Compartir
QUINCE AÑOS NO ES NADA
La izquierda y la educación pública
Por Julio C. Oddone
...mi compromiso de promover políticas educativas, científicas y tecnológicas que preparen a nuestros hombres y mujeres, y en especial a los más jóvenes, para ese trabajo decente que es, al fin y al cabo, la mejor política social y la mejor política económica que puede tener un país.
(Pdte. Tabaré Vázquez ante la Asamblea General - 1° de marzo de 2005)
Permítanme un pequeño subrayado: educación, educación, educación. Y otra vez, educación.
(Pdte. José Mujica Cordano ante la Asamblea General - 1° de marzo de 2010)
Sabemos lo que la educación puede y debe ofrecer a la gente y a la sociedad. Deseamos y trabajaremos por la mejor educación pública posible y, a su vez, no dejamos de reconocer el compromiso y el aporte del sector privado en relación a los objetivos generales del sistema educativo.
(Pdte. Tabaré Vázquez ante la Asamblea General - 1° de marzo de 2015)
El Frente Amplio accedió al gobierno nacional en el año 2005 cuando el Dr. Tabaré Vázquez asumió la Presidencia de la República. La fuerza política mantuvo el gobierno durante dos períodos más, uno a cargo del Sr. José Mujica Cordano y el último, nuevamente con el Dr. Vázquez.
En esos años, en varios países de América Latina se sucedieron gobiernos denominados progresistas que buscaban el desarrollo y el progreso de las sociedades, principalmente en lo político y social.
El progresismo se enmarcaba dentro de una izquierda democrática que accedió al gobierno en elecciones nacionales y con el respaldo de partidos políticos o frentes más o menos coaligados u organizados; en algunos casos, con más tiempo de formación, y en otros casos, coaliciones más o menos circunstanciales.
En ellas confluían ideas que se acercaban al socialismo, a la socialdemocracia y, en general, ideas que se oponían a las más conservadoras en lo político y a las más cercanas al liberalismo en materia económica. Es lo que se conoce con el nombre de centro izquierda, cuyos matices tenemos que ubicar en contexto para diferenciar gobiernos de uno y otro signo.
El Frente Amplio se define en sus lineamientos básicos como progresista, democrático, antioligárquico y antiimperialista. Durante sus gobiernos se promovieron una serie de cambios en lo político y en lo social que, aunque gradualistas, surgieron de leyes bastante avanzadas y osadas.
El propósito de este artículo no es enumerar todos los logros o las medidas que se han tomado durante los tres gobiernos del Frente Amplio. La idea tampoco es enumerar todas las normas jurídicas elaboradas durante los tres períodos. Análisis así los hay muy buenos y muy completos y, en general, son bastante consecuentes con la gestión del Frente Amplio en el gobierno nacional.
Me propongo realizar un acercamiento crítico a la educación durante los gobiernos del Frente Amplio, basándome en tres o cuatro cuestiones que logren dejar ver, al final, que la gestión del Frente Amplio en materia educativa ha tenido muchas sombras y pocas luces.
El primero de los aspectos que quiero mencionar fue la conformación del gabinete de ministros en el Ministerio de Educación y Cultura (MEC) y en la presidencia de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP).
En lo que respecta a los ministros, durante los gobiernos del Frente Amplio pasaron por la cartera, en orden cronológico: Jorge Brovetto, María Simón, Ricardo Ehrlich y María Julia Muñoz; todos ellos vinculados al ámbito científico: la ingeniería, la bioquímica y la medicina. En cuanto a la presidencia de la ANEP, también en orden cronológico, ocuparon la presidencia: Luis Yarzábal, de orígenes académicos vinculados a la medicina, José Seoane, con formación en Filosofía, y Wilson Netto, vinculado a la Enseñanza Técnica.
Debe llamarnos la atención la prioridad que se dio en los organismos de conducción de la educación al aspecto político y el ejercicio de la docencia universitaria. Salvo Wilson Netto, vinculado a la educación técnica, y Seoane, vinculado a la enseñanza media y la formación docente, entre las mencionadas autoridades ninguno era docente ni de educación primaria ni de educación media.
Otro de los aspectos que merece ser recordado refiere a los tres Congresos Nacionales de Educación. El primero de ellos, se celebró en el año 2006 y se denominó Maestro Julio Castro, en homenaje al docente desaparecido y asesinado durante la última dictadura militar.
El Congreso de Educación tenía como finalidad generar un amplio debate social para elaborar líneas y propuestas necesarias para llevar a cabo cambios necesarios en Educación. El objetivo final era la elaboración de una Ley General de Educación con el más amplio apoyo social.
A pesar de ello, “curiosamente, las medidas más relevantes del período no pasaron por el famoso debate” (Marrero, 2019: 8). Marrero ha reseñado más de 16 proyectos vinculados a la educación que no fueron debatidos en ningún ámbito participativo. El de mayor destaque fue el Plan CEIBAL, creado por un decreto durante la primera presidencia del Dr. Tabaré Vázquez.
La gran mayoría de las principales decisiones sobre política educativa durante los tres gobiernos del Frente Amplio no fueron debatidas. No solo el primer Congreso, sino, además, los dos Congresos sucesivos y prácticamente todas las ATD Nacionales realizadas, encontraron muy poco eco en las autoridades de la época, a pesar de que ellas son los principales ámbitos de construcción pedagógica a nivel de primaria, secundaria y enseñanza técnica.
En varios documentos emanados de las ATD, se señala que la Ley General de Educación (N.° 18.437) que debió ser el resultado de los debates, desestimó los documentos emanados del 1er. Congreso de Educación “Maestro Julio Castro”.[1]
La ATD Nacional entendía “que la Autonomía de la Educación no fue un capricho y que debe ser ampliada”[2], dejándola aparte de los vaivenes políticos coyunturales.
Del mismo modo, se deja expresamente establecido que “el peso de la opinión profesional de los profesores debe tener un lugar apropiado y un peso significativo en la síntesis que se produzca de ese debate”.[3]
El tercer aspecto que quiero mencionar refiere a la preocupación presupuestal de los gobiernos del Frente Amplio con respecto a la educación.
Si bien en ninguno de los gobiernos se llegó a la asignación de recursos correspondiente al 6% del PBI, es de destacar -según Marrero (2020)- que el presupuesto educativo aumentó dos puntos y algo porcentuales, que el salario docente creció significativamente y que también se incrementó el gasto/inversión por alumno.
Del mismo modo, se invirtió en obra edilicia. Se construyeron nuevos liceos, escuelas y escuelas técnicas, aunque a través del discutido mecanismo de participación público-privada (PPP). También aumentaron los recursos materiales, el personal, y se financiaron los boletos estudiantiles, pasando a ser gratuitos en todo el país. Se creó la Universidad Tecnológica (UTEC); también la Biblioteca Ceibal.
Este enorme avance presupuestal no estuvo acompasado, sin embargo, con una mejora de los desempeños estudiantiles, sin importar a través de qué indicador se lo mida. Desde el punto de vista del tránsito por el sistema, las tasas de egreso siguen siendo desalentadoras. Desde el punto de vista de los aprendizajes, medidas por las pruebas PISA o por las pruebas que aplica el Instituto Nacional de Evaluación Educativas (INEEd), también son insatisfactorias y se encuentran estadísticamente asociadas con el nivel socioeconómico del hogar. (Marrero, 2020: 9)
A pesar de los cuestionamientos que deben merecernos las pruebas estandarizadas para evaluar los aprendizajes, sus resultados han sido utilizados por los gobiernos para medir el éxito o fracaso de las políticas educativas y para fundamentar sus decisiones.
Otro aspecto, el cuarto, que quiero incluir dentro del balance de los tres gobiernos del Frente Amplio, refiere al descrédito del saber profesional, académico (Marrero, 2020: 14), que redunda en que la izquierda también ha contribuido al ataque a la educación pública personificándola en sus docentes. En números anteriores de Vadenuevo, he escrito sobre este ataque, en la actualidad, por parte de todo el sistema político y buena parte de los medios de comunicación.[4]
Esta “campaña desacreditadora” (Marrero, 2020: 14) fue particularmente intensa durante la presidencia de José Mujica, incluso por parte del mismo expresidente, aunque en las dos presidencias del Dr. Tabaré Vázquez también hubo episodios significativamente relevantes. Recordemos la declaratoria de esencialidad de la educación, por ejemplo.
En los tres gobiernos del Frente Amplio el descrédito hacia las y los docentes, hacia el saber y el conocimiento, contradecía las ideas tradicionales de la izquierda, que depositaban en el saber crítico las posibilidades de transformación de la sociedad.
Estos aspectos mencionados responden a cuestiones que tienen que ver con expectativas que se habían dado en la ciudadanía cuando el Frente Amplio accedió por primera vez al gobierno y durante los quince años de la era progresista.
Hoy, nuestro país está gobernado por una coalición conservadora de centro derecha encabezada por el Partido Nacional.
Las sombras sobre la educación pública de los gobiernos de izquierda se han transformado en nubarrones preocupantes en el marco de un gobierno de derecha donde la conducción de la educación está en manos de autoridades afines a las reformas defendidas por Eduy21. Aunque ya existía durante los gobiernos de izquierda, se ha profundizado una embestida conservadora que amenaza la ya destruida autonomía y el cogobierno de la educación.
El gran debe del Frente Amplio con la educación de nuestro país ha sido la responsabilidad en haber preparado un camino para que un cambio de gobierno y de signo político posibilite que la educación pública comience a ser socavada en sus principios fundamentales.
El gran debe de los gobiernos del Frente Amplio, en varios aspectos, ha sido contribuir a una erosión de la educación pública que ha saboteado las mejores esperanzas de la izquierda y del progresismo.
Del progresismo en algunos temas; el Frente Amplio ha sido "conservador" en el ámbito educativo, iniciando un proceso de reformas regresivas que han allanado el camino para la embestida conservadora del actual gobierno.
Durante los gobiernos del Frente Amplio se pudo identificar un proceso latente de privatización (Martinis, 2020), que se había iniciado varios años antes con un constante ingreso de lo privado en la educación, pero que se mantuvo en forma consistente durante los gobiernos “progresistas”.
Este período podría ser definido, simultánea y contradictoriamente, como el de la consolidación de una práctica hegemónica basada en la centralidad de la educación pública y el del comienzo de una construcción conservadora con afán contrahegemónico [con] el establecimiento de condiciones para que paulatinamente fueran tomando fuerza posiciones conservadoras que se propusieron disputar el lugar hegemónico de la educación pública. (Martinis, 2020: 19)
El Frente Amplio ha hecho de la educación pública algo central en la realidad uruguaya, pero también ha contribuido, a través de los aspectos mencionados en este artículo, a preparar un terrero propicio para la embestida conservadora que visualizamos hoy en día.
Las indecisiones y las malas decisiones de la izquierda explican en muchos casos el futuro desalentador que se cierne sobre la educación, los aprendizajes y el trabajo docente.