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EL NEOINTERVENCIONISMO DE ESTADOS UNIDOS

 Publicado: 01/03/2023

Una brecha en la ideología neoliberal y en la globalización


Por Martín Buxedas


Estados Unidos inauguró una nueva etapa de promoción y protección a sectores seleccionados de su economía. 

Los objetivos explícitos de esa política, la seguridad nacional y las infraestructuras críticas, se han vuelto elásticos ante las preocupaciones por la innovación, la competitividad y la seguridad de las cadenas de suministro.

El rasgo original del impulso proteccionista es que lo adopta el país con la economía más potente y la mayor capacidad de innovación, además de influencia política e ideológica y poder militar. Reconociéndose en esa condición, no necesita dar otras explicaciones del viraje en la política más que el interés nacional.

El neoproteccionismo de Estados Unidos convoca a sectores de la población, particularmente en las zonas en que la relocalización industrial de la cadena automotriz y otras industrias afectó el empleo. La declaración de China como “competidora” estratégica es un argumento complementario perfecto para sustentar esa política.

El predominio de las políticas económicas liberales y las de protección a la producción interna se ha alternado en el tiempo. Estados Unidos mantuvo largamente la protección a la industria radicada en el norte victorioso de la Guerra de Secesión y solo la sustituyó por una política liberal cuando comenzó a liderar la economía mundial. 

En los años 30, el rebrote proteccionista fue una reacción a la profunda crisis. Transformada en política estándar, el proteccionismo y la promoción de la industria fue adoptada por un grupo de países de América Latina. Así lograron una ola de crecimiento económico significativo, que se prolongó hasta la década de los 50, en algunos casos, y los 60, en otros. 

A partir de comienzos de los años 80, las ideas neoliberales pasaron a ser la verdad aceptada ampliamente.

La interrogante actual es si el avance intervencionista en Estados Unidos es un tiro en el corazón o solo una herida en el liberalismo económico y la globalización. Lo cierto es que agrega dudas a la confianza plena en el mercado que inspiraba la política económica y la globalización, confianza que ya venía siendo cuestionada por su incapacidad para resolver problemas cruciales de la economía y por la exacerbación de la desigualdad.

Si la intervención en los mercados y el proteccionismo comercial dejaran de ser demonizados, los medios de promoción de la política económica liberal -incluyendo al Banco Mundial y al BID (Banco Interamericano de Desarrollo)- quizás tengan que hacer algunas modificaciones, y se aceleraría la decadencia de la Organización Mundial del Comercio.

La buena noticia es que, en este escenario, los países subdesarrollados que opten por apoyar determinadas cadenas productivas tendrán más argumentos y, quizás, menos resistencia. De hecho, el debate sobre la pertinencia de las políticas sectoriales, que se había reducido a círculos estrechos y poco influyentes, se viene ampliando desde hace algunos años. 

El neoproteccionismo de Estados Unidos abre interrogantes sobre el futuro de una globalización que ha tenido como protagonistas y principales beneficiarias a las empresas transnacionales, en función de su gran capacidad para localizar sus actividades productivas, comerciar y eludir impuestos. 

China también supo aprovechar el auge de la globalización expandiendo su comercio, especialmente las exportaciones, y recibiendo grandes flujos de inversión externa directa (segundo destino mundial en 2020) que contribuyeron a la captación de tecnología. En lo inmediato, parecería que el neoproteccionismo de Estados Unidos forzaría a China a adaptarse a un cambio en un escenario de globalización que supo aprovechar para mantenerse como digno “competidor estratégico” en el plano de la economía y la tecnología y, se diga o no, en otras dimensiones del relacionamiento entre los dos países.

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De consolidarse, el impulso de Estados Unidos a las políticas de promoción de ciertas cadenas de valor y las limitaciones a los intercambios comerciales y a la inversión, tendría múltiples consecuencias sobre la economía mundial y las relaciones de poder a escala mundial, al mismo tiempo que debilitaría a los portavoces de la verdad ambiental sobre los beneficios sin contrapeso del mercado y la globalización.

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Anexos

  1. Fragmentos del Discurso a la Nación 2023 del presidente de Estados Unidos Joe Biden.[1]

[...] Durante muchas décadas importamos productos y exportamos empleos. Ahora, gracias a todo lo que han hecho ustedes, estamos exportando productos estadounidenses y creando empleos en Estados Unidos. [...] Por eso, por eso [es] que nos hemos unido para aprobar la ley bipartidista sobre CHIPS y ciencia. [...]

Nos estamos asegurando que la cadena de suministro de Estados Unidos empiece en Estados Unidos. La cadena de suministro de Estados Unidos empieza en Estados Unidos. Ya hemos creado 800.000 nuevos puestos de trabajo en el sector manufacturero incluso sin esta ley, antes de que entre en vigor. Con esta nueva ley, crearemos cientos de miles de nuevos puestos de trabajo en todo el país. [...]

Esta noche también anuncio nuevas normas que exigirán que todos los materiales de construcción utilizados en los proyectos federales de infraestructuras sean fabricados en Estados Unidos. Hechos en Estados Unidos. Lo digo en serio. Madera, vidrio, paneles de yeso y cables de fibra óptica.

Y durante mi mandato, las carreteras, puentes americanos y autopistas estadounidenses se construirán con productos estadounidenses también. 

[...] si China amenaza nuestra soberanía, actuaremos para proteger nuestro país. [...]

Antes de asumir el cargo, la historia era que la República Popular China estaba aumentando su poder y Estados Unidos estaba cayendo en el mundo. Ya no.

Dejé claro y he dejado claro en mis conversaciones personales con el presidente Xi, que han sido muchas, que buscamos la competición y no el conflicto. Pero no me disculparé porque estemos invirtiendo para hacer a Estados Unidos más fuerte.

Invirtiendo en la innovación estadounidense, en industrias que definirán el futuro que China está intentando dominar. [...]

  1. Nota de Miguel Jiménez en El País de Madrid.[2]

EE.UU. aprueba un decreto para blindar la inteligencia artificial, la ciberseguridad y la biotecnología.

La norma no cita a ningún país en concreto, pero hay pocas dudas sobre para quién está pensada principalmente. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, aprueba [...] una orden ejecutiva que reforzará el blindaje de sectores punteros como la computación cuántica, la inteligencia artificial, la biotecnología, el procesamiento masivo de datos y la ciberseguridad, entre otros, frente a la inversión extranjera procedente de países rivales. Alega para ello razones de seguridad nacional. [...]

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