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LA MOVILIZACIÓN DEL 5 DE FEBRERO

 Publicado: 03/03/2021

Contra el pesimismo


Por Fernando Rama


La dirigencia y la militancia del Frente Amplio (FA) deben valorar la gran movilización llevada a cabo el pasado 5 de febrero en conmemoración del 50º aniversario de una fuerza política que atraviesa uno más de los tantos momentos difíciles que le ha tocado encarar a lo largo de su prolongada y rica existencia. 

Se trató, sin duda, de una instancia de reencuentro con las mejores tradiciones del FA, aunque es posible vislumbrar que aún podría haber tenido mayor envergadura, en especial en el interior del país. El desafío ahora es transformar toda esa potencialidad en acto, y para ello se deben superar una serie de problemas que todos los frenteamplistas percibimos. 

¿Cuáles son esos desafíos?

En primer lugar, es necesario conformar una dirección fuerte y en lo posible unificada, que desempeñe el rol de liderazgo compatible con llevar a buen puerto a la fuerza política que sigue siendo mayoría en el sistema político uruguayo. Una fuerza política que, además, es gobierno en los tres departamentos con mayor población del país. 

Las declaraciones autocríticas del actual presidente del FA, Javier Miranda, aluden a esta carencia, aunque sería injusto personificar en él los fracasos de los últimos tiempos. Ante la elección de nuevas autoridades, que se avecina, debe tenerse en cuenta la necesidad de reparar la falencia en la conducción de la fuerza política. Cualquiera que sea electo deberá enfocarse en resolver uno de los problemas más acuciantes del momento, esto es, la peligrosa fragmentación que se ha multiplicado hasta el frenesí en los últimos tiempos. Pareciera que cada dirigente de cierto peso quiere tener su grupo de influencia. Una pesada tarea, sin duda, para la nueva dirección.

Una de las cuestiones más importantes es lograr un ejercicio potente de las iniciativas políticas a llevar a cabo en las tres intendencias que están en manos del FA. A mi juicio, tanto Carolina Cosse como Yamandú Orsi y Andrés Lima están desempeñando sus cargos con vigor e idoneidad. Los tres están bien encaminados en el ataque a los problemas complejos que deben ser resueltos. Cada uno con su estilo. No me cuento entre quienes creen que exista una competencia por la próxima candidatura a la Presidencia de la República. Los tres han demostrado un intachable compromiso frenteamplista, unitario y constructivo. Por supuesto que en torno a este asunto hay ruidos diversos, pero son solo ruidos. Ruidos que el gobierno multicolor trata de azuzar y que también provienen de tiendas del FA.

Indudablemente, el mayor problema a enfocar es la renovación programática. Pero debe advertirse que ese es un proceso largo y sinuoso, que depende de muchos factores, propios de la entraña del FA y de lo que acontezca en el país en los próximos años. Será una elaboración colectiva, y sería ingenuo pensar que vendrá algún iluminado a resolver la problemática política, social y cultural que se presenta para encarar los tiempos que se avecinan. Como en otras ocasiones, será imperioso empeñarse en ver el bosque y no el árbol que aparece en cada coyuntura del acontecer nacional. 

¿Cuáles son los nudos a desentrañar en los próximos tiempos?

Uno de ellos es la recolección de firmas para logar el referéndum contra la Ley de Urgente Consideración. Una tarea nada sencilla, como cualquiera comprende. Pero más allá de que se consigan o no las firmas, se trata de un estímulo fuerte para la militancia en todo el país. La movilización en torno al pasado 5 de febrero, así como la arremetida lograda en la segunda vuelta en las pasadas elecciones, demuestran que las potencialidades existen y cada dirigente y cada militante deben convencerse de ello. 

Se ha conversado mucho en torno a una necesaria autocrítica. Pero la tan mentada autocrítica tiene dos aspectos a considerar. En primer lugar, se trata de una actitud permanente y no una necesidad solo válida en los momentos de crisis o dudas. Aun estando en el gobierno es necesaria la autocrítica. (En un reciente reportaje, José Díaz analiza los errores cometidos en los quince años de gobiernos frenteamplistas. Se trata de una valoración crítica seria y honesta, refrendada por su voluntario alejamiento del gobierno cuando era ministro). En segundo lugar, debe enfocarse la autocrítica con pocas palabras y mucho accionar positivo. De lo contrario, la mentada autocrítica equivale a cumplir con un requisito casi burocrático para consumo de quienes se oponen al Frente. 

Hay muchos estímulos positivos que no pueden dejarse de lado. La reciente incorporación de una agrupación batllista en el departamento de Rivera al Frente Amplio es un buen ejemplo del camino a seguir. Los que defienden un frenteamplismo puro y duro, sin concesiones, están profundamente equivocados. El camino que nos enseña la historia es la permanente lucha por la incorporación de nuevas fuerzas a la coalición. 

El gran tema del momento es el combate a la pandemia que soportamos hace ya un año. Me parece evidente que el gobierno ha manejado bien el miedo de la población. Pero ese buen manejo -más allá de los aciertos indudables del Grupo Asesor Científico Honorario- se ha realizado en el estilo de una agencia de publicidad. En los hechos, se han cometido muchos errores, el principal de los cuales es el retraso en la adquisición de vacunas. Las explicaciones de la agencia de publicidad en que se ha convertido el gobierno no convencen y, efectivamente, seremos el último país de Sudamérica en comenzar la vacunación.

Por otra parte, el Frente Amplio debe estar preparado para aprovechar los restos del naufragio. La pandemia pasará, tarde o temprano, a la historia. En el resto del mundo ya comienzan a visualizarse los resultados alentadores de las campañas de vacunación. Pero después de la pandemia quedará el tendal de desocupados, de empresas fundidas, de nulo crecimiento económico. Todo ello debido al empeño gubernamental de no incrementar el tan mentado déficit fiscal. En torno a esta cuestión -cuyos síntomas ya se visualizan- habrá mucho material inflamable para hacer oposición. Mucho más cuando el Frente Amplio no estuvo omiso en proponer, a nivel parlamentario y en otros ámbitos, medidas alternativas que fueron desoídas por el herrerismo. Es más, también han sido desoídas algunas recomendaciones provenientes del Partido Colorado que apuntan en una dirección correcta. 

Por último, quiero referirme a un aspecto que puede parecer de escasa importancia, pero puede ser en el futuro el talón de Aquiles a tener en cuenta. El pasado 5 de febrero recorrí varios comités de base. En algunos encontré el espíritu constructivo y la recepción amistosa de los viejos tiempos. Pero en algunos casos, no muchos, comprobé que los responsables de los comités se creen dueños del lugar y provocan el rechazo mediante actitudes arrogantes y fuera de lugar. Este aspecto negativo no influirá en quienes hemos acompañado al FA desde sus inicios, pero la mayoría de la población que se acerca a las agrupaciones de base no tiene esa experiencia y puede sentirse agraviada o rechazada. A tenerlo en cuenta.

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