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CONVIVENCIA, CONFLICTO, DISCIPLINA, DERECHOS Y OBLIGACIONES

 Publicado: 05/06/2018

La disciplina y la educación: ayer y hoy, algunas consideraciones


Por Ana Sosa Cedrani


El tema es objeto de opinión de diversos actores sociales, incluso de quienes no están vinculados a lo pedagógico, e impacta en la mirada que se posee de los centros educativos, particularmente liceos del Uruguay. Tuvimos en cuenta el hecho de que del análisis del material relevado y las entrevistas de investigación surgieron muchas derivaciones del tema propuesto. Uno de los aspectos que se presentó se encuentra relacionado con el modelo de estudiante “deseado” o “esperado” por el plantel docente en las aulas. Esta perspectiva nos llevó a tener en cuenta una visión en la que se apela al pasado, que es recordado como una época “dorada”, en la que situaciones vividas hoy en las aulas forman parte de un presente sin correlato en el pasado, y por las que un equipo docente asume decisiones sancionatorias que pretenden retornar a instituciones imaginadas como modélicas, en las que los estudiantes eran otros y no existían los problemas que tienen ahora.

En este sentido, y para conocer una posible “época dorada”, recurrimos a la lectura del Libro diario de observaciones del Liceo Departamental de San José de Enseñanza Secundaria del Uruguay. En este libro diario el Director, Profesor Pol Santandreu, registra los principales acontecimientos cotidianos del liceo suscitados a partir de 1913, su primer año de funcionamiento, hasta 1924.

Así expuesto, el cotejo de las circunstancias cotidianas de dos épocas diferentes en liceos de educación secundaria del Uruguay, separadas por más de un siglo, nos permitió establecer algunas conclusiones referidas a la cotidianeidad y al funcionamiento liceal en función de las actitudes y las decisiones asumidas por docentes y directores vinculadas al tema de las sanciones y sus efectos en los estudiantes.

En este sentido, Nilia Viscardi (2017) plantea lo siguiente:

La idea de que “se han perdido los valores” es uno de los recursos explicativos que circula con mayor fuerza cuando emergen violencias asociadas al contexto educativo. Esta expresión parece idealizar un pasado generoso frente un presente que poco ofrece en comparación con aquella sociedad integrada y pacífica del Uruguay de mediados del siglo XX. La “pérdida de valores” de la sociedad (y de los jóvenes) en el mundo de la educación es repetida no solamente por las generaciones que vivieron ese mundo, sino por los adultos que lo conocieron por relato ya no de sus padres, sino de sus abuelos.

Históricamente, la disciplina ha sido una herramienta de dominación. Debido a eso, una de las acepciones de la palabra es la de un instrumento de cáñamo, compuesto de varios ramales y que sirve para azotar. La Real Academia Española define el término disciplina de la siguiente manera:

Del lat. disciplīna.1. f. Doctrina, instrucción de una persona, especialmente en lo moral.

2. f. Arte, facultad o ciencia.

3. f. Especialmente en la milicia y en los estados eclesiásticos secular y regular, observancia de las leyes y ordenamientos de la profesión o instituto.

4. f. Instrumento, hecho ordinariamente de cáñamo, con varios ramales, cuyos extremos o canelones son más gruesos, y que sirve para azotar. U. m. en pl. con el mismo significado que en singular.

En este contexto, no debe sorprender que las palabras “disciplina” y “discípulo” compartan la misma raíz latina discere, vinculadas al aprendizaje.

La búsqueda de estrategias a implementar en vías de la promoción de acciones que permitan una inserción más democrática y participativa de los estudiantes en el centro de estudios, con normas de comportamiento acordadas y negociadas por todos los actores, es uno de los imperativos actuales de la educación.

Para orientar este artículo tuvimos en cuenta, entre otras, la opinión de Daniele Bonfanti (2005: 7), quien plantea que: “El problema de la disciplina de los niños y las niñas en las escuelas es contemporáneo al nacimiento mismo de esta institución y tiene su correlación con el modelo educativo de referencia”.

El análisis que sigue vincula aspectos del registro de los acontecimientos cotidianos en un liceo escritos por un Director en el Uruguay de principios del Siglo XX y el presente, referidos a la temática de la disciplina, el comportamiento, las normas, las sanciones.



LAS FAMILIAS AYER Y HOY


Uno de los primeros aspectos que surgieron es el que se relaciona con las familias y su vínculo con las instituciones educativas. El año pasado, los integrantes del Consejo Asesor Pedagógico de un liceo planteaban que, en muchas ocasiones, la familia es la responsable de la mayoría de los conflictos. Fundamentalmente este discurso está centrado en la opinión de las madres, que son quienes se hacen presentes en los liceos, a la hora de concurrir por haber sido citada la familia por el comportamiento de los estudiantes. Los integrantes de este consejo entendían que es un problema a considerar dado el escaso apoyo que entendían recibir de las familias, al no compartir los criterios que motivan las sanciones:

… La otra parte, es la familia, y hay familias, mamás que no quieren reconocer lo que hicieron sus hijos. Es duro, nos ha costado, decirles lo que hicieron sus hijos, para que entiendan la dimensión, hasta que el hijo lo admite... muchos no nos han creído, y nos piden los videos, las escuchas, todo.

En el año 1923 el Director registra en el Libro de observaciones su preocupación por la inasistencia de los estudiantes del liceo, quienes alegaron haber faltado a clases “… en virtud de lo que llaman día sándwich”. Agrega el mencionado Director en el registro:

…como la falta se repite a menudo me puse al habla con varios señores padres y todos me manifestaron que “ya sabían que los hijos no asistían” pero que ellos no los obligaban para que no les apoden “carneros”. Ante tales excusas recriminé la actitud asumida no ya por los estudiantes sino por los Padres (sic), que son los que debieran estar más interesados por la educación e instrucción de sus hijos. Los padres vistos han sido los señores M.G., R. G., B.B., C.C., y P. U. (nombres y apellidos completos en el original). Dejo esta constancia porque me horroriza el pensar lo equivocados que están respecto al porvenir de la juventud que se educa.

En este sentido, poco parece haber variado la actitud de los padres, al menos en los registros relevados. Se atribuye a las familias, en ambas épocas, la escasa importancia que parecen conceder a la educación, valorando otros aspectos. La sorpresa y el horror que manifiesta el Director de 1913 expresa el temor por el futuro de los jóvenes que asisten a la institución, de la misma manera en que lo manifiestan los docentes de nuestro tiempo. La preocupación está presente por la actitud de los padres, quienes no apoyan, según lo manifestado, las decisiones de los docentes y directores referidas a las actitudes entendidas como básicas, entre ellas la asistencia ininterrumpida de los estudiantes a clases.



EL GORRO Y EL SOMBRERO


El segundo día de clases, luego de inaugurado el Liceo, concretamente el día 25 de marzo de 1913, el Director registra:

Observé á (sic) varios estudiantes que debían ser más puntuales á las clases y aproveché la oportunidad para explicarles algunos deberes sociales como ser que al entrar en el liceo deben hacerlo sin sombrero y la prohibición de fumar dentro del establecimiento.

Todo parece indicar que lo que difiere es la ortografía, pero no las opiniones. Así, en 1917, una docente entrevistada planteaba:

Yo les pido que se la quiten, es una regla institucional, es un acuerdo. Soy antigua en ese sentido, les pido que se quiten gorro, capucha y guantes, el gorro es para el sol. Hay cosas que se negocian, el gorro y la capucha no se negocian.

Una docente tiene otra opinión: “El gorro me parece una bobada, y en eso no opinan los alumnos”.

En otro liceo en el que se realizaron entrevistas a diversos actores existe una práctica que ha sido sostenida en el tiempo: la costumbre de que los estudiantes se paren al lado de sus bancos cuando ingresa un profesor o una autoridad al salón de clases. No hay acuerdos con respecto a este tema, pero determinadas prácticas fundamentadas en usos y normas de carácter social claramente perduran.



“UN PERFECTO CABALLERO”


Otro aspecto interesante es la mención al diálogo como recurso para resolver situaciones de indisciplina. El diálogo se conforma como la clave para la resolución de conflictos en el discurso de los entrevistados en el marco de la investigación. Se conforma como una estrategia de trabajo para la mejora de la convivencia institucional y todo indica que la apuesta por el diálogo con los alumnos forma parte de un acuerdo del que todos participan, al menos en el discurso. Se opta por mantener una conversación con el estudiante que adopta conductas disruptivas antes que apelar a la aplicación de la sanción.

Lo interesante del diálogo al que hacen alusión los entrevistados es que parece conformarse más en un monólogo del docente en el que el estudiante debe manifestar su conformidad, que en un verdadero diálogo, en el que dos partes expresan puntos de vista. El “diálogo” se transforma en el acatamiento de las normas impuestas para el funcionamiento liceal.

En 1913 el Director toma la decisión de expulsar del liceo a M.D. por ocho días por mala conducta. Agrega, en la relatoría de los hechos: “Más tarde presentóse a esta Dirección, pidiendo perdón y obligándose á portarse en lo sucesivo como un perfecto caballero. Atento á estas manifestaciones le libré de la penitencia”.

También caben otras consideraciones. La pena dura, la expulsión de ocho días, es rápidamente sustituida por la sola promesa del estudiante de tener un comportamiento ejemplar; es decir, se confía en su palabra y quizá haya sido esta la estrategia para lograr una convivencia adecuada.



EL LENGUAJE Y LA VIOLENCIA


La violencia también era parte del escenario de los liceos. Nos pareció ilustrativo un caso registrado en 1916. Escribe el Director el día 3 de mayo: “En la mañana aparecieron embetunadas con alquitrán las puertas del liceo y del domicilio del Director”, en el marco de una declaración de huelga de “…un buen número de estudiantes”.

En 1920 se registra un hecho que involucra a un estudiante:

El estudiante R.S., en virtud de haberle comunicado el bedel que perdió la reglamentación, se presentó a la secretaría y en presencia de muchos profesores, después de alegar que él no perdería el curso porque tuviera 45 faltas de asistencia, me insultó con la ofensa más grave que puede decirse a persona alguna. En tal virtud le suspendí inmediatamente la entrada al liceo….

Poco después, dos estudiantes son suspendidos cinco días cada uno por mala conducta, por lo que al excederse en las inasistencias perdieron el curso. Atento a este hecho, el Director registra: “…expulsándose ambos en el momento de comunicarles la suspensión, con amenazas de palizas y hasta de muerte al portero y a mí”.

Las sanciones eran duras con respecto a la prohibición de ingreso a la institución, es decir, la negación absoluta y por mucho tiempo del espacio escolar. En ambos casos, las sanciones por no asistir a clases consisten en no permitir el ingreso del alumno a la institución, lo que motiva la explosión de los estudiantes al tener claro que la suma de sanciones supone la pérdida de los cursos. La sanción por no asistir es que no asistan, lo que implica la expulsión. Queda claro en los registros que la noticia no era bien recibida por los estudiantes, dado el tono de las agresiones verbales a las que hace alusión el Director.

En el presente, una Directora expresa que los alumnos hoy “…tienen un lenguaje y un accionar que no está interiorizado a un contexto educativo. No llegan a secundaria con una socialización adecuada”, si bien reconoce que no es un liceo con una conflictiva generalizada. Así, las situaciones de violencia verbal y en muchos casos física a la que se alude en el presente ya se manifestaban en los primeros años de funcionamiento de los liceos de educación secundaria.



ACTIVIDADES EXTRACURRICULARES


Se apela en ambos modelos liceales, pasado y presente, a las actividades extracurriculares. Se entiende que contribuyen a la construcción de un modelo educativo y que impactan positivamente en los estudiantes. Así como en el presente se organizan mensualmente actividades de carácter deportivo o vinculadas a temas propios de la salud, como la salud cardiovascular, en los primeros años del siglo se realizaban en los liceos conferencias estudiantiles o docentes con temas diversos, tales como: impresiones de una docente de su viaje a Norteamérica, charlas sobre la tuberculosis o la sífilis, la organización de veladas literarias y musicales para adquirir, por ejemplo, un aparato de radiofonía para la institución.



LAS SANCIONES


Un último aspecto en el que fue posible encontrar un correlato se encuentra vinculado a las decisiones de los docentes sobre las sanciones a los estudiantes y la actitud asumida por la comunidad educativa.

Los docentes entrevistados en un liceo planteaban el año pasado:

Si siempre un profesor le pone muchas observaciones a un alumno, puede ser un problema de vínculos. Hablo con el alumno y le pregunto si ha hablado con el docente, para que el estudiante busque estrategias para mejorar el vínculo. No siempre hablo con el colega, depende del vínculo o del nivel de confianza, para que no piense el colega que lo estoy cuestionando. Intento dialogar con el alumno para intercambiar estrategias de acercamiento a los docentes.

En este planteo se destaca que el diálogo solo es posible con los estudiantes, más allá de la sospecha de un problema de vínculos con un profesor. Entre docentes no parece posible por el temor a provocar tensiones entre los adultos. Así, la decisión de un docente resulta incuestionable, y si lo es, se buscan alternativas para que las tensiones y especialmente los cuestionamientos, se diluyan.

No se resolvían de la misma manera los conflictos en 1924. Manifiesta el Director que el día 30 de abril de ese año ocurre en el liceo la siguiente situación:

…los estudiantes de 3° y 4° año me presentaron una protesta contra la profesora de Inglés por considerar injusta la aplicación de dos faltas a toda la clase. Llamada dicha profesora a esta Dirección para que modificara dicha penitencia desde que no es justo que sufran por igual inocentes y culpables, no quiso acceder a mi petición, por lo cual elevé los antecedentes al Sr. Decano, para que resuelva el caso, dejando mientras tanto dicha pena en suspenso.

Diez días después, los estudiantes continuaron con la protesta y no asistieron a clase “…por no haber resuelto la Dirección el petitorio que formularon para que se les exonerara de las dos faltas colectivas impuestas por la profesora”.

Las decisiones sobre las sanciones que eligen los docentes son cuestionadas en ambas épocas. En el presente, si bien no se llega al planteo formal, se cuestiona la sanción impuesta por docentes que lo hacen frecuentemente. El Director manifiesta su opinión en el registro, y comparte la queja presentada por los estudiantes: no puede castigarse de la misma manera a inocentes y culpables. La decisión final corresponde a las autoridades, en este caso el Decano, quien deberá erigirse como juez para tomar una decisión final. Sorprende un par de hechos, al menos: el Director resuelve que la medida elegida por la docente, la falta colectiva a todo el grupo, quede en suspenso, planteando así su propia disconformidad. Por otro lado, también está presente la insistencia de los estudiantes por una sanción que consideran injusta.

Finalmente, hay otras cosas que no cambian. El siguiente registro del Director realizado en 1924 bien podría tener sentido en nuestro tiempo:

“…suspendiéronse las clases a las 2 y cuarto (sic) de la tarde en homenaje a los campeones de football, por haberlo solicitado todos los estudiantes en masa y realizarse en este momento una espontánea manifestación popular”.

BIBLIOGRAFÍA

Bonfanti, Daniele. 2005. Apuntes para una historia del castigo físico a la niñez en Uruguay (1809-1934).La búsqueda de un correctivo adecuado. Organización Responsable: Programa ARCOIRIS. Apoyo: UNICEF – Uruguay.

Viscardi, N. 2018. Artículo de prensa. Disponible aquí

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