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BUROCRACIA, INDOLENCIA Y DESCONTROL: JUNTOS, SON DINAMITA (2)

 Publicado: 01/11/2017

¿Es inevitable la extranjerización?


Por Martín Buxedas


En el reino de las transnacionales

La consolidación del liderazgo mundial de unas pocas, grandes, empresas con presencia internacional está en la base de la explicación de la concentración y extranjerización de las empresas exportadoras en Uruguay, a la que refiere un artículo anterior[2].

Los inversionistas extranjeros controlaban el 71% de las exportaciones uruguayas en 2015, mientras en 2002 le correspondían el 42% (partidas de más de 50 millones de dólares de ventas).  

La profundización del nuevo sistema de cadenas de valor que caracteriza la producción y los intercambios mundiales a partir de la década de los ochenta del siglo pasado tiene como protagonistas a unas pocas grandes empresas, cada una de ellas con presencia en varios países. Como consecuencia de los mayores obstáculos para ingresar, permanecer y desarrollarse en el comercio mundial, esa característica es más pronunciada cuando concierne a los mercados internacionales que a los nacionales.

El acelerado proceso de integración de las cadenas de valor y expansión de empresas internacionales ha sido facilitado por la tendencia de los gobiernos (incentivados por aquéllas) a disminuir los obstáculos al comercio y al ingreso de capitales. También contribuyen las propias trasnacionales, creando barreras que obstaculizan la entrada al mercado de otras empresas, a través de marcas, publicidad y diferenciación de los productos, entre otras.

Como resultado de ese proceso, en la actualidad el 80% de las transacciones internacionales tiene a una empresa de ese tipo como compradora, vendedora o en ambas partes de la transacción.

La concentración en pocas empresas es un rasgo generalizado del comercio mundial. Así, el 5% de las firmas exportadores detentan el 80% de las exportaciones en Uruguay, el 90% en Nueva Zelandia y el 81% en un conjunto de cuarenta países investigados[3].  

Si bien en cada país la consolidación de grandes empresas internacionales en los mercados mundiales tiene características propias, difícilmente Uruguay puede constituir una excepción cuando opta por impulsar el crecimiento de la economía y por lo tanto de las exportaciones.

Más exportaciones y más participación de empresas extranjeras

En Uruguay el cambio más destacado en la estructura empresarial de las exportaciones ha sido el ingreso de inversión externa directa, una parte de la cual destinada a la compra de empresas locales y a la ampliación de la capacidad de producción y comercialización de productos de exportación.

En los primeros quince años de este siglo se combinaron dos condiciones que impulsaron la presencia de empresas extranjeras en la exportación: amplia disponibilidad de fondos financieros y de instrumentos para su canalización, y nuevas oportunidades de rentabilidad en el sector exportador uruguayo. En este aspecto, el aumento de los precios internacionales de los productos agropecuarios y agroindustriales generó expectativas de beneficios en la producción y exportación tanto en inversionistas regionales como en internacionales, modificando radicalmente el escenario anterior, caracterizado por la declinante participación de esos productos en el mercado mundial y la caída tendencial e inestabilidad de sus precios. Las empresas exportadoras que más aprovecharon las condiciones favorables fueron las extranjeras[4].

Contribuyó a la creciente importación de empresas extranjeras en las exportaciones (incluyendo regionales) la política de estímulos a las inversiones adoptada por los gobiernos uruguayos, particularmente las externas, política que alcanzó sus objetivos sólo cuando las expectativas de rentabilidad fueron favorables.

Si bien las elevadas escalas mínimas de producción y las altas barreras de entrada a los mercados caracterizan en general al comercio internacional, ellas asumen rasgos propios en cada mercado. Es así que, en algunas ramas, las empresas uruguayas tienen capacidad para competir, aunque en ninguna alcancen la condición de transnacionales de origen uruguayo. Para ilustrar dichas características se esbozan a continuación los dos sectores más dinámicos de las exportaciones del país en el presente siglo: la celulosa y los granos.

Celulosa: sólo grandes e integradas

La celulosa de fibra corta elaborada en Uruguay es un producto homogéneo cuya competividad por lo tanto está determinada principalmente por los costos totales de la cadena. Impulsados por la competencia, los productores de celulosa de fibra corta han estado instalándose en los países con menor costo de la madera y construyendo nuevas plantas con los estándares más avanzados y escalas cada vez mayores[5].

Los costos y la capacidad de competencia en este mercado se basan en condiciones que pocas empresas reúnen: conocimientos acumulados en la fase de producción y de gestión; acceso a grandes fuentes de financiamiento; aprovechamiento de economías multiplanta y producción de varios tipos de celulosa; y ventajas de participar en varios eslabones de la cadena de valor, incluyendo el papel y su conversión, tableros y otros productos de la madera y la energía.

Es destacable la capacidad de Suecia y Finlandia que, aun siendo economías pequeñas, aprovecharon su riqueza forestal para construir empresas internacionales que forman parte del liderazgo de la industria de la madera y sus productos, así como de sectores conexos como la maquinaria para la cosecha y otras industrias y servicios vinculados.

Diez empresas detentan el 45% de la producción mundial de todos los tipos de celulosa kraft blanqueda, tres de las cuales están presentes en Uruguay (fuente en llamada 5).

Es posible apreciar las diferentes oportunidades para desarrollarse en el sector mencionado a través del caso de la empresa brasileña Klabin, aun cuando no forme parte de las grandes jugadoras a nivel mundial. Klabin ha crecido a partir de una sostenida política de apoyo a la cadena forestal, celulosa y papel, cuyo principal protagonista es el estatal Banco Nacional de Desenvolvimento do Brasil, que mantiene el 4% de las acciones. En junio de 2015 Klabin empinó su crecimiento con la inauguración de una planta de celulosa con capacidad para producir 1,5 millones de toneladas anuales, para lo cual invertió cerca de 2.700 millones de dólares. Estas dimensiones son similares a las de Montes del Plata en Uruguay y a otras de las instaladas en años recientes, aunque menores a las anticipadas para el futuro próximo, por ejemplo las que tendría UPM 2.  En 2016 las ventas de Klabin alcanzaron los 2.197 millones de dólares (cerca de tres veces las de CONAPROLE, la mayor empresa privada uruguaya) y beneficios de 886 millones, que superan el valor de ventas totales de la cooperativa lechera[6]. Klabin está presente en todas las fases de la cadena productiva forestal, celulosa y papel, y mantiene un rasgo importante imposible de alcanzar en Uruguay: destina el 60% de su producción al mercado interno de papel y otros productos del sector.

Granos: liderazgo consolidado, pero…

Cuatro empresas han mantenido el liderazgo del mercado internacional de los granos en las últimas décadas, todas ellas fundadas en el siglo XIX o comienzos del XX: Archer Daniel Midlands (Estados Unidos), Bunge (fundada en los Países Bajos), Cargill (Estados Unidos) y Louis Dreyfuss (Francia). El ingreso en Uruguay de los grandes jugadores del mercado de granos es reciente: Cargill en 2005, Archer Daniels Midland (ADM) en 2004 y Louis Dreyfuss en 2002.

Cuatro empresas controlan el 78% del comercio mundial de granos (Oxfam, 2011)    

El tamaño de las firmas y las características del comercio mundial de granos crean altas barreras a la entrada de nuevas empresas, reforzando así el poder de mercado de las ya existentes. Esas barreras incluyen la información asimétrica, el considerable capital requerido para construir/mantener la infraestructura de almacenaje, movilizar los granos y financiar las operaciones, además de asegurar la presencia en muchos países a los efectos de minimizar los costos tributarios[7].

Una característica adicional de las empresas líderes en el comercio de granos es que operan también en otros eslabones de la cadena y en varias familias de productos. Por ejemplo, Cargill, con valor de ventas equivalentes a 12 veces las exportaciones totales de Uruguay, comercializa productos agrícolas, elabora fertilizantes y alimentos, y procesa animales, ingredientes para fármacos, alimentos y combustibles.

No obstante la estructura concentrada del mercado mundial de granos, unas pocas empresas han estado ganando participación en el comercio, y en el Uruguay firmas nacionales exportan cerca de la mitad de la soja, condición que alcanzan también en otras exportaciones como las de carne vacuna.

En síntesis. Durante la década de oro de la economía uruguaya 2005-2014 crecieron los precios y las cantidades exportadas, pero no hubo milagros: el principal impulso a la producción y comercialización provino de empresas extranjeras que se instalaron comprando firmas nacionales o comenzando desde cero. La concentración del comercio mundial en grandes empresas internacionales que conforman el corazón de las cadenas de valor reduce las opciones de las empresas nacionales, particularmente en países de economía tan pequeña como la uruguaya.

En el próximo artículo se tratarán otros interrogantes asociados a la elevada concentración de inversionistas extranjeros en las exportaciones (y en la economía en general), a los peligros que esto puede significar para la política y la economía del país huésped, y a las opciones al alcance de los gobiernos para enfrentarlos.

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