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ORIGINAL CONJUNCIÓN DE CINE DE ÉPOCA Y FEMINISMO

 Publicado: 03/08/2022

“Retrato de una mujer en llamas”: trazos de un amor imposible


Por Andrés Vartabedian


Que esté escrita, dirigida e interpretada casi exclusivamente por mujeres -los hombres son una mera referencia o una aparición fugaz y su presencia se siente, pero no es física sino cultural-, no nos dice de la mayor o menor calidad de esta película. Sin embargo, sí deja en evidencia cierta intencionalidad, cierta clara postura ideológica: esta es, indudablemente, una película feminista. Y no únicamente por la ausencia señalada, sino también, y fundamentalmente, por el tratamiento de su/s temática/s y por el mensaje que nos propone. ...aun cuando no sea en términos de moraleja.

A fines del siglo XVIII una pintora -Marianne- es contratada para retratar a una joven aristócrata -Héloïse- que vive en Bretaña, Francia. Esta ha retornado recientemente de su estancia de estudios en el convento y su madre la ha prometido en matrimonio a un hombre milanés. Todo dentro de lo previsto para una joven de su época y de su clase social. El conocimiento de la dama a través del retrato es el último paso antes de la aceptación definitiva de aquel. De todos modos, Marianne deberá fingir ser la dama de compañía de Héloïse durante sus paseos diarios, deberá aprovechar dichas caminatas para observarla y deberá pintar por las noches, en ausencia de Héloïse. Nada sencillo. Sin embargo, es la única forma que ha encontrado la madre para concretar su propósito. La futura esposa ha rechazado ser retratada antes y ha logrado arruinar el trabajo de pintores previos. Su disposición al matrimonio no es la mejor.

El vínculo entre la también joven Marianne (Noémie Merlant) y Héloïse (Adèle Haenel), tenso al comienzo, ante los reparos y suspicacias de esta, irá adquiriendo connotaciones amistosas, primero, para transformarse posteriormente en un neto vínculo amoroso, aún a pesar de los temores propios -contexto mediante- de su carácter lésbico y su necesidad de ocultamiento.

Retrato de una mujer en llamas es, en definitiva, una historia de amor. Compartiremos su nacimiento, su crescendo, y su epílogo. También habla del recuerdo, ya que la historia narrada parte de la evocación nostálgica de Marianne. No hay mucho de destacado o de novedoso en ello. Quizá se destaque, sí, por la ubicación espacio-temporal elegida, por su tratamiento entre pictórico y coreográfico de esa trama que sigue la evolución de la relación mencionada -un tratamiento pleno de sensualidad y delicadeza-, por la firmeza en el sostenimiento del tempo elegido para el relato… Y por el plano de igualdad en el que ubica a sus personajes -incluida la criada del caserón en el que se desarrolla la acción principal-. Plano de igualdad que deja de lado clases y jerarquías sociales y que abarca, incluso, la relación entre artista y modelo, deshaciéndose de algún modo de los roles activo y pasivo entre el que retrata y es retratado y ubicando al observado también como observador y, por lo tanto, en creador, al mismo tiempo, de la obra.

He aquí, probablemente, un aspecto de este filme que nos hace pensar en una visión contemporánea de la problemática a abordar muy buscada por parte de Céline Sciamma, su directora y guionista -que incluye también una mirada al aborto y las condiciones en que se produce-. Se nos podrá decir: “toda película de época se acerca a su temática con una mirada contemporánea”, y claro que es correcto; sin embargo, lo que pretendemos significar es la intención expresa de trascender el contexto, no respetando cánones de tratamiento histórico de las situaciones, sometiéndolas a un abordaje anacrónico muy deliberado, cargando así al filme, en cierto modo, de sentido revolucionario. Una apuesta nada menor, si nuestra interpretación es válida.

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