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ANÁLISIS EN CONTEXTO GEOPOLÍTICO
La guerra en Ucrania y la crisis energética europea
Por Cristina Retta
La Federación Rusa era el mayor proveedor de gas de Europa. Sin embargo, a consecuencia de la invasión de ese país a Ucrania en febrero de 2022, el Viejo Continente ha experimentado una crisis energética que, con la llegada del invierno, no ha hecho más que agravarse. Las importaciones del gas ruso han disminuido hasta ser prácticamente nulas y los precios de la energía han subido, creando para los países del occidente europeo una considerable suba de precios a todo nivel, quiebra de empresas, desindustrialización y consiguientes crisis sociales. En este negro horizonte, el alineamiento de la Unión Europea (UE) junto a la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) y a EE.UU., al igual que las sanciones que Occidente aplicó a Rusia, tuvieron implicancia directa en esas restricciones al suministro gasífero.
En esta nota queremos dar algunas pautas de la red de intereses geopolíticos que hay en este complejo panorama, poniendo especial atención en actores emergentes como China. Es que compitiendo con los intentos de EE.UU. por mantener su hegemonía mundial, se está produciendo un cambio en el eje geopolítico, un nuevo reordenamiento de carácter multilateral, donde China juega sus cartas junto a Arabia Saudita, mientras Rusia hace lo propio en el corazón de Eurasia junto a los países de la antigua Unión Soviética.
En contexto
El nuevo milenio está mostrando, ya desde la última década del pasado siglo, con la caída del muro de Berlín y desmoronamiento de la URSS, el perfil de un nuevo orden mundial donde la hegemonía estadounidense está cuestionada, en especial por la potencia rival, China. A su vez, la invasión de Rusia al este de Ucrania y la inmediata respuesta de Occidente (OTAN y sus aliados) en apoyo a Kiev, no ha hecho otra cosa que deshacer un tablero de fuerzas preestablecidas, guiadas por el afán de dominar los centros energéticos imprescindibles para el funcionamiento de un nuevo sistema económico, financiero y tecnológico. En su base está no solo el petróleo, sino principalmente el gas, y este último elemento ha sido tomado por Rusia como principal arma para acorralar a la Unión Europea (e indirectamente plantarle contrapunto a Estados Unidos), demostrando dónde radica el talón de Aquiles de Europa: en la dependencia total del gas ruso y su escasa o nula autonomía política respecto a EE.UU. (OTAN), para decidir qué acciones le son más convenientes a la UE para salvaguardar sus intereses.
Estrategias geopolíticas antiguas y nuevas
Este 21 de diciembre de 2022 se concretaba la visita del presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, a Washington, para entrevistarse con Joe Biden y pedir más apoyo económico para continuar la guerra a fin de liberar todo el territorio ucraniano ocupado por Rusia (Washington había enviado más de 20.000 millones de dólares en asistencia de seguridad). El presidente ucraniano expresó ante el Congreso que esas remesas no habían sido suficientes y pidió más de 45.000 millones de dólares para Kiev en 2023.
El presidente Biden accedió, en un acto grandilocuente, transmitido públicamente, a seguir apoyando a Ucrania. Según analistas políticos, esto representa una antigua estrategia estadounidense: esas entregas de dinero no serán gratuitas: las armas, los préstamos, van a ser cobrados con intereses y, además, se entrará en una dependencia cada vez mayor hacia el dominio estadounidense. Una forma más de acceder al control de una región económica y estratégicamente muy valiosa.[1] Sin embargo, se especula también con los cambios en el Congreso estadounidense en el próximo año, donde el predominio republicano podría cuestionar dicho apoyo.
Según el Instituto de Kiel para la Economía Mundial, Ucrania ya ha recibido más de 100.000 millones de dólares entre ayuda humanitaria y apoyo militar de más de 40 países, y, al parecer, este presupuesto aumentará bastante en los próximos meses. Ante esto, el Kremlin ha advertido que el envío de asistencia militar y financiera a Ucrania no hace más que agravar el conflicto y aleja a ambas partes de las negociaciones de paz.
En suma, la visita de Zelensky a Washington y las promesas de apoyo incondicional de Biden no han hecho más que azuzar el grave conflicto, una guerra que tiene lugar bien lejos del territorio norteamericano y de la cual la actual potencia hegemónica saca grandes provechos.
Zelensky en Estados Unidos. Es el primer viaje del presidente ucraniano al extranjero desde el inicio de la guerra entre Rusia y Ucrania. Crédito: Atlas News, 21.12.2022.
Otras reuniones trascendentes, nuevas estrategias
En estos dos últimos meses del año 2022, se organizaron encuentros entre otros actores comprometidos en esta lucha por la hegemonía y reparto de las zonas de influencia económica a nivel mundial. Un claro ejemplo lo constituye el acercamiento de China con Arabia Saudita. El líder chino Xi Jinping anunciaba, ya en noviembre, una visita a Arabia Saudita, que se concretó a mediados de diciembre; fue uno de sus primeros actos diplomáticos tras la pandemia.
China coloca a Arabia Saudita como prioridad en su agenda diplomática, en un trasfondo de grandes tensiones internacionales con EE.UU.. Baste recordar que Joe Biden había acusado al país árabe de alinearse junto a los intereses de Rusia después de la última decisión de la OPEP de recortar el suministro a 200.000 barriles diarios para evitar una caída de los precios del petróleo. Biden, de cara a las elecciones midterm en EE.UU., quería mantener unos precios bajos de la gasolina; la decisión de la OPEP iba a provocar precisamente todo lo contrario. El presidente pretendía que el recorte se produjera luego de las elecciones, en diciembre, y no en noviembre, como forma de no perder votos.
Arabia Saudita es el mayor proveedor de petróleo de China y este, su mayor importador: dependen el uno del otro. La refinería privada de China, ZPC, por sus siglas (Zhejiang Petroleum & Chemical Co Ltd), firmó un contrato de compra con la estatal petrolera Saudi Aramco, en la 5ta Exposición Nacional de Importaciones de China en Shanghai (5 al 10 de noviembre 2022). Y es más, se habló de una participación de China en Saudi Aramco y también del establecimiento de un Centro Regional en Arabia Saudita para que los fabricantes chinos que estén allí presentes, aprovechen el acceso del país a tres continentes.
La visita de Xi Jinping a Riad, donde fue recibido por el príncipe Mohammed bin Salman, se concretó el pasado 8 de diciembre de 2022. Cabe destacar que la forma en que fue recibido el presidente chino por el príncipe saudí contrastó en ostentosidad con la más sobria bienvenida que había tenido el presidente de EE.UU. en el pasado verano; los hechos hablan por sí solos del significado de estas acciones. Los comentaristas políticos destacan esta reciente visita del líder chino a Arabia Saudita como “el evento diplomático más importante y de más alto nivel entre China y el mundo árabe desde la fundación de la República Popular China”.[2]
En las dos últimas décadas, la inversión de China en Arabia Saudita superaba en más de 100.000 millones de dólares a la de EE.UU.. Tras el viaje de Xi Jinping a la región, se prevé que en el próximo quinquenio las inversiones de Pekín se dupliquen. A su vez, mientras que la inversión norteamericana se ha realizado en su mayoría en la industria petrolera, a cuya cabeza va Chevron (antigua Standard Oil), la inversión china es mucho más diversificada, abarcando la actividad industrial y la alta tecnología en telecomunicaciones.[3]
Nuevos tiempos. El príncipe Mohammed bin Salman le da la bienvenida al presidente chino, Xi Jinping, quien visitó Ryad en diciembre para firmar un acuerdo estratégico entre las dos naciones. Crédito: Clarín, 18.12.2022.
En ese sentido, China firmó en Riad un acuerdo de inversión en la industria automotriz, por el cual Enovate Motors, principal fabricante de automóviles eléctricos de la República Popular China, establecerá en la Península Arábiga, en 2024, una planta ultramoderna capaz de producir más de 100.000 vehículos por año. A su vez, en el campo de las comunicaciones, Huawei, la empresa más grande de equipos de alta tecnología de la República Popular, líder mundial en el sistema 5G, proveerá una red de internet móvil que se desplegará en la nube (cloud computing) y que abarcará todo el territorio saudita.[4]
El presidente chino, Xi Jinping, y el príncipe de la corona saudí, Mohammed bin Salmán, suscribieron un Acuerdo de Cooperación Estratégica, en el que se comprometen a tratar los temas candentes de la política mundial, de forma bianual y alternada en Beijing y en Riad.[5] Pero el viaje del líder chino no se limitó solamente a Riad, sino que se reunió también con los integrantes del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo: Bahrein, Kuwait, Omán, Catar, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita; fue un cónclave de las grandes petro-monarquías.
En síntesis, por parte de China, se trató de una jugada maestra que ya había tenido precedentes en el acuerdo con Catar (compra de gas natural licuado a largo plazo). Xi Jinping, al firmar con Bin Salmán estos acuerdos, está apoyando las inversiones en tecnología e infraestructura que Arabia Saudita necesita para dejar de depender de las exportaciones de crudo en exclusividad y poder fomentar otro tipo de servicios. Reafirma así su presencia en la Península Arábiga, y en un plazo no lejano, los petroyuanes pasarán a sustituir a los petrodólares, ya que esas inversiones se harán en la moneda china.
El acento en Catar
Entre las monarquías del Golfo Pérsico, Catar juega un papel singular al ser uno de los principales productores de hidrocarburos y gas natural. Conjuntamente con las otras monarquías petroleras, adquirió especial notoriedad a raíz de la guerra en Ucrania y los consiguientes cortes de suministro de gas a Europa por parte de Rusia, lo que llevó a que EE.UU. solicitara a Catar que aumentara su producción de gas a efectos de poder abastecer a otros países. Sin embargo, este pedido no pudo ser atendido por estar casi toda su producción comprometida por contratos a largo plazo con países asiáticos.
Recordemos también que el vicecanciller de Alemania y ministro de economía, el Verde Robert Habeck, a poco de iniciada la crisis energética, ante las restricciones de gas impuestas por Moscú a Alemania/UE, hizo una visita a Catar el 20 de marzo de 2022, para pedir suministros de gas líquido. Esta visita fue criticada en múltiples aspectos en Alemania, por contradecir en varios términos la plataforma planteada originariamente por el partido Verde de la coalición gobernante y también por aspectos vinculados al tratado de la UE.[6] Así, expertos en energía como Oliwer Powalla,[7] señalaban, por ejemplo, que el transporte de gas fluido catarí, tal como está planteado, traería serios peligros para costas y mares. Además, los contratos a largo plazo que exige Catar, tampoco convienen a los intereses alemanes que prevén políticas de “clima neutral” para el 2045.
El ministro alemán Habeck, en marzo 2022 en Doha, se inclina ante el ministro de energía de Qatar, Saad Scharida al-Kaabi. Crédito: News in Germany, 29.11.2022.
Entre la visita de marzo de 2022, cuyos resultados no habían sido del todo promisorios en el sentido de dar inmediata atención, por parte del emirato, al pedido alemán de suministro de gas, y el pasado mes de noviembre, hubo bastantes altos y bajos en esas negociaciones. Pero finalmente, Catar anunció el 29 de noviembre un acuerdo que permitirá suministrar gas natural licuado (GNL) a Alemania por 15 años.
El gas, que será adquirido a través de la firma estadounidense ConocoPhillips, socio de Qatar Energy desde hace mucho tiempo, será enviado a la nueva terminal que Alemania está finalizando en Brunsbüttel (estado de Schleswig-Holstein, costas del mar del Norte). Con el acuerdo, el país del golfo Pérsico suministrará hasta dos millones de toneladas de GNL al año a partir de 2026.[8]
El acercamiento China-Catar resulta fundamental, ya que esa dinastía árabe de religión sunita comparte el mayor yacimiento de gas de la región, el yacimiento de Eram, (provincia iraní de Fars), con otra gran potencia de Medio Oriente, con Irán, de religión chiita. China tiene interés en mantener el equilibrio regional.[9]
En síntesis, por parte de China, se trató de una jugada maestra, que ya había tenido precedentes en el acuerdo con Catar (compra de gas natural licuado a largo plazo). Como ya se dijo, Xi Jinping al firmar con Bin Salmán estos acuerdos, está apoyando con dinero (yuanes) las inversiones en tecnología e infraestructura que Arabia Saudita necesita para dejar de depender de las exportaciones de crudo en exclusividad y poder fomentar otro tipo de servicios.
Mientras China lleva adelante esta diplomacia geoestratégica en la zona del Golfo Pérsico, Putin hace lo propio en Asia Central. Como momentos claves en dicha dirección citemos:
1) VII Foro Económico Oriental (EEF 2022), que se desarrolló en la Universidad Federal del Lejano Oriente (FEFU), en la ciudad rusa de Vladivostok, entre el 4 y el 5 de setiembre y bajo el título "Camino hacia un mundo multipolar". En dicho cónclave se analizó el desarrollo del Lejano Oriente, la economía global y regional y la cooperación internacional, así como la trayectoria de superación de la crisis y la nueva estructura del mundo. El objetivo del EEF es construir y fortalecer los lazos entre la comunidad inversionista de Rusia y el mundo, evaluar el potencial económico del Lejano Oriente, de los países que integran la Federación Rusa, y presentar oportunidades de asociaciones de inversión y condiciones comerciales en áreas prioritarias para el desarrollo.
En sus declaraciones, se señala que el VII Foro es particularmente importante para Moscú que enfrenta las sanciones occidentales por su operación militar especial en Ucrania. Además, durante los últimos años, Rusia ha determinado la política de giro hacia Asia, por lo que el foro puede promover sus propuestas a los países asiáticos tomando el Lejano Oriente, rico en recursos, como respaldo para concretar estas iniciativas.
En su mensaje a los participantes, Vladimir Putin, enfatizaba que el tema principal de la reunión de este año era significativo: “el obsoleto modelo unipolar está siendo reemplazado por un nuevo orden mundial basado en los principios fundamentales de justicia e igualdad, que reconoce el derecho de todos los países y pueblos a una vía soberana de desarrollo”, decía el líder.[10]
2) Cumbre de la Unión Económica Euroasiática (UEE)
El 9 de diciembre de 2022 tuvo lugar en Bishkek, capital de Kirguistán, la Cumbre de la Unión Económica Euroasiática (UEE). Allí, los líderes de los países miembros, incluidos Rusia, Armenia, Bielorrusia, Kazajistán y Kirguistán, aprobaron 15 documentos, entre ellos, la decisión de iniciar negociaciones con los Emiratos Árabes Unidos sobre un tratado de libre comercio. También acordaron las directrices básicas para las operaciones internacionales de la UEE en 2023 y aprobaron el presupuesto operativo de la Unión.[11]
En la ocasión, el presidente ruso Vladimir Putin respaldó el establecimiento de una estructura de coordinación energética dentro de la UEE para garantizar el suministro de energía a las economías. Además, enfatizó en el mecanismo financiero especial que permite la provisión de préstamos para proyectos de sustitución de importaciones de la Unión, creando así garantías financieras en forma de préstamos y subsidios para los proyectos conjuntos de la UEE.
Hacia el 2023
El nuevo año comienza en Occidente con un panorama de información bastante parcializado y con difícil pronóstico para la crisis energética europea, al igual que para lo vinculado a la cohesión de la Unión Europea y otros temas relacionados que no hemos abordado en este artículo. En concreto, respecto al problema energético, la semana anterior a fin de año, el Consejo Europeo, los 27, acordaron por votación (mayoría cualificada) instaurar un tope al precio kilovatio hora del gas, que fue fijado en 180 euros a efectos de evitar picos de precios excesivos en el mercado. La medida contó con el voto a favor de Alemania (previamente se oponía) y la abstención de Países Bajos y Austria, que desde el principio fueron reticentes a la medida; Hungría votó en contra. Los expertos pronostican que el 2023 seguirá siendo para la UE un año similar al 2022, con alza en los costes de la energía, por lo que se prevé una gran crisis del coste de vida en gran parte del continente.
En lo relativo a la guerra entre Rusia y Ucrania, la confrontación continúa planteada en los medios de comunicación oficiales como un problema entre “el bien y el mal”; los matices intermedios, las causas profundas y las diferencias culturales de enfoque no se toman en cuenta. En esta nota, como en las anteriores que hemos escrito al respecto, intentamos presentar aspectos poco nombrados en la forma de encarar estos temas en la prensa ordinaria. En este caso, nos pareció interesante al menos nombrar el contrapeso que están dando hoy los países de Eurasia a la realidad mundial y la lucha entre hegemonías.
Señalamos brevemente ciertas acciones estratégicas de China en cuanto a lo económico, y mencionamos los intentos de Rusia de reposicionarse para no perder peso en ese tablero de la geopolítica mundial, desde promover sus recursos internos para desarrollar soluciones tecnológicas alternativas para hacer frente a las sanciones que le han sido impuestas desde el 2014, hasta buscar la cooperación de socios de peso como China, India, la Organización de Cooperación de Shanghai (SCO) y demás países de la Unión Económica Euroasiática. De todas formas, en esa guerra que entabló Rusia en su frontera oeste al invadir Ucrania y que la llevó a enfrentarse a la OTAN/EE.UU./UE, la paz parece aún muy distante.
Excelente articulo!