Donato Marrero

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CATAR 2022

 Publicado: 07/12/2022

El mejor de los peores


Por Omar Sueiro


Carlitos “El Monaguillo” Martínez, inolvidable compañero del Liceo 13 de Maroñas, hijo de un “compositor” hípico, tenía dos ingeniosas explicaciones  cuando a sus pupilos les iba mal en las carreras; una era: “Corrió bien, pero despacio”, y la otra, cuando el pingo entraba 4º y no devolvía ni un peso de lo apostado: “Clasificó bien, fue el mejor de los peores”.

Finalmente, la selección de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) no pudo clasificar entre los 16 combinados que pasaron a la siguiente ronda del campeonato. Al  obtener 4 puntos (el 45% de los 12 en disputa) y ser el primero entre los peores, obtuvo el no demasiado meritorio título de ser el 17º país del mundo futbolero. Durante el largo período en que fue dirigido por el Maestro Oscar Washington Tabárez, estuvo colocado entre los 10 mejores del ranking FIFA y entre los cuatro primeros de un mundial.

La dura realidad de la competencia dejó al desnudo la inoportunidad de la decisión de suplantar al Director de Selecciones y su equipo por un grupo técnico y humano con notoria menor experticia y experiencia y, sobre todo, con un concepto muy diferente de dirección que resignaba responsabilidad y autoridad a favor de la burocracia política dirigente de la AUF.

Con anterioridad se había vislumbrado la salida de quicio de la trayectoria de las selecciones, primero de las divisiones menores, que no reeditaban performances anteriores, y en la mayor, luego de conseguir la clasificación, merced a la continuidad conseguida en las últimas fechas, no se dio la continuidad en los resultados de las prácticas con selecciones extranjeras en las cuales Uruguay no convirtió prácticamente ningún gol, haciendo solamente dos al muy débil Canadá, dado que no se puede catalogar de “selección” a un rejuntado de jóvenes jugadores de Panamá que no pudo enviar a la selección mayor porque estaba compitiendo en Concacaf (Confederation of North, Central American and Caribbean Association Football).

El fútbol uruguayo, la inmortal gallina de los huevos de oro

Explotada al máximo, desplumada, castigada y hambrienta, esta gallina, milagrosamente, no solo sobrevive, sino que sigue poniendo huevos de oro y, por ende, nunca se detuvo ni se detendrá la lucha por el poder y el dinero que se genera en las entrañas de la AUF. 

Pero como todo organismo vivo, de alguna manera crea sus propios anticuerpos para sobrevivir, también la AUF originó autodefensas, y la más duradera y honrada fue el nombramiento y la continuidad en el cargo de director de selecciones del Maestro Tabárez, que paradójicamente fue  impuesto en el mismo por el inefable Eugenio Figueredo (¡¡!!). Un nombramiento que no fue casualidad ni mucho menos, porque fue realizado cuando las presiones de los clubes recrudecieron para que la presidencia de la AUF transparentara los arreglos y compromisos firmados con la empresa televisiva y otros tejemanejes de “El Presi”.[1]

Entonces, para “zafar” de una situación tan embarazosa, Eugenio eligió a Tabárez, su exacta contrafigura: honesto, irreprochable, trabajador, principista y, además, derecho a carta cabal y absolutamente contrario a los manejos de la televisación y afines, que “se había quemado con leche…” cuando siendo técnico de la selección del Mundial de Italia fue prácticamente “invadido” por el poder de los contratistas, combinado con los intereses de algunos players por ellos representados. 

Y así quedó conformada una administración de selecciones -muy autónoma- que fue ganando prestigio y obteniendo triunfos acordes a los méritos de todo el colectivo: la dirección, el cuerpo técnico, sanitario, de servicio y, fundamentalmente, los futbolistas, que fueron seleccionados no solamente por  sus habilidades deportivas, sino también, y sobre todo, por sus condiciones personales.

Pasaron 16 años y, por lo menos, 8 administraciones (Presidentes e Interventor) durante las cuales Tabárez “blindó” las selecciones, preservándolas de contaminaciones insanas, pero, como decíamos un año atrás, los dirigentes armaron una encerrona para forzar la salida del cuerpo técnico:

En la Eliminatoria sudamericana, Uruguay tiene cinco partidos con 95% de probabilidad de derrota y 5% de empate o triunfo. Ellos son: dos enfrentamientos con Argentina, dos con Brasil y uno -el de visitante en La Paz- con Bolivia.

Pues bien, debido a la pandemia se reprogramaron las fechas y Uruguay debió enfrentar -después de empatar 0-0 con Colombia- en forma sucesiva a Argentina, Brasil, otra vez Argentina y a Bolivia en La Paz. Es decir, que la ‘nueva’ dirigencia de la AUF aceptó que el equipo jugara 4 de los 5 partidos más difíciles de la Eliminatoria sin solución de continuidad.

Ese fue el ‘Caballo de Troya’ que la dirigencia introdujo en el búnker celeste.

Entonces, ‘el mercado’, a través de las redes y de voluntariosos ‘creadores de opinión’ de diversos órganos, actuó rápidamente responsabilizando a El Maestro y su gente; quince años es mucho para quienes, acostumbrados a utilizar a la Selección Mayor como vidriera para exponer su ‘mercadería’ en el mundo, no pueden hacerlo, con el agravante de que tampoco pueden utilizar las selecciones juveniles para cotizar a las promesas cuyo futuro administran y explotan”.[2]

Títeres y titiriteros

Obviamente, las consecuencias del “operativo Tabárez” no han sido positivas  para nadie que actúe y piense humana y coherentemente, pero hay distintos niveles de responsabilidad y sería muy positivo que hubiera acciones en consecuencia. 

Hablemos primero de los jugadores, en particular de los llamados “referentes” del “período Tabárez”: cabe señalar que todos siempre se manifestaron muy respetuosa, agradecida y afectuosamente respecto al Maestro, pero también es cierto que objetivamente “le soltaron la mano” en ocasión de las derrotas ante Bolivia, Brasil y las dos frente a Argentina.

El nuevo equipo técnico no estuvo a la altura de las exigencias ni mucho menos, entiéndase bien, nos referimos a lo estrictamente técnico. En todo momento trasmitieron inseguridad e indefinición de objetivos. Particularmente deficitaria fue su actuación en el último partido, donde -sin apreciar que era imprescindible atacar para obtener un tercer tanto- desarmaron el equipo inicial que se iba imponiendo (hacer 4 o 5 cambios es cambiar medio cuadro, o sea, una nueva formación) y echaron a perder todo lo bueno realizado en los primeros 45 minutos.

Sería un error incalificable mantener un grupo técnico absolutamente desacreditado por la población, máxime si se tiene en cuenta que el 80% de la población es hincha de los equipos grandes, quienes están menos acostumbrados a perder partidos que el resto.

Otro error que no debería cometerse es responsabilizar al técnico Alonso por la derrota, porque si bien tiene responsabilidad, sería imperdonable cargarle una romana que no le corresponde y que tiene que ver con el desplazamiento de Tabárez.

Los verdaderos responsables de la expulsión del técnico son los “titiriteros”, quienes usufructuaron y no reclamaron por la fijación de los cuatro partidos más riesgosos en forma continuada, los que forzaron la salida del Maestro. Los mismos titiriteros que, según están apareciendo informaciones, esparcieron la falsa noticia que comunicó negociaciones con Gallardo; los mismos que, se agrega, nunca consideraron seriamente la candidatura Diego Aguirre.

Felizmente, los medios tecnológicos permiten conocer las bambalinas del deporte y ello ocurrió en ocasión del último partido de las Eliminatorias, donde se pudo apreciar con claridad meridiana la agitada labor de un dirigente deportivo -político y financiero- consolando a los integrantes del equipo técnico y a algunos jugadores; actuación que vendría a verificar las versiones que lo señalan como uno de los más importantes detractores del Maestro Tabárez y principal responsable de su despido.

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