Compartir

SOBRE NUESTRAS ILUSTRACIONES

 Publicado: 03/02/2021

Los muros de la cuarentena


Por Cristina Lampariello y Graziella Basso


Cada día camino y veo cómo los afiches cambian. A veces repintados, otras veces tapados por nuevos afiches. Son de papel de diario o satinados. Más coloridos o más opacos. Letras. Fotos. Números. Papeles y más papeles, pegoteados, con más texturas. Lluvia y viento los barren.

Un día, allí estaba yo despegándolos. Vencer la vergüenza de arrancarlos y seleccionarlos, elegirlos por color, por texturas. Y así en ese impulso comencé a crear. Así fueron naciendo estas obras en plena cuarentena. Tanto material de desecho me seduce e inspira. Cada noche empiezo a crear. Dialogo con cada textura, con cada papel reciclado, dándole un sentido plástico y un significado. Así nacieron mundos con sus propias historias y transformaciones.

Graziella Basso, artista plástica y docente


Conversando con Graziella sobre sus trabajos recuerdo un documental en el que Julio Cortázar hace referencia a las pegatinas de los muros. Esto me inspira a ir en busca de los afiches del momento y fotografiarlos. Hacer foco en una grieta, en un claroscuro, en la superposición de capas de papel rasgada, hace volar mi imaginación.

El resultado: presentar los trabajos de Graziella con mis fotos y compartir el texto de Julio Cortázar.

Cristina Lampariello, fotógrafa


...una pared llena de carteles tiene algo siempre de mensaje, es como una especie de poema anónimo porque ha sido hecho por todos, por montones de pegadores de carteles que fueron superponiendo palabras, que fueron acumulando imágenes, y luego algunas caen y otras quedan y los colores se van combinando. Ahí arriba, por ejemplo, hay un verdadero cuadro que se va a seguir perfeccionando todavía, porque cuando ese cartel se caiga en pedazos va a ser todavía más hermoso.

Pero este tipo de cosas, lo que me da a mí, lo que siempre me dio -cuando yo aprendí lo que es caminar verdaderamente y perderse en una ciudad- es sobre todo signos. Además de eso que yo llamo el poema anónimo, por darle un nombre, es que ese poema tiene un sentido, tiene… hay palabras, hay cosas que continuamente te echan hacia adelante o te echan hacia atrás…

Por ejemplo, aquí, por pura casualidad, ese cartel de ahí, «Dillinger»… bueno, Dillinger para mí es irme inmediatamente treinta o treinta y cinco años atrás, en Buenos Aires, cuando en los diarios se hablaba todo el tiempo del verdadero Dillinger, no de este actor que lo representa ahora. De aquel que era el enemigo público número uno de Estados Unidos y se lo buscaba por todos lados.

Ahora... eso crea como una especie de coágulo, porque ahora yo sigo caminando, andando, pero creo que durante mucho rato voy a estar viviendo todavía treinta años atrás, lo cual supone todo un juego de recuerdos, de sentimientos...”.

Del documental Cortázar, de Tristán Bauer (Buenos Aires, 1994).

Un comentario sobre “Los muros de la cuarentena”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *