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TRASCENDENTAL LECCIÓN POLÍTICA DE LA COVID-19

 Publicado: 05/08/2020

Covid-19: el virus que entra por las grietas políticas


Por Omar Sueiro


La Covid-19: un virus fundamentalmente social

La explosión ecuménica del virus se produjo por transmisión de humano a humano[1]. Por ahora no hay medicamento, vacuna o remedio casero alguno que probadamente lo cure o prevenga. El único antídoto que existe es evitar el contacto humano, pues es un virus que vive poco “en el aire”. 

En definitiva, la Covid-19 es un “ser social”, que solo se multiplica cuando la población no sigue las exhortaciones de los gobiernos para que se mantenga una Distancia Física Sostenible (DFS) que evite el contagio.

A diferencia de otras “pestes”, la Covid-19 aúna el triple carácter de altamente asintomática, muy contagiosa de persona a persona y sumamente letal para los grupos más débiles de la población: las personas añosas con enfermedades preexistentes. Estas condiciones hacen que, al no cumplirse adecuadamente con las exigencias de higiene y aislamiento, la enfermedad se extienda muy rápidamente y culmine ocasionando una alta mortalidad entre la gente mayor.

Por otra parte, la realidad ha demostrado que en este caso no es prudente que los gobiernos se decidan por una estrategia “de rebaño”, es decir dejar que el virus se extienda en la población de manera que la mayoría adquiera inmunidad por haber contraído la enfermedad. El resultado no es bueno pues cuando esta enfermedad llega a los ancianos débiles y enfermos, los aniquila rápidamente.

De manera que se hace imprescindible que una gran proporción de la población reaccione con obediencia a las indicaciones de las autoridades y, por ende, mantenga la “cuarentena”[2] necesaria para “inmovilizar al virus”.

El virus y la cohesión social

Cuando se analiza, país a país, el grado de aceptación de la población a las recomendaciones emanadas del gobierno y la evolución del virus, se advierte que existe una correlación inversa entre ambas variables: cuando se aceptaron masivamente las indicaciones gubernamentales, el virus no evolucionó o lo hizo moderadamente, mientras que si hubo caso omiso, el contagio se disparó.

Previamente a examinar algunos casos particulares debemos dejar constancia que no es lo mismo “obediencia” que “cohesión” social. La “cohesión” es producto de un consenso (es decir “acuerdo por consentimiento entre los componentes de un grupo” -Dle RAE-; en este caso los habitantes de un país, que puede ser el caso de Uruguay), y la “obediencia” puede ser consecuencia del uso de la fuerza por parte del grupo dominante (el Partido Comunista chino o el de Corea del Norte, etcétera) sobre las masas..[3]

Las idas y vueltas fueron reiterándose en todo el orbe dado que el tiempo corre a favor del relajamiento de las conductas. La caracterización es el “brote” infeccioso. Aparece la enfermedad, se contagia en el universo inmediato al enfermo, la colectividad reacciona y aísla a los presuntos portadores, el brote disminuye, pero se mantiene alerta y dispuesto a sacar pasaje en el próximo transporte, o sea en el próximo humano que evidencie debilidades.

Estas reacciones se repiten en todo el mundo. Algunas se contuvieron exitosamente y muchas otras fracasaron porque por diferentes razones el esfuerzo de aislamiento no se pudo sostener adecuadamente. No es necesario entrar en detalles sobre lo que ocurre en materia política en diferentes partes del mundo: Estados Unidos, donde el presidente está “enemistado” con todos los gobernadores; Brasil, que es comandado por un imbécil; Chile, donde solo el virus detuvo las manifestaciones antigubernamentales diarias; Bolivia, donde desgobierna un débil contingente militar; Ecuador, etcétera, etcétera, cuyas poblaciones sufren las peores consecuencias del virus que ya nada detiene. 

Un claro ejemplo es el de la República Argentina: el nuevo gobierno de Alberto Fernández tuvo un buen apoyo inicial, pero luego de un tiempo, el sostén se fue deteriorando debido a las necesidades económicas de parte de la población, que necesitó salir a trabajar pues el subsidio recibido del gobierno -y el apoyo privado a través de las ollas populares y los repartos de víveres-, no fue suficiente para cubrir mínimos niveles de vida; circunstancia que fue aprovechada por los intereses políticos y económicos de turno que se dedicaron a ampliar “la grieta” que hace por lo menos  siete décadas asuela la actividad político-gubernamental de ese país, dividido entre “cabecitas negras” peronistas y “gorilas” antiperonistas.

Se ha creado un ambiente de desconfianza ciega en los gobiernos, en todos los gobiernos, el gobierno nacional peronista y los gobiernos provinciales de cualquier orientación. La gente no hace caso al gobierno peronista de la Provincia de Buenos Aires y tampoco al gobernador macrista de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y la pandemia creció de unos cientos de casos a los actuales más de 6.000 contagios diarios, con decenas de muertos y con oscurísimas probabilidades de que a la brevedad colapsen los servicios sanitarios al colmarse la capacidad de los CTI.

Como el Uruguay… ¿no hay?

En Uruguay la cohesión social se dio por un lado “raro”:

- la “mitad más 1%” que votó al nuevo gobierno sexticolor, aprobó sus indicaciones y las “obedeció”;

- la “mitad menos 1%” que votó en su contra, desaprobó las medidas tomadas por el gobierno, ¡pero adoptó conductas sanitarias más radicales! 

¿Por qué se dio esta paradoja?

No bien comenzó a aparecer la Covid-19 en el Uruguay, a principios del año 2020, el gobierno saliente del Presidente Vázquez tomó cartas en el asunto y emitió una serie de recomendaciones al sector sanitario a través del MSP.[4]

El 1º de marzo entró en funciones el nuevo gobierno y, ante declaraciones políticas realizadas por los noveles administradores, el 20 de marzo, el Dr. Tabaré Vázquez, que sabe mucho por médico pero más sabe por político, en una entrevista del programa Intercambio de M24, expresaba que era necesario:decretar una cuarentena total y obligatoria a la brevedad… si queremos cortar con este ciclo vicioso. Hay que cortarlo lo antes posible”. Y afirmaba que si el gobierno demora en decretar esta medida, el costo “será mayor” desde el punto de vista económico. Manifestó su apoyo a “todas las medidas” que había tomado el gobierno liderado por Luis Lacalle Pou, pero sostuvo que el número de afectados “sigue creciendo” y opinó que “hay que tomar cuanto antes esta medida radical”. “Si no tomamos medidas serias, esto va a ser más largo y más impredecible”, añadió.

Otra de las medidas que consideró necesario implementar -”que ya se está haciendo”- es testear a la mayor cantidad posible de personas con síntomas, dado que así pasan “de ser casos de portadores desconocidos a portadores conocidos”. “Hay que tomar conciencia. A medida que crece el número de afectados -cada día tenemos 20 o 30 casos más- aumenta la población de riesgo”.

¿Qué hay que hacer? Aislar a las personas, sostuvo Vázquez.

Mencionó que el Centro de Arreglo de las Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI) ante la reclamación de Philip Morris, determinó que “antes que ese derecho estaba el derecho humano a la vida y la salud”. “Cuando vivimos elementos extremos hay que priorizar, y no hay nada más importante que la salud”, recalcó.

Por tanto, cuando se encare este tema a futuro, obvio que hay que pensar en la economía, pero si tengo que priorizar elijo la vida y salud”, afirmó. “Por un lado podemos quedarnos mirando el déficit fiscal, que es de 5% [del Producto Interno Bruto], o podemos tener presente otro camino: Uruguay está muy fuerte desde el punto de vista financiero”. 

Para el ex mandatario, esto le permite al país pedir créditos a organismos multilaterales o solicitar cooperación internacional. “Ese es el camino más adecuado”. (Tomado de la versión de la diaria del 20.03.2020).

En los días anteriores, el nuevo gobierno había decidido una batería de medidas, donde privaba el criterio de “cuarentena voluntaria”, en lugar de la obligatoria que propugnaba Vázquez. [5]

Y aquí está lo -felizmente- paradójico: los partidarios del Frente Amplio, único partido de oposición siguieron el criterio de su líder, más radical que el gobierno en sus recomendaciones, y los votantes de la media docena de partidos que componen la multi coalición se atuvieron a los criterios de menor exigencia pero similarmente efectivos. Por ende, toda la población formó un contingente sin fisuras y -para decirlo en los términos futboleros de moda-, ese fue el secreto del inicial triunfo celeste sobre el virus.

Los partidos que restan 

Las consecuencias de la pandemia son a esta altura incógnitas en su dimensión y duración, y es imposible cuantificar qué y cuánto daño han hecho y harán a la humanidad toda. Pero si a esta altura de la pandemia algo ha quedado claro, es que la forma de superar lo que nos espera, la única manera posible, es presentar, como hasta ahora, un murallón consolidado y único, sin una sola grieta por donde pueda infiltrarse el virus, quizá ya no en su forma sanitaria, sino en sus consecuencias económicas y sociales. Para ello deberemos tener mucha inteligencia, paciencia política y solidaridad auténtica con los más damnificados por la peste, incluso hasta tener que dejar de lado determinados pruritos, temporalmente y hasta que pasen las tormentas.

2 comentarios sobre “Covid-19: el virus que entra por las grietas políticas”

  1. Muy de acuerdo con lo aquí dicho con pequeñas discrepancias en el relato.
    Pocas veces vi a líderes del FA salir a pedir que usen tapabocas, no se junten, no vayan a lugares con mucha gente…Muy por el contrario el Sr Intendente Di Candia favorece y propicia las agloneraciines en 18 y en la Rambla sin ninguna precaución y sacàndose fotos alegremente entre la multitud con Daniel Martínez y otros incinsciente como ellos. Ni hablar del PIT y algunas organizaciones.

    1. Estimada Ana Escardó, gracias por su atención; la nota intenta a apuntar a la necesidad de afrontar las dificultades que afronta la sociedad toda – y particularmente las que ya están sobreviniendo a causa de la pandemia y «ainda mais» – con la misma actitud con que los uruguayos enfrentamos una enfermedad intensamente «política». Máxime que las proximas consecuencias tendrán las mismas características: no van a quedar sectores sin afectar por las nuevas modalidades. Sobre sus críticas partidarias, aunque hay expresiones lunfardas más gráficas, utilizaré una mas «civilizada» del idioma castellano: «INDOLENTES» hay en todos lados.
      Atte. Omar Sueiro

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