reflexiones en el escenario político. Ya sea como gobierno, cuando al FA le toque, o siendo oposición, porque hay que dar respuestas desde ahora y porque un programa no se construye pocos meses antes de las elecciones.
La izquierda debe ahondar en algunas grandes cuestiones que se relacionan no solo con la vida de la gente hoy, sino con el futuro del país y de las próximas generaciones. Hay temas estratégicos que pueden llegar antes del inicio del próximo ciclo electoral. No puede desconocerse que las reformas de la seguridad social y de la educación, entre otras, están ahí. Tal vez no se aborden, porque, sobre todo la primera, pueden tener un costo político electoral que el oficialismo no desea asumir. Por consiguiente, es posible que al próximo gobierno le toque decidir qué hacer con semejante bomba de tiempo. ¿Tiene el FA posturas unificadas o, por lo menos, suficientemente debatidas sobre esos asuntos? ¿Está planificando un abordaje que, como se ha dicho, debe realizarse en estrecho contacto con la sociedad? Ojalá que sí.
Sobre la educación se conocen opiniones diversas de frenteamplistas que le han destinado tiempo al tema, con reflexiones valiosas, muchas sustentadas en sólidas trayectorias docentes. Pero, que se sepa, no hay una postura unificada sobre el documento Marco Curricular Nacional, aprobado por el Consejo Directivo Central (Codicen) de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), que contó con los tres votos del oficialismo y el rechazo de los dos representantes de los docentes. ¿Qué hubiera votado el FA si hubiese estado representado en ese organismo?
Son varios e importantes los temas que habrá que discutir en los próximos tiempos y acerca de los cuales el FA no tiene posición, o tiene más de una, o tiene pero no ha trascendido a la opinión pública.
Podría considerarse que estos comentarios son propios de una persona ansiosa. Sí, tal vez, pero estos temas suelen aparecer cuando los frenteamplistas se encuentran e intercambian sobre el futuro del país, o entre ciudadanos preocupados por las dificultades de los muchachos para completar Secundaria, o porque se van a jubilar y no saben qué pasará con su pasividad en un futuro incierto.
Se estima desde el FA que, en asuntos como los señalados, el gobierno “es mano” y que cuando articule sus iniciativas -si es que lo hace- ya se tomará posición.
Bueno, todos los desenlaces tienen sus causas. Las tuvieron sin duda los resultados electorales de 2019/2020. Como las van a tener los del próximo ciclo electoral.
Aunque, en realidad, lo más importante no es saber quiénes ocuparán los cargos en la administración del Estado desde 2025. Lo realmente importante es lo que les vaya a suceder a los uruguayos en los próximos años y décadas.
Por ello, desde una mirada algo impaciente y tal vez un tanto escéptica, no necesariamente es malo plantearse ciertas cosas. Seregni miraba bastante hacia el porvenir. Es bueno citarlo y tenerlo presente. Mejor aún es releerlo y reflexionar con él. A lo mejor caemos en la cuenta de que hay cosas que podrían estar más encaminadas en el FA.