EL CASTILLO DE NAIPES (HOUSE OF CARDS) MULTICOLOR

Sanguinetti, el dueño de la baraja

La singular situación del electorado uruguayo, con una izquierda casi unificada, levemente superada en votos por una derecha atomizada en por lo menos cinco grupos, propició que, una vez más, Julio María Sanguinetti (JMS) pudiera desarrollar sus habilidades pactistas, transformándose en el imprescindible creador, guía y sostén de la “Coalición Multicolor”.  

El Patrón del Siglo

Hace más de un año y medio -en enero y febrero de 2020-, nos referimos al Dr. Sanguinetti como El Patrón del Siglo, y así titulamos dos notas consecutivas en  Vadenuevo. Recorriendo la trayectoria política de este hombre nacido un Día de Reyes, 86 años atrás, nos convencimos que fue y es la personalidad con mayor acceso y ejercicio efectivo y real de poder político en los mas altos ámbitos partidarios, parlamentarios y ejecutivos donde actuó, desde los años 60 del pasado siglo hasta la fecha.

Figura preponderante durante el período previo a la dictadura en el Parlamento, en los Ejecutivos de Pacheco y Bordaberry. Luego, en las negociaciones de la salida, adalid del pactismo con los militares, ejerciendo la primer y tercera presidencias democráticas posteriores, incidiendo fuertemente en la suerte y el rumbo político de los gobiernos de Lacalle padre y de Batlle hijo, y siendo la figura sustancial para el armado y sostenimiento de la Coalición Multicolor que arrebatara el gobierno al Frente Amplio luego de 15 años de ejercicio. 

Con toda esa trayectoria encima, hoy se da el lujo de ser el “horcón del medio”, que sostiene el delicado edificio de los coaligados que administra el presidente Lacalle hijo.

Las “Houses of Cards” inglesa y norteamericana

La versión norteamericana es una adaptación de la británica escrita por Michael Dobbs. Secretario de organización y vicepresidente del Partido Conservador británico durante los años de Margaret Thatcher, recrea la situación política que se originó por el retiro de la Dama de Hierro.

En la novela, se produce entonces una guerra larvada entre Francis Urquhart, un refinado aristócrata, jefe del grupo parlamentario, y otros candidatos tories. Urquhart, ejerce con gran efectividad los artes de la política sobre la base del relacionamiento en las sombras. Sir Ian Richardson, el actor, desarrolla una inmensa interpretación, que hace creíble que un solapado maniobrero trepe a las más altas responsabilidades británicas. Al mismo tiempo, el personaje, con cinismo sin igual, se dirige constantemente al espectador justificándose y haciéndole cómplice de sus actos. Un capolavoro de un actor que, por su valor artístico, mereció el título de Comendador (CBE) de la Orden del Imperio Británico.

El personaje trasladado a la Casa Blanca conserva similares atributos, a los que se agrega una brutalidad más descarnada y menos disimulada que la británica: el personaje interpretado por Kevin Spacey duda menos en aplicar la fuerza para doblegar a los rivales.

En ambos casos, el poder se mantiene sobre la base de la acción de un personaje que primero conquista y luego sostiene el andamiaje del gobierno durante un lapso prolongado.

Las “Houses of Cards” autóctonas, “made by Julio María Sanguinetti”

A diferencia de las series televisivas, no es un único castillo de naipes que gobierna el país, sino que son construcciones sucesivas que caen y son montadas nuevamente por este Gran Maestro de la Alta Costura Política, pero que a diferencia del personaje protagonizado por Richardson y Spacey, no hace guiños astutos al publico en general.[1] Sanguinetti concibió, armó, ejecutó y sostiene su quinta coalición triunfadora para obtener y ejercer el poder.

Repasemos: 

Primera: 1985 – Entente con los sectores del progresismo colorado (Manuel Flores Silva, etcétera), unificación con Enrique Tarigo, el compromiso de “Un Cambio en Paz” para neutralizar a los sectores sociales y, obviamente, un trabajoso arreglo con los militares, a quienes dio lugar en el gabinete (Hugo Medina) y con quienes zurció la exclusión del progresismo opositor (Wilsonismo y Frente Amplio). 

Segunda: 1990 – Coalición Blanqui-Colorada que aseguró la llegada de Lacalle padre al poder... Sin embargo, luego le quitó el apoyo y, de esa manera, lo debilitó de tal forma que JMS tuvo la fuerza relativa suficiente para conquistar la siguiente presidencia.

Tercera: 1995 – Otro capolavoro: captó al sector más débil del Frente Amplio (la lista 99 de Hugo Batalla), el que, pese a perder gran parte de su electorado, igualmente le permitió obtener el margen necesario para lograr la Presidencia.

Cuarta: 2000 – Apoyó la asunción de Jorge Batlle, aunque a este le “arrancó un brazo” (como lo estableciera el difunto líder político), y finalmente le hizo pagar carísimo el último “favor”: respaldar a Alejandro Atchugarry para que realizara el apaciguamiento de las fuerzas económicas.

Quinta: 2020 – Fue el paciente costurero de una “colcha de retazos” de, al menos, cinco sectores bastante diferentes: blancos del Partido Nacional, colorados del Partido Colorado, verdes yerba de Cabildo Abierto, incoloros del Partido Independiente y descoloridos del Partido de la Gente. Coalición Multicolor que tiene la singularidad de que “juntos pueden ser dinamita”, pero separados –es decir, si se retira de la coalición uno de los tres primeros–, no serán nada.

Es decir: “unidos por el espanto”; hecho que El Patrón ha interpretado muy bien en su beneficio, el que se verifica claramente analizando los últimos aconteceres dentro de la coalición gobernante.

Los “despidos” de Ernesto Talvi y Carlos María Uriarte, ha debilitado sustancialmente a sus opositores internos: los “Ciudadanos”. Estos, ahora, transitan un acelerado proceso de absorción por parte el sanguinettismo. 

La destitución de Germán Cardoso (exsecretario de Wilson Sanabria[2]) fue resistida por este hasta el punto de recibir en su casa al ministro y, desde allí -conferencia de prensa  mediante-, anunciar su renuncia... con Sanguinetti pegado a sus espaldas. 

También desde su propia casa, obviamente sin concurrir a la Torre Ejecutiva, anunció que había acordado internamente en el Partido Colorado que el nuevo ministro sería el sanguinettista Tabaré Viera, y que la sucesión de su cargo se haría por las vías preestablecidas, es decir: con el siguiente suplente de las “listas mellizas” al Senado presentada por la 15 del jorgismo y la 2000 de JMS en las últimas elecciones.

Esta innovación de JMS, el nombramiento de un ministro en su casa -ni siquiera desde la Casa del Partido Colorado-, es una prueba más de su fuerza e incidencia personal. Estuvo más allá de las opiniones de los integrantes de su partido y por fuera del ámbito del Poder Ejecutivo, y fue posible debido a que JMS utilizó, astuta e inteligentemente, lo que pensaba el Presidente Lacalle hijo sobre la situación generada, algo como: “Este lío no es del gobierno, es interno del Partido Colorado. Lo provocaron ustedes, arréglenlo ustedes”. 

Imaginamos que JMS se dio cuenta entonces que, dado que el Presidente no se sentiría agraviado, estaba habilitado a hacer una demostración de fuerza categórica: “Como es un problema interno del cual soy responsable, lo soluciono yo, y lo hago desde mi casa particular”, puede haber dicho.

JMS no dejó ningún hilo suelto: el destituido volvió a su banca protegida por fueros y, por las dudas, dado que no pudieron acallar al correligionario denunciante de eventuales manejos ministeriales turbios, consiguieron diluirlos al crear una comisión para analizar las denuncias. Pero... dentro de una investigación de todo lo actuado por los dos últimos ministros de Turismo, el año y poco del renunciado Cardoso y los años anteriores ejercidos por la frenteamplista Liliam Kechichián.

La síntesis en una caricatura genial

“Una imagen vale mas que mil palabras”, frase nunca mejor utilizada si nos referimos a la siguiente caricatura realizada por el Colectivo Uruguay Nomá.

“Desde las sombras”. Extraída de Twitter: @UyNomaColectivo

Sintetiza con maestría extraordinaria lo más significativo de un hombre singular, aspectos que a nosotros, torpes aprendices de escriba, nos llevó hasta ahora tres extensas notas en Vadenuevo. La cabeza enmarcada en el Escudo Nacional, las cejas indómitas que no dejan ver la expresión de sus ojos y el gran tapabocas colorado que obliga a que las palabras queden dentro, impidiendo que “los de afuera” del partido se enteren de lo importante tratado en la interna. Un tapabocas desproporcionado que vela los ojos y opera como filtro, tiñendo las imágenes de colorado.[3]

Ningún nacido en este país que tenga un mínimo conocimiento de la realidad política podrá confundir la figura representada en el dibujo. Un gran mérito que por ahora solo puede adjudicarse al Colectivo Uruguay Nomá, pues no ha trascendido si proviene de un individuo o de un grupo de artistas.

El hecho objetivo es que la figura está a la altura de las grandes caricaturas recientes de Arotxa -el brazo cortado de Jorge Batlle; los zapatos rojos de la ministra María Julia Muñoz- y aún de las ya históricas del gran maestro Julio Suárez, “Peloduro”; por ejemplo, Eduardo Víctor Haedo dibujado en Marcha como un muñequito “tentempié” imposible de tirar.