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GUIÑO AL HUMOR
Boxeo político en ambas márgenes del Plata
Por Dogomar Tínez
En Argentina, la incidencia de la Covid-19, de la prensa tradicional, volcada en su totalidad a la oposición, y de la no tradicional, flechada a favor del gobierno, hacen muy difícil apreciar quien lleva la delantera en el combate. Por un lado, el presidente Fernández en el ring y la vice Cristina Fernandez K. dirigiéndolo desde el rincón rojo del Luna Park, y por el otro, el opositor gobernador R. Larreta y su DT, el expresidente Macri -asesorado por Carrió y Lanata- en el rincón azul; se lanzan mamporros de la más variada especie, errando la mayoría de ellos, originándose una paridad signada por el inmenso cansancio de ambos contendores.
En Uruguay, la situación es radicalmente distinta, hasta ahora solamente rounds de estudio, amagues y pelea directa ausente. Recuerda los tiempos en los que el boxeo amateur se realizaba en el viejo “Cine Boston”: cuando dos novatos se enfrentaban y, sin animarse a pelear, solo atinaban a hacer fintas, entonces -entre risas-, “la barra” los instaba a combatir tarareando la música del Pericón Nacional: “Tunga, Taitunga, Tarataitunga...”.
En el azul rincón gubernamental, el presidente Lacalle tiene como DT a Invernizzi, su principal consejero publicitario, y al senador Delgado, para suplirlo en momentos en que deba exponer demasiado su rostro frente a las arremetidas del adversario opositor. Cerca de estos dos se coloca el inoxidable Dr. Sanguinetti, entrenador experto en esquives, especializado en la utilización de la fuerza del oponente en beneficio propio, máximo exponente del arte del Judo Político. El general Manini Ríos desechó la invitación de estar en el rincón presidencial, optando por ubicarse en un lugar cercano al ringside para controlar eventuales desvíos de los jurados. Un poco más arriba, vigilando al escaso público autorizado a presenciar el match, se situó el Dr. Larrañaga. Más allá, el Dr. Mieres se encarga de colgar banderas multicolores donadas gentilmente por la empresa “La Cancha”, representando al señor Novick, que no pudo conseguir una entrada para el evento, ni siquiera a través de su hijo, quien tiene el récord de presentaciones en el vestuario del C.A. Peñarol.
En el rincón de un desleído color rojizo, la oposición corre riesgos ciertos de derrota al elegir como representante a un combatiente que valientemente aceptó ser el rival, pese a ser novato y no dar -por ser más liviano- el peso correspondiente a la categoría en disputa y con el agravante que se presentó con mas de media docena de “segundos”, cada uno de ellos con la pretensión de dirigirlo sin dar participación a los demás. Situación que envalentonó al rival gubernamental, al grado de perder su habitual positividad expresando que no iba a enfrentarlo porque no era de su categoría y no representaba a nadie. Finalmente, se corrió la voz de que tras las cortinas del escenario del Palacio Peñarol, alguien habría visto la silueta del Dr. Salle vistiendo una chomba multicolorida, mientras, en las afueras del mismo, el Dr. Radi y sus compañeros del GACH pugnaban para que la pelea se cancelara y se utilizaran todos los recursos disponibles en el combate contra el virus.
Mientras tanto, más de medio millón de ciudadanos desocupados atosigaban la internet, y no para conseguir entradas, sino luchando para agendarse como postulantes a una de las 15 mil vacantes de zafrales ofrecidas en las diecinueve intendencias del país.