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MUERE... ¡MALDITO PERRO!
La suerte humana de los canes abigeos
Por Omar Sueiro
Es imposible evitar la comparación entre la odisea humana y la de su “mejor amigo”. Al igual que los humanos explotados y abandonados, víctimas de otros hombres que los utilizan para su servicio y diversión, también los perros, finalizada su utilidad comercial, son abandonados a su propia suerte.
De hecho se trata de “robots” no mecánicos, sino animales. Es decir, máquinas programables capaces de desarrollar “trabajo y prestaciones personales”. La palabra robot proviene del idioma checo,“robota”: trabajo, prestación personal.
Al influjo de su valor comercial, el homo economicus creó determinadas cruzas de perros que exacerban el carácter natural de las razas originales, convirtiendo a esos animales “cruzados” en implacables cazadores, los que, al terminar su vida útil o cesar su valor comercial, son abandonados a su suerte y se convierten en asesinos seriales.
Las jaurías fatales
“Cada semana, las páginas de El Acontecer [diario duraznense] se nutren de noticias vinculadas a las muertes de ovinos. Abigeato, predadores. La acción criminal del hombre y la acción letal de los perros. Todo ello sucede en Durazno, en uno de los departamentos -detrás de Canelones- más castigados con este tipo de muertes violentas de ovinos”.
En el medio referido, algunos productores declaran: “Parece mentira que en el Uruguay no se pueda encarar esto en serio y de una vez por todas. [...] el tema es ese, que los perros tengan dueño y poder identificarlos”; “Muchos de estos perros son cazadores, lo hacen por vicio en general. No matan muchas veces por hambre. Eso es lo peor de este problema y lo que mucha gente no entiende. No se comieron ninguno, solo mataron, hacen daño”; “Solo hacen daño porque no es por hambre que matan. Rifle con ellos” (sic); “La gente piensa en la ciudad -o la que desconoce el tema- que son perros muertos de hambre y les da lástima. Son perros asesinos que les gusta cazar, generalmente matan animales fuertes que corren para divertirse”. (El resaltado corresponde al autor).
“Los perros sueltos deambulan por la ciudad, ajenos a estas discusiones y planteos. Salen de la planta urbana en búsqueda de alimentos y se ceban atacando. Así aquellas ovejas que son criadas en los barrios periféricos pagan las consecuencias”, declara otro productor al El Acontecer.[1]
Eliminar a los hambrientos irrecuperables que violen la propiedad privada
SECCION I
CAPITULO X - PERROS
Artículo 125
Los propietarios u ocupantes tienen el derecho de matar a los perros ajenos que encuentren en sus poblaciones o cerca de sus ganados, cuando aquellos no acompañen o sigan a sus dueños o cuando, acompañándolos, se les separen para hacer daño o mezclarse con los ganados y molestarlos.
Los daños y perjuicios que ocasionen los perros serán indemnizados por sus dueños. La indemnización en tal caso será fijada en la forma establecida por el artículo 47.
El senador del Partido Nacional Sebastián Da Silva, impulsa un proyecto de ley para controlar las jaurías de perros. Pretende modificar el artículo 125 del Código Rural -citado-, para que la Policía y el Ejército puedan accionar con el fin de controlar las jaurías de perros que causan daños.
De acuerdo a datos del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, hay unos 200.000 perros salvajes. El legislador propondrá que se declare a una jauría como una plaga. En suma, que la policía y el ejército nacional también puedan matar impunemente a los perros vagabundos que estén transitoriamente dentro de un predio privado. Los funcionarios de ambos ministerios podrán capturar a los animales, y luego, en caso de que nadie los reclame, se los sacrificará -sostuvo-.
Finalmente, Da Silva reafirmó su propuesta con un argumento en pro de la igualdad de derechos animales: “No se puede permitir que estos perros tengan más derechos que las ovejas” (sic).[2]
(Perros) pobres contra (hombres) pobres.