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PRESENTE Y FUTURO DE “UN SOLO URUGUAY”
A propósito de las elecciones en el BPS
Por Francisco López Martí
Debido a la magnitud de las personas consultadas y a la combinación de intereses partidarios y organizaciones sociales, que este año tuvieron a Un Solo Uruguay (USU) como nuevo protagonista, las elecciones del Banco de Previsión Social (BPS) trascienden el limitado resultado de obtener una representación en el directorio de la institución.
Las elecciones a directores sociales confirmaron la vigencia de las organizaciones de asalariados y de jubilados y pusieron en duda la contraparte de los empleadores, que perdieron la elección y la representación.
El PIT-CNT tuvo buena mayoría en los trabajadores, excepto en cuatro departamentos del norte, mientras que en el sector de los jubilados la ventaja nacional de la lista gremial sobre la de USU fue menor, y de hecho ganó exclusivamente en Montevideo y adyacencias. Estos resultados están en línea con la tradicional superioridad de la izquierda en el área metropolitana y en los segmentos de población jóvenes y de mediana edad.
La elección mantuvo la vigencia y predominancia del PIT-CNT y de la ONAJPU (Organización Nacional de Asociaciones de Jubilados y Pensionistas del Uruguay) y, por extensión, puede considerarse una caricia al Frente Amplio. Pero el triunfo no debe oscurecer el hecho de que un contingente importante de trabajadores y principalmente de jubilados votó por la lista alternativa.
Entre los empleadores, el candidato de USU ganó la representación al obtener 56% más de votantes que el candidato de más de 100 organizaciones empresariales con trayectorias ampliamente reconocidas, entre ellas, la Asociación Rural del Uruguay, las Cámaras de Industria y de la Construcción, la Asociación Nacional de Broadcasters Uruguayos (ANDEBU) y el Centro de Almaceneros Minoristas, Baristas, Autoservicistas y Afines del Uruguay (CAMBADU). El resultado que pudo haber significado un tirón de orejas para las organizaciones que apoyaron al candidato perdedor, no se interpretó inmediatamente como una deslegitimación de su representatividad en los numerosos organismos en que ellas son reconocidas por la normativa y los gobiernos.
A la hora de explicar ese resultado, es necesario tener presente que para gran parte de los empleadores y los ocupados por cuenta propia formales (que son los que tienen derecho a votar), la DGI, el BPS, ANCAP y UTE son considerados los tiburones que se comen gran parte de sus legítimos ingresos. Ese es, también, el discurso gremial de las principales organizaciones empresariales, en particular de la Cámara de Comercio y Servicios, la Asociación Rural y la Federación Rural, en estos dos casos desde su misma creación. La pregunta es entonces, ¿por qué la lista de USU recibió tantos votos?[1]
Una hipótesis es que Un Solo Uruguay se presentó como un movimiento más agresivo en las demandas de achicar el “costo” del Estado y sin compromisos con las organizaciones que históricamente no supieron controlar los “excesos” de los gobiernos. Este mensaje, presentado con fuerza y espectacularidad, y generosamente adoptado por gran parte de los medios de comunicación, llegó a la mayoría de los empleadores en el medio rural y también en el urbano. No es tan paradójico que un dirigente de la Asociación Rural del Uruguay no votara la lista institucional.
El triunfo de USU es indudable y puede llegar a ser trascendente. Sin presencia ni reconocimiento de los múltiples espacios monopolizados por las estructuras tradicionales, USU tuvo un apoyo contundente y ganó su primer espacio institucional, aunque sea testimonial, en un directorio integrado mayoritariamente por representantes del gobierno. Sus dirigentes pueden decir, por lo menos decir, que lo respaldaron 430.000 electores y que, con su impulso, la votación alternativa a las organizaciones creció fuertemente.
En el proceso electoral, USU demostró capacidad de movilización y de coordinación con referentes del Partido Nacional, varios de los cuales le manifestaron su apoyo. El resultado de la elección puede ser un escalón hacia la conformación de una derecha militante, con eje en una propuesta liberal en lo económico, con mínima participación del Estado. Un movimiento que excediera su base primaria: la burguesía y sectores rurales medios.
No obstante la batalla ganada, el futuro de USU dependerá de su relación con los partidos de la coalición, de la reacción de las cámaras empresariales y del entorno político más general. Una ciudadanía desencantada con el sistema de partidos y con los “políticos profesionales” podría favorecer una posición dura y extra sistema. En este sentido, es pertinente anotar que, según las encuestas de opinión, solo una pequeña parte de la población reconoce al costo del Estado como uno de sus principales problemas.
La proyección de USU está abierta a varias posibilidades: en primer lugar, a que en alguna situación de descrédito de los partidos políticos, llegara a constituirse él mismo en un partido exitoso electoralmente, algo muy poco probable; en el otro extremo, que USU no alcance a consolidarse y sea absorbido por las organizaciones empresariales y, políticamente, por los partidos Nacional o Cabildo Abierto. El movimiento también podría terminar asociándose con el herrerismo (como lo hizo el ruralismo de Benito Nardone) o con el nuevo partido liderado por Guido Manini Ríos.
Un Solo Uruguay presenta algunos elementos comunes con el ruralismo de Benito Nardone de la década de los cincuenta y sesenta del siglo pasado, tales como su origen rural, un desarrollo al costado de las organizaciones sociales y políticas (aunque las integren en el caso de USU), una ideología antiestatal, antibatllista, anticomunista en Nardone y antifrenteamplista en USU, y la omisión de cualquier referencia a consideraciones acerca de problemas con el tamaño y la tenencia de la tierra. También hay diferencias importantes, ante todo en el contexto: actualmente la cantidad de productores agropecuarios es la mitad que en tiempos de Nardone y la población rural, una cuarta parte; así como en la prédica: Nardone denunciaba a la banca, los intermediarios y los frigoríficos, temas que no figuran ni en la letra chica de USU.
El futuro de Un Solo Uruguay no está escrito en ninguna parte, pero las recientes elecciones del BPS le abren una ventana de oportunidades como para constituirse en un actor político importante por su capacidad para canalizar el descontento de sectores empresariales y quizás bastante más allá de estos.