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LA FUERZA DEL CENTRO
2021: Agenda política de Alemania
Por Cristina Retta
El inicio de la tercera década del siglo XXI presenta para Alemania un panorama de grandes e impensados desafíos. Con la irrupción inesperada de la pandemia de Covid-19, que hizo saltar por los aires toda posible previsión acerca de los proyectos nacionales y europeos a todo nivel, las proyecciones y decisiones políticas del país germano, líder de la Unión Europea (UE), exigen una amplia dosis de negociación y sentido práctico aplicado.
Alemania en la UE
A la hora de evaluar adecuadamente el hoy, corresponde recordar, en líneas muy generales, que con la caída del Muro de Berlín (1989) y la reunificación del país germano, los equilibrios políticos, económicos y demográficos existentes entre los estados de la UE se quebraron, y Alemania se convirtió en la primera potencia de Europa, con un territorio aumentado en un 44% y su población en un 29%. Así, el producto bruto interno alemán (PBI), superó con creces (un 42% en 2019) al PBI de sus socios cofundadores de la Unión. A ello siguió la unión monetaria con la instauración del Euro, realizada bajo reglas alemanas y que reforzaron su ventaja competitiva frente a otros países europeos. También en relación a los países del Este, la estrategia política alemana fue la de integrarlos a sus cadenas de producción industrial, realizando a partir de 2004 importantes inversiones en ellos, colocándolos como principal destino de sus exportaciones.
Con la apertura de la era Merkel en noviembre de 2005, se produjeron modificaciones en cuanto a la forma de concebir el papel de Alemania en la UE. Las anteriores políticas alemanas centradas en el eje franco-alemán como motor de reunificación (visiones de Helmut Kohl y Gerhard Schroeder), cedieron el paso a una política para toda Europa, en la que los intereses nacionales a corto plazo predominaban sobre cualquier consideración europea. Esta política (unilateralismo) conoció su punto álgido al aplicarse la política de austeridad a partir de 2010 que, al decir de varios analistas, ahogó la economía europea y disparó la desigualdad social, agravando las divisiones entre los países y favoreciendo el éxito electoral de la extrema derecha en el continente. Durante la crisis migratoria de 2015, la decisión de Merkel de abrir fronteras a los refugiados sin previa consulta a sus socios europeos ni al Parlamento alemán, fue otra muestra del mentado unilateralismo germano. Tanto a nivel interno como europeo, esta decisión de la canciller ha sido duramente criticada por las consecuencias negativas que habría generado.
Alemania en el Consejo Europeo
Recientemente, Alemania ha estado al mando del Consejo Europeo: de julio a diciembre del 2020. En este último medio año dominado por las incertidumbres sobre la expansión de la pandemia de Covid-19, la política de la presidente de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, fue la de impulsar el mayor presupuesto de la historia de la UE para el Fondo de Recuperación por el Coronavirus: 1,8 billones de euros. Por primera vez, los países de la UE asumieron el compromiso de una deuda conjunta para amortiguar el impacto de la pandemia. Si este acto, verdadero punto de inflexión histórico, servirá para unir más a la UE, es algo que la historia verificará, según expresiones de Michel Clauss, embajador alemán ante la UE. La emergencia generada por la pandemia ha relegado otros asuntos que estaban programados y que pasaron a un segundo plano.
Pese a este panorama de emergencia, la presidencia alemana de la UE sí pudo lograr acuerdos para un compromiso climático con miras al 2030. Para esa fecha, las emisiones dañinas para el clima deberán ser reducidas en un 55% (frente a un 40% que había sido pactado con anterioridad). A países dependientes de los combustibles fósiles (por ejemplo, Polonia), se los convenció de firmar el acuerdo a cambio de subsidios para la transición energética.
Como lo destacó la canciller Angela Merkel en la conferencia de prensa posterior a la cumbre de la UE el pasado diciembre, entre los temas que fueron relegados figuran la mejora de las relaciones con Turquía. A su vez, en lo referido a la exploración de gas en el Mediterráneo oriental, la UE le impondrá, en principio, solo sanciones leves. En cuanto a las propuestas de adhesión de Macedonia del Norte y Albania, las mismas fueron vetadas por Bulgaria. Otras reuniones cumbres con China y con la Unión Africana debieron ser canceladas a causa de la emergencia sanitaria. Por otra parte, la proyectada “Ley de migración y asilo”, un tema esencial, no pudo abordarse y fue pasado a la agenda de la actual presidencia portuguesa. En este último punto, Hungría y Polonia, se oponen de forma acérrima a dicha ley (ambos Estados no quieren admitir la llegada de solicitante de asilo alguno).
La sucesión de Merkel
El Parlamento Federal alemán (Bundestag) en su 19ª legislatura (electa el 24 de setiembre de 2017) está compuesto por dos partidos aliados: por un lado, CDU (Unión Cristiano-demócrata) y CSU (Unión Cristiano-social; grupo bávaro de la CDU), que junto con el SDP, (Partido Social-demócrata) socio minoritario, conforman el Gobierno. En la oposición se encuentran el AfD (Alternative für Deutschland) -extrema derecha-, Die Linke (La Izquierda) -ex comunistas- y los Bündnis90/die Grünen (Los Verdes) -partido ecologista- y el FDP (Freie Demokratische Partei) -partido liberal-.
Hasta el presente, Alemania está gobernada por una alianza del bloque conservador CDU-CSU con el partido socialdemócrata (SPD), la llamada “gran coalición”. La actual canciller Angela Merkel pertenece al partido de la CDU, y tras cuatro mandatos consecutivos, ha decidido que no se presentará a las elecciones generales del próximo 26 de setiembre de 2021.
Actual espectro político del Bundestag, Parlamento Federal, con el correspondiente número de bancas (Sitze). 19ª legislatura, elecciones del 24 de setiembre de 2017. Fuente: La actualidad de Alemania. Parlamento & partidos
Recientemente, el 16 de enero, se celebraron las elecciones a la dirección del partido CDU (Merkel había ocupado ese cargo ya desde el 2000). Normalmente, quien ocupa la jefatura del partido, es elegido como candidato a Canciller. En esta ocasión fueron propuestos 3 candidatos, cada uno representando matices de orientación política diferentes: Friedrich Merz, antiguo rival de Merkel, que encarna el ala más derechista de la CDU, próximo al empresariado; Armin Laschet, Ministro Presidente del próspero y poblado “Land” (Estado) de Renania del Norte-Westfalia, es un político centrista y moderado, afín a la canciller Merkel; y Norbert Röttgen, el más joven de los tres, quien fuera otro de sus competidores, menos conocido que los otros dos, y que presenta un discurso bastante modernizador.
Conviene recordar que Laschet, en los hechos, no sustituye a Merkel como líder de la CDU, sino a Annegret Kramp-Karrembauer (conocida como AKK). Esta era la sucesora natural de Merkel (tenía su total respaldo), pero después de las elecciones regionales (Landtagswahl) de Turingia en octubre de 2019, se creó un enfrentamiento político que terminó con el debilitamiento de su figura, precipitando su renuncia a la carrera por la Cancillería. AKK es actualmente ministra federal de Defensa y diputada.
En estas elecciones de mediados de enero 2021, los 1001 delegados del partido CDU para toda Alemania, terminaron eligiendo al candidato centrista Armin Laschet. Este abogado de 59 años representa el continuismo de la era Merkel, y cuenta con la experiencia de gestión de gobierno del Estado Federal más poblado del país. No obstante, el hecho que Laschet haya sido elegido cabeza del partido CDU no significa que necesariamente vaya a ser el candidato por la CDU a las elecciones por la Cancillería. Tendría que llegar a un acuerdo con la CSU (su rama bávara), ya que su candidato, Markus Söder es gran favorito para la nominación como candidato a ese cargo. Habrá que ver también cómo se articulan las alianzas con otros sectores del espectro político que están actualmente en situación favorable en cuanto al porcentaje de votos obtenidos, como es el caso del Partido Verde (Bündnis/90-die Grünen), con una intención de voto del 20%. Laschet podría tratar de negociar con ellos para gobernar.
De la elección de candidatos a Canciller
Hay que aclarar que en el sistema alemán el Canciller no es elegido directamente por el pueblo, sino que se trata de una elección indirecta vía el Parlamento Federal. El próximo Canciller, sucesor de Merkel, será electo a posteriori de las elecciones generales del 26 de setiembre de 2021, entre los candidatos respectivos de los partidos mayoritarios que se presenten.
La fuerza del centro
La popularidad de la CDU en las encuestas (36%) se debe fundamentalmente a la buena performance de la Canciller Angela Merkel, que tras cuatro mandatos (16 años), ha sido la única gobernante europea que se ha mantenido en pie pese a las crisis y a la ola populista que ha venido sufriendo el continente. Aplaudida por muchas de sus decisiones políticas de cierto cuño socializante, no solo a nivel nacional sino también europeo, la veterana líder tiene también fuertes críticos, tanto fuera como dentro de su propio partido. Es que ella representa el ala más progresista dentro de la conservadora CDU. Durante los pasados tres lustros, esa fuerza política “de centro”, traducida en lo interno en el gobierno de la “gran coalición” (CDU y socialdemocracia SPD), ha dado al país estabilidad interna indiscutida. Los hechos políticos del primer mes de 2021 parecerían indicar que la tendencia seguirá en esa dirección.
Armin Laschet tiene un cierto camino a recorrer si desea presentarse a las elecciones a Canciller. En palabras de la politóloga Úrsula Münch, “para abril o mayo Laschet tiene que haber conseguido convencer al partido y, sobre todo a los medios y al público, de que no solo sabe integrar, sino que también tiene madera de líder”. De lograrlo, la CSU también estará de acuerdo con que se enfrente a los Verdes (aún sin propuestas a la candidatura) y al candidato socialdemócrata Olaf Scholz, actual ministro de Finanzas y Vice-canciller.[1]
En síntesis, en este último congreso de la CDU celebrado enteramente de forma telemática, los 1001 delegados del partido prefirieron votar por la continuidad de la política conciliatoria y centrista merkeliana, frente a la ruptura y el giro a la derecha propuesto por Merz. Pero esta votación per se no alcanza. En efecto, la lucha por el poder se hizo evidente tras la finalización del congreso, y las posiciones contrapuestas de los tres políticos participantes entraron en cortocircuito, en una reunión que en principio se había pensado para dar señales de consenso. Así, Friedrich Merz dejó en claro que no se conforma con ocupar un cargo en el grupo asesor del partido (Prarteipräsidium), sino que plantea su deseo de actuar en el Gabinete como Ministro de Economía en el lugar de Peter Altmaier. Solo si se le otorga ese lugar, estaría dispuesto a integrar el grupo asesor.[2]
Señalemos que la importancia del papel de Merz está dada por el hecho de ser un político muy aceptado en los deprimidos estados del Este de Alemania, que se supone logrará captar votos para la CDU que habían ido, tras las políticas migratorias de 2015, al partido neonazi AfD, que desde las elecciones pasadas entró en el Parlamento Federal. Como se ve, nada fácil el tramo que tendrá Laschet para recorrer en cuanto a conciliar posiciones bien dispares para llevar adelante sus objetivos.
Dentro de esa tendencia centrista, todo continúa abierto en cuanto a la sucesión a la Cancillería. Faltan aún otras seis elecciones (entre regionales y comunales) que darán más certezas en cuanto a resultados políticos generales. El próximo marzo habrá elecciones en los Länder de Baden-Württemberg y Renania Palatinado; Turingia aplazó los comicios que iban a realizarse en abril para setiembre, a causa de los estragos de la Covid en la región.
En suma, como bien lo sintetizara en un artículo Diego Íñiguez[3] hace pocos días, la CDU ha demostrado, en su elección por Laschet, que quiere seguir gobernando desde el centro, definiéndolo e integrando temas y objetivos socialdemócratas y verdes, como lo ha sabido hacer Merkel, y no limitarse a representar los intereses del poderoso empresariado alemán o de los democristianos más conservadores. Y remata citando palabras de Laschet del pasado 16 de enero: “Solo conseguiremos ganar si nos mantenemos fuertes en el centro de la sociedad. Tenemos que hacerlo todo para ofrecer a los votantes del centro una oferta convincente”.
Excelente análisis a profundidad del panorama político de la Alemania pre y post Covid, desde la caída del Muro de Berlín hasta el presente. La singular perspectiva de «la fuerza del centro» bajo el liderazgo de la canciller Angela Merkel y su rol en la construcción del dinámico y complejo proyecto que continúa siendo hoy la UE me resultó por demás interesante.