Compartir
Ulises
Al pie de las letras
Por osario Ibarra
Sentada espero el momento. Miro alrededor y pienso cómo organizarlo todo.
Me quedaría tumbada mirando el cielo o el techo, no importa, tumbada en mi cama.
Pero tengo nuevamente que emprender el regreso. Regresar implica búsqueda, organización, empeño. Ya sé que es así.
Construí este mundo en el que habito, poblado de historias y risas, de amor ganado palmo a palmo. Antes había construido otro y en ese otro y de cada uno debí salir, renunciar. Y lo hice. El corolario fue que quedé intacta para volver a empezar, regreso y salgo.
En ese ir y venir he bebido el trago amargo, he recibido la sonrisa que después muerde, una mano extendida que después abofetea. Eso lo aprendí; por tanto en ocasiones, voy en puntas de pie, en silencio, por la penumbra.
Emprenderé el regreso y ahora que lo pienso me doy cuenta que he cambiado, puedo pensar en él sin pañuelo, puedo andar ese camino sin que hierva mi sangre ni dude mi pie.
¡He ganado tanto! Sin embargo, añoro mi piel, la que tuve, tan lisa que hasta la brisa la hacía temblar. Sonrío.
Me hago de mi voluntad como de una espada de acero, brillante, punzante, a la que llevo conmigo. Y salgo.