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EL PRESIDENTE TRUMP SIGUE SACANDO PLANES DE LA BOLSA

 Publicado: 03/10/2018

¿Fin de la idea de "dos Estados" para resolver el problema palestino?


Por Luis C. Turiansky


Hace tiempo que Donald Trump juega con la idea de que el famoso "Plan de Ruta" acordado en Oslo en 1993 no sirve, como según él muchos otros compromisos internacionales asumidos en el pasado por Estados Unidos. Ya en febrero de 2017, al recibir al primer ministro israelí Benjamin Netanyahu en la Casa Blanca, declaró, ante la sonrisa socarrona de éste, que él "ya no insistiría en la solución de dos Estados". Desde luego, nadie iba a pensar que estaba exhortando a Israel a transformarse en un Estado laico y democrático, abierto a todos sus habitantes sin distinción, de modo que la alternativa existente era que los palestinos se resignaran a vivir bajo ocupación israelí sin reptar.

Ahora envió a su yerno, Jared Kushner, junto con el enviado especial Jason Greenblatt, con un plan en la mano, consistente en una Confederación Palestino-Jordana con inclusión de Cisjordania liberada. Ni corto ni perezoso, Mahmud Abbas, Presidente de la Autoridad Palestina, lo divulgó y, como no fue desmentido, se supone que su versión es auténtica. Agregó además que había expresado acuerdo "si también participa Israel."

La reacción del gobierno jordano fue bastante escueta; según su portavoz, "el tema de la integración de Cisjordania en el Reino de Jordania no está en debate"[1]. Del lado israelí el silencio es total, pero el influyente diario Haaretz de Jerusalén, advierte el 3 de setiembre de 2018 que difícilmente el plan en cuestión, de existir, tenga andamiento. En efecto, ya anteriormente existió una idea similar que fracasó.

LOS ANTECEDENTES

En un tiempo, al otro lado del río Jordán, frente a Cisjordania existía también Transjordania. Fue al final de la guerra de 1948 que la jurisdicción del reino hachemita se extendió a la margen derecha y el país unificado adoptó su nombre actual de Jordania. Pero en 1967 Israel derrotó a sus vecinos en una guerra relámpago, quedándose con Cisjordania incluido el sector oriental de Jerusalén, así como la península de Sinaí y la Franja de Gaza, pertenecientes estas a Egipto. Seguidamente se negó a cumplir en su totalidad la resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que le instaba a devolver todos los territorios ocupados, y solo se retiró de Sinaí, quedándose con Cisjordania, el sector oriental de Jerusalén y Gaza; los países afectados, Jordania y Egipto, de conformidad con la Liga Árabe, renunciaron a su soberanía sobre los territorios despojados y la cedieron a los palestinos, representados por la Organización por la Liberación de Palestina (OLP). En 1982, tras otra guerra, Israel ocupó las Alturas del Golán en Siria. Finalmente, en 2005, las fuerzas israelíes se retiraron de la Franja de Gaza, quedando esta bajo jurisdicción palestina. Esta es la situación que perdura hasta hoy.

Al principio, la OLP practicó una guerra de liberación que perseguía el control de toda la Palestina histórica y la disolución del Estado de Israel, basándose en que su propia creación en 1948 había sido un robo consumado a expensas de la población árabe establecida y mediante la expropiación de sus tierras y el exilio forzado. Con el tiempo, sin embargo, esta actitud maximalista fue abandonada por los sectores mayoritarios del movimiento.

En 1993, a instancias de Yasir Arafat, la OLP reconoció a Israel en las fronteras anteriores a la guerra de 1967 y modificó su Carta a los efectos de propiciar la coexistencia de dos Estados independientes en la Palestina histórica, en el sentido de la Resolución de las Naciones Unidas de 1947. Pero ni Isaac Rabin, primer ministro israelí asesinado por un extremista israelí en un acto público en 1995, ni su interlocutor Yasir Arafat, fallecido tras grave enfermedad en 2004, llegaron a vivir la solución del conflicto por la cual batallaron.

En Israel fueron las fuerzas conservadoras las que finalmente tomaron las riendas del poder y bloquearon el proceso de paz. Fomentaron la construcción de asentamientos de nuevos colonos en los territorios ocupados, declararon Jerusalén su capital "eterna e indivisible", incrementaron la represión de la resistencia palestina y procedieron a elevar unilateralmente una gran cerca de seguridad en la línea fronteriza que ellos mismos trazaron. Paralelamente, en los territorios ocupados y especialmente en Gaza, la corriente radical Hamás rompió con la política de entendimiento de Arafat y después Abbas, y optó por una resistencia activa y la lucha armada, sin excluir el terrorismo individual. Pero todavía en 1987, cuando quien esto escribe visitó Cisjordania y Gaza durante la primera Intifada (levantamiento), la única arma que usaban los jóvenes en sus enfrentamientos con el ejército israelí era la honda, la misma que según la Biblia usó el rey David para derrotar al gigante Goliat. Para muchos de ellos, no había otra respuesta a la opresión de los ocupantes ante la indiferencia de la comunidad internacional.

CUANDO LA FRUSTRACIÓN DOMINA LOS ESPÍRITUS

Al cabo de los años transcurridos sin encontrarse una solución, mientras prosiguió la política israelí de diseminación de asentamientos en Cisjordania y la violencia fue el pan de cada día sin que tampoco esto trajera la victoria, no es de extrañar que la frustración haya dominado los espíritus de palestinos e israelíes solidarios que no aprueban la prolongación de la ocupación. En noviembre y diciembre de 2017, una encuesta conjunta del Centro Palestino de Políticas y Opinión Pública y el Centro Tami Steinmetz de Investigaciones por la Paz de Israel reveló que solo el 47% de los palestinos y el 46% de los israelíes judíos aprueban la creación de un Estado Palestino en los territorios ocupados. Aunque sean cifras elevadas, no pasan de ser una minoría. Aun agregando a la población árabe de Israel a los resultados relativos a israelíes, el resultado total en Israel apenas dio un 53% de voces favorables, probablemente insuficiente para hablar de un estado de ánimo propicio.[2]

Este es el argumento utilizado por Donald Trump para poner en duda la viabilidad del proyecto de dos Estados. Pero si se descarta una salida según el modelo de apartheid, reduciendo a la población palestina a vivir en pequeñas reservas rodeadas de colonias israelíes militarizadas,[3] y si la integración de los palestinos en un Estado reformado tampoco está en el programa, la solución menos dolorosa sigue siendo la de dos Estados independientes, que no es otra cosa que la aplicación del Plan de Partición de Palestina aprobado por las Naciones Unidas en 1947.

UN PLAN PUEDE DAR NACIMIENTO A OTRO

La respuesta de Mahmud Abbas a la propuesta norteamericana que él mismo divulgó es desde luego inteligente. No solo porque envía la pelota al que pretendía jugar el papel de espectador silencioso, el gobierno israelí, sino también porque eligió como escuchas de su relato a una delegación de israelíes, integrada por representantes de diversas corrientes políticas, entre ellas el partido de izquierda Meretz y el movimiento "Paz ya", que abogan por la solución de dos Estados.

Ahora bien, ante la frialdad con que Jordania reaccionó y el silencio oficial de Israel, ¿es posible cambiar de perspectiva y plantear una Confederación israelo-palestina? Esta pregunta se hace Yossi Beilin[4] en Al Monitor el 6 de setiembre de 2018. En el artículo en cuestión, el exdiplomático israelí evoca los pormenores de otras propuestas similares formuladas o sugeridas en el pasado y finalmente desechadas. Concretamente, la propuesta del entonces rey Hussein de Jordania, en la que ya planteaba una Confederación palestino-jordana en el caso de retirarse Israel de Cisjordania. Yassir Arafat, como Presidente de la OLP, recibió el mandato del Consejo Nacional Palestino para negociar esta salida, pero la dificultad fue cuando el rey Hussein pretendió adjudicarse automáticamente la presidencia de la nueva confederación. Ante la observación de Arafat sobre si no sería mejor rotar en el cargo, el monarca jordano habría contestado que "los reyes no rotan". Y así terminó todo.

Con todo es interesante en el contexto actual el siguiente diálogo que Beilin cita de su entrevista con el negociador de la parte palestina Faisal Husseini en 1993, en el marco de la preparación de la Conferencia de Oslo:

"Las negociaciones de Oslo avanzaban bien y yo le pregunté qué pensaba de un posible arreglo jordano-palestino. Husseini se rio y preguntó a su vez si los israelíes realmente pensábamos que los palestinos eran estúpidos. Se explicó: «Ustedes hablan todo el tiempo de la Confederación Jordano-Palestina y yo les digo que lo que queremos es una Confederación Israelo-Palestina. ¿Por qué, según ustedes, estaríamos particularmente interesados en unirnos con una monarquía atrasada y autoritaria al este del Jordán? Preferiríamos establecer una unión más natural en la ribera occidental con una democracia rica y estable, de la que podríamos aprender mucho» (negritas agregadas por mí, LCT). Me aseguró de inmediato que hablaba en el interés nacional de los palestinos y no por amor a Israel, pero añadió que consideraba esta solución igualmente provechosa para Israel, ya que permitiría la cooperación en una amplia gama de rubros."

Yossi Beilin sostiene que esto pudo estar en la mente del actual presidente palestino al replantear el tema veinticinco años después, esta vez en respuesta al mensaje de Donald Trump. Afirma al respecto que "nada tendría más lógica que si ambos Estados de la margen occidental del Jordán operasen en el marco de una cooperación formalmente establecida". Y concluye: "Se deduce que, después de todo, realmente Abbas no bromeaba cuando divulgó su respuesta".

ANTE EL GRAN DESAFÍO

Sí, sería lindo. Palestinos e israelíes compartiendo un espacio milenario como vecinos, y no como enemigos. Los palestinos que viven en Israel tendrían los mismos derechos que la mayoría judía y los israelíes asentados en tierra palestina podrían permanecer en ella si se atienen a la legislación palestina. Un mercado común favorecería a ambas naciones. Pero, ¿es posible en las circunstancias actuales?

El fantasma de las guerras nacionales que desgarraron países enteros, por ejemplo Yugoslavia, y los enfrentamientos religiosos que tienen lugar en muchos lugares del mundo, sigue pendiendo sobre la mente de los hombres. Haría falta una "primavera" semejante a la que recorrió los países árabes en 2010-2013 pero eludió a Israel y los territorios palestinos. Idealmente podría producirse simultáneamente en Israel y Cisjordania (en cierta medida también en Gaza). Un cambio de actitud que indudablemente favorecería el acercamiento podría darse principalmente en el terreno económico.

Demasiadas interrogantes y verbos en condicional. Evidentemente, se trata en todo caso de un objetivo por ahora lejano. Cabe por ello preguntarse cuál es el motivo oculto del sorprendente plan de Donald Trump, así como de la no menos sorprendente contrapropuesta de Mahmud Abbas. En ánimo de conjeturar me atrevo a pensar que, a fin de liquidar el proyecto de Oslo, un método eficaz es sembrar divergencias y divisiones en el campo palestino y árabe en general, que sin duda una expansión jordana a la margen izquierda no dejaría de fomentar. La respuesta de Abbas sería en este caso la reacción del viejo zorro destinada a desbaratar desde un principio la unión no deseada con Jordania.

Pero muchas veces las situaciones imprevistas producen nuevos giros en la política internacional. En este caso tal vez se abra un debate fructífero sobre el tema de la cooperación palestino-israelí, donde no faltarían nuevas propuestas complementarias que acerquen la paz. Esperemos.

3 comentarios sobre “¿Fin de la idea de «dos Estados» para resolver el problema palestino?”

  1. Buen articulo Sr. Turiansky, aun con algunos errores, es un buen articulo.
    El error mas «grueso» es el afirmar que los altos del Golan fueron capturados por Israel en 1982. Los altos del Golan fueron capturados en 1967 durante la guerra de los 6 dias, en 1982, el gobierno del Sr Beguin declaró unilateralmente la anexión de esos territorios al Estado de Israel, algo que tuvo el mismo valor y reconocimiento internacional que el tratado de Paz firmado con el Libano en ese mismo año: Nulo.
    Luego, la idea de la Confederacion (hay quienes opinan que debería ser una Federación) es mucho mas vieja de lo que se supone. Se inicia con el Rey Feisal Hussein y Sir Larawnce (Elorens de Arabia) que visualizando el incumplimiento Britanico (de las promesas hechas a las tribus beduinas que lo apoyaron contra los turcos), junto con Jaim Weissman presentan en la conferencia de Lausana y ante las potencias un acuerdo de partes donde el Rey Feisal de Transjordania, permitía la creación de un Hogar Nacional Judio en lo que se dió en llamar Palestina durante las negociaciones (durante el Imperio turco, esa zona estaba dividida en Mustafarratos (municipalidades/gobernancias) de Nablus, Jerusalem y Hebron.
    Las potencias rechazaron el pedido.
    En la actualidad (ultimos 10-15 años) el principal abanderado de la idea de la Confederacion es el Presidente Rivlin (proveniente del Likud) y adoptada luego por Shimon Peres en su visión del Nuevo Medio Oriente.

    Otra cosa que quiero corregir.
    Es sobre la discriminación hacia los árabes. Porque aquí en gral. se incurren en errores basicos, no intencionales pero…grandes y basicos.
    En la actualidad la región al Oeste del rio Jordán se divide, en un estado soberano llamado Israel dentro de cuyas fronteras y deacuerdo a su carta magna es el estado de sus habitantes sin distinciones de raza o credo frente a ley y el estado (luego hablaremos sobre la ley de quien es judio), y una región ocupada bajo administración militar (lo que comunente se llama Cisjordania) y que no es parte del Estado de Israel pues fuera de la región de Jerusalem nada de su territorio ha sido anexado. Es claro que existe a nivel social discriminación, lamentablemente en todo lugar las minorías que se niegan a «integrarse al crisol identitario nacional» son discriminadas, pero lejos está ello de ser llamado de apartheid como se publicita. La realidad es que 20% de los ciudadanos israelíes no son judios y en su gran mayoria son musulmanes de distintos credos o cristianos de distintos credos, ninguno de ellos viven en gettos, algunos sirven en el ejercito, e incluso uno, juez, metió preso a un 1er ministro por corrupción (Olmert).
    Los palestinos de Cisjordania es harina de otro costal, es una zona, ocupada y militarizada en la cual por logica, existen activas celulas militarizadas que actúan en contra del Estado de Israel y en contra de ciudadanos israelíes que allí se asientan. Es claro y evidente que por razones de seguridad los derechos individuales y de tránsito se vean limitados intentando minimizar el roce y contacto entre israelies y palestinos. Ellos si viven una situación dura, pero no por discriminación racial/cultural o religiosa, es por seguridad, Que existen abusos? Existen, Que existe una complicidad de los gobiernos de derecha con los colonos? Existe. Pero la Suprema Corte de Justicia de Israel aún es cosa de orgullo en la defensa de los derechos ciudadanos de israelies y protegiendo los derechos de propiedad palestinos en Cisjordania con ayuda del Ejercito Israelí y en contra del Gobierno populista de Netanihau.
    Una confederacion sería un lujo para la región,. pero lamentablemente los hechos no sustentan esa esperanza. Si bien fueron firmados acuerdos de paz con Jordania y Egipto, a renglón corrido los parlamentos de ambos paises reglamentaron una ley de NO normalización de relaciones con Israel. Es decir lo que es comun entre paises vecinos, está por ley prohibido en esos paises. En realidad y paradójicamente, existen mas lazos de co-existencia a nivel ciudadano entre los Palestinos y los Israelies que con los vecinos.
    Y dejo por aqui,
    Un gusto

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