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RUMBO AL OSCAR
"Viudas": mujeres empoderadas
Por Andrés Vartabedian
Un robo millonario se complica y culmina en una fabulosa explosión y la muerte de los cuatro ocupantes de la camioneta involucrada. La Policía parece satisfecha. El prontuario de los asesinados luce impactante. Aunque la motivación parece trascender el mero cumplimiento del deber.
Las cuatro viudas resultantes deberán afrontar una nueva vida, ya sin dependencias. Lo primero será asumir la ocupación de sus maridos y las consecuencias de sus actos, a la par que las de su nueva soledad. La anterior, la vivían acompañadas. Alguna de ellas, incluso, parece despertar a la realidad. No solía preguntar demasiado. La comodidad y suntuosidad de las que disfrutaba, no necesitaban de desarrollados cómos ni porqués.
Inmediatamente, se instalará la tensión: una mafia local afectada pretende cobrar los 2 millones de dólares desaparecidos la noche del robo culminado en muerte. El dinero se ha esfumado. Amenaza a la viuda del líder de la banda y establece un plazo perentorio para recuperar el monto faltante. De lo contrario…
Veronica (Viola Davis), la esposa amenazada, recibirá cierta ayuda; colaboración que su difunto compañero de vida previó en su momento ante la posibilidad de que algo resultara mal. Acto seguido, se pondrá en contacto con las restantes viudas, les explicará la situación y les pedirá que la acompañen en su decisión de afrontar la deuda que sus difuntos maridos dejaron atrás. Un nuevo robo millonario será necesario para ello. Dos de las tres convocadas aceptarán el desafío; asumen que sus vidas también corren peligro. Además, poco les han dejado los ya finitos. La restante, ni siquiera se presenta al encuentro pactado. Ello será el signo de uno de los futuros “giros inesperados” que sufrirá el guión de la película.
Así planteado, Viudas asoma como un thriller más. Un thriller de robos, feminizado, quizá. Existe toda una tradición de buenos thrillers. No habría motivo para que éste no resultara uno más de la lista. Sin embargo, pretende ser más importante que un mero filme de género. Acomete la relevancia. Pretende trascender desde ángulos sociales y raciales. Entonces, involucrará clases sociales, género, política, negros y blancos, etcétera, etcétera… Todo un cóctel de temáticas de primera línea a pedir de boca.
La síntesis argumental “oficial” del filme, refiere a cuatro mujeres con “nada en común excepto una deuda heredada de las actividades criminales de sus difuntos maridos”. Ese “nada en común” comienza a diluirse cuando nos percatamos que todas pertenecen a determinados grupos, minorías, sectores sociales, vulnerados y vulnerables, que vivían la vida que "sus hombres”, de algún modo, habían elegido para sí y a la que, de algún modo también, las habían “arrastrado”, ya sea a fuerza de dinero, golpes o hijos; todo debidamente aderezado con las dosis de “amor” correspondientes -amor del bueno y sincero o, al menos, su falsa idea- y la carga de “protección” para sus vidas que su “debilidad” como mujeres requería y, hasta ahora, nunca sintió como innecesaria. Desde aquí en adelante, las riendas de su vida estarán en sus manos, harán consciente su estado anterior y comenzarán a forjar su propio futuro, ya libres de ataduras. Todo logrado en un mes, a fuerza de circunstancias.
Sumémosle a esto la posibilidad de tornarse millonarias en caso de que su inaugural robo resulte exitoso. Para mayor beneplácito de propios y extraños, el dinero pertenece a ladrones mayores: grupos de poder involucrados en la política por generaciones, o mafiosos que pretenden su inserción en ella. Ambos, blancos unos, negros los otros, inescrupulosos. Ambos, salpicados por la sangre, ya sea derramada por mano propia o a través de terceros. Ambos, aprovechándose de los ciudadanos honestos que pagan sus impuestos. Grupos de poder -que también involucran a caros pastores de iglesias caras-, en plena campaña electoral por un pedacito del territorio político de Chicago.
Veronica es negra, no ha trabajado en mucho tiempo -suponemos que alguna vez lo hizo-, ni siquiera en su hogar, y nada de lo mucho que “posee” le pertenece; Linda (Michelle Rodriguez) es latina y tiene dos hijos a los que mantener, ya sin su magro negocio, el que las deudas le arrebataron; y Alice (Elizabeth Debicki) es una descendiente de inmigrantes polacos, golpeada tanto por su pareja como por su madre, y cuya única salida es la prostitución de alta gama. A ellas se sumará, sin demasiada hesitación, Belle (Cynthia Erivo), una joven afrodescendiente, con una pequeña hija, que trabaja todo el día, corriendo -literalmente- de un lado a otro, y que percibe las injusticias que la rodean.
Steve McQueen (Londres, 1969) es el mismo director de Hunger (2008), Shame, (2011) y 12 años de esclavitud (Oscar en 2013). Hay quienes pretenden seguir viendo en Viudas las dosis de irreverencia, atrevimiento, transgresión y brutalidad descarnada de aquéllas. Lamentablemente, lejos estamos de ello. Incluso de cierta poesía nihilista que parecía acompañar sus historias. Ha elegido el buen entretenimiento, con comentario social y político de cliché y tono aleccionador. Tal vez, para algunos, quede en el recuerdo.
Ficha técnica
Título original: Widows
Reino Unido/EE.UU., 2018, 128 min.
Dirección: Steve McQueen
Producción: Steve McQueen, Iain Canning, Emile Sherman
Guión: Gillian Flynn, Steve McQueen
Música: Hans Zimmer
Fotografía: Sean Bobbitt
Edición: Joe Walker
Elenco: Viola Davis (Veronica Rawlings), Elizabeth Debicki (Alice), Michelle Rodriguez (Linda), Cynthia Erivo (Belle), Liam Neeson (Sr. Rawlings), Daniel Kaluuya (Jatemme Manning), Brian Tyree Henry (Jamal Manning), Colin Farrell (Jack Mulligan), Robert Duvall (Tom Mulligan), Carrie Coon (Amanda).