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AL PIE DE LAS LETRAS

 Publicado: 02/05/2018

Poemas de Malena González


Por Malena González


1


solo papeles y otros menesteres
crean



2


Manuales para descubrirse: el único libro de mi biblioteca es Edipo
Rey en el exilio,
ya sin ojos



3


Duermo entre hojas.

La canción queda demasiado lejos, intemperie de mis manos
ya no tengo piel



4


Ni médula ni expansión habitan la palabra, nos tragó en el mismo acto
de nombrarla. Somos parásitos de nuestros propios intestinos.



5


escribí poesía, ninguna es mía. hay tanto por decir, tanto, que me
salen panfletos, voces ajenas me salen por los oídos, y es que aquí
todo dice nada. Hoy todo se mastica
y se traga.



6


Me faltan sonidos, aturden las lenguas que me lamen el dedo, libro
tras libro, los panfletos virtuales no saben gritar pero disimulan,
soy otro cartelito contemporáneo



7


quiero que me diga pero ni mu
una vaca pero de san antonio sin rezo ni receta mediante
mediatizo el deseo y nada
otro pez(s)ado habla y yo ni me
algunas cosas están escritas
en papeles
el resto inconsecuente no suma ni divide
el ganado es la proporción perfecta de las ganancias
y yo crío vacas de san antonio
aunque tu nombre sea otro me sustantivo impersonal
y ahí otra vez las alitas
ni mu



8


Tejer puntualidad en horarios puede ser tan peligroso como marcarse
punto y a parte. ¿A parte de qué? ¿Cuándo me aparto del todo? La
poesía no entiende de puntualidad ni puntuaciones. Todo lo que
encierra esta ahí mismo: por fuera.



9


Manuales para aguantar: no hay leyes, hay que aguantar y aguantar.



DE BLANCO


La flor de la vida blanca, y el muerto blanco, como la la novia, y la
mortaja que cubre al faraón y la túnica de Cristo reluciente en las
iglesias, las zapatillas de lona blanca y la lona de la tienda de los
árabes, y los arabescos blancos de las sábanas bordados en seda
blanca, y blanca la mariposa que roza los hilos del capullo blanco, la
oruga blanca, comida de la paloma de la paz, pura, llena, ocupacional
blanca de la piel de la raza... Luna, lunita, lunático el reflejo del
sol que da en la plata, en tubo entra, la palanca y el papel con la
línea blanca hasta otra sustancia de pastillas blancas, la escalera al
cielo y en el palacio legislativo, y en el palacio legislativo la
escalera de mármol de la ley blanca, como la leche que tomo, y las
cortinas de mi casa con la luz blanca de la mañana. Así de blanca mi
poesía. Esta hoja en blanco diría lo mismo si fuera blanca, mi poesía.



10


ES


Un canto eterno el beso que será.
Me han prestado un cuerpo, viajo en él como si fuera mío.
Todo cuanto cae es, por ley primera, muerte.
Cae el nombre, Vida, es, menos los huecos de donde emana.
Dónde.



11


CON ESE


(mi mejor poema dice: cementerio debería escribirse con “s”)
mi peor poema dice que no te encuentro en ningún s(c)ementerio.



12


Manuales para no sentir: una hoja en blanco y todas las posibilidades
de ser lo que es/ido mientras me voy durmiendo sentada entre
(im)posibles.



13


Si pudiera, si fuera mía. Esta palabra mojada que cae a chaparrones,
pronta inundación, desborde de humedades saciando la sequía de hace
tanto. Si pudiera el rayo, estruendo e imagen de truenos y relámpagos,
si pudiera abrir la montaña en el cielo y el I-ching del lago a lo
profundo, si pudiera tocarte, diría tu nombre. Pero lo invento, en
todos los libros sagrados el enviado es de la divinidad palabra que
nombra. En los terrenales abundan los nombres sin hombres. Eléctrico
recibe este río el rayo ¿Muren los peces en el espejo iluminado? Todos
los elementos los mueve el aire. Mi carne se nutre esta noche.
Corpórea, humana, mis tetas caídas, flacas como pasas de uvas
incapaces de celebrar las aladas mujeres girondeanas. Mis tetas
desplumada cual puta que no supo ser, se erizan en el beso de la
palabra.
Invento tu nombre, aunque existas desde siempre yo te nombro ahora.
Las arenas son un grano, único trozo ámbar de piedra como un cristal
que cae: ahora, cae, a hora… cae y se abre el tiempo. Un castillo
aguarda la creciente pero este grano es del viento. Cristal rompiendo
en la orilla de espuma blanca blanca blanca. Acabo la imagen sexual y
sobre la mesa humea un vaso de leche tibia, dulce alimento, por fuera
del sexo, la leche, es en un vaso de arena forjado en el fuego y a
soplo de aire el cristal del tiempo. Te nombro, recorro las letras y
estás fuera de la palabra.
Alberga mucosa toda mi lengua, y los orificios, otra vez los agujeros,br> puerta de entrada ¿a qué? Mi cuerpo derrama solo olor a piel, no te
servirán las narices, ni los dedos ni el más recto miembro de tu
superficie. Mis agujeros no funcionan como puerta de acceso.
Voy en el aire a tu sueño. Estás adentro.
Invento tu nombre: hombre: tiemblo.



14


Mi océano no entra en tu velero sin hacer estallar los maderos. Tus
velas no soportarán la tempestad de mis olas en medio del huracán.
Ah... belleza divina, abismales voces de sirenas me llaman y yo acudo
placentera al espanto. Ábrete: los maderos destruidos también sirven
de balsa.



15


Arrancaría mis pelos con todas las miradas que curten mi nuca como
látigos de… como látigos. Masticaría mis dedos por debajo de las uñas
por todas los cuerpo que no humedecieron mis manos ante lo posible.
Desde la raíz excavaría las mandíbulas hasta quitarme los dientes por
todos los sabores que quedaron en el paladar sin alimento. Quitaría
cada una de mis ropas para mostrar mis heridas, sin pelos, sin uñas,
sin dientes caminaría entre las gentes mostrando esta piel que roza
recuerdos de bisturíes y de manos como cuchillas, de mordazas, de
mordazas invisibles pero impecables de aliento, impecables. Pecaría al
espanto de quitarme la piel y por debajo las heridas seguirían siendo.
Los puñales atraviesan las carnes y las vísceras y los huesos. Así sin
piel ni nada, ni nada, ni nada… me quitaría estas alas que no tengo.
Estas emplumadas alas de un murciélago ajeno que me tejió en mentira
como una garza blanca, pero el negro. Como si fueran alas pero el
viento. Igualita a mí, como ahora, toda desnuda, toda. Igualita a mi
espejo y casi imagen.
Podrías hacernos un favor y tomarme la mano.



II


cuando los pelos y las uñas sienten el escalofrío, la muerte no es posible.
otra mentira que me susurro como el canto de un
niño sordo, una mordaza, atentado de mi, esta lengua
extendiéndose desde el cuello al techo. Yo una tulipa de una lámpara
rota, guardada en la prolijidad de una caja pequeña, como un ataúd de
juguete, el hueco de la luna en el cielo y otra sombra proyectada en
otra luz desde hace treinta y cuatro años.



16


PROBLEMAS DE INTERPRETACIÓN CLIMÁTICA


La tierra llena de estrías, abisma la tormenta en este desierto.
Has dicho que es el océano bajado del cielo al borde de otro
acantilado. Has dicho que son grietas, zanjones aguardando olas,
vagabundas del cielo, hasta su desprendimiento.
Mi manos son un cuenco a la espera del torrente, ahora cae la primera
gota y estalla un agujero negro. El cielo se cae, querido, sigue
estando bajo las plantas de nuestros pies, ahí, donde las raíces son
acuáticas y no se toman de nada ni nada toman. Somos angiospermas en
la vía láctea.



17


Me abisma la canción desnuda. Está marcada en el hacha a media voz, a
media vos. Canta la ceguera a cada movimiento de aire, deja caer el
filo la hendidura sobre la nada y es chirriante, absurdo que pueda
escucharte en este verso no dicho.



18


Tapame los oídos,la boca.
Llename todos los orificios.
¿Para qué decir más?
Una estupidez.
Mi alma no tiene tapa.
No es una olla ni un inodoro.
Si la llenaras no sé si sería alma.
No sé si al contenerte seguiría siendo mía o solo un continente de vos.
¿A quién le importa la apropiación o la definición misma?
Otra estupidez.
No sé, te juro que no sé.
Solo me nace sentir.



19


florida no
esas cuestiones son ya lejanas para estas esporas que me respiran

flor-ida tal vez
marcan mis uñas el retorno sin retro-seso a tu centro, tan mío como de
la vecina, pero de nadie ¿Sabés? Me cansan las totalidades: mejor mío
y de nadie más
paro
muerdo y te trago
te devoro
te(') de-boro
boro marrón
emborrado


barro o borro
mejor me voy a barrer



19


INCINERACIÓN


Más que de costumbre me siento sucia. Una tempestad atraviesa mi
cuerpo como si esta acumulación de torpezas fuera algo más, como si
fuera posible me atravesara un viento
un soplo
un aliento.
Ausente de manos recorro esta superficie en ojos, fijos a esa imagen,
casi una sombra, pero el reflejo.
Los dedos torpes rozan el opuesto, simetría perfecta, víboras
venenosas danzan al borde de las costillas, revuelven un poco el plexo
solar que no encuentra el fuego. Corre mi piel al roce de mi piel No
quiero que me toque. No soy yo. No hay veneno, de este lado, son miles
de partículas golpeando mi carcasa hasta arrancarla. Donde fue la
carne, la sangre: venas y arterias secas colgando de algún esqueleto.
Tal vez el mío.
Al fin de cuentas todos los principios de cuentos.

Malena González nació en Dolores en 1981 y reside en Nueva Palmira. Es docente de Literatura e Idioma Español. Es a la vez artista plástica, tallerista de artes plásticas y gestora cultural. Las páginas de esta edición de vadenuevo están acompañadas por obras suyas.

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