María de los Ángeles Martínez
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NICOLÁS GRAB. IN MEMORIAM
Palabras de homenaje
Por Fernando Rama
Si bien me toca homenajear a Nicolás Grab en el día de hoy, mi intervención será un múltiple homenaje. Ello es debido a mi avanzada edad de 76 años cumplidos, buena parte de ellos dedicados a la militancia en el frente de organización del Partido Comunista del Uruguay (PCU). Aclaro, el PCU de Rodney Arismendi, de Jaime Pérez, de Enrique Rodríguez, de Leopoldo Bruera, de Eduardo Bleier.
En primer lugar, me permito homenajear a Tost, animador principal de esta Coordinadora M a partir de aquellos épicos días de 1971, cuando el recién creado Frente Amplio (FA) desplegaba una sacrificada militancia puerta a puerta por toda la zona, cuando el local se llenaba cada sábado, cada domingo, cada día que se podía aprovechar para dialogar, para convencer, para traer el nuevo evangelio político bautizado aquel glorioso 26 de marzo de 1971. Cuando predominaba ese espíritu cívico similar al que nos llevó a remontar en tres semanas la dura derrota del pasado 27 de octubre, una remontada histórica donde el tiempo nos jugó una mala pasada, porque creo que una semana más de militancia frenteamplista de intensidad sin igual hubiera, tal vez, consagrado un cuarto gobierno del FA.
En aquel 1971 nos tocó, a quienes integrábamos el Comité Universitario del PCU, concurrir al departamento de Canelones, en aquellos lejanos días muy diferentes al actual, donde el FA se impone con facilidad a la Coalición Multicolor. En aquellas patriadas canarias creo recordar la presencia del escribano Miranda, padre del actual presidente del FA, de cuya serenidad de análisis y compromiso indestructible tuve el honor de aprender. Sería este, pues, un segundo homenaje en esta dolorosa recordación.
Ya habíamos transitado el Pachecato y en aquel 1972 el golpismo asomaba en el horizonte, con Bordaberry como garantía de que lo peor estaba por venir. En los años 72 y 73 me tocó integrar la dirección del Regional 6 del PCU, como parte de la Comisión de Organización. Trabajé codo con codo con Gualberto Trelles, una de las personas más capaces y cultas que he conocido. En varias ocasiones nos reunimos en el estudio jurídico de la calle Misiones, donde conocí, por primera vez y solo de manera superficial, a Nicolás Grab. Aquel estudio se dedicaba principalmente al derecho laboral, representando a los diferentes sindicatos del momento. Recién a propósito del fallecimiento de Nicolás me enteré de que en aquellos años cumplía la peligrosa tarea de viajar a Buenos Aires y traer el dinero necesario para auxiliar a las familias de los compañeros presos. La necesaria compartimentación en épocas de clandestinidad funcionó con Nicolás, como no podía ser de otra manera.
Con el correr del tiempo fue designado dirigente principal del Regional 6 el compañero Tost, y el encargado del Frente Amplio en esa dirección era el entrañable compañero Gonzalo Pereira Casas, uno de los principales colaboradores de Vadenuevo, ex Decano de la Facultad de Agronomía. Los artículos de Gonzalo en Vadenuevo constituyen aportes de enorme importancia, por su calidad académica, muy diferente a lo que los economistas conocidos nos tienen acostumbrados. Se destacan en especial sus lúcidos análisis de las fortalezas y debilidades de la transformación capitalista que se ha verificado en el sector agroindustrial. La cruel enfermedad que padece nos privó de sus artículos. Vaya pues mi homenaje al querido Gonzalo.
En los últimos años, desde mi incorporación al mensuario Vadenuevo, pude conocer más de cerca a Nicolás. Es muy difícil traducir en palabras su contribución a la revista. Nicolás era, antes que nada, el que mejor escribía de todos nosotros. La precisión de su lenguaje asombraba. Sus afirmaciones siempre estaban respaldadas por fuentes confiables, indesmentibles. Recuerdo en especial el que creo fue su último artículo, donde enfocaba el tema de la “inseguridad” en Uruguay con datos comparativos que mucho contribuyeron a desmontar ese caballito de batalla que los medios de comunicación y los líderes de la pentacoalición utilizaron para despolitizar el debate en la reciente campaña electoral.
Siempre me asombró la erudición de Nicolás, lejos de toda pedantería. Conocedor de varios idiomas, experto en varias áreas artísticas desde sus lejanas tareas como locutor del Sodre, nos hacía saber con sus “Mondrianes” -ingenioso homenaje al gran pintor holandés- cómo estabamos antes de cada número de la revista: los artículos que estaban prontos, los prometidos, los que estaban en revisión, los que posiblemente llegarían. Número a número.
Cómo no resaltar su impar sentido del humor cuando nos hacía saber que tal vez llegaríamos a tantos lectores como El Bocón.
Nuestro medio, Vadenuevo, se ha financiado, hasta la fecha, con la contribución personal de quienes escriben. Cada uno en la medida de sus posibilidades. Durante un tiempo realizamos esfuerzos para obtener financiamiento mediante la publicidad. Pero después de numerosos intentos desistimos. Pero lo destacable es que fue Nicolás el principal contribuyente, pagando el hosting, que no sé qué es, y luego, cuando logramos que la revista se pudiese leer en los teléfonos celulares, fue Nicolás el encargado de trabajar con los expertos y entender todas las palabrotas que los semi-analfabetos digitales desconocemos. De ahí que fuera siempre Nicolás el encargado de armar cada número. Ello conllevaba un arduo trabajo ya que, como algún lector de la revista habrá notado, cada número estaba ilustrado por algún artista, sea un determinado pintor o un fotógrafo. (Dicho al pasar, creo que la revista ha contribuido a hacer conocer a muy variados artistas, y la sección denominada “Al pie de las letras”, permitió dar a conocer a numerosos poetas o cuentistas, sin dejar de mencionar los muchos artículos destinados a la crítica literaria). Cada párrafo de la revista -artículos, poemas, cuentos y demás- esquivaba el escrutinio atento de Nicolás y, cuando era necesario, la sugerencia de algún cambio o entonación que mejorara la presentación del número.
Por todo ello, el fallecimiento de Nicolás ha sido un durísimo golpe para la revista y ha colocado en tela de juicio la continuidad de la misma. Quienes integramos el equipo de redacción nos reunimos esporádicamente. Generalmente la comunicación es a través del correo electrónico. Pero en la última reunión nos planteamos la voluntad de seguir, en parte como homenaje a Nicolás y en parte porque creemos en la utilidad del proyecto más allá de sus limitaciones. Consideramos también la repercusión del cambio político producido en el país y las muchas posibilidades de análisis y reflexión que la nueva etapa del país abrirá. Pero necesitamos más colaboradores, más personas dispuestas a hacer entrevistas -algo que notoriamente nos ha faltado en la última etapa-, y necesitamos fuentes de financiamiento.
Nicolás se encargaba también de actualizar puntualmente el catálogo de Vadenuevo y ha surgido la idea de publicar, como forma de homenaje concreto, un libro que contenga todos los artículos por él escritos, hasta el último donde adelanta su partida definitiva. Tal vez logremos concretar esta iniciativa.
Nos planteamos, entonces, continuar tres o cuatro meses más y luego, de acuerdo a lo logrado, decidir si efectivamente Vadenuevo puede seguir su camino. Un Vadenuevo que sin Nicolás, de eso sí estamos seguros, ya no será el mismo.
Mi más sentido pésame
Muy buen y merecido homenaje al inolvidable compañero Nicolas Grab. Gracias compañeros !!!
Inolvidable Nicolás, VADENUEVO era él, ojalá pueda seguir, porque él estará más próximo
Yo no tengo la menor idea de como me cruce con vadenuevo, eso si ahora no huyan cobardes !!!
aunque no pueda mantener aquel nivel de excelencia, NO IMPORTA!!!! ustedes modestamente, para mi son importantes. Saludos (lo mejor es enemigo de lo bueno)