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SEGÚN LA DERECHA PINOCHETISTA ILUSTRADA

 Publicado: 05/01/2022

Las causas del deterioro del modelo y de la derrota electoral neoliberal


Por Omar Sueiro


Este artículo recoge la opinión, sorprendentemente “objetiva”, de dos figuras muy destacadas de la derecha política chilena sobre las causas del deterioro del propagandeado “Modelo socio-económico-chileno” y la consiguiente derrota electoral de la opción neoliberal autoritaria que implicaba su continuidad. 

La crisis chilena en perspectiva, según Joaquín García-Huidobro 

El doctor en filosofía Joaquín García-Huidobro es uno de los principales columnistas políticos del conservador diario El Mercurio. Director de estudios del Instituto de Filosofía de la Universidad de los Andes, obra de apostolado corporativo del Opus Dei, es una voz influyente en el debate intelectual sobre el relato de la centroderecha, que no teme conversar con la izquierda, ni marcar distancia respecto a los “Chicago boys”, es decir casi un “momio-progre” sui generis.[1] 

Joaquín García-Huidobro analiza lo ocurrido en el estallido social en su libro Bencina y pasto seco. La crisis chilena en perspectiva (1990-2020). Las conclusiones principales en ese momento, previo a las elecciones y la pandemia, refieren a lo complejo de la situación: esto no es solo bencina, ni tampoco es pasto seco que prendió con una chispita, son las dos cosas”.

¿Cuándo y por qué se “jodió” Chile? 

En un artículo del diario El Mercurio titulado “El extraño caso chileno”, señalaba que hasta el estallido social producido principalmente entre octubre de 2019 y marzo de 2020, Chile era un modelo en la región. Había hecho una transición ejemplar a la democracia; apenas tenía inflación; redujo drásticamente la pobreza, y en los últimos años había recibido cientos de miles de inmigrantes (también europeos) que querían aprovechar la bonanza económica y estabilidad política para iniciar una existencia más segura. 

Pero, añadía García-Huidobro, en octubre del 19 hubo “una acción subversiva muy bien planificada, que en 24 horas dejó inutilizadas 80 de las 136 estaciones del metro de Santiago, y quemó iglesias, supermercados y tiendas, particularmente en barrios populares”. Se trató, según el autor, de “una masiva protesta social, que no tiene líderes y abarca reivindicaciones muy distintas e incluso contradictorias entre sí. Para algunos se trata de las pensiones, para otros de la salud, los derechos de la mujer o la mala calidad de la educación”. 

Entiende García-Huidobro que la cuestión central ha sido “el reclamo en contra de los abusos y la desigualdad”. Y recuerda que “sobre ambos temas venían advirtiendo desde hacía años algunos intelectuales, tanto en la izquierda como también entre conservadores y socialcristianos, pero no fueron oídos”. 

Al respecto señala con especial énfasis el caso de la reforma de la seguridad social, concebida en 1980, y que determina que “hoy las personas que se jubilan tienen ingresos muy inferiores a lo previsto y cunde la decepción”.

Las advertencias del exministro pinochetista Gonzalo Vial Correa

García-Huidobro reafirmó las advertencias publicadas en el año 2005 por el exministro de Educación de Pinochet, el político conservador e historiador Gonzalo Vial Correa (fallecido en 2009): “una crisis social avanza sobre nosotros, y no hacemos nada por remediarla […] Ni siquiera nos percatamos de que existe”.

El prólogo de un libro que reúne artículos de Vial Correa en el diario La Segunda señala que “todos los temas que han salido a la luz después del llamado estallido social y que se venían incubando por décadas” obedecen a un conjunto de factores: la fragilidad de la familia, o a su propia inexistencia en los sectores populares; el flagelo de la droga y el narcotráfico; la autocomplacencia por el modelo económico; la terrible situación de los pobres, que desde 1970 no disminuyeron ni un ápice; la mala calidad de la educación pública y las iniciativas de distintos gobiernos destinadas al fracaso porque lo indispensable es el aumento del monto de subvención por alumno, la acreditación de universidades conminadas a gastar su tiempo para satisfacer a la burocracia, la PSU (Prueba de Selección Universitaria) y el SIMCE (Sistema Nacional de Evaluación de resultados de aprendizaje del Ministerio de Educación de Chile) y sus inequidades; la segregación por barrios, el comienzo de la degradación del Instituto Nacional por la condescendencia de la autoridad con los desórdenes estudiantiles; el Transantiago (actualmente Red Metropolitana de Movilidad, sistema de transporte público cuyo mal funcionamiento fue un detonante de las protestas populares en 2019); el paso del legalismo al gobierno “a punta de sentencias”; la falta de pago de las pensiones alimenticias y la insuficiencia de los tribunales de familia; la cuestión mapuche y la necesidad de preservar su cultura; la responsabilidad de los empresarios de pagar un salario justo y no mínimo; la corrupción pública y privada; los derechos humanos y la profunda herida hasta el día de hoy abierta que ha sido para el país no haber hecho un esfuerzo serio por encontrar los restos mortales de los detenidos-desaparecidos.

El libro anticipa la creación del Frente Amplio al criticar cómo los políticos de la concertación adhirieron al modelo capitalista de Pinochet: “si alguien tiene un (pacto) con el mercado neoliberal, a partir de 1990, es la Concertación”.

La corrupción moral y Pinochet

Además, habiendo sido ministro de Educación del régimen militar presidido por Augusto Pinochet, Vial Correa tuvo la honestidad de escribir en 1985 sobre la corrupción moral por crímenes que hasta ese momento estaban impunes, como el secuestro y posterior degollamiento de tres dirigentes comunistas y el asesinato del dirigente sindical Tucapel Jiménez y de otros opositores a la dictadura pinochetista. 

Señaló en su momento que la responsabilidad política era del gobierno, pero la responsabilidad histórica sería de “S.E. el Presidente de la República” y que la posteridad sería aún más dura, porque “la historia sabe que son las corrupciones morales -antes que los errores políticos o económicos- las que destruyen con mayor efectividad a un pueblo […] Como un cáncer oculto, lento pero inexorable, la perversión ética corroe por dentro a la sociedad que la tolera. Y si no se le pone atajo, la sociedad concluirá completa e irrevocablemente arruinada […] Temo con gran tristeza que esto esté sucediendo en nuestra sociedad, en Chile”.

Conclusiones de García-Huidobro

Una mirada meramente económica es tuerta para ciertas cosas”, ya que los procesos de modernización son ambiguos y se pueden dar en diferentes direcciones, expresa Joaquín García-Huidobro.

El sistema chileno fracasó porque tuvo éxito”. Es un sistema que estaba apoyado en la economía libre y la democracia representativa, que funcionaron muy bien, “Pero ambos suponen de un tercer pilar que es el de una sociedad civil”, agrega el filósofo.

Aseguró que si uno no se preocupa del tercer pilar, el formato se viene abajo: “En Chile nos preocupamos de los dos primeros y dejamos de lado al tercero”.

En suma: los neoliberales chilenos se olvidaron del principal componente de la economía del país: su gente. Un “detalle” que no debería olvidar ningún gobernante.

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