Compartir
GOLAZO DE DIEGO RIOLFO A LA BUROCRACIA UNIVERSITARIA
Una carta ganadora
Por Omar Sueiro
¨Rara avis¨ en el ambiente futbolero nacional, Diego Riolfo[1] ‑número 10 de reconocida calidad internacional‑ combina la práctica profesional del deporte con el estudio avanzado de la ciencia económica, carrera en que solo le restan dos materias para titularse como Economista.
Riolfo juega actualmente en un equipo de primera línea de México y en los últimos meses viene preparando intensamente ambos exámenes con la expectativa de rendirlos en el próximo interregno deportivo, que se producirá al finalizar el actual campeonato azteca. Dado que éste no coincide exactamente con el período ordinario de exámenes de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de la República, contando con la aquiescencia previa de sus profesores, solicitó hace un mes la formación de un tribunal especial para cumplir con los requisitos correspondientes. ¨Son 20 días de licencia que tengo en mayo, y preferiría sacrificar días de vacaciones con mi familia y amigos para poder culminar mi anhelo estudiantil¨, expresa en el petitorio.
LA CARTA ABIERTA DE RIOLFO
Riolfo expone los motivos de su solicitud con gran precisión y claridad, en una argumentación que da prueba de la inteligencia que le ha permitido sortear la casi treintena de exámenes aprobados:
“En 2008 comencé mis estudios universitarios en la Facultad de Ciencias Económicas; siempre con el objetivo de poder terminar mi carrera a pesar de la pasión que tenía por el fútbol. Mi futuro Io veía como economista, y no como futbolista. Fueron muchos los que se acercaron a decirme que ambas actividades no eran compatibles… 'O te dedicas a esto por completo o te dedicas a estudiar', me dijo una vez un entrenador en divisiones juveniles al preguntarle si podía faltar a un entrenamiento para dar una revisión.
Sin dudas que haber podido hacer las dos cosas, en paralelo, demuestra que sí son compatibles… Pero sin dudas que fue difícil.
Hoy me encuentro en México, trabajando como futbolista profesional como lo hago desde el 2010. A tan solo dos materias de recibirme de economista, me surgió la posibilidad de continuar con mi carrera futbolística aquí [en México]. Hace un mes solicité a distintos órganos de la Facultad la posibilidad que se me otorgue una mesa especial para poder rendir ambos exámenes en el momento que terminara el campeonato y yo vuelva a Uruguay. …"
La expresión de la frustración que le causó la respuesta negativa de la Facultad, también tiene un valor que debe ser tomado en cuenta por las autoridades, pues no se restringe a manifestar su desazón sino que, con gran altura de miras, también explicita que las causas no son meramente subjetivas, sino que hay subyacencias que deberían ser atacadas por el cogobierno:
¨Hoy el decano de la Facultad, Rodrigo Arim, a través de un expediente resuelto por el Consejo de la Facultad, me comunicó el rechazo a dicha solicitud. … Siento mucha impotencia. Impotencia por querer superarme y no poder. Impotencia de ver en mi país cómo la educación se encuentra sumergida en una profunda crisis, no solo institucional, sino también académica desde el punto de vista de sus resultados y Ios niveles de deserción, que se registran tanto en secundaria, como en la educación terciaria, con aulas que 'explotan' de gente el primer semestre del año para luego 'vaciarse' a medida que nos acercamos a diciembre.
Tengo muy en claro que hay reglamentos que cumplir, y que si la respuesta hacia mi solicitud fue negativa, se debe a motivos fundamentados en dichos estatutos. Lo respeto. Solo que a veces siento que nos cuesta humanizarnos en alguna medida o circunstancia. ¿Realmente queremos colaborar para tener una mejor educación pública? ¿Realmente nos queremos superar individual como colectivamente? ¿De verdad queremos tener cada día mayor cantidad de profesionales, mejores niveles de productividad y capital humano?
Ojalá mi caso aporte un granito de arena en esta lucha que existe en el fútbol, por tener jugadores que busquen un plan B en el estudio. Ojalá se encuentren las herramientas necesarias para incentivarlos a tener nuevas aspiraciones. Que cuando dejen el fútbol no tengan problemas de inserción en la sociedad, y rápidamente encuentren una salida laboral para sustentar sus familias y Ilenar ese vacío.
Quiero agradecer a los distintos profesores y encargados de las materias que me faltan, por la buena disposición que tuvieron siempre en querer ayudar a resolver mi situación.
No hay problema, yo voy a ser economista. No será ahora, y tendré que postergar mis estudios de postgrado. Pero me voy a recibir, y me voy a sentir orgulloso de haberlo logrado”.
Posteriormente, en reportaje del diario "Ecos de Latinoamérica", aclara que no pretende enfrentamientos inútiles y su deseo no es polemizar con el Decano de la Facultad:
"Él explicó correctamente que hay un estatuto que cumplir, que solo hay tres casos especiales y que el mío no está incluido en alguno de ellos. Explicó correctamente que la Facultad tiene muchas personas, mucha demanda de gente y sería muy difícil hacer mesas especiales todos los días, todos los meses. Pero mi intención no era esa, sería algo muy utópico."
LA EXPLICACIÓN DEL DECANO
El Decano Rodrigo Arim desarrolló en un reportaje la justificación de la decisión negativa del Consejo[2]. En resumen:
- No es posible adaptar el funcionamiento de la Facultad a la situación de una persona que emigró y que tiene su licencia anual en determinado periodo;
- El personal docente es muy ajustado; la Facultad es la que tiene mayor alumnado de la UDELAR (20.000 estudiantes).
- Hay decenas de pedidos de este estilo y el de Riolfo es similar al de otros estudiantes que, obligados a emigrar, solicitan terminar la carrera a distancia;
- En el mismo caso están los estudiantes contratados en Uruguay por empresas que los mandan a perfeccionarse en el exterior por dos o más años pero cuyo periodo de licencia en el exterior no coincide con los periodos de examen en Uruguay;
- Hay otras solicitudes tan justificadas como esa, que tampoco es posible atender, y no se están habilitando excepciones ni por religión, ni por trabajo, ni por enfermedad, ni por duelo;
- Hay situaciones aun más graves que tampoco pueden atenderse, como las de estudiantes forzados a regresar a sus pueblos en el Interior por falta de medios para quedarse en Montevideo y piden dar los exámenes antes de irse;
- Hay muy pocas universidades en el mundo que admiten graduarse sin concurrir a clases presenciales. Aquí se busca facilitar el estudio a quienes están trabajando y se admite que no se controle la presencia;
- Es preciso establecer reglas que contemplen categorías de estudiantes y no situaciones particulares;
- Los nuevos planes son más ágiles y habilitaron el avance de los estudiantes en las carreras. Los cambios tuvieron resultados importantes, entre ellos la duplicación de la tasa de egresos de 500 a 1.000 por año; también se consolidó la continuidad de los estudiantes al acercar la Facultad a diferentes localidades de varios departamentos (Maldonado, Lavalleja, Tacuarembó, Treinta y Tres, etc.).
COMO REMONTAR UN RESULTADO ADVERSO
A confesión de parte, relevo de prueba. El Decano Arim, en sus declaraciones defensivas, ha sido sincero: la Facultad está omisa en estos puntos concretos que tienen que ver con los estudiantes que trabajan en ocupaciones exigentes. Hay bastantes elementos polémicos en todo esto (por ejemplo, nos preguntamos qué piensa y hace en este caso el Centro de Estudiantes de Ciencias Económicas y Administración), pero ‑incluso por respeto a la tesitura adoptada por Riolfo‑ no es oportuno establecer en este momento las críticas que podrían corresponder. Veamos, sí, algunos elementos importantes o interesantes que podrían operar ventajosamente para la Facultad si se materializara una rectificación por parte del Consejo.
En términos futbolísticos, como remontar el O–1 y cambiar la derrota en triunfo.
LO PRIMERO ES CONOCER LA REALIDAD
Si algo aprendimos en la Facultad es que lo primero ‑antes de tomar cualquier resolución‑ es tener la medida del problema y de los medios disponibles para resolverlo.
El otro concepto a manejar es partir de un planteo general y llegar a los casos particulares; en este caso, definir como finalidad general, por ejemplo, el establecimiento de regímenes especiales de examen para los estudiantes con exigencias laborales particulares.
A partir de allí, establecer un plazo para que todo aquel estudiante que entienda estar en esas condiciones pueda registrarse detallando su situación particular. Ejemplo: tareas que realiza, fechas y lugares donde las desarrolla, períodos particulares de que dispone para la preparación de exámenes, etc. (Conocimos a compañeros que tenían como principal ingreso familiar una actividad turística o comercial en lugares de temporada, y obviamente les resultaba imposible preparar exámenes en el verano.)
Establecer obligaciones específicas para aquellos que pretendan utilizar los regímenes especiales, se inscriban y finalmente no se presenten.
DESPUÉS: OBRAR EN CONSECUENCIA
Conocida la dimensión de la eventual demanda ‑cuando la misma llegue a determinada magnitud‑ establecer mecanismos para recurrir a docentes, egresados o estudiantes avanzados con notorio conocimiento de la materia para colaborar ‑honorariamente‑ con los docentes que redactarán y finalmente corregirán las pruebas.
Aprobada esta norma, quedaría habilitada la posibilidad de armar mesas especiales para los casos más claros y de alguna manera urgentes. Lo sería el "caso Riolfo", dado que es presumible que no existan muchos más estudiantes en la misma condición, de un trabajador que vive y trabaja en el exterior, tiene la necesidad de rendir los últimos exámenes de la carrera, y dispone de un plazo definido y reducido para hacerlo.
LOS BENEFICIOS
Serían múltiples, con este caso se inauguraría el Proyecto de Beneficios a los "y‑y", o sea a los que trabajan y estudian, en la Facultad de Ciencias Económicas. Además de esos beneficios, la Universidad Pública mostraría una tesitura que actualmente manejan sus competidoras privadas al colocar como objetivo propagandístico la facilitación de las tareas estudiantiles.
Y los universitarios en general estaríamos muy satisfechos, de que ‑por lo menos alguna vez‑ se le haya podido ganar un partido a la odiada burocracia.