Compartir
LAS CRISIS DE ANTES, LOS VECINOS Y LAS AMENAZAS
El milagro uruguayo, pero…
Por Francisco López Martí
La economía de Uruguay está estabilizada, el consumo crece y no hubo cambios negativos en la distribución de ingresos ni aumento de la población pobre, un escenario contrastante con el de las crisis del pasado y también con la que padecen los habitantes de los países vecinos.
En la crisis iniciada en 2002 en Uruguay la proporción de pobres alcanzó al 39,4% y el desempleo al 19,5%, proporciones similares a las verificadas en la gran crisis iniciada en 1982. En ambos casos la situación social se degradaba, las expectativas se derrumbaban y una ola de emigrantes jóvenes se dirigía a destinos más promisorios.
La comparación de la situación de Uruguay con la de Brasil y Argentina en la coyuntura actual pone en evidencia un notable contraste. Los dos grandes del MERCOSUR atraviesan una situación económica y social crítica y graves problemas políticos, particularmente en Brasil.
La evolución del producto bruto interno (PBI) y del desempleo son indicadores de esa disímil situación. El PBI por habitante de Brasil disminuyó 4,4% en 2015 y otro tanto al año siguiente, el de Argentina cayó 2,8% en 2016 mientras que el de Uruguay continuó creciendo. En 2017 la proporción de desempleados en la población activa de Brasil alcanzó al 25,7%, en Argentina al 14,5% y en Uruguay al 8,3%[1].
El contraste es más expresivo si se consideran las diferencias de tamaño, potencial productivo y exposición a las cambiantes condiciones internacionales, incluyendo la de los vecinos.
¿Cómo interpretar las diferentes trayectorias? La respuesta a esa pregunta esta inevitablemente teñida de valores y opciones políticas en que se omiten las peculiares condiciones históricas de cada uno de los países. El viento a favor fue una explicación de la bonanza en los tres países. En el escenario crítico actual, al considerar el origen de las diferencias entre los países es inevitable tomar en cuenta el papel de los gobiernos, lo cual da ventajas al Uruguay.
Pero…
No obstante que en Uruguay el PBI continúa creciendo, el ingreso nacional, lo que queda para el consumo y el ahorro nacional, no lo estaría haciendo si se toma en cuenta el reciente aumento de las rentas enviadas al exterior y los términos de intercambio, tema que abordé en detalle en un artículo anterior.
Por otra parte el crecimiento de la demanda interna apuntalada en salarios y pasividades cuyo poder adquisitivo crece puede presionar la balanza en cuenta corriente por el aumento de las importaciones, cosa que no ha sucedido hasta ahora, o llegar a reducir el ahorro y la inversión nacional. Por lo pronto la inversión ha caído, aunque el origen de ese descenso debe considerar otros aspectos.
Un tema importante que tiene amplio reconocimiento público es el aumento de la tasa de desempleo desde el mínimo de 6,6% en los primeros años de la década actual hasta el 8,3% en 2017.
Si bien el PBI crece, dos sectores en particular están en problemas: el agro y la industria. A largo plazo ambos sectores vienen perdiendo participación en el PBI, tendencia que se acelera en la coyuntura actual. En el caso de la industria en el acumulado a setiembre de 2018 respecto a igual periodo del año anterior, disminuyó 5,1% el número de horas ocupadas y un 2,9% el índice de volumen físico (sin incluir a ANCAP).
Los sectores volcados al mercado interno protegido, el comercio y los servicios, particularmente las telecomunicaciones, lograron compensar la caída de otros y explicar el crecimiento reciente del PBI.
Las consecuencias de un debate limitado
Como parece natural, para la oposición todo va mal desde el primero de marzo de 2005; alcanza con mirar los titulares de primera página del periódico de derecha El País.
En el gobierno y los partidos afines hay un reconocimiento del problema de empleo y una política cauta de ajustes salariales (y por tanto pasividades), aunque manteniéndose la tendencia ascendente de ambos.
Es posible que ese reconocimiento de la situación haya facilitado, no sin conflictos, el último presupuesto y una relativa aceptación de las pautas salariales del gobierno por parte de los sindicatos y organizaciones de empleadores. La excepción más notable fueron los empleadores rurales que resolvieron no integrarse a los Consejos de Salarios tripartitos que debían reunirse en 2018.
Algo que puede esperarse es la prédica de la oposición política exagerando la situación negativa y asignándole al gobierno la responsabilidad de la misma y que la ciudadanía de distintos niveles y fuentes de ingreso exija mejoras continuas en los servicios, salarios, pasividades y beneficios en contraste con el escenario económico, por lo menos tal como ha sido planteado aquí.
Volviendo al comienzo: un milagro, pero…
Ni blancos ni colorados vote/votare; la ley de riego me saca las ganas de votar al frente; además estoy en contra de darles un puerto a los chinos; por encuanto nada masaje
AMIGO EUGENIO,POR SI NO LO SAVE LA «LEY DE RIEGO»ES PRIBATISAR EL AGUA .EL RIEGO,LOS TAJAMARES,EL BOMBEO,ES TODO PRIBADO.es un arma de doble filo.
Quizás todos, incluso yo, tenemos motivos de insatisfacción por cosas hechas o no hechas. La preguntas para si son, cuál es el balance general y cuáles son las alternativas realistas.