Eileen Sánchez
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AL PIE DE LAS LETRAS
Poemas
Por Gabriel Weiss
1.
Ahora levanto la vista convocado por el milagro del cielo y lo miro con devoción como al vestido transparente de esa mujer que me visita en sueños creyendo ser merecedor de esa gloria unos pájaros irrumpen son una señal volando, recortando el cielo como si fuese seda ¿nadie los ve? ¿nadie los siente? Están cayendo a tierra retazos de luz desde las alturas. Ahora se mueven nubes como olas entrando a una bahía antes de la tormenta y un ángel sin entusiasmo arma un cigarrillo antes de iniciar un concierto abriendo la mañana mientras se va desatando un incendio entre las nubes sigo buscando en vano las nacientes del límpido río de otra vida ábrete corazón elévate al cielo como una ofrenda mientras el mundo se hunde sedal de sueños y las palabras desembocan en una minúscula gota de agua cayendo desde un cielo pintado en un mural de una antigua iglesia
2.
En las arenas blancas de Valizas vigorosa tierra de los muertos Febo purga su crimen restos de caracoles piedras deshechas por la constante molienda de las eras -¿el amor? Un reflejo escapando y apenas lo puedes rozar con la punta de tus dedos- Unas muchachas juegan ajenas al dolor del mundo -lágrimas de ámbar- el cielo es una hoguera donde arden los sueños oye como te llama el mar el señor que hace temblar la tierra De pronto se esfuman las muchachas torbellinos de arena dunas cantoras pájaros como oscuros presagios nos llenan de pesar el alma y naufragan los días venturosos del verano en un remolino incandescente -¿acaso el fuego al que estamos destinados?-
3.
Tus ojos reflejos adriáticos los arpones de un sol cazador atraviesan mi corazón pez serpenteando en aguas muy azules a lo lejos la orilla temblorosas imágenes siempre inalcanzables fragmentos desordenados de sueños olvidados bañistas superfluos sus risas, sus voces descordando el crepúsculo fuego y sangre una tormenta entonces se desata en el horizonte de sucesos de tu alma caballo en estampida entre las nubes centellean bridas de oro, afloran aguas oscuras, desbordadas, napas de la memoria, jauría famélica de perros huesudos corriendo alucinados entre las quemas de una ciudad perdida humo y cenizas, enjambre de sombras engañosas viento luctuoso estigmas ardientes en el cuerpo colgado de un Cristo desolado se abrió por fin la puerta del dios de las dos caras crucigrama incompleto fanal temblando entre las sombras
4.
Sobre la arena blanca, unos cangrejos escriben mientras el viento y el agua no cesan de borrar todos sus signos, antes de esfumarse resplandecen y surcan el cielo, lluvia de esquirlas luminosas, ráfagas de fuego y el corazón se debate dibujando hondas cicatrices extraños escribas-samuráis batallan con la espuma del mar, con el viento con el agua, batallan escribiendo en las arenas blancas ¿escriben que no hay amor sin martirio? ¿escriben sobre el abismo de tus ojos negros? ¿escriben acaso letras de boleros? ¿escriben haikus? ¿cartas de despedida de un suicida? ¿pedidos de almacén? ¿recetas médicas? Escriben sin deseo de perdurar, ajenos a la danza de la memoria, sólo obedeciendo el impulso de una fuerza oscura, arrastrados sin pausas como presos de una corriente turbulenta siguen escribiendo mientras el día cae como un telón de un teatro de mala muerte, vodeviles baratos cabelleras de fuego despidiendo reflejos dorados, cremallera plateada, escorzo, el milagro de tus pies en mi cama, el sol -la cabeza de San Pablo ardiendo y a punto de estallar- se desatan las sombras y galopan furiosas como los fieros visigodos, llegando al campo de batalla, entonces sin aviso previo desaparecen los escribas-samuráis, no podemos leer lo que escribieron -¿ es arena escurriéndose en tus manos?- -¿Es silencio?¿es nada?- pero perduran esos signos en el aire en el agua, en el sonido nocturno de los insectos en la música que mece nuestros sueños
5.
Soñé con un cielo color gualda lustroso como una tonsura romana extrañas imágenes deslizándose como pájaros aturdidos ángeles súbitos, sonaban como ecos extrañas voces de almas perdidas resonantes tacones de travestís en una turbia esquina de la muy fiel y reconquistadora marcapasos de la desolación un corazón abriéndose como una rosa obscena burbujas de jabón flotando en un aire luctuoso a lo lejos el monte sexto aherrumbrado por la lluvia estragado por el húmedo aliento del Plata nos hace evocar el intenso índigo de los mares del sur pienso entonces en tu alma como un bloque de hielo emergiendo de un sueño flotando en aguas negras oh tu rostro -égida sin compasión me transforma en piedra- las sombras se van desplegando como las penas tiñendo de notas aciagas los paisajes del alma, relampaguea el corazón del crepúsculo nosotros meros juguetes de los dioses nos vamos desdibujando hasta desvanecernos como se desvanecen las tormentas de verano como los mismos sueños