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TIEMPOS DIFÍCILES PARA EL INTERCAMBIO RAZONABLE DE ARGUMENTOS

 Publicado: 05/01/2022

Una sosegada respuesta a la prepotencia


Por Néstor Casanova Berna


La embestida antisindical en la Enseñanza

En los tiempos que corren, asistimos con estupor a unas sucesivas oleadas de ataques provenientes de actores de la coalición gobernante dirigidos con peculiar ensañamiento contra profesores de enseñanza pública sindicalizados. A un penoso sumario a docentes por participar en la campaña contra un referéndum, le siguen las instancias presuntamente investigadoras -que en realidad son oportunidades de agitación mediática condenatoria a título de mera sospecha- acerca de la actividad sindical de los dirigentes de la Federación Nacional de Profesores de Educación Secundaria (FeNaPES). Una tercera ola la constituye el pedido de informes acerca del legado funcional de una dirigente de la Asociación de Funcionarios de UTU que increpara al mismísimo Presidente de la República acerca de la situación actual de la enseñanza técnica.

No hay que ser peculiarmente perspicaz para darse cuenta que tales pujos obedecen a una intención consistente y concertada: el menoscabo de la labor sindical, en este caso, de los docentes de la educación pública. En palabras del actual Ministro de Educación y Cultura, FeNaPES no forma parte de ninguna solución a los problemas de la enseñanza, sin que constituye, en sí, el problema. Es que para el elenco gobernante, los desafíos de la educación pública se solucionan con una eventual eficiencia gerencial y no con la participación razonable de los actores involucrados en el trabajo educativo.

La contestación social ha emergido, de manera sosegada y razonable. En la convocatoria a elecciones de los integrantes docentes del Consejo Directivo Central de la Administración Nacional de Educación Pública, las listas promovidas por los sindicatos de los trabajadores han obtenido una contundente victoria. Hay aquí una templada respuesta a la prepotencia oficialista.

Los programas en los medios de comunicación masiva pululantes de esperpentos

En los medios de comunicación masiva -en particular en los canales de TV abierta- proliferan los programas, todos con un idéntico formato, en que un grupo, aparentemente plural y heterogéneo de tertulianos opinan de todo: de la vida y de sus alrededores, poniendo peculiar atención sobre lo que los conductores y productores de tales programas tienen como “temas de actualidad”. Todavía quedan ingenuos que piensen que hay lugar en los canales hegemónicos para un tranquilo y razonable intercambio de ideas. Lo que hay es el desfile de ciertos personajes que hacen de sus intervenciones destempladas el trazado de sus propias caricaturas.

Me cuento entre los que hemos optado por abandonar por completo el visionado de cualquier contenido de tales canales de televisión. Preferimos seguir la actualidad en páginas de la red, en lugares como Vadenuevo, en donde podemos leer, con pausa y a nuestro ritmo, argumentos y razonamientos, pareceres y, sobre todo, contenidos brindados a la consideración reflexiva. También, para hacer honor al Zeitgeist, esto es, al talante de los tiempos presentes, buscamos en las redes, desechando lo más y deteniéndonos, a título de divertimento, en cierto lugar en donde se entretienen en grabar fragmentos de las mentadas tertulias.

En tales citas, sacadas rigurosamente de contexto, desfila una recua de esperpentos vociferando colosales metidas de pata, ridiculeces, cuando no muestras de emociones desatadas que resultan siempre tragicómicas. Trágicas, porque contienen cuotas de sesgo reaccionario, sofismas, insultos a la inteligencia ajena y demás lindezas. Cómicas, porque dejan al titular voceador como la peor caricatura que el más encarnizado enemigo pudiera perpetrarles. El efecto es penoso, ya que uno infiere, pero no sufre, el enmarcado contextual en donde estas manifestaciones de la bajeza humana tienen lugar, siempre enlatadas entre agobiantes tandas publicitarias.

Una contestación individual, que pudiera acaso generalizarse, es realizar un abandono militante de la oferta mediática, buscando cada uno, en Internet, en la vida y con el auxilio de sus amigos, aquellos contenidos en donde se rescaten mínimos de sensatez. Porque, podemos sospecharlo sin ser exageradamente suspicaces, hay una acción concertada de los medios hegemónicos dedicada a presentar el pensamiento y la emoción humanas bajo la especie del prepotente esperpento. Y frente a tal prepotencia, ¿por qué no oponer un sensato desdén?

El referéndum contra los 135 artículos de la Ley de Urgente Consideración

La coalición multicolor ejerció de manera inaudita su prepotencia política al sancionar, de malos modos, la llamada Ley de Urgente Consideración, que empaqueta toda una dura dosis de reorientación política en los más variados temas sociales. Lo de los malos modos no es una calificación caprichosa, sino una apreciación de la magnitud del ímpetu legislador sobre una agenda notable por su anchura temática y sumamente opinable por más de un contenido programático. Se trata, sin ninguna duda, de una medida política percutiente, a través de la que se pretende dirigir los destinos de la vida social con los derroteros contrarios a tres lustros de políticas progresistas.

Luego de no pocas y arduas deliberaciones, las organizaciones sociales y la mayor parte de la izquierda consiguieron acordar la promoción de un recurso de referéndum contra 135 artículos de contenidos juzgados inaceptables. No corresponde aquí examinar la variada temática impugnada y apenas nos conformaremos con destacar la magnitud de la empresa: anular nada menos que 135 artículos de una Ley calificada como “ómnibus” por su forma, tamaño y contenido. En cada oportunidad que cada uno de nosotros puede darse para discutir razones y sinrazones, con tranquilidad, paciencia y aplicación, termina, por lo general, convencido que los contenidos discutidos merecen rechazarse.

Ante la prepotencia política del empaquetado legal, las organizaciones sociales movilizadas oponen y proponen una respuesta sosegada y firme: discutamos. Pero ya se agitan, frenéticos los fantasmas emocionales, las manipulaciones de la prensa hegemónica, el aparato propagandístico del régimen. Más allá del resultado electoral -del que no se desconoce, de ninguna forma, su trascendencia política urgente-, lo que cuenta, en el largo plazo de la historia social de este país y esta comunidad, es el mínimo de sensatez sosegada que siempre hay que ejercer frente a cualquier forma de prepotencia. Porque, a la larga, solo el ejercicio de la razón nos rescatará de estos tiempos de prepotencias y esperpentos.

2 comentarios sobre “Una sosegada respuesta a la prepotencia”

  1. La banalización de argumentos, naturalizar barbaridades, la mentira lisa y llana, burradas propias y ajenas, analfabetos (saben leer y escribir, pero no ejercen) funcionales al poder real, ausencia de la más elemental política ciudadana, derechos básicos no negociables…
    Los ingredientes son pocos aunque no parezca.
    Muy buena la nota.
    Aguardo próximas.-

  2. En este contexto hay dos o tres punta de lanzas que chocan como escuderos del gobiern defendiéndolo en todo. Bianchi, Penados, en su momento; y Da Silva. Son los que tienen la mayor carga de prepotencia en cualquier debate.
    Cualquier gran reforma tiene por fuerza opositora principal al movimiento social y sindical organizado.
    Contra eso es la carnicería mediática.
    Muy buen análisis.

    Salú

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