Compartir

CINE VERSUS MUNDIAL

 Publicado: 04/07/2018

Dos estrenos, dos


Por Andrés Vartabedian


En la búsqueda de algo motivador del comentario -posibilidad que nos otorga el escribir en una publicación mensual-, hemos aguardado hasta las últimas horas previas a nuestra salida para redactar estas líneas. Con la desilusión a cuestas, hemos elegido rescatar dos realizaciones bien disímiles, a las que podríamos vincular -si se quiere- únicamente por el empleo de cierto humor sarcástico y absurdo al momento de desarrollar sus relatos. Detrás de ambos títulos, los polos de una carrera: un director experiente y reconocido, quizá despidiéndose del cine -según algunos dichos que se le atribuyen-, y un debutante en la dirección presentando aquí su ópera prima. Ellos son: el finés Aki Kaurismäki y el francés Nicolas Bedos. Sus filmes: El otro lado de la esperanza y Monsieur and Madame Adelman.



El otro lado de la esperanza


Nominada al Oso de Oro como mejor película en el Festival de Berlín 2017, ganadora del Oso de Plata a mejor dirección en el mismo certamen, y con otra serie importante de nominaciones y distinciones en diversos encuentros cinematográficos, se presenta el último largometraje de Aki Kaurismäki (Orimatilla, Finlandia, 1957), el que podría ser su filme despedida. Una historia que vincula historias de seres diversos en la Finlandia actual; un encuentro entre “perdedores” que no abandonan la esperanza; desde el humanismo y la fraternidad.

Khaled es un hombre joven; llega a Helsinki escondido en un barco de carga. Un inmigrante ilegal que inmediatamente solicitará asilo como refugiado. Proviene de Siria; uno más de los tantos afectados por esa guerra que parece interminable. Ha perdido a buena parte de su familia en Alepo. Escapó con su hermana; sin embargo, entre tanto cruce de fronteras -con el afán de llegar a la “mejor” Europa-, tanto campo de refugiados habitado, tanto aprovechador de desgracias ajenas y tanta represión oficial circundante, se han perdido de vista y desencontrado. El paradero de aquélla es desconocido, por lo que su motivación actual para continuar el viaje es hallarla. Su asilo es rechazado: las autoridades no consideran que la situación de su país ponga en riesgo su seguridad ni imposibilite el desarrollo de la vida en su lugar de origen. Será deportado. Él decide quedarse.

Por su parte, Waldemar Wikström es un hombre en sus avanzados cincuenta. Comerciante de ropa, acaba de separarse. Su esposa es alcohólica. Vende su negocio a precio módico y apuesta -literalmente- sus ganancias para cumplir uno de sus sueños postergados: hacerse cargo de un restaurante. El lugar que elige no será una mina de oro. Intentará cambiarle la cara al negocio y, así, comenzar a recomponer en parte su vida. Sus empleados, quienes “vinieron” con la compra, colaborarán de todas las maneras a su alcance. Para ellos, ese lugar también es un refugio. Wikström parece comprenderlo, comprenderlos.

Khaled y Wikström se cruzarán en la vía pública y tendrán un intercambio no muy amistoso; de hecho, intercambiarán golpes de puño. Acto seguido, Khaled estará comiendo en su restaurante y comenzará a trabajar allí. Su condición de ilegal no será cuestionada. Su búsqueda podrá continuar en mejores condiciones. Wikström mismo colaborará en ello.

Kaurismäki, fiel a sí mismo, relatará su historia en forma sencilla, sin estridencias de ninguna índole, ni en forma ni en mensaje; con humor fino, absurdo -fabricado a pura seriedad-, lacónico, con dejos de patetismo; construyendo personajes queribles -extravagantes por momentos-, decentes, solidarios, como intentando patear a un lado su propio nihilismo frente a la sociedad en la que vive, que tanto le duele y a la que tanto critica a través de sus filmes. Muchos de esos seres pertenecen a los sectores más desfavorecidos y, en sus historias, se reflejan las de muchos de los que sufren a diario.

El ritmo de su relato no es el que nos ha cooptado el gusto por insistencia y omnipresencia, y puede generar cierto “sufrimiento” en el espectador medio, acostumbrado al menos reflexivo tono hollywoodense. Algunos anacronismos en los elementos visuales utilizados -escenarios, utilería, vestuario-, no por ser constantes en su cine dejan de provocar cierta confusión en un espectador alejado de su cinematografía, que lo visite por vez primera o que no logre ingresar definitivamente en esa lógica personal y distintiva.

De todos modos, más allá de la incuestionable cuestión de los gustos a la que todo arte se somete, su cine se percibe sensible y honesto, inteligente y humano. Profundamente humano. También en su escepticismo: “Sin solidaridad nuestra vida está hueca. Yo llegué a pensar que mis películas podrían cambiar el mundo, o al menos cambiar Europa. Ahora me conformo con que cambien a tres o cuatro personas. En todo caso, quiero creer que la humanidad puede enderezar su rumbo a pesar de que hasta los perros tienen más bondad que nosotros”.

Monsieur and Madame Adelman


Este debut al frente de la dirección le valió a Nicolas Bedos (Neuilly-sur-Seine, Francia, 1980) y a su filme una nominación como mejor ópera prima en los Premios César 2018 -galardón comúnmente referido como “el Oscar del cine francés”-, y la suya a su actriz protagónica, Doria Tillier -también coguionista y pareja de Bedos-, por el personaje central de Madame Adelman. Distinciones en sí mismas, más allá de la no obtención definitiva de los respectivos premios.

Bedos es quien interpreta, además, al propio Monsieur Adelman. En ese campo, el de la actuación, al igual que en el de la escritura de guiones, Bedos cuenta con mayor experiencia, teniendo en ambos alrededor de una decena de participaciones previas. Aquí, además de actuar, escribir y dirigir, Bedos también debuta en la composición musical. Artista multifacético -un verdadero auteur, dirían algunos-, Bedos no se destaca por su excelencia en alguno de esos rubros; al menos, no hasta el momento. Sin embargo, sí podríamos resaltar que en todos ellos recibe elogiosos comentarios. (Mayor es su prestigio y trayectoria en el mundo del teatro francés, más allá de que haya quienes lo consideran un hombre “detestable”).

Monsieur and Madame Adelman -como se encuentra en cartelera, en esa mezcla extraña entre inglés y francés- se presenta como un gran flashback que nos remite a recorrer 45 años de una historia de pareja. Una pareja con sus singularidades, sí, pero una historia de pareja, al fin, con sus altos y bajos, su inicio y su cierre, sus etapas, sus glorias y sus miserias.

A partir de la muerte de Victor Adelman, un gran escritor francés, premio Goncourt y miembro de la Academia Francesa, su esposa Sarah comienza el relato de un vínculo que se iniciara allá por 1971. Interpelada por un periodista interesado en escribir la biografía de dicha relación, la misma reunión pos sepelio sirve para que ambos se aparten de familiares y amigos y Sarah comience su relato, al que tornaremos de tanto en tanto como para recordarnos nuestro punto de partida y la contemporaneidad del mismo y de la narradora en escena. Nada que sorprenda demasiado. Lo mismo sucede con la división en capítulos -más de una decena-del relato creado por Bedos, a semejanza de los que podemos hallar en las clásicas novelas; casualmente, la especialidad de nuestro escritor en cuestión.

Es así que la historia avanzará, entre cliché y cliché, a buen ritmo. Esos lugares comunes -el propio ritmo elegido es uno de ellos- en general funcionan, y logran que la historia se desarrolle sin demasiados baches ni contratiempos. El humor también colabora, y mucho. A paso de comedia, por momentos, ese relato de un amor cómplice, con diversos secretos a descubrir, se tiñe de sarcasmo e ironía y desliza apuntes incisivos, filosos, sobre diversos tópicos que aparecen: el amor -sin dudas-, la pareja, la paternidad, la izquierda, la burguesía, la burguesía de izquierda, la política, etcétera, etcétera. En algunos casos, se percibe cierta búsqueda de la insolencia. Una insolencia facilista, que funcionará más como distractor, como elemento utilizado en la búsqueda de la hilaridad que como toma de postura. En ningún caso, asoma pretender la huella.

Así, Sarah referirá a su encuentro en una discoteca parisina, su -casi insoportable- insistencia en vincularse con él, sus correcciones a los borradores de Victor a partir de sus estudios de literatura clásica, el encuentro con sus padres, los de ambos, la toma -o el préstamo- de su apellido Adelman por parte de Victor, el comienzo de su éxito como escritor, sus inseguridades, sus fracasos, su noviazgo, su casamiento, la llegada de sus hijos, sus idas y vueltas, sus separaciones y reconciliaciones... La vida de una pareja, en definitiva, a cuyo recuerdo no le faltarán los rastros de cierta melancolía.

De todos modos, algunos elementos nos llamarán la atención: por momentos, su relato no coincide con las imágenes que observamos, la descripción oral de los sucesos con condice con su correlato visual en pantalla. Funciona como ironía, claro está, pero también nos provoca el comienzo de una sospecha. Algo no es lo que parece. Alguien miente.

Indudablemente, Sarah está manipulando el relato, y Bedos nos manipula a todos. Afortunadamente, la manipulación del cine está presente. Sin dudas, el mecanismo elegido para la “mentira” es más inteligente y creativo que la “vuelta de tuerca” -casi innecesaria- que nos propone en su epílogo.

Una vez más, y en tiempos de fútbol por todas partes con más razón, volvemos a reafirmar que la recompensa es el camino.

Fichas técnicas


El otro lado de la esperanza

Título original: Toivon tuolla puolen
Finlandia/Alemania, 2017, 98 min.

Dirección: Aki Kaurismäki

Guión: Aki Kaurismäki

Producción: Aki Kaurismäki

Fotografía: Timo Salminen

Edición: Samu Heikkilä

Elenco: Sherwan Haji (Khaled Ali), Sakari Kuosmanen (Waldemar Wikström), Ilkka Koivula (Calamnius, el portero), Janne Hyytiäinen (Nyrhinen, el cocinero), Nuppu Koivu (Mirja, la moza), Simon Hussein Al-Bazoon (Mazdak, el amigo)



Monsieur and Madame Adelman

Título original: Mr & Mme Adelman
Francia/Bélgica, 2016, 120 min/p>

Dirección: Nicolas Bedos

Guión: Nicolas Bedos, Doria Tillier

Producción: François Kraus, Denis Pineau-Valencienne

Fotografía: Nicolas Bolduc

Música: Nicolas Bedos, Philippe Kelly

Edición: Anny Danché

Elenco: Doria Tillier (Sarah Adelman), Nicolas Bedos (Victor Adelman), Antoine Gouy (el periodista)

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *