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SEISCIENTOS SETENTA Y TRES AÑOS DESPUÉS

 Publicado: 01/04/2020

De la Peste Negra al Coronavirus


Por Omar Sueiro


Cinco siglos (hasta fines del XIX) tuvieron que pasar para que pudiera determinarse que la afección llamada “peste” proviene de una bacteria trasmitida por las pulgas de las ratas, que proliferaban a causa de la falta de higiene en el mundo del siglo XIV. 

Mucho más difícil parece ser hoy la averiguación sobre el origen del Coronavirus Covid-19, en tiempos en que el hombre ha comenzado a abusar de los avances científicos como la transgénesis, aplicándolos en forma intensiva en todo el orbe a cultivos agrícolas y pecuarios de alta rentabilidad, por imperio de la ambición y el egoísmo capitalistas, cuando aún no existen pruebas suficientes sobre su inocuidad para la flora y la fauna terrestres, incluyendo la especie humana.

De este nuevo agente patógeno por ahora solo se sabe que es un tipo de virus corona, similar a los que producen las gripes y que se trasmite entre personas a través del contacto de fluidos como la saliva, y tal vez también entre personas y animales (zoonosis[1]), aunque su mecanismo es por el momento desconocido.

LAS TERRIBLES CONSECUENCIAS DE LA PESTE NEGRA

La peste negra fue una pandemia que causó entre 75 y 200 millones de muertes en la Edad Media, en Europa y Asia entre los años 1347 y 1351.

En Europa, en tan solo cuatro años, la enfermedad se cobró de 45 a 60 millones de víctimas, aproximadamente entre el 30% y el 60% de la población, pérdida demográfica que no se recuperó sino hasta doscientos años después. 

No obstante, la duración y la gravedad de la pandemia no fue igual en todas las regiones de Europa. En Inglaterra o en Alemania falleció aproximadamente el 20% de la población, mientras que en las regiones meridionales la peste negra mató al 75% de los habitantes de España, Italia y el sur de Francia.

La peste es causada por la bacteria Yersinia pestis, portada por las ratas y propagada por sus pulgas, que inoculan al hombre el agente patógeno, produciendo una infección pulmonar, por lo cual es llamada peste neumónica o se acompaña de bultos o “bubones” en la piel, en cuyo caso suele llamarse “bubónica”. Puede luego trasmitirse de un humano a otro por el aerosol producido por la tos del enfermo. Una epidemia puede iniciarse incluso hoy de esta manera, ya que la peste no se ha erradicado todavía y sus brotes aún aparecen de vez en cuando en África, Asia y Sudamérica.

LAS TERRIBLES INCERTIDUMBRES DE LA ACTUAL PESTE INCOLORA

El mundo entero se debate en una crisis de dimensiones no imaginables sin explicarse siquiera dónde puede estar su origen, cómo llegó al hombre, por qué afectó inicialmente a una región china y las razones o motivos que determinan su rapidísima contaminación, de tipo exponencial. Y, en definitiva, cuáles son los antídotos aplicables para su curación y/o prevención.

Hay una primera comprobación: la localización geográfica y la intensidad con que se manifiesta dependen del desarrollo capitalista de los lugares a los cuales se extiende. Es decir que la cantidad e intensidad son proporcionales al “contenido de mercado” de cada ciudad, país y sociedad.

Por ejemplo: hay pocas noticias sobre su repercusión en África, continente con tremendas infecciones endémicas, tales como el ébola. Nicaragua, a la fecha de escribir esto, no presenta ningún caso, debido a que su mercado interno no es significativo en términos de comercio e industria, lo que deriva en un reducido tránsito aéreo de índole comercial, el que además es dependiente del “hub” aéreo de Ciudad de Panamá. Por lo tanto, la vida nicaragüense no ha experimentado sobresalto ni cambio alguno en los últimos días. 

Si bien Wuhan, desde su fundación en el año 1500, tuvo fuerte incidencia -histórica, política, económica y social- en la vida de China, solo en los últimos años, merced a la política de integración económica que lleva adelante el gobierno chino, experimentó extraordinarios índices de desarrollo, crecimiento y evolución productiva, científica, cultural y social que, como todo crecimiento, dejó huecos de diversa índole en lo social, sanitario y ambiental. 

El resultado demográfico en 2018 se traduce en 12 millones de personas (con una densidad urbana de 1.400 habitantes por km2), los que, junto con los 8 millones que viven en su entorno, totaliza una población de 20 millones (San Pablo en Brasil totaliza aproximadamente 30 millones).

Si bien la (teórica) dictadura del proletariado que gobierna la República Popular China, para integrar grandes zonas geográficas al mercado capitalista -en forma firme y paulatina-, construyó primero la infraestructura -muy rápidamente- y los servicios imprescindibles, estas gigantescas obras dejaron por el camino aspectos imprescindibles que tienen que ver con lo humano, el ambiente, la salud de la gente y su expresión social y política, que no acompañaron al resto.

Sin duda, dentro de estas necesidades no cubiertas, estuvieron las de atención a la salud y el descuido acerca de una eventual contaminación, causa de la impresionante aparición de esta nueva enfermedad. Tan imprevista fue, que incluso obligó al gobierno chino a edificar en tiempo súper récord un hospital especialmente dedicado al tratamiento de la infección de coronavirus.

Otra falencia importantísima ha sido la elección de determinados productos para alimentar a una población creciente dedicada a la producción industrial, agrícola y comercial con considerables requerimientos físicos y mentales. Uno de ellos, de incidencia masiva, ha sido la carne porcina desarrollada a partir de alimentación fundamentalmente basada en soja transgénica.

Sin duda el cerdo alimentado con soja transgénica significa la proteína en carne más barata y disponible en cantidades fácilmente obtenibles en tiempo reducido. Obviamente mucho más barata que la carne vacuna, la única que puede sustituirla en tales cantidades.

Al respecto se dieron hechos gravísimos durante el año 2019 que tuvieron como consecuencia la muerte de más de cinco millones de cerdos alimentados por transgénicos[2] debido al surgimiento en China, incluso en zonas geográficas aledañas a Wuhan, de un virus que luego se trasmitió a todo el país y a los cercanos Vietnam, Corea del Sur, Filipinas y Birmania.

La Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), señaló que la trasmisión se debió a “personas que han transportado productos cárnicos infectados y a la pobre bioseguridad en las granjas”. Además, “no se dispone de una vacuna efectiva contra la peste porcina africana, y tampoco es suficiente la base tecnológica de los laboratorios especializados para trabajar con los virus.

Lamentablemente, este hecho gravísimo no se tomó como preaviso del drama que sobrevendría, y esta imperdonable imprevisión se debe al hecho de una presunta y muy probable ignorancia sobre la vinculación entre ambos fenómenos, el de la zoonosis que provocó la muerte de millones de animales y la pandemia que pone en grave riesgo la salud y la vida, nada menos que de toda la población del planeta.

Grave, además, porque científicos de las más diversas nacionalidades advirtieron que la epidemia que afecta a la humanidad puede tener origen en una zoonosis. Dicen que ello puede originarse en que los humanos pueden haberse alimentado con animales enfermos. Particularmente, porque hay costumbre en el pueblo chino de comer murciélagos y otros animales como el “pangolín”, especie de armadillo arbóreo casi extinguido.

No entendemos entonces cómo se pasa por alto un alimento fundamental para los chinos como es el cerdo alimentado con transgénicos y que millones murieron como consecuencia de un virus y otros millones debieron ser sacrificados y, lo que es peor, está probado que el virus es “bastante resistente” en los productos elaborados a partir de este animal, ya sean congelados, en sal, encurtidos, tratados o ahumados, según el jefe del Servicio Veterinario de la FAO (La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), Juan Lubroth.

Es evidente que los chinos, que fueron los que primero sufrieron el ataque del coronavirus y originaron la pandemia, se alimentaron básicamente de animales, tanto sanos como mórbidos, y también de carne, embutidos y encurtidos producidos con carne de animales enfermos. 

Entonces, ¿no será necesario un análisis de lo que contiene y origina la cadena SOJA TRANSGÉNICA[3] – CERDO – CONSUMO HUMANO?

Visto el proceso en forma simplificada, la soja ha sido modificada genéticamente a fin de hacerla resistente al herbicida llamado “glifosato”, implantándole un gen de resistencia a este herbicida proveniente de una bacteria del suelo (agrobacteria). El glifosato mata a todos los vegetales menos a la soja transgénica, bloqueando la fotosíntesis; de modo que las restantes plantas mueren. En consecuencia, con solo aplicar glifosato alcanza y no es necesario incurrir en otros costos, pues lo único que continúa creciendo es la soja.

En definitiva, la única razón de la utilización masiva de este “invento” es económica, y no fue aclarado suficientemente -en forma pública al menos- qué residuos quedan en la planta luego de la aplicación del veneno. Se sabe que no puede matarla, pero ¿no queda nada luego de un uso reiterado y durante años?

¿No tendrá algo que ver el alimento transgénico, el único que consumen los cerdos durante toda su vida, en las epidemias virósicas que liquidaron piaras enteras de millones de animales? Se sabe que el bovino adquiere el “mal de la vaca loca” cuando come alimento que contiene carne de sus congéneres, ¿no será que existen mecanismos similares de rechazo a los alimentos artificiales, de origen no natural, creados enteramente obra del hombre? ¿Todas estas desgracias no tendrán su causa en el alimento básico utilizado para el engorde, la soja transgénica, como tal antinatural?

El coronavirus está reconocido científicamente como una “zoonosis” una enfermedad infecciosa que transmiten los animales al hombre. En este caso, la enfermedad que mató a los cerdos, ¿no tendrá algo que ver con la posterior explosión del germen de la Covid-19? 

¿Tendrán la “culpa” los ignotos y casi extintos “pangolines” y los murciélagos de la fruta[4], o más bien la terrible enfermedad que mató a cinco millones de cerdos que sirvieron de alimento principal a la población de Wuhan?

En comparación con el tiempo transcurrido desde la gran peste negra del siglo XIV hasta que Alexandre Yersin descubriera en 1894 el germen de la peste bubónica, mucho más rápido se ha llegado desde el uso indiscriminado de la transgénesis a la acumulación de indicios sobre los daños que le infiere a la humanidad como para justificar un estudio a fondo de las consecuencias de la manipulación genética con fines puramente lucrativos.

Tal vez el hecho que el propio gran capital, que detenta el poder en la Tierra, sufra también daños inconmensurables por efecto de la actual pandemia viral, posibilite la necesaria indagación científica. 

Este sería el único aspecto positivo de esta gran desgracia que nos afecta a todos.

4 comentarios sobre “De la Peste Negra al Coronavirus”

  1. El hombre transgriede las relaciones de la cadena alimenticia,por razones económicas y de mercado.
    Producir mas,ganar mas no importa la salud.

  2. Es preocupante, por supuesto, lo que plantea el autor.
    Sin embargo, son sólo hipótesis. Ninguna de las preguntas que se realizan en el artículo refiere a un artículo o noticia científica.
    Así como cuidamos el origen de los alimentos con los que sustentamos nuestro cuerpo, debemos cuidar el origen de la información con la que alimentamos nuestro conocimiento.
    Comparto las preocupaciones del autor, por lo que me interesaría que se publicaran las fuentes que dan pie a las hipótesis que plantea.

    1. MARIA, GRACIAS POR SU ATENCION.
      (ES RECONFORTANTE PARA QUIEN ESCRIBE ESTAS NOTAS, QUE SON UNA VERDADERA BOTELLA ARROJADA AL MAR DE LA INTERNET, SEA RECOGIDA POR ALGUIEN , QUIEN ADEMAS SE TOMA EL TRABAJO DE OBSERVAR Y CORREGIR O EXPRESAR DUDAS RAZONABLES)

      A CONTINUACION ADJUNTO UNA DE LAS NOTAS QUE TOME COMO FUENTE DE INFORMACION , EL WASHINGTON POST

      OTRA EVIDENCIA IMPORTANTE QUE ESTA MENCIONADA EN LA LLAMADA 1, ESTA TOMADA DE VARIOS CABLES DE REUTERS INFORMANDO DE LAS INTOXICACIONES DERIVADAS DEL SUMINISTRO DE CARNE CON PESTE PORCINA AL CONSUMO DE LA POBLACION CHINA PESE A LA DECISION DE RIFLE SANITARIO QUE HABIA DECIDIDO EL GOBIERNO CHINO. ES CIERTO QUE NO HAY CONOCIMIENTO PUBLICO QUE EVIDENCIE QUE LOS TRANSGENICOS DAÑEN A LOS HUMANOS, PERO SI HAY PUBLICAS DUDAS PUES EN DIFERENTES PAISES SE EXIGE QUE LOS ALIMENTOS EN QUE PARTICIPEN TRANSGENICOS DEBEN SER DEBIDAMENTE ETIQUETADOS PARA CONOCIMIENTO DEL CONSUMIDOR – LO QUE ES UNA TRANSFERENCIA DE LA RESPONSABILIDAD ANTE EVENTUALES DAÑOS (AL ESTAR AVISADO , EL QUE CONSUME ESTA ASUMIENDO LA RESPONSABILIDAD ANTE LA ENFERMEDAD)
      Joel Achenbach – The Washington Post
      https://www.washingtonpost.com/people/joel-achenbach/Reportero que cubre ciencia y política Educación: Universidad de Princeton, política, 1982 Joel Achenbach escribe sobre ciencia y política para The Washington..7 de febrero de 2020 a las 3:01 pm GMT-3
      El brote de un nuevo tipo de coronavirus en el centro de China está lleno de misterios, y uno de los más importantes es cómo el virus dio el salto de un huésped animal a los humanos. Esta crisis de salud global es un recordatorio del peligro de la zoonosis: la capacidad de los patógenos, incluidas las bacterias y los virus, para ingresar a la población humana desde un huésped animal.
      El coronavirus es similar a dos virus que circulan en los murciélagos, pero podría haber saltado a través de otra especie antes de infectar a los humanos.
      La sospecha ha caído sobre el pangolín , una criatura en peligro de extinción y altamente traficada que parece un cruce entre un oso hormiguero y un armadillo. Sus escamas son muy apreciadas en la medicina tradicional china, aunque están hechas de queratina, al igual que las uñas. En los últimos días, algunos investigadores han notado que un coronavirus previamente identificado en pangolines está más estrechamente relacionado con el nuevo coronavirus que cualquier virus identificado hasta ahora.
      No está claro si los murciélagos o pangolines, vivos o muertos, estaban a la venta en diciembre en el Mercado Mayorista de Mariscos Huanan en Wuhan, donde más de la mitad de las personas identificadas por primera vez con el virus habían comprado. Y es posible que el salto viral en los humanos ocurriera en otro lugar, ya que algunos casos tempranos ocurrieron en personas sin ningún vínculo conocido.
      A principios de marzo, las personas dieron positivo para el coronavirus en aproximadamente 70 países. Los funcionarios están tomando acciones «sin precedentes». (Amber Ferguson, Jayne Orenstein / The Washington Post)

      ESPERANDO SEGUIR CON ESTOS UTILES INTERCAMBIOS, LA SALUDA FRATERNALMENTE
      OMAR SUEIRO

  3. De distintas formas, la soja transgénica la consumen en todo el mundo, desde hace unos 30 años, diversos animales y los humanos también. No hay ninguna evidencia científica de que ese consumo haya originado daño a la salud humana o animal, ni mucho menos epidemias.

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