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VADENUEVO DE COLECCIÓN: DEL NÚM. 45 (JUNIO DE 2012). PARADOJAS DEL MUNDO EN CRISIS

 Publicado: 01/04/2020

Tasa Tobin. ¡Quién diría!


Por Jorge Bruni


En 1971 el economista norteamericano James Tobin, luego Premio Nobel en 1981, considerando el gran movimiento especulativo de divisas, propuso el cobro de una comisión sobre los movimientos de las mismas. Fue rechazado.

Desde 1997, según Serge Halimi, actual director de Le Monde Diplomatique, “el periódico popularizó la idea de un impuesto a las transacciones financieras”.[1] Durante decenas de años se rechazó por considerárselo un ataque a las libertades de comercio, según opinaban los mismos que, utilizando al Estado, se dedicaban al salvataje de los bancos sin exigir contrapartida alguna. Recuérdese a la empresa norteamericana Goldman Sachs, de las más poderosas del mundo -si no la más poderosa-, que estando en situación de riesgo en setiembre de 2008 recibió autorización de la Reserva Federal de EE.UU. para dejar de ser un banco de inversión y convertirse en un banco comercial.

Nicolás Sarkozy, en ese entonces futuro Jefe de Estado de Francia, reaccionaba expresando que “era un absurdo”. Posteriormente, siendo Presidente, “encomendaba a su Ministra de Economía Christine Lagarde que suprimiera un impuesto bursátil” ¡Oh casualidad!: la ex Ministra es la actual Directora Gerente del Fondo Monetario Internacional.

También fue un ex Ministro de Economía de Francia quien dijo que “enojarse con las finanzas es tan idiota como decir que se está contra la lluvia y la niebla”. Ergo: si son hechos naturales, las decisiones financieras son inmodificables y debemos subordinarnos a ellas.

¡Cómo cambian los tiempos políticos, por tanto el discurso! Desde unos meses atrás, son varios los que se disputan a ver quién lanza arengas más rimbombantes contra el “dinero rey”, entre ellos Sarkozy y la canciller alemana Angela Merkel, defendiendo algo parecido a una tasa a las transacciones financieras.

Pues bien. Hace apenas unos días, el Parlamento Europeo aprobó por amplia mayoría gravar toda operación de compraventa de acciones, al parecer con un 0,1%. Y con un 0,01% la de derivados.

¡Qué perspectiva la de Mark Twain, cuando un siglo y medio atrás nos decía que los banqueros son “señores que nos prestan un paraguas cuando hay sol y nos lo exigen cuando comienza a llover”! Hasta los ultraconservadores del Partido Republicano de EE.UU. dicen que los buitres de Wall Street “te roban el dinero de tu empresa, provocan tu quiebra y se van con los millones”.

En 1997, expresa Serge Halimi, las transacciones financieras mundiales representaban 15 veces lo que se producía en el mundo. En 2012, la relación es ¡casi de 70 a 1! La Comisión Europea calcula que la Unión Europea podría recaudar hasta 57.000 millones de euros al año. ¿Serán destinados a infraestructuras, investigación científica, o se sumarán directamente a los presupuestos europeos para reducir aportes de los países miembros, etcétera? No está claro.

Cualquiera que sea la cifra (algunos llegan a hablar de 66.000 millones de dólares, y otros hasta de 720.000 millones), considérese que según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) solo un 10% de esta cifra bastaría para proporcionar atención sanitaria a todos los habitantes del planeta, suprimir las formas graves de malnutrición y proporcionar agua potable a todo el mundo. Y con un 3%, se conseguiría reducir a la mitad la tasa de analfabetismo en la población adulta y universalizar la enseñanza primaria.

Veremos. Faltan acuerdos todavía para que se aplique la tasa. Con optimismo se expresa que durante el año 2013 habrá tiempo para discutir y levantar vetos varios. Entre ellos, y en primer lugar, el de Gran Bretaña, que está muy dura. Pero estamos acostumbrados a que en la defensa de lo financiero, cuando sobrevienen miedos, temores, surgen fenómenos que no son creíbles, por no decir que ocurren milagros.

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