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DE BALANCES Y PROYECCIONES

 Publicado: 06/01/2021

Algunos apuntes para enfrentar la reforma


Por Julio C. Oddone


La misión de la enseñanza no es transmitir un saber puro sino una cultura que nos permita comprender nuestra condición, ayudarnos a vivir y -al mismo tiempo- favorecer una manera de pensar abierta y libre.

Edgar Morín - La cabeza bien hecha

 

[…] el individuo solo puede comprender su propia experiencia y evaluar su propio destino localizándose a sí mismo en su época [...] puede conocer sus propias posibilidades en la vida si conoce las de todos los individuos que se hallan en sus circunstancias.

C. Wright Mills - La imaginación sociológica

Introducción

Es bueno realizar un balance de las temáticas que abordamos a lo largo de los artículos que escribimos para la revista Vadenuevo durante el año 2020.

La pandemia de Covid-19 marcó profundamente la realidad educativa en nuestro país.

La suspensión de clases presenciales desde el 13 de marzo tuvo y aún tiene profundas consecuencias en las instituciones educativas.

La virtualidad se transformó en la forma en la que los docentes, maestras y profesoras buscamos no perder el vínculo pedagógico con los estudiantes y alumnas. Fue una excepción y como tal fue la forma excepcional para vincularse con los estudiantes, prácticamente durante todo el año.

Las autoridades han impulsado fuertemente la “virtualización” educativa y han avanzado en esa modalidad. Lo han hecho de forma compulsiva, irreflexiva y desconociendo los ámbitos de reflexión docente: Coordinaciones y Asambleas Técnico Docentes.

En un año excepcional, han impuesto medidas de excepción, sin diálogo y sin consulta.

La pandemia se ha transformado en un decorado de fondo para una reforma educativa con consecuencias en el trabajo docente, la evaluación, los reglamentos de pasaje de grado, el gobierno de la educación y los ámbitos de discusión y reflexión docente.

¿A qué nos enfrentamos?

El año lectivo 2020 estuvo marcado, entonces, por un contexto de reformas, y requiere, para el año que está comenzando, la oposición constructiva y lúcida de todos y todas con el fin de enfrentar el desmantelamiento de la educación pública uruguaya.

La Ley 19.889 de Urgente Consideración, aprobada recientemente por el Parlamento ha provisto el marco jurídico normativo para dar legalidad a la reforma educativa, imponiendo cambios en la gobernanza y la conducción de la educación. La reducción de los integrantes de cada Consejo, de tres a un Director General, modificó el estatus jurídico a Dirección General, lo que conlleva la pérdida de autonomía y el acercamiento al poder político de turno.

Por otro lado, la dotación al Ministerio de Educación y Cultura de un rol primordial en la conducción de la política educativa pública contribuye a aumentar las prerrogativas y la injerencia del Poder Ejecutivo de turno en detrimento de la autonomía de los órganos de la educación.

Los ámbitos de participación en las estructuras de decisión fueron retaceados aún más en su incidencia. Al ya menguado carácter consultivo de las Asambleas Técnico Docentes, se agrega la convocatoria del Congreso de la Educación solo de manera contingente, disminuyendo aún más los ámbitos de debate de las políticas educativas.

En cuanto al trabajo docente y la profesionalización, nos enfrentamos a movimientos que tienden a la desregulación del trabajo, imponiendo condiciones y atando la labor a una serie de objetivos y adhesiones difusas a un determinado Proyecto de Centro. La condición no universitaria de la Formación Docente sería otro problema a abordar seriamente.

En un reciente trabajo, publicado por la Federación Nacional de Profesores de Enseñanza Secundaria (FeNaPES), se ahonda en un análisis del nuevo contexto de la educación pública uruguaya enmarcado en un gobierno de clara orientación neoliberal. Refiriéndose a la Ley de Urgente Consideración, se dice que esta:

[…] tiene una clara orientación centralizadora, anti-autonomista y reduce a un mínimo los espacios de cogobierno, lo cual es propio de perspectivas tecnocráticas, que conciben la democracia en forma limitada y no como la participación activa de la ciudadanía en los asuntos públicos. Su orientación es además privatizadora, tanto por los espacios de representación que abre a la educación privada como por algunos mecanismos de funcionamiento que propone (entre ellas la designación de los docentes por parte de los directores), y parece dar importantes pasos hacia la consideración de la educación como una mercancía. (Capobianco Vieyto, 2020: 25)

¿Cuál debe ser nuestro rol como docentes?

La estrategia para enfrentar la embestida reformista debe ser individual y colectiva, perspicaz y firme.

Desde el punto de vista individual, el docente debe resistirse a aplicar acríticamente decisiones y soluciones pensadas por otros. No debemos ser aplicadores de recetas y cumplidores de medidas tomadas desde el exterior del ámbito educativo, que tienen consecuencias en el aula.

Desde lo colectivo, que debe ser coherente con lo individual, se debe enfrentar sagazmente la reforma, develando en cada caso las razones e intenciones de las decisiones que se toman.

Los ámbitos de reflexión y decisión colectivos deben ser defendidos, ante todo, del afán deslegitimador de los mismos que presentan las autoridades educativas.

La pedagogía crítica, a pesar de no constituir un discurso unificado, ha conseguido plantear importantes contradicciones al discurso positivista, ahistórico y despolitizado que suele integrar las modalidades de análisis utilizadas por los críticos de la enseñanza liberales y conservadores, modalidades claramente visibles en la mayoría de las facultades de educación […]. (Giroux, 1997: 47)

Pero, sobre todo, nuestro rol debe ser el de la denuncia implacable del ataque sistemático a la educación pública.

Debemos denunciar sistemáticamente que las acciones tienen como consecuencia el recorte en horas docentes y grupos.

Debemos denunciar los cambios sistemáticos e inconsultos en las condiciones de trabajo.

Denunciar y rebatir con propuestas lúcidas la imposición de modalidades pedagógicas, las clases virtuales y por Zoom, por ejemplo, que fueron excepcionales y que ahora pretenden transformarse en habituales y constantes.

Debemos enfrentar el vaciado de contenidos y las formas de evaluación permisivas, orientadas a bajar los índices de repetición como finalidad última de un proceso pedagógico; defender desde nuestro rol los aprendizajes relevantes de cada una de nuestras asignaturas.

Nos corresponde el mandato de asumir la defensa a ultranza de una educación pública y de calidad para todos y todas en nuestro país.

Debemos ser coherentes con ese mandato, asumiendo una posición crítica y radical al desmantelamiento educativo y transformar nuestro discurso y nuestra teoría en una práctica liberadora contra las murallas del fundamentalismo neoliberal que denuncia Giroux en muchos de sus trabajos:

La mentalidad cerrada del fundamentalismo de mercado ha amurallado, cuando no hecho desaparecer, aquellos espacios donde es posible abrazar el diálogo, la razón crítica, así como los valores y las prácticas de responsabilidad social. Los ejércitos de intelectuales anti públicos que aparecen a diario en la televisión, en los programas radiales de entrevistas y en otras plataformas, se esfuerzan por crear una fortaleza de indiferencia y estupidez manufacturada. (Giroux, 2018: 175)

En definitiva, haciendo un apurado resumen de los temas abordados este año, la intención fue liberar algunas líneas para el análisis del año que comienza. De eso se trata la educación y la reflexión pedagógica: en definitiva, la educación es mirar hacia el futuro. La pedagogía es un compromiso con el futuro (Giroux, 2018) a pesar de las limitaciones, contradicciones y desesperanzas del presente.

2 comentarios sobre “Algunos apuntes para enfrentar la reforma”

  1. Un vacío completo de contenido el articulo. Si alguien busca aquí alguna reflexión pedagógica, didáctica o aunque sea de psicología de la educación, no encontrara nada. El texto es un panfleto político, que llama a la resistencia. Termino apropiado en una situación de dictadura, y no de funcionamiento de las instituciones democráticas, como el que esta vigente en el Uruguay desde hace 30 años. Si esta va a ser la actitud frente al debate sobre la reforma educativa, estamos mal.

    1. Bienvenido sea su punto de vista. Como bien se señala en el artículo no pretende ser más que un resumen del año transcurrido y la forma de enfrentar el año que viene.
      De todas maneras, me permito reivindicar el término «resistencia» ante una situación; si bien no de quiebre de las instituciones democráticas, sí de un sistemático ataque a la educación publica, a los contenidos, a las asignaturas y los conocimientos, a los ámbitos de reflexión creación docente, como son las ATD o las coordinaciones, o a las mismas condiciones de trabajo de las maestras, profesoras o docentes.
      Me permito citarle algunos trabajos, particularmente de Giroux, La guerra del neoliberalismo contra la educación superior, por ejemplo…
      Con ese sugestivo título, una guerra llama a la resistencia aunque sea en sociedades según usted dice, democráticas como la nuestra.
      Muchas gracias por compartir su reflexión y leer Vadenuevo.
      Saludos.

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