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EN TORNO A LA LUC

 Publicado: 06/04/2022

Batllismo y neoliberalismo


Por Fernando Rama


En términos de coyuntura, el referéndum interpuesto contra 135 artículos de la Ley de Urgente Consideración (LUC) arrojó el ya difundido resultado: ganó el NO por apenas 20.000 votos. También se ha señalado, por parte de todos los analistas, la enorme arremetida del SÍ, que constituye sin dudas un triunfo de las organizaciones sociales y del Frente Amplio (FA). La militancia por el SÍ ha ingresado en la lista de las épicas batallas protagonizadas por la izquierda en la historia nacional.

Hay, no obstante, algunos datos que no se han mencionado o que no ingresaron en las consideraciones politológicas. El énfasis se ha colocado en la intensa movilización de la militancia, pero creo que no se ha destacado lo suficiente el enorme acierto de algunas piezas publicitarias, comenzando con el lema de que el SÍ era un voto en defensa propia. La exigua cadena de siete minutos concedida a la opción de la papeleta rosada fue una obra maestra, en especial por la notable presencia de uno de los grandes actores de nuestro medio, como es, sin duda, César Troncoso. Otro acierto singular fue transformar en símbolo de lucha a la señora de 82 años que se atrevió a exhibir la bandera del SÍ ante una caravana del NO, a pesar del fallido intento de seis efectivos policiales de reducir a tan “peligrosa” ciudadana. 

Hay otros elementos de la coyuntura que ya han sido destacados: el triunfo de la papeleta rosada en Paysandú, la mayoría de votos por el SÍ entre los menores de 33 años, la rémora que significan los resultados en Artigas, Rivera, Tacuarembó, Treinta y Tres, Lavalleja y Cerro Largo. Sin embargo, a mi juicio, no se ha destacado lo suficiente la victoria del SÍ en Ciudad del Plata y San José de Mayo, que acerca a la izquierda a una hegemonía en la llamada “área metropolitana”.

Por su parte, el NO puso -como suele decirse- toda la carne en asador: jugó con la popularidad del presidente; con la complicidad de ANDEBU; y aún con una especie de reaseguro, computando el voto en blanco a favor del NO, disposición caprichosa, pues quien vota en blanco no se pronuncia por ninguna de las opciones en disputa, como lo indica el sentido común. Por supuesto, también por el NO se pronunciaron las cámaras empresariales. Esto explica el aire de derrota que traslució la conferencia de prensa de Lacalle Pou una vez conocidos los resultados y los síntomas de confusión en los diferentes actores políticos de la coalición gobernante.

En el corto y mediano plazo, las dificultades mayores son para el gobierno, aunque también la izquierda deberá acertar en los próximos pasos. No es casual que la primera reunión convocada en la Torre Ejecutiva estuviera centrada en el tema precios, es decir, en las medidas a tomar para que la desigualdad social no continúe creciendo. Al parecer, ya no alcanza la ridícula rebaja del IVA en la tira de asado. Nuevamente el gobierno se ve obligado a subir el precio del combustible por debajo de lo que recomienda la URSEA (Unidad Reguladora de Servicios de Energia y Agua) en base a la errónea fórmula de cálculo prescripta por la LUC. La invasión de Ucrania provocará, en la medida que se prolongue, dificultades con el precio internacional del trigo, los fertilizantes y otros insumos. Todos estos factores incrementarán el riesgo de acelerar el ritmo inflacionario, que es ya bastante alto.

La súbita e inconsulta prolongación por 50 años de la concesión del puerto a la empresa Katoen Natie ya no cuenta entre los desafíos a enfrentar por el gobierno, dado que es un hecho consumado. Lo que no está consumado es la prolongación de los conflictos a nivel portuario.

La impostergable reforma de la seguridad social es, a todas luces, el gran desafío que Lacalle Pou enfrentará en lo inmediato. Ya se han hecho públicas las discrepancias de los principales actores con el esbozo de proyecto elaborado. La comisión encargada de la redacción del proyecto que en definitiva se presentará ante el Parlamento, deberá tener muy en cuenta la opinión de los representantes de los jubilados y de los trabajadores. No considero viable un proyecto que no enfoque con seriedad la reforma del sistema actual de pensiones militares o que deje sin solución la escandalosa situación que se verifica en  la Caja de Profesionales Universitarios. Un paso en falso en este terreno llevará, con toda probabilidad, a incrementar la impopularidad del gobierno, más allá de la presencia casi siempre acertada del Presidente.  

En el mediano plazo, podemos colocar el hecho de que, cumplida esta etapa vinculada a la LUC, comienza un nuevo ciclo electoral. No parece posible un sistema de gobierno donde el actual Presidente siga siendo el que tiene la última palabra en todos los temas. Los tres grandes integrantes de la actual coalición -el Partido Nacional, Cabildo Abierto y el Partido Colorado- comenzarán a promover sus respectivos programas. Con la excepción de Manini Ríos, no aparecen candidatos claros para presentarle a la ciudadanía. Tal vez Álvaro Delgado sea un buen candidato herrerista, pero en el contexto de una puja interna que se torna cada vez más visible. En el caso del Partido Colorado, el panorama es mucho más complicado y, por ahora, no aparece nadie con el peso específico para ser propuesto.

En cuanto al Frente Amplio, en la cuestión de las candidaturas -sea a través de un acuerdo interno, sea mediante una compulsa interna- aparecen al menos cuatro figuras de peso, todas ellas capaces de un gran desempeño en una campaña electoral.

A mi juicio, el resultado del referéndum representa un duro golpe al programa liberal conservador que el gobierno intenta imponer. No es, por cierto, el primer intento neoliberal que registra la historia del país en las últimas décadas. Recordemos el fracaso de Végh Villegas en plena dictadura cívico-militar, el estrepitoso final que tuvo la ley privatizadora de Lacalle Herrera, el lamentable intento de Jorge Batlle y Alberto Bensión. Este nuevo intento, que podríamos bautizar “de Lacalle Pou e Isaac Alfie”, parece seguir el mismo camino.

En resumidas cuentas, la votación del SÍ revela la importancia de la matriz fundacional del batllismo, con el Estado como escudo de los débiles, reafirmado y expandido por los quince años de gobiernos frenteamplistas.

En torno al largo plazo prefiero dejar de lado toda consideración y recordar la frase de J.Maynard Keynes: “en el largo plazo todos estaremos muertos”.

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