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LAS EMPRESAS TRANSNACIONALES Y LOS PARAÍSOS FISCALES

 Publicado: 05/01/2022

¿Cuánto pierde Uruguay?


Por Martín Buxedas


En 2018, el conjunto de las empresas multinacionales domicilió contablemente en paraísos fiscales más de 900 billones de dólares, el 40% de sus ganancias. Además de aumentar sus beneficios, esta maniobra redujo en 10% los ingresos fiscales que los gobiernos reciben de esas empresas. Tales son algunos de los hallazgos del estudio pionero que se reseña, elaborado en base a un minucioso relevamiento estadístico por investigadores de la Universidad de California, Berkeley y la Universidad de Copenhague.[1]

De acuerdo con las estimaciones de los investigadores, los accionistas de las multinacionales estadounidenses han sido los principales ganadores de dicha transferencia global de beneficios. También los gobiernos de los paraísos fiscales obtuvieron considerables ganancias.

Para reducir sus costos fiscales, cada empresa transnacional traslada ficticiamente buena parte de sus beneficios a paraísos fiscales. Como tales empresas tienen subsidiarias en muchos países, pueden situar sus beneficios en el país que les conviene mediante la manipulación de los precios de las exportaciones e importaciones en las transacciones entre empresas que son parte del mismo grupo. También pueden crear la ficción de un crédito que obliga a una empresa del grupo al pago de intereses a otra. Por ejemplo, la subsidiaria de una empresa transnacional instalada en Uruguay, puede recurrir a esos medios fijando altos precios en sus ventas o pagando intereses ficticios a otra filial del grupo situada en Suiza, país en el que pagarían menos impuestos.  

Recurren igualmente a transferir sus capitales a los países con menores impuestos y a ubicar estratégicamente los activos intangibles, lo que, tales como el valor de las marcas registradas, no tienen una sustancia material y su valoración es subjetiva, a diferencia de la de una fábrica o un depósito, pongamos por caso.

El estudio de referencia menciona el caso de Google Alphabet, firma que en el 2017 situó 23 mil millones de dólares de ingresos en las Bermudas, una pequeña isla en el Atlántico donde la tasa de impuesto a la renta de las empresas es cero.

Para realizar esas operaciones, las empresas transnacionales (ETN) cuentan con fuertes asesorías tributarias y capacidad de influencia en los países. El cuadro que se presenta más adelante revela que muchos países considerados “respetables” también otorgan tratamientos tributarios excepcionalmente favorables, algo que caracteriza a los agujeros fiscales.

La ingeniería fiscal de las ETN, para evadir impuestos, también afecta al Uruguay. Por ejemplo, por cada cien dólares de beneficios obtenidos por esas empresas en el país, pero situados contablemente en Países Bajos, su costo impositivo disminuye en 20 dólares, debido al menor porcentaje aplicado a los beneficios empresariales en este último. 

En su conjunto, según la investigación reseñada, las manipulaciones de las ETN determinaron, en 2018, una pérdida de recaudación fiscal para el país estimada en 1.457 millones de dólares, una cuantía en absoluto indiferente.

Uruguay: ingresos fiscales perdidos en los agujeros fiscales, en 2018 (en millones de dólares).

Fuente: https://missingprofits.world/

Los impactos de esta filtración sobre la economía uruguaya son muy importantes: 

  • altera la competencia en favor de las grandes empresas evasoras, particularmente respecto a las firmas locales que operan en el mismo mercado.
  • aumenta la inequidad entre Uruguay y los países que estimulan la localización de las empresas multinacionales mediante rebajas impositivas.
  • beneficia a las empresas evasoras en detrimento de los ingresos fiscales de los gobiernos.

Es curioso comprobar que el impacto negativo del contubernio paraísos fiscales-ETN sobre los ingresos tributarios del Uruguay haya permanecido oculto, mientras los gobiernos y algunos economistas se limitaban a subrayar la cuantía de los aranceles que pagan en el exterior las exportaciones uruguayas, unos 300 millones de dólares anuales. Puede argüirse, con razón, que las estratagemas de dicho contubernio para pagar menos impuestos no las puede cambiar Uruguay, pero esto se aplica también a la posibilidad de reducir los aranceles que enfrentan sus exportaciones, además de plantear dificultades prácticas importantes para llegar a acuerdos comerciales que inevitablemente tendrán costos de contrapartida significativos para Uruguay. Porque si en este mundo hay una regla clara, es que nadie regala nada.

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