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EL OFICIALISMO URUGUAYO SERIAMENTE DESAFIADO

 Publicado: 10/07/2019

Nuevo tiempo electoral: el combate por el centro y sus lejanos bordes


Por Rodolfo Demarco


En principio, el candidato del Partido Nacional (PN) Luis Lacalle Pou no deberá preocuparse especialmente del electorado situado a la derecha del espectro político, al que ya tendría ganado para la segunda vuelta, que muy probablemente habrá de disputar. El PN captará a gran parte de dichos sectores sin que le deba hacer especiales concesiones como para comprometer su objetivo principal: ganar el centro.[1] Este es su meollo.

Daniel Martínez, a su vez, podría no necesitar prestarle una particular atención a los sectores de izquierda del electorado, que por amplia mayoría han terminado votando al Frente Amplio (FA). Esto último, sin embargo, merece una actualización: dentro de lo que podría denominarse frenteamplismo tradicional (los que siempre han votado al FA, no los llamados “votos prestados”), existen sectores -que incluyen a personas generadoras de opinión- que actualmente no están proclives a defender al Frente en los ámbitos en que suelen tener incidencia. Para no hablar de quienes piensan votar a otros partidos. Es un hecho nuevo, que debería preocupar en el oficialismo.

Cabe suponer que el Frente Amplio enfilará sus principales recursos proselitistas no solo hacia el centro izquierda sino también hacia el centro, en un amplio sentido. El centro izquierda podría considerarse dentro de su área de captación, aunque en esta oportunidad los respaldos ahí podrían no ser tan “cantados” como en anteriores comicios. Ni mucho menos.

Tras las elecciones primarias o internas los partidos reconfiguran sus discursos apuntando a un electorado más amplio, sin sentido de pertenencia partidaria y poco o nada interesado en la política. Así lo ha hecho también el FA. Pero ahora, como nunca antes, para el Frente ganar o no en el centro será determinante. Es que si no capta bien en esa amplia y heterogénea zona electoral, votará mal en octubre y perderá en noviembre. El asunto ya no son los actuales indecisos. Estos no le alcanzarían, aun si los ganara a todos, cosa imposible. Por lo tanto el electorado a poner como objetivo por el FA tiene una amplitud sin precedentes, y la exigencia será mayor que en cualquier otra circunstancia electoral anterior. 

El Frente Amplio y su candidato presidencial tendrán que llegar esta vez hasta fronteras político-ideológicas bastante alejadas de su posicionamiento tradicional, aunque éste cambió mucho tras la caída de los paradigmas de la izquierda del siglo pasado y, sobre todo, a partir de la asunción del gobierno nacional en 2005. 

Lo expresado no significa olvidar que el discurso de una fuerza política no puede ser tan amplio como para que se le borren sus rasgos esenciales e identificatorios. Dicho de otra manera, el FA debe captar a personas que no son de izquierda pero manteniendo los contenidos (y también las formas de trasmitirlos) propios de una fuerza de izquierda. No es fácil, naturalmente.

Para el partido de gobierno, una estrategia electoral que contemple esta situación sin precedentes no debería llevar a ocultar o bajarle el perfil al frenteamplismo, a sus logros en el gobierno, a sus símbolos, a sus señas de identidad, a su historia. Al contrario. Pero, además, deberá ser capaz de trasmitir que está totalmente interesado y capacitado para corregir fallas de su propia gestión y emprender una nueva etapa de cambios en el país.

En la vereda de enfrente Lacalle enfilará básicamente hacia los mismos sectores de centro, prometiendo un gobierno para “evolucionar”, lo que en el discurso implica no barrer todo lo que hizo el FA sino hacer nuevas cosas pero mantener y mejorar varias de las que su contrincante realizó en estos últimos quince años y que son valoradas por la población. Lo mismo, o más aun, puede decirse respecto a la estrategia que está llevando adelante el candidato del Partido Colorado (PC) Ernesto Talvi, que también es de derecha y ha tenido una fuerte identificación con concepciones neoliberales, pero que parece estar apuntando con astucia al electorado de centro y a los frenteamplistas descontentos.

En el balotaje, y en las nacionales de octubre también, Lacalle no descuidará a quienes sean en principio proclives a votar a Cabildo Abierto (CA), de Guido Manini Ríos, y a sectores de derecha pura y dura de ambos partidos tradicionales, que jamás optarían por el FA. Pero, cabe reiterarlo y valga el juego de palabras: se centrará en el centro. Ha adquirido experiencia, tuvo un buen desempeño en las internas, casi no cometió errores, manejó los tiempos de su compaña, que tras una interna traumática cerró con un Juan Sartori disminuido y una rápida y certera elección de la candidata vicepresidencial. (Como contrapartida, el proceso de selección de la candidatura a vice en el FA no dio una buena señal.) Lacalle Pou volverá a tener un importante respaldo financiero para desarrollar una movilización intensa en todo el territorio nacional y en los medios, aunque tal vez apele más al cuidado del mensaje, a lo que desea trasmitir, que a la saturación publicitaria. 

No solo en un balotaje sino también el 27 de octubre, Lacalle enfilará desde la derecha hasta arañar flancos del centro izquierda (o sea a gente que ya ha votado al FA), como Martínez intentará otro tanto desde la izquierda hacia un centro que podría llegar a rozarse con el centro derecha. 

El desafío para los partidos de la oposición es demostrar que tienen propuestas para un país que ha cambiado en un doble sentido: por los impactos negativos de un contexto internacional difícil, complejo y volátil y, en sentido inverso, por los cambios económicos, sociales y culturales operados en el Uruguay en los últimos años, en gran medida por la gravitación de varias reformas y políticas impulsadas por el propio Frente Amplio. Por ahora no aparecen propuestas sobre varios de los temas más importantes acordadas entre los sectores de la oposición. Sí coinciden en la enumeración de ítems en los que hay acuerdo para procesar cambios, pero no se va más allá. Insistir con que hay que desplazar al FA pero no manejar alternativas que se constituyan en ideas fuerza puede ser una limitante de la campaña opositora. 

Tal vez previendo que la estrategia de “todos contra el Frente” puede tener sus contraindicaciones, Ernesto Talvi intenta amortiguar los efectos adversos que podrían tener las intransigencias electorales, al admitir que en un gobierno encabezado por él habría lugar como colaboradores para integrantes del actual gobierno que hayan demostrado determinadas aptitudes, según él. Fue muy explícito con la ejemplificación que hizo al mencionar al sociólogo Gustavo Leal, jerarca del Ministerio del Interior, e incluso con el sobrio reconocimiento de la capacidad de Mario Bergara y del presidente del Banco República, Jorge Polgar, entre otras figuras del oficialismo. Y completa su mensaje hacia el centro izquierda (y más allá) al descargar contra Manini una de las críticas más duras lanzada contra el militar en esta campaña, como también lo hace contra Juan Sartori. A diferencia de otros dirigentes opositores, el candidato colorado no está priorizando por ahora en su discurso la polarización FA-oposición. 

Podría especularse acerca de que Luis Lacalle Pou tendría un techo más bajo que Ernesto Talvi para captar apoyos en el centro izquierda, o en la zona más “progresista” del centro, pero seguramente el candidato colorado tendrá menos estructura organizativa y su partido sigue hasta ahora sin pegar el salto que necesitaría para entrar en competencia con los otros dos actores principales del sistema político. De todos modos asignarle a Talvi cero chance en la carrera presidencial sería temerario. Por ahora parece lejos, pero los tiempos políticos no son como los cronológicos: a veces corren mucho más rápido, y sin pedir permiso. Y en un balotaje Talvi podría rendirle mejor a la oposición que el candidato blanco.

El Frente Amplio llega a esta campaña electoral con muchas cosas para mostrar con orgullo, y en las que debería hacer especial hincapié, pero también acarrea lastres. En un artículo [2] del número anterior de vadenuevo este autor sostuvo que un país que creció mucho y redistribuyó por encima de la media internacional, experimenta actualmente una mayor lentitud en su crecimiento y en la evolución de las condiciones de vida de los habitantes (que, de todos modos continúan mejorando). Esto genera malestar y preocupación”. Tampoco puede minimizarse la incidencia negativa para el FA que tendrán los problemas percibidos por la población en áreas como seguridad y educación, entre las principales.

Y hay otro conjunto de factores que sigue pesando fuertemente contra el Frente y que podrían resumirse con la expresión “el caso Sendic”. Tienen que ver en primer lugar con las circunstancias que llevaron a la renuncia del ex-Vicepresidente de la República y cómo trató el asunto su fuerza política, y también con otros hechos que contribuyeron a mellar uno de los capitales intangibles más valiosos que ha tenido el FA: la ética. Perdió ahí un galardón, uno de sus diferenciales en el sistema político.

Posiblemente Martínez tenga respecto a Lacalle algunas ventajas que, aunque no le aseguren el éxito, pueden contribuir a él. En principio aparece como más “popular” que su contrincante en cuanto a su potencialidad para llegar a sectores sociales entre los cuales, incluso en el interior, Lacalle tiene resistencias. Pero habrá que ver en qué medida ello se confirma.

El Frente y su candidato poseen, pese a los handicaps, cartas importantes para jugar. Solo a título de ejemplo -y la vida dirá qué efecto tendrá-, Daniel Martínez ha lanzado la propuesta de que los candidatos se reúnan antes de octubre para acordar lineamientos básicos sobre algunos temas que requerirán políticas de Estado, o sea, grandes acuerdos nacionales, como la reforma del sistema de seguridad social. Aunque la idea no sea del agrado de muchos frenteamplistas, ya sea porque rechazan un diálogo en medio de la campaña electoral o por creerla inviable, es probable que al autor de la iniciativa eso le importe poco: entre los convencidos nadie dejará de votarlo por ello y en el resto de la ciudadanía hay desde hace mucho, y sigue habiendo cada vez más, gente que desea que los políticos se pongan de acuerdo sobre algunas cuestiones esenciales. Si el mensaje de Martínez cala en la ciudadanía, independientemente de que se concreten o no los encuentros propuestos, es probable que le dé réditos electorales. Acaso el comentado perfilamiento del discurso electoral de Talvi hacia el área potencialmente frenteamplista sea una respuesta por lo alto a esa u otras iniciativas similares que surjan desde el FA. Rechazar expresamente el diálogo, por álgida que sea una contienda electoral, es algo que ningún manual de política recomendaría.

Pero, por otro lado, al tiempo de mostrarse dialoguista, el Frente necesita diferenciarse de sus adversarios, por lo cual es explicable que remarque la idea de que hay “dos proyectos de país”. Al mismo tiempo, ante contrincantes que están hilando bastante fino, no es sencillo conjugar la amplitud del mensaje con una campaña que tienda a la polarización, lo que rechinaría en algunos sectores que necesita ganar. 

En cuanto al mensaje, y a modo de síntesis, el oficialismo está desafiado a compatibilizar la defensa de los logros de los gobiernos del FA, lo que implica también la reivindicación orgullosa del frenteamplismo, con la capacidad para trasmitir la idea de que no habrá “más de lo mismo”, que se iniciará otra etapa de reformas y medidas que atiendan nuevas situaciones.

La fuerza de gobierno tendrá que asumir cabalmente -deponiendo ciertos triunfalismos bastante extendidos entre simpatizantes y algunos dirigentes (aunque también ganan terreno los pesimismos)- que si no parte de que lo más probable a cuatro meses de las elecciones es que pierda el gobierno, esto sucederá indefectiblemente. Asimismo podría decirse que si el Frente no logra un masivo apoyo en su base social tradicional, pierde; pero lo mismo sucederá si solo apuesta a ella.

¿Podrá el Frente Amplio imprimirle el ímpetu y entusiasmo que necesitan sus militantes y, al mismo tiempo, no olvidar que mantener el gobierno será extremadamente difícil? 

Seguramente en los próximos meses, tal vez antes de las elecciones, se podrán ratificar o rectificar algunos de estos comentarios. Y muchas otras cosas.

5 comentarios sobre “Nuevo tiempo electoral: el combate por el centro y sus lejanos bordes”

  1. R. Demarco. Comento que he leído tu artículo y concuerdo en gran medida con lo que en el expresas.
    Solo en una parte me permito el atrevimiento de evaluar lo establecido en cuanto a la pos Internas y la elección de vices.
    Suponer que la interna del PN y en menor medida del PC no han tenido sus bemoles, me parece un tanto superficial, por no ser más drástico. En estos días el Directorio del partido Nacional evalúa la denuncia penal por el tema de las noticias falsas, recién está entrando a ver el programa que le presentará a los votantes, desconoce a la segunda fuerza más votada y otras perlas. En cuanto al partido Colorado con la trayectoria de Sanguinetti y su deseo manifiesto de integrar la fórmula, Talvi propuso a alguien que se está en duda si constitucionalmente pueda serlo o no. Error u horror, no se, pero fallaron.
    En cuanto a la elección de la vice del PN dices que fue certero. Tan ambiguamente tratado, me hace pensar. Certero en lo eficaz, si, evitando los líos que se le podían armar. Certero en lo político, relativo al no ser una fórmula representativa del partido. Sólo lo es de un sector. Esta señora será capaz de captar un nicho de los votos de Sartori, que según algunos analistas son de gente que antes siguió al FA, dudoso. En cuanto a lo democrático o de diálogo y consulta……..
    Es cierto que en el Frente hubo desconformes, pero se trató de dialogar. No habría otra forma de hacerlo hasta tanto se supiera el resultado. Con los cuatro pre-candidatos dando una imagen de unidad, no vista en ninguno de los otros partidos en los cuales hubo lucha electoral, que Martinez se hubiera adelantado y comenzado contactos previos, te imaginas las reacciones? Estoy convencido que algunas críticas volcadas las hubieran hecho si el elegido no fuera el por mi propuesto. No hay una norma que establezca la forma de elegir al vice en el FA, la historia nos dice que los argumentos se pueden buscar en la variedad de ejemplos.
    Un abrazo

  2. Confirmo que la ciencia política tiene mucho de su objetividad un poco de autenticidad. Por las dudas: voté a Lacalle Pou en la interna y volveré,a hacerlo en.las nacionales y el balotage.

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