Compartir

VADENUEVO DE COLECCIÓN: DEL NÚM. 89 (FEBRERO DE 2016). EL MUNDO EN QUE VIVIMOS Y LA DIRECCIÓN EN QUE VA. (A DOS AÑOS DEL FALLECIMIENTO DE NICOLÁS GRAB).

 Publicado: 06/10/2021

Desigualdades


Por Nicolás Grab


Hay algunas cosas que vale la pena saber sobre la desigualdad en el mundo.

Por ejemplo: nunca había ocurrido, antes de 2015, que el 1% más rico de la población mundial poseyera más riqueza que todo el resto de la humanidad. Ahora ocurre.[1]

Por lo general, las referencias a la desigualdad en la distribución suelen remitir a comparaciones de franjas: por ejemplo, entre el 20% más rico y el 20% más pobre. O 10%. Pero ahora la humanidad se puede dividir en dos segmentos de riqueza igual poniendo en uno de ellos el 1% de la población y en el otro a todo el 99% restante.

Se dirá que un 1% de la población mundial es mucha gente. Muy cierto. Pero veamos ahora otro dato. 

¿Cuántas personas hay que reunir, entre los más ricos del mundo, para que su patrimonio sea equivalente a lo que posee, toda junta, la mitad más pobre de la humanidad?

Respuesta: sesenta y dos.[2]

Deténgase el lector a considerar este dato. Los 62 mayores multimillonarios del mundo poseen una riqueza igual a la de tres mil quinientos millones de seres humanos. Tres mil quinientos millones.

Pero sobre este dato hay un detalle más, que bien puede ser lo principal. El dato corresponde a 2015. Cinco años atrás, en 2010, el número no era 62. Era 388.

Cinco años antes la balanza se equilibraba poniendo en un platillo la riqueza de 3.500.000.000 de personas y en la otra los bienes de 388. Ahora, en cambio, ya no hacen falta 388. Ahora alcanzan 62. La cantidad de multimillonarios cuyo patrimonio sumado equivale al de toda la mitad más pobre de la humanidad no solo es escandalosamente reducida. Además de eso, es cada vez menor. Y no disminuye de a poco. En cinco años se redujo a menos de la sexta parte. 

A este tren, en otros cinco años con igual tendencia bastarán 10 multimillonarios para superar en riqueza a la mitad más pobre de la humanidad.

Esas 62 personas de que hablamos aumentaron su patrimonio en los últimos cinco años. No levemente, sino un 44%. En el otro platillo, el de la mitad más pobre del mundo, la riqueza total disminuyó casi lo mismo: un 41%. En esto reside la explicación: hacen falta menos multimillonarios para equilibrar la balanza porque son mucho más ricos que antes y porque el otro platillo -contrariamente a la tendencia anterior- se aligeró: los 3.500.000.000 de la mitad más pobre poseen menos ahora que hace cinco años.

El Uruguay tiene un producto interno bruto de unos 57.000 millones de dólares. El hombre más rico del mundo posee 79.200 millones. Desde luego que esto no vale como comparación porque el PIB no es el patrimonio de un país, sino lo que produce en un año; pero puede servir para poner las cosas en escala. Existen diez multimillonarios que, en promedio, poseen -cada uno- los 57.000 millones del PIB uruguayo. Si se tratara de Bolivia, habría 53. Si habláramos de Haití tendríamos que decir que hay 548 personas cuyo patrimonio medio supera el PIB del país. Hay 548 personas cuya riqueza es más que lo que logran producir, para vivir un año, los diez millones y medio de haitianos.[3]

La riqueza del mundo ha tenido un incremento importante en lo que va de este siglo. Pero la distribución de ese aumento es alucinante. La mitad de él fue al 1% más rico de la población. La mitad más pobre obtuvo un 1%. Y lo demás fue al resto, o sea que también quedó en la mitad más rica.[4]

Detengámonos en estas cifras y en sus dos datos básicos. En estos tres últimos lustros la mitad de la nueva riqueza generada ha sido succionada, no por un segmento privilegiado del 20% o el 10% de la población, sino por el 1% ya situado al tope. Ese mismo 1% que gracias a este incremento ha llegado, como vimos al principio, a poseer la misma riqueza que todo el resto del mundo. Y toda la mitad más pobre de la humanidad ha recibido, no 30%, ni 20%, ni 10%: le ha tocado, para repartir entre tres mil quinientos millones de personas, un 1% de ese aumento.

Podrá haber crisis mundial desde hace ocho años, y quiebras de colosos financieros, y pústulas de hipotecas basura, y burbujas “punto-com”, y pánicos bursátiles, y desplomes de monedas, y suspensiones de pagos, y efectos tequila o vodka o caipirinha, y corridas y corralitos. Pero los “milmillonarios” no acaban en el asilo. Para los que están arriba, arriba de verdad, los males tienen remedio, o hasta ahora lo han tenido, y hasta pueden venir muy bien. Para algo están las rebajas de impuestos a las grandes fortunas y los créditos de rescate y los paraísos fiscales y las socializaciones de pérdidas y las austeridades y los ajustes y los “paracaídas de oro” y las calificadoras de crédito y los riesgopaíses y todos los inventos que el ingenio crea y los millones compran, y que los lobbies hacen votar y la propaganda y la “información” hacen tragar.

No: los “milmillonarios” no acaban en el asilo. En 2001 las cinco mayores fortunas del mundo sumaban 172.400 millones de dólares. En 2015 sumaron 376.000 millones.[5]

Bueno: también en el otro extremo hay beneficios. Si se considera el último cuarto de siglo, el 10% más pobre del mundo también ha visto aumentar sus ingresos. Aumentaron, sí. Casi tres dólares por año. Cada año aumentaron cerca de un centavo de dólar diario.[6]

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *