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JULIO OSBALDO FREGEIRO (1931-2018)

 Publicado: 05/09/2018

Una creatividad permanente


Por Fernando Rama


Por el ápice abierto el cono inverso
deja caer la cautelosa arena,
oro gradual que se desprende y llena
el cóncavo cristal del universo.

Hay un agrado en observar la arcana
arena que resbala y que declina
y, a punto de caer, se arremolina
con una prisa que es del todo humana.

Jorge Luis Borges
(El reloj de arena, en El Hacedor)



El 9 de julio de 2018, tras una larga y penosa enfermedad, falleció Julio Osbaldo Fregeiro.

Neurólogo y pionero de la neurocirugía en el Uruguay, militante del Partido Comunista, pintor que nunca quiso vender un cuadro, alumno de Clever Lara.

Para conocer más detalles de la vida de este singular uruguayo entrevistamos a Estela Morador, que compartió con él 58 años de matrimonio.

Osbaldo Fregeiro nació en Mercedes en 1931. Concurrió a la escuela pública Nº 1 de la capital de Soriano y al Liceo Departamental. Vino luego el forzoso traslado a Montevideo para iniciar los estudios de Medicina. Integró la generación 51 y obtuvo su título en el año 1960, siendo un destacado alumno a lo largo de sus estudios universitarios. Inició la práctica clínica como médico general y pronto se integró al Instituto de Neurología que por entonces dirigía el Prof. Román Arana. En ese tiempo no se había creado el posgrado de Neurocirugía, que era su más genuina vocación. Debió entonces completar el posgrado de Neurología y luego pasó a desempeñarse como neurocirujano, accediendo por concurso a los cargos de grado 1, 2 y 3 en dicha disciplina. Se desempeñó como neurólogo y neurocirujano en numerosas instituciones (Círculo Católico, Casa de Galicia, CASMU, Uruguay-España, Banco de Seguros, entre otras). Más tarde obtuvo el título de Neurocirujano por competencia notoria y fue electo por sus pares como grado 5 de la recién creada especialidad. Desempeñó en los años 89-90 la presidencia de la Sociedad de Neurocirugía. Me parece pertinente señalar que en la primera etapa de la neurocirugía la pericia del cirujano se basaba sobre todo en la precisión del diagnóstico neurológico, ya que no existían los dispositivos técnicos que hoy permiten determinar con exactitud la localización de los diferentes componentes del encéfalo.

Fue padre de cinco hijos, en el corto lapso de seis años. Tres de sus hijos –dos varones y una mujer– se desempeñan como médicos en diferentes especialidades. Otra de sus hijas es arqueóloga y vive en España, donde realiza importantes estudios sobre la Edad de Bronce en la península. La menor, María Inés, es odontóloga.

Afiliado al Partido Comunista de Uruguay, sufre los avatares comunes a todos los militantes cuando sobreviene la dictadura. En un documento titulado “Operativos represivos contra el P.C.U.” se consigna el siguiente hecho: “La primera caída grupal de miembros del Comité Ejecutivo del P.C. se produjo el 19 de julio de 1973. La misma estuvo a cargo de la Guardia Republicana en la casa del Dr. Julio Osbaldo Fregeiro en Punta Gorda. Alli, en una reunión clandestina, se encontraban varios integrantes del Comité Ejecutivo del Partido Comunista: su Secretario General, Rodney Arismendi, el Secretario Departamental de Montevideo, Jaime Pérez, el Secretario de Organización, Alberto Suárez, y el Senador Enrique Rodríguez. Los mismos fueron retenidos 24 horas en la seccional 9ª de la Av. 18 de Julio y Juan Paullier, y luego liberados sin maltratos”. Nuestra estrevistada, Elena Morador, sostiene que la reunión no se produjo en Punta Gorda sino en una casa que la familia poseía en la calle Colla. Aclara también que el Dr. Fregeiro fue detenido 48 horas, junto al senador Enrique Rodríguez, en un cuartel cercano al Cementerio del Norte. Conviene aclarar que dicha reunión se celebró casi inmediatamente después del golpe de Estado cívico-militar de triste memoria, cuando el P.C.U., al menos oficialmente, aún no había sido declarado ilegal. Cuando meses más tarde, en ese mismo año de 1973, se produjo la intervención de la Universidad de República, las autoridades de facto exigieron firmar un infame documento denominado “juramento de fe democrática”, y el Dr. Fregeiro se negó a hacerlo, razón por la cual fue expulsado de la Universidad y de la mayoría de las instituciones de salud en que actuaba. A fines del año fatídico se produce la ilegalización formal del P.C.U. Comienza la difícil etapa de la clandestinidad para todas las estructuras del Partido Comunista, una tarea casi imposible dado el tamaño de la organización partidaria y la insuficiencia de los recursos disponibles para enfrentar una situación nunca antes vivida.

En 1976 el Dr. Fregeiro fue detenido y pasó a ser, durante dos años y algo más, el preso Nº 1979 del “Penal de Libertad”, ese contrasentido que sólo los militares golpistas pudieron inventar. Durante su estadía en la cárcel se le permitió realizar “manualidades”. Fregeiro llevó a cabo esculturas en madera de excepcional factura artística: un completo juego de ajedrez, con su tablero y la caja para guardar las piezas, todas de gran originalidad. También, a pesar de su tenaz ateísmo, un crucifijo.









Cuando era niño, Osbaldo era enviado por sus padres a aprender violín, pero con frecuencia se escapaba a alguna de las islas del Hum para dibujar la naturaleza. Pudo desarrollar plenamente esa temprana vocación una vez que accedió a la jubilación. Su maestro Clever Lara señala con estas palabras las características de su destreza artística:

“Pintando lentamente, desde su primera obra, Osbaldo Fregeiro obtuvo resultados de una gran calidad pictórica. Los días que empleó en la conclusión de su primer cuadro, 'lento' por cierto, constituyeron un lapso brevísimo si pensamos en los infructuosos esfuerzos de muchos años trabajando rápido. Nunca más verdadera aquella frase atribuida a Napoleón 'Vístame despacio, que estoy apurado'. Sus aciertos, por tanto, están precedidos por una deliberación concienzuda.

Cuando abordó los 'paisajes faciales', verdaderas sinécdoques gráficas del rostro humano, dilató con su análisis parcelas de la realidad hasta volverla algo 'nuevo'. Su precisión cromática y formal está basada en la comprensión, no en la paciencia, pues que yo sepa, sin inteligencia y sensibilidad es inútil la espera. Pero, debe reconocerlo, su ejecución impecable es el triunfo del entendimiento sobre la ansiedad.

Por tratarse de un hombre de ciencia y un novel artista reúne en su persona ambos enfoques. Así le resultan porosas las fronteras entre las dos actividades como lo fueron antaño para los anatomistas cuyos dibujos tenían características 'artísticas'. El ejemplo universalmente conocido de Leonardo me viene enseguida a la memoria así como su divisa que bien podría ser también la de Osbaldo: ostinato rigore”

.







Totalmente indócil a los ajetreos del autobombo, Fregeiro realizó apenas tres exposiciones: en Mercedes, en Fray Bentos y en Montevideo. ”.









Tres apuntes más para terminar. Mariana, la hija arqueóloga que me acompañó en la entrevista tuvo la amabilidad de mostrarme dos imágenes más. Una es una foto de los cinco hijos de Fregeiro –tan seguidos que todos parecen tener la misma edad- al pie de un árbol, con ese rostro entristecido que tenían todos los niños que por esa época tenían a su padre preso.

La segunda imagen es la del último cuadro que realizó. Es una tela de gran tamaño, que espera un espacio apropiado para ser debidamente apreciada. Se trata de un hiperrealista retrato de la arboleda del Parque Roosevelt. Terminó ese cuadro en los días de agonía, cuando la arena se arremolina al final de su pasaje por el reloj antiguo que describe Borges.





Una tercera y última mención. Fregeiro fue un consecuente lector de nuestra revista –que hoy cumple 10 años– cuyos principios sin duda compartía.

4 comentarios sobre “Una creatividad permanente”

  1. Con inmensa tristeza, me entero del fallecimiento de este grande amigo, «el gallego» Fregeiro. Junto a su compañera Stella y sus hijos forjamos una buena amistad, junto al querido Colorado Echave.
    Vaya pues un cerrado y fuerte abrazo y acompañarlos a todos los familiares del Frege.

    Carlos Wuhl y la Gigi

  2. Fue un gran hombre Fregeiro, una gran pérdida también! Gran amigo nuestro, primero de mi esposo, ya finado el Walter Laborde, con quienes compartíamos junto con Stella, ni hablar del Colorado Echave y Martha Fábregas, riquísimo asados tanto en México, como en el Uruguay. Fueron tiempos gozosos! Me gusta mucho la obra de Osbaldo Fregeiro, gracias por el artículo.

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