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LOS DEBERES QUE NOS DEJÓ TABARÉ

 Publicado: 06/01/2021

¡A arremangarse, uruguayos y uruguayas!


Por Omar Sueiro


Decíamos en nuestro artículo “Covid-19: el virus que entra por las grietas políticas” (Vadenuevo, N.° 144, 05.08.2020):

La explosión ecuménica del virus se produjo por transmisión de humano a humano. Por ahora no hay medicamento, vacuna o remedio casero alguno que probadamente lo cure o prevenga. El único antídoto que existe es evitar el contacto humano, pues es un virus que vive poco “en el aire”.

La Covid-19 se contagia de humano a humano; es un “ser social” que solo se multiplica cuando la población no sigue las exhortaciones para que se mantenga una “distancia física sostenible” (DFS) para evitar el contagio. Por lo mismo, es un virus que entra por las grietas políticas, puesto que existe una correlación inversa entre la cohesión política de la sociedad y los daños causados por la enfermedad, o sea: a mayor cohesión, menor daño.

El Dr. Vázquez culminó su estancia en este mundo con una trascendental lección política

El 20 de marzo último, el Dr. Tabaré Vázquez, quien sabía mucho por médico pero más sabía por político, expresó que era necesario “decretar una cuarentena total y obligatoria a la brevedad, si queremos cortar con este círculo vicioso [...] lo antes posible”. Cuanto más demore el gobierno, mayor será el costo económico. Días antes, las nuevas autoridades del país habían adoptado medidas en las que primaba el criterio de “cuarentena voluntaria”, en lugar de la obligatoriedad propugnada por Vázquez. 

Y entonces, a diferencia de muchos otros países del mundo (tres ejemplos bastan: Argentina, Brasil y EE.UU.), en lugar de una grieta política entre oposición y gobierno, se produjo la cohesión político-social necesaria para enfrentar la invasión virósica, de modo que pudimos observar que la “mitad más uno” (en porcentaje) que votó a la coalición multicolor, aprobó sus indicaciones y las “obedeció”, mientras que la “mitad menos uno” desaprobó sus medidas, pero adoptó conductas sanitarias más radicales “siguiendo las directivas de su líder”.

Así se logró que, por un largo lapso de tiempo, la situación pudiera controlarse a niveles muy superiores a los conseguidos en el resto del mundo.

Pero la actitud del Dr. Vázquez no se limitó a las citadas y trascendentes declaraciones políticas, sino que, con inmensa generosidad, decidió orientar un movimiento nacional en pro de generar las políticas de Estado imprescindibles para superar los daños de la pandemia. Para ello dedicó el invalorable y escasísimo tiempo de vida que le quedaba por delante para expresar, en múltiples entrevistas políticas y periodísticas, la necesidad de un gran acuerdo nacional multipartidario, poniéndose al frente de dicho proyecto y señalando el rumbo a su fuerza política y a todos los uruguayos y uruguayas, a fin de materializarlo.  

Un proyecto que va mucho más allá de lo exclusivamente sanitario

Nada más el Índice es suficiente para tener una idea de la extensión y profundidad de los objetivos del plan en cuestión. Identifica para ello el escenario sanitario, por un lado, y los impactos sociales y económicos, por el otro; es decir, la producción, el trabajo y la cultura. Por ende, hace propuestas sobre Salud Pública, Área Social, Economía, Producción y Trabajo, Cultura, Educación y Ciencia. 

En la Introducción, se definen los objetivos de corto y mediano plazo:

Ante la gravedad de la situación, algunos actores sociales y políticos han planteado instalar un gran Diálogo Nacional para resolver, entre todos, la lucha contra el Covid-19 con políticas de Estado, teniendo en cuenta que, si bien la enfermedad se trata en el terreno de las ciencias médicas, en los problemas de Salud Pública debemos estar involucrados todos los integrantes de la sociedad.

Este llamamiento lanzado a nombre del Frente Amplio fue acompañado de propuestas destinadas a la dirección de la fuerza política, así como a la bancada de sus legisladores. 

En tal sentido, expresó su apoyo a las acciones planteadas por el gobierno, dirigidas -correctamente- a la atención de lo cotidiano, con un alto contenido de inmediatez, como era de esperar. Agrega al respecto:

Creemos, además, que esta conducta debe ser mantenida y profundizada, por lo que consideramos como excelente la decisión que ha tomado el Gobierno Nacional de buscar asesoramiento científico con destacadísimos profesionales universitarios que aportarán sus conocimientos. De esta forma, se podrán tomar medidas con el fuerte respaldo que solo pueden dar evidencias científicas sólidas como serán, sin duda, las que informe este grupo de expertos. Pero más allá de lo inmediato, la vida social, económica y sanitaria continúa, por lo que consideramos que hay que comenzar a trabajar teniendo como referencia un horizonte más alejado. Es necesario pensar y analizar en qué situación nos encontraremos como país en el corto y mediano plazo.

En aplicación de una metodología basada en el conocimiento científico y técnico

La tarea no es fácil dada la incertidumbre ya mencionada, pero el líder hoy difunto de la izquierda pensaba que, con la ayuda de modelos matemáticos probabilísticos y con la experiencia adquirida hasta la fecha, tanto a nivel mundial como nacional, se podrían definir los eventuales escenarios que se presentarían pasada la fase inicial de la pandemia.

En base a ello -sostenía- se podrá desarrollar un Plan Nacional Estratégico para enfrentar las consecuencias que ya están impactando en la población. Para ello se creó un grupo integrado por académicos, profesionales o técnicos, de reconocida trayectoria en sus respectivas especialidades. Los integrantes de este grupo, de manera personal y fuera de cualquier consideración político-partidaria, analizaron la problemática general y sus repercusiones sectoriales y pensaron propuestas para resolverlas. Lo hicieron en base a su formación personal, a la experiencia -tanto nacional como internacional- y a los trabajos científicos publicados hasta el momento, que dieron la base para plantear los posibles escenarios y avanzar hacia la adaptación que requerirá una nueva realidad.

Los deberes que nos esperan a todos y todas

Montevideo Portal (08.05.2020) caracteriza así la presentación de la propuesta presentada por el Dr. Tabaré Vázquez: 

Hace días se había anunciado que Vázquez trabajaba junto a un grupo de políticos frenteamplistas y especialistas en diversos rubros en un plan estratégico para proponer. La idea es que algunas de las propuestas (o todas) puedan ser tomadas a nivel nacional por las autoridades, de considerarse que corresponden.

El plan estratégico contiene medidas propuestas para la salud pública, para la economía y el trabajo y para la cultura y la educación, entre otros rubros.

El documento de Vázquez (a quien acompañaron en la tarea Ricardo Ehrlich y Miguel Fernández Galeano) señala que “la construcción del país para la nueva etapa que nos espera después de la pandemia será un camino largo, que requerirá un gran esfuerzo nacional”.

Por esto, el ex presidente señaló que “solo podemos recorrer ese camino si el esfuerzo es compartido y solidario. No habrá atajos ni para unos ni para otros”.

Vázquez señaló que “habrá que crear en el país la fuerza constructora que nos hará navegar en el mundo post Covid-19” y que ello requiere diversas posturas. Una de ellas es enfatizar que “si bien la enfermedad es tema de los profesionales de la salud, la salud es un tema de todos”.

Vázquez pidió “reconstruir el tejido social” en el entendido de que “nadie puede quedar afuera, nos precisamos todos. Unos podrán incorporarse a la actividad y al trabajo más rápidamente y habrá que acompañar desde el Estado a otros, mientras se incorporan progresivamente”.

El presidente de honor del Frente Amplio también pidió “desarrollar enérgicas políticas de incentivo a la inversión productiva y a la obra pública” y, en otro sentido, “considerar a la cultura, en todas sus dimensiones, como un pilar fundamental para la construcción de nuestro mundo de mañana, porque ella es la base de los sentidos de pertenencia y de convivencia”.

En conclusión, Vázquez dijo que “se pueden plantear dos opciones: la construcción de un país a dos velocidades, aceptando niveles altos de exclusión, o un país que invierte en avanzar todos juntos”.

“La primera de ellas no es realmente una opción: ese país no puede ser viable. La opción de aceptar niveles de exclusión altos como costo del crecimiento conduce a una sociedad que se desvitaliza, que pierde fuerza, eligiendo el espejismo de la inmediatez. 

El único camino posible es entonces con el esfuerzo de todos y todas, y con todos y todas”, concluyó.

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