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¿COMUNICACIÓN O INFORMACIÓN?
La generalización de la prensa y la construcción de ideas
Por Julio C. Oddone
La generalización es utilizada como un recurso argumental para fundamentar y defender determinadas posiciones u opiniones con la finalidad de sacar conclusiones acerca de algo que no nos es accesible. A partir de personas o situaciones que nos son conocidas y abarcables inferimos nuestras conclusiones.
Lo peligroso de la generalización es que, en ocasiones, se habilitan conclusiones demasiado rápidas que fijan en nosotros ciertas creencias o concepciones, aun infundadas o equivocadas.
Más peligroso todavía es cuando las generalizaciones se refieren a las personas o cierto grupo de personas en determinadas circunstancias.
En los titulares de prensa vemos muchas veces como se construye un relato y se ponen al servicio del relato oficial a partir de generalizaciones:
“Docentes tomaron licencias irregulares en 20 liceos de todo el país” (El País, 12.07.2021);[1] “Investigadora: se suman 80 docentes que usaron certificados de faltas de Fenapes” (El País, 01.11.2021);[2] “Sindicalista de Fenapes faltó a 250 horas de clase: cómo las justificó y por qué está bajo la lupa” (El Observador, 20.04.2021);[3] ”Licencia sindical: docente justificó 265 horas y comenzó a ser investigado” (Telenoche, Canal 4, 20.10.2021).[4]
Pero saliendo del tema de la educación en nuestro país, también es posible ver diversas generalizaciones sobre distintos temas. Veamos algunas, a modo de ejemplos significativos:
“Antel no auspiciará murgas y sindicatos apuestan «fuerte» al Carnaval previo al referéndum” (El Observador, 15.01.2022);[5] “Oficialismo instalará puestos para defender la LUC en el Velódromo y el Teatro de Verano para militar en «la boca del lobo»” (Telemundo, Canal 12, 13.01.2022);[6] “Rocha: prometió erradicar «el turismo hippie» y ahora ordena a los artesanos”, en referencia al excandidato a intendente de Rocha, Martín Rodríguez, que había dicho que “son comunidades que llegan a lugares espectaculares y solo plantan marihuana, ponen cuatro palos, pescan, roban, rastrillan y esas cosas que deterioran la visión del departamento” (El País, 09.01.2021).[7]
El rol de la prensa hegemónica es generar o crear un relato que sustenta determinada forma de ver la realidad, basada en un discurso generalizador y totalizador.
Los medios de comunicación tienen una gran responsabilidad sobre la construcción de ese relato de la realidad que incide en forma directa en nuestras percepciones sobre aquello que nos rodea.
Lo que los medios de comunicación presentan como realidad “no tiene la más mínima relación con la realidad, ya que la verdad sobre cada asunto queda enterrada bajo montañas de mentiras” (Chomsky y Ramonet, 1995; cap. La representación como realidad).
De esta manera, el poder de los grandes medios de comunicación aparece como una de las más idóneas herramientas para el control social y el control de la opinión pública, creando un relato que luego será repetido a lo largo del día, todos los días.
De esta forma, los grandes medios contribuyen a instalar en el imaginario colectivo ciertas verdades que están al servicio de intereses hegemónicos y que no tienen otro objetivo que distraernos de los problemas reales, embotar nuestras mentes, insensibilizarnos y pulverizar definitivamente el poco sentido crítico que nos va quedando.
Desde que la comunicación se transformó en información, el punto de partida cambió significativamente. A pesar de ser denominados “medios de comunicación”, diarios, TV, radio e internet son medios de información. La diferencia, según Taufic (1986), está en que informar es influir de forma más o menos manifiesta en la conciencia y conducta de las personas; la comunicación es considerada un proceso por medio del cual se comparten significados entre los miembros de una sociedad, significados, lenguaje y todos los sistemas de señales, signos y símbolos compartidos por una cultura y una sociedad determinada.
De esta manera, quien controla los medios de “comunicación” está en condiciones de ejercer un control sobre la sociedad en su conjunto. (Taufic, 1986).
Las claves de este control de los medios de información reposan en algunos pilares a saber: la concentración de los medios en unas pocas manos y grupos económicos, la dependencia económica en general basada en la publicidad oficial y, por último, la información no es descubierta por el medio, sino que es proporcionada por el gobierno (Lazio, 2013; cap. Chomsky y los antecedentes de la propaganda moderna).
Así, los medios de información hipotecan su independencia si es que la tienen, en función de los intereses de los grupos que los sustentan, por lo que la información no es “inocente” (Taufic, 1986).
En esta situación, la información de la que dábamos cuenta al principio sobre los docentes, el carnaval y las murgas o los veraneantes de Cabo Polonio no es información ingenua. Responde a una serie de intereses y tiene como objetivo ejercer una determinada influencia en la opinión pública para fortalecer ciertas ideas sobre esos colectivos de personas. Así, por esta prensa, la gente cree que los docentes faltan y abusan de la licencia sindical, que las murgas y el Carnaval responden a la izquierda política y que los veraneantes de Cabo Polonio son vagos, se drogan y estropean el balneario.
Nuestro rol debe sustentarse en una lectura crítica de la realidad, evitando consumir contenidos de la gran prensa o hacerlo sabiendo que defiende determinados grupos e intereses, analizando cuáles son esos intereses.
No estamos totalmente indefensos frente a los grandes medios de información, no pueden controlar todo lo que leemos, vemos o escuchamos; en la medida que nuestra atención se oriente a medios alternativos, autofinanciados, independientes y diversos, que son los que, en definitiva, están a salvo de la concentración monopólica de la información, todavía podremos generar pensamiento crítico.