Ce Vignolo
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EL INCONFORMISTA
Mariano Arana y el liderazgo democrático
Por Salvador Schelotto
Mi imprescindible recuerdo,
reconocimiento y admiración por
Vadenuevo y su relevante aporte al
debate nacional, que extiendo al
colectivo de personas que lo impulsaron
y, en particular, al entrañable Nicolás
Grab.
* * * * *
“Estoy convencido de que solo una
izquierda abierta al pensamiento crítico
puede consolidar un futuro progresista
perdurable”.
Mariano Arana
La incomodidad de un intruso en el mundo político
En esta tercera década del siglo XXI, parece un poco extraño explicar o intentar describir a quienes no los vivieron aquellos procesos intelectuales y vitales que condujeron a mediados del siglo XX a numerosas personas a asumir un compromiso de vida integral, que se expresaba en diversos campos de la vida personal y pública y en la acción colectiva, incluyendo con naturalidad la dimensión política. Como entiendo que Mariano Arana fue una de esas personas, intentaré reseñar esa peripecia vital abordando algunas de sus facetas menos conocidas.
Sin lugar a dudas, Mariano Arana (1933-2023) fue una destacada personalidad de la vida nacional, que tuvo especial gravitación en las últimas cuatro décadas.
La “versión política” de esa personalidad polifacética, que actuó en múltiples ámbitos, como lo fue la de Arana, por lo general ha sido colocada en un segundo plano con relación a su notable proyección intelectual, su ser docente esencial, su relevante proyección académica, su condición de divulgador y agitador cultural.
El propio Mariano contribuyó en gran medida a ese malentendido, en tanto él mismo nunca se terminó de asumir plenamente como un actor referente político, y en alguna medida se sentía incómodo con esa catalogación.
Es que a Mariano nunca le terminó de cuadrar su papel de “político”, y eso es explicable en la medida en que la definición hoy más aceptada popularmente de “político” refiere a una persona que se profesionaliza en el ejercicio de la acción política institucional, ya sea en el Parlamento o en organismos ejecutivos. Esa definición tan actual conlleva luego una incómoda y falsa caracterización de “clase” política, una suerte de élite más allá de las ideologías que incluiría a todas aquellas personas de derecha, centro e izquierda, que han hecho de la política institucionalizada un modo o medio de vida.
Frente a esa percepción generalizada, sigo considerando válida aquella forma de entender la acción política como una natural proyección de la sensibilidad social y una forma de abordar la acción colectiva para mejorar la sociedad, sin necesidad de ocupar posiciones de poder, tal como lo entendió buena parte de la izquierda uruguaya durante décadas.
Una figura enorme como la de Seregni, sin ir más lejos, que nunca ocupó un cargo público más allá de su trayectoria profesional, estaría fuera de aquella definición reduccionista. Y en ese contexto, la figura de Mariano es, además, la de un “político” atípico, que no encaja en estereotipos.
Del mensaje evangélico a la acción política
Mariano ha dicho en varias ocasiones que su formación cristiana en la Iglesia Evangélica Metodista del Cordón fue determinante en sus opciones de vida, y tuvo al mensaje evangélico como inspiración de su pensamiento y su compromiso social y político. Al ingresar, a comienzos de los años 50, en una Facultad de Arquitectura agitada por las ideas de cambio social, encontró de inmediato un cauce para canalizar no solamente sus inquietudes intelectuales y culturales, su obsesión por la ciudad y sus edificios, sino, además, su inescindible dimensión social. De la vida estudiantil emerge su pasaje por el Centro de Estudiantes de Arquitectura (CEDA) y la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU) de la que fue Secretario de Asuntos Gremiales. La agitación en la Facultad de Arquitectura con la huelga de estudiantes y posterior aprobación y puesta en marcha del plan de 1952, así como la posterior lucha por la ley orgánica universitaria en 1958, y la conexión desde la secretaría de la FEUU con los sindicatos (entre los que se encontró en acciones solidarias con referentes de la unidad sindical como lo fueron Héctor Rodríguez, Gerardo Cuesta y Gerardo Gatti) imbuyeron a Mariano de una proyección social que lo llevó incluso al Paraguay de Stroessner, donde fue duramente reprimido.
Mariano militó en agrupaciones gremiales y se encuadró en el llamado “tercerismo”, muy fuerte en la FEUU de los años 50. El pasaje de la acción gremial a la acción política lo llevó a fundar Ediciones de la Banda Oriental y a participar de la agrupación Nuevas Bases, liderada, entre otros, por Roberto Ares Pons, Alberto Methol Ferré, Carlos Real de Azúa y Helios Sarthou, y, a través de ella, en el frustráneo proyecto de la Unión Popular, en 1962.
El frenteamplista del 71
En 1971 adhirió al Frente Amplio (FA) como simple ciudadano. Hace muy pocos días, el arquitecto José Luis Sancho (entonces dirigente de la juventud del Partido Obrero Revolucionario y uno de los firmantes de la declaración constitutiva del FA el 5 de febrero de 1971) me recordó que, estando él en el estrado del imponente acto final de la campaña del Frente en noviembre del 71, mirando desde el Palacio Legislativo hacia 18 de Julio, vio a Mariano con una suerte de “poncho” de nylon integrando el coro que cantó, junto a músicos del SODRE, el Himno Nacional y el Aleluya de Haendel. Ese coro se había vestido de los colores rojo, azul y blanco de la bandera de Ortogués.
Dictadura y transición: de la resistencia cultural a la escena electoral
El contexto de la dictadura encontró a Mariano como un simple militante, que apoyó las ocupaciones durante la Huelga General y estuvo incluso unos días detenido en el Cilindro por haber participado en una volanteada.
Una vez que dejó su cargo docente en la Facultad, a fines de los años 70 Mariano desplegó una muy fuerte actividad internacional, y en el país se involucró en el activismo cultural y en acciones de denuncia. Entre otras actividades, dictó cursos en la “universidad extramuros” y colaboró con la clausurada revista La Plaza de las Piedras, impulsada entre otros, por Marcos y Gonzalo Carámbula y Luis Pérez Aguirre.
Pero, sobre todo, su figura adquirió notoriedad y creció en el conocimiento público desde una de las más innovadoras acciones de resistencia cultural: la denuncia, a principios de los años 80 de las demoliciones de edificios valiosos en la Ciudad Vieja a consecuencia de desafortunadas decisiones del gobierno dictatorial. Lo hizo con un grupo de estudiantes y jóvenes colegas que se denominó “Grupo de Estudios Urbanos”, y a través del audiovisual Una ciudad sin memoria, llevado a los más diversos ámbitos de toda la ciudad de Montevideo, y más adelante en otros ámbitos del país.
El testimonio de quienes participaron de esa luminosa iniciativa y acompañaron a Mariano en esa gesta quijotesca lo muestra en su dimensión de líder de equipos, en su estilo de liderazgo democrático. Siendo un destacado docente y referente profesional, el principal vocero y entusiasta animador del grupo, siempre se ponía en un plano de horizontalidad y escucha con respecto a los demás integrantes, nunca desde un podio inalcanzable.
Esa tarea de agitación, denuncia y resistencia cultural proyectó a Mariano a una condición nueva, la de figura pública. Un agitador y movilizador de conciencias que podía hablar no solamente a los universitarios y personas “educadas”, sino que, con total naturalidad, podía dialogar e interactuar con gentes de los más variados estratos sociales y edades, desde los niños en edad escolar hasta la gente mayor.
Por ese motivo, pareció no solamente lógica, sino además evidente, la propuesta que cuajó en julio de 1984 de impulsarlo como candidato a Intendente de Montevideo por el Frente Amplio, una propuesta que surgió del General Seregni, quien no le dio a Mariano la posibilidad de no aceptarla.
En un Frente Amplio que rápidamente volvía a emerger a un funcionamiento “legal” pero que aún tenía a miles de sus dirigentes y militantes en el exilio, la cárcel o la proscripción, la definición de candidaturas para las elecciones de noviembre de ese año era un verdadero problema, que debió resolverse recurriendo a una inventiva nada menor.
Lo que sucedió luego es ampliamente conocido: desacartonado, irreverente, con un humor ácido y a la vez empático, pero consistente en su pensamiento progresista, rápidamente se colocó como un candidato carismático y querido.
La candidatura de Mariano adquirió una popularidad inmediata y recibió apoyo, inclusive, más allá de los votantes del Frente Amplio, al punto que en esa elección no llegó a ser Intendente por escasos votos.
Preparando a la izquierda en el gobierno
Entre 1985 y 1990, Mariano, aun siendo un “distinto”, ya se había consolidado como uno de los referentes públicos más conocidos del Frente Amplio.
Lo fue desde el lugar de “inconformista”, como él mismo gustaba autoidentificarse, cuestionando ortodoxias y unanimidades. De izquierda y de derecha.
Es recordado el episodio cuando siendo Presidente de la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación acompañó al Presidente Sanguinetti en un viaje oficial a países europeos, pero no llevó ni traje formal ni corbata, lo que generó algún inconveniente protocolar.
En el primer gobierno democrático posdictadura se ocupó de construir el pensamiento político y programático y la acción departamental del Frente en Montevideo. Coordinó la bancada de ediles del FA en la Junta de Montevideo y presidió el Plenario Departamental, contexto en el que se aprobaron las Bases Programáticas para el Gobierno Departamental para las elecciones de 1989, en el que tuvo una incidencia gravitante (el muy conocido “Documento N.° 6”).
Esos años fueron años de mucho diálogo e interacción de Mariano con Seregni, de afecto y admiración mutuos. En una época en la que se suele levantar la identidad del “seregnismo”, me animo a decir que Arana era, ante todo, un seregnista y que lo siguió siendo hasta el último día, recordando y añorando al General.
En ese tiempo, se gestó buena parte de la “cultura de gobierno” del Frente Amplio, una base de cimentación que permitió los logros escalados a partir del acceso a la Intendencia de Montevideo en 1990.
La construcción de la Vertiente Artiguista y la irreverencia en política
El año 1989 fue un momento de quiebre en el país y en el Frente Amplio. Por un lado, se vivió la gesta del referéndum contra la “Ley de Caducidad” y la frustración del plebiscito de abril de ese año. Por otro lado, la ruptura del Frente con el alejamiento de dos sectores fundacionales: el PDC (Partido Demócrata Cristiano) y la lista 99. Esa ruptura impactó anímicamente en Mariano, que tenía excelentes vínculos con todos los sectores, y lo puso ante un dilema vital en su posicionamiento como frenteamplista.
Por eso rechazó, esa vez, la “natural” candidatura a la Intendencia y tuvo la lucidez y la audacia de proponer, en una reunión con Reinaldo Gargano y otros referentes socialistas (que lo habían ido a “apretar” para que la aceptara), que se impulsara a un joven médico de La Teja, dirigente social y deportivo, afiliado a ese partido: Tabaré Vázquez.
Es en ese marco que nace el proyecto de la Vertiente Artiguista, un nuevo sector frenteamplista, en cierto modo como una respuesta “renovadora” para enfrentar y revertir la sangría de militantes y votantes que la ruptura amenazaba con producir. Ese proyecto adquirió una cualidad de irreverencia poco frecuente en la izquierda y claramente inspirada por el hacer y el decir de Mariano. “Cantan Arana y Couriel, hablan Leo Masliah y Laura Canoura”, recuerdo que era el anuncio de un acto político de la Vertiente en el Club Sporting.
La Vertiente convocó no solamente a militantes y grupos políticos “clásicos”, sino además a un enorme arco de personas de diferentes espacios del quehacer: intelectuales, científicos, artistas, docentes universitarios, músicos, deportistas, entre otros.
Además de ellos, reclutó inicialmente figuras de extracción cristiana, blanca y batllista, y docentes referentes intelectuales destacados: personalidades como Vicente Foch Puntigliano, Reina Reyes, Oscar Bruschera, Germán Wettstein, Mario César Kaplún, Pedro Seré, Mario Wschebor, Tomás de Mattos, Hugo Achugar, el marino Oscar Lebel y tantas otras y otros, además de músicos populares y militantes de todo el país.
Esa conjunción permitió una propuesta innovadora y un resultado electoral que contribuyó a la victoria del Frente en Montevideo y a sostener una expectativa de crecimiento hacia el futuro, agregando formas de pensamiento y acción política nuevas a las de la izquierda más tradicional, con un fuerte énfasis en la dimensión cultural.
Mariano fue senador electo por la Vertiente en dos períodos: en 1990 y en 2005. Su labor parlamentaria fue intensa y productiva, asumió con enorme compromiso y dedicación su responsabilidad, pero claramente ese espacio no fue el lugar en el que se sintió cómodo o con capacidad de incidir más cabalmente en la transformación de la realidad.
Sus diez años de gobierno departamental
De todas sus responsabilidades públicas, la más recordada es la tarea de Mariano en la Intendencia de Montevideo.
Es justo decir que su período más luminoso en un cargo ejecutivo fueron esos diez años de gobierno, período en el que ingresó con una votación extraordinaria y voto “cruzado” y se revalidó aun con más apoyo.
Articuló en el seno del Congreso de Intendentes, siendo uno en 19, adquiriendo relevancia nacional e internacional. Construyó consensos en el Congreso más allá de las fronteras de los partidos. Polemizó intensamente contra la discriminación de Montevideo en el acceso a recursos del gobierno nacional y a la mayor imposición de aportes, así como las dificultades en el acceso a créditos internacionales para el financiamiento de infraestructuras. Entre otras iniciativas, elevó, desde el Congreso de Intendentes, una propuesta de ley de creación de empresas departamentales en el marco del artículo 262 de la Constitución.
Sus obras son innumerables: el Memorial de los detenidos desaparecidos en el Cerro, las ramblas de Santiago Vázquez y Pajas Blancas, la rambla del Cerro frente a la playa y el tramo frente a la Bahía, algunos sectores del Parque lineal del arroyo Miguelete, proyecto y varios tramos realizados, el Jardín Japonés, la remodelación de 18 de Julio entre Pza. Independencia y Cagancha replantando árboles, son algunas que vienen a la mente.
En términos de espacios y equipamientos para la vida cultural, entre otros: la Sala Zitarrosa, la remodelación del Teatro Solís, la remodelación del Museo de Historia del Arte, la remodelación de un edificio patrimonial y creación del MAPI (Museo de Arte Precolombino e Indígena), el proyecto de creación del Museo del Carnaval.
Pero además de las acciones “clásicas” de un gobierno departamental, se enfocó en otras vinculadas al desarrollo económico y social. Es de destacar la obra de recuperación del Mercado Modelo luego del incendio, sin que se detuviera la operativa.
En materia de vivienda, el impulso a cooperativas en Ciudad Vieja y la asignación de predios a cooperativas en el entorno del Mercado Agrícola, Aguada, Ciudad Vieja, etcétera, y barrios cooperativos Zitarrosa y Pablo Estramín.
No es menos destacada su incidencia en la mejora de la gestión y la construcción de una mirada estratégica: ubico, en este rubro, la elaboración del Plan Montevideo (Plan de Ordenamiento Territorial 1998-2005), y los Planes Especiales de: Ciudad Vieja, Prado-Capurro, Arroyo Miguelete, Pocitos, Carrasco y Punta Gorda.
En materia de cultura y comunicación, Mariano, con su equipo, impulsó un fuerte desarrollo de los roles y competencias de la Intendencia en la materia: para ello se implementaron los conciertos de la Orquesta Filarmónica y de la Banda Sinfónica en los barrios, se intensificó la “Movida Joven”, con rubros destacados como la murga.
Como innovaciones en industrias culturales importantes, se debe registrar la Creación de TV Ciudad y la creación del FONA (Fondo para el Fomento y Desarrollo de la Producción Audiovisual Nacional), así como la creación de la Oficina de Locaciones de Montevideo y del Centro de Fotografía de Montevideo.
En materia de infraestructura, su tarea fue determinante: a él debemos las obras del Plan de Saneamiento Urbano (PSU) III y la negociación del PSU IV, así como la selección de predios para ubicar la nueva UAM (Unidad Agroalimentaria Metropolitana) y su designación para expropiarlos.
En materia de descentralización y políticas sociales, contrariamente a lo que algunas personas pensaban en cuanto a que privilegiar el gasto en políticas culturales significaba desatender a la población más vulnerada, Mariano desarrolló una enorme inversión en obras físicas y en políticas sociales en las áreas periféricas, como el apoyo alimentario -entre otras acciones- y la creación del “Plan invierno” para atender la realidad de las personas en situación de calle en tiempos de inexistencia de políticas nacionales en la materia.
Pero más allá de realizaciones y logros, el recuerdo de Mariano Intendente es el de alguien que intentó y logró reconciliar a las y los ciudadanos con su ciudad, de contagiar amor a la ciudad, desde la convicción que “construir ciudad es construir ciudadanía”.
Ese estilo, que combinaba convicciones fuertes (era, en cierto modo, un testarudo) con capacidad de escucha, de diálogo y de entendimiento, lo conectó tanto con las eventuales disidencias internas como con la oposición política y le permitió articular, desde la acción, tanto con las organizaciones populares como con las gremiales empresariales. Era un tenaz y lúcido constructor.
Y ese empuje de construcción lo implementó desde una gestión colectiva.
Nunca se recuerda suficientemente que Mariano fue un gobernante de equipos. Su capacidad de convocar y reclutar equipos, de liderarlos, de motivarlos, de ponerlos en acción, es quizás la clave de su éxito de gobierno. Equipos que no se compusieron por cuota política ni por adhesión al partido de gobierno, sino que integraron de forma armoniosa mujeres y hombres de diferentes extracciones, identidades políticas, formaciones y capacidades, pero que podían construir desde una mirada transformadora. Mariano escuchaba a quienes llamaba sus “colaboradores”, les daba espacio, los admiraba, los incentivaba, los desafiaba a innovar y romper con esquemas rígidos y convenciones.
Esa forma de gobernar, que en cierto modo se ha perdido, es quizás uno de los capitales políticos más valiosos que tuvo el Frente Amplio, sobre el que debería meditar mucho.
La proyección política regional e internacional de Montevideo
Pese a su identificación clarísima como Intendente de Montevideo, no es tan conocida la proyección de Mariano como un referente político e intelectual fuera de fronteras. Desde la Intendencia, sobre todo, desplegó una intensa actividad regional e internacional, en los aspectos de carácter cultural y de cooperación técnica y financiera, en materia de Derechos Humanos y de construcción de redes e institucionalidad. Fue fundador, en 1995, en Asunción del Paraguay, de la Red de Mercociudades (en esa instancia fundacional, eran inicialmente 12 ciudades asociadas, y la Red no ha parado de crecer, contando hoy con 375 ciudades miembros) de la que fue Secretario Ejecutivo y Presidente en dos períodos.
Representando al Congreso de Intendentes, fue integrante del Comité preparatorio y de la delegación del Uruguay en la II Conferencia de las Naciones Unidas sobre asentamientos humanos Hábitat II (Estambul, 1996), llamada la “cumbre de las ciudades” de la ONU. Fue convocante y participante de la Asamblea Mundial de Ciudades (Estambul, 1996), Asamblea que gestó la unificación de todas las redes de ciudades a nivel internacional, siendo fundador en 2004 de Ciudades y Gobiernos Locales Unidos y miembro de su Bureau Ejecutivo.
En ese período de 10 años, desarrolló con intensidad las conexiones y vínculos con jefes de gobierno y ciudades y gobiernos provinciales o estaduales en la región: Aníbal Ibarra de Buenos Aires, Hermes Binner de Rosario, Marta Suplicy de Sao Paulo, Cuauhtémoc Cárdenas de México, Olivio Dutra, Tarso Genro y Raúl Pont de Porto Alegre, entre tantos. Así como con referentes conservadores o no necesariamente de izquierda: Jaime Ravinet de Santiago, Luiz Paulo Conde de Rio de Janeiro o Jaime Lerner de Curitiba.
Entre otros países, en España se encontró con alcaldes emblemáticos de Barcelona como lo fueron Pasqual Maragall y Joan Clos, y también con referentes conservadores como Jordi Pujol, Ruiz Gallardón y Manuel Fraga Iribarne. Tuvo un vínculo de admiración recíproca con el alcalde Bernard Delanoë de París. En los Estados Unidos, en su gira de 1998, se reunió con el legendario Richard Daley de Chicago y con Rudy Giuliani en New York, y también lo hizo con Koffi Annan, entonces Secretario General de la ONU.
Abrazó las causas de los derechos humanos a nivel regional e internacional, de la paz, de los migrantes, de los excluidos, de los perseguidos políticos.
Recibió, entre otras, condecoraciones honoríficas de parte de la República Argentina, la República Italiana, el Gobierno de la República Federativa del Brasil, el Gobierno de la Federación Rusa y la República Francesa.
Todo ello contribuyó a fortalecer el posicionamiento y la visibilidad de Montevideo y del Uruguay a nivel regional e internacional.
Vivienda, ambiente y territorio en la era progresista
Mariano estuvo al frente del Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (MVOTMA) entre 2005 y 2008, al inicio del primer gobierno de Tabaré Vázquez. Evidentemente, algunos temas críticos centraron la atención pública en ese período, como las reformas tributaria y de la salud, así como la creación del MIDES (Ministerio de Desarrollo Social), lo que dejó en un segundo plano, con menor visibilidad, otras áreas de gobierno, entre ellas el MVOTMA. No obstante, cabe anotar que integró equipos plurales y, desde la cartera, proyectó algunas políticas innovadoras de fuerte corte progresista.
En relación a la vivienda, le cupo encarar la reestructura del Banco Hipotecario (fundido desde la crisis de 2001) y la creación de la Agencia Nacional de Vivienda, así como relanzar el programa de cooperativas e implantar el sistema de subsidios a la demanda habitacional (conocido como “subsidio a la cuota”). En relación al Ambiente, concretó la reglamentación del Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas (SNAP) y la implementación inicial del SNAP con el ingreso de las primeras áreas, así como la aprobación del Decreto Reglamentario de la Ley de Evaluación de Impacto Ambiental. En relación a las aguas y la gestión y gobernanza participativa de los recursos hídricos, destaco la implementación de las consecuencias de la reforma constitucional de 2004, con la creación de la DINASA (actual DINAGUA, Dirección Nacional de Aguas) y la remisión del proyecto de ley de Política Nacional de Aguas (aprobado en 2009).
En relación al territorio, es importante señalar el envío y aprobación de la Ley de Ordenamiento Territorial y Desarrollo Sostenible que innovó y sistematizó la normativa en materia de planificación urbana y territorial, gestión ambiental, patrimonio y descentralización.
Un mensaje político y la docencia desde su banca en la Junta de Montevideo
Al ocupar una banca de edil entre 2015 y 2020, ya con más de 80 años de edad, no sin antes dudar mucho, asumió un nuevo riesgo, pero volvió a sorprender, a sorprenderse y a sorprendernos. Todos los testimonios sobre su actuación son coincidentes en destacar el compromiso, la dedicación y la capacidad de trabajo que desplegó en su actuación como edil: en comisiones, en el plenario, en visitas a barrios, en intervenciones en la media hora previa. Ejerció la docencia con sus colegas ediles y edilas, de su propio partido y de la oposición. Apoyó la gestión departamental en el período de Daniel Martínez y luego de Di Candia como un puntal: participó de comisiones fundamentales, integró la de seguimiento del “Fondo Capital” y se involucró en el proyecto de la UAM y su defensa pública ante el intento de lo que él denominó “rapiña” desde el gobierno nacional.
Pero esa docencia se extendió a la ciudadanía toda, enseñando que no existen lugares, responsabilidades o posiciones políticas menores si se las aborda con entusiasmo y convicción, y que la política puede dignificarse desde el desprendimiento y la generosidad de la entrega a la causas colectivas.
A Mariano se lo veía siempre en apoyo a iniciativas culturales, sociales, comunitarias, a todos lados donde fuera invitado solía asistir. Y, por sobre todo, a las instancias de su Frente Amplio, en el Comité Mario Benedetti de la coordinadora D, a los actos como los que se celebran en homenaje a los “Mártires de la 20” del PCU (Partido Comunista de Uruguay) y a las actividades de su Vertiente Artiguista, compartiendo con los jóvenes a la par.
Mariano dio sus últimos combates por la ciudad desde su prestigio personal y con extremos cuidados para no dañar a la fuerza política que integró. Una de sus últimas batallas la dio contra el trazado del ferrocarril central ingresando al tejido urbano de Montevideo y por la defensa de la bahía como atractivo central de la ciudad. Esa batalla la perdió, pero nunca renunció a sus convicciones.
Ya con 90 años, luego de dejar la banca, habiendo publicado dos libros y varios artículos desde 2020, en este año 2023 todavía tiene un texto sobre la ciudad y su arquitectura en etapa de publicación por parte de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, al que dedicó muchos meses de trabajo e investigación. No pudo verlo publicado, y esperamos que vea la luz próximamente.
El “Intendente eterno”
Trazando una raya al final de su tránsito público, quizás la mayoría de nosotros nos hayamos quedado con la imagen del Mariano Intendente de Montevideo.
Creo que esa manera de recordarlo es justa.
Culmino esta reseña, ciertamente incompleta y terminada de una manera apresurada, citando dos frases que recurrentemente empleaba en sus múltiples intervenciones públicas y que pintan con claridad su manera de pensar y de hacer:
La arquitectura de la pobreza de ninguna manera puede justificar la pobreza de la arquitectura.
Izquierda sin cultura no es izquierda.
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Mariano y el eterno retorno los cisnes
Una adenda imprescindible: los infaltables haters que, entre otros tópicos trillados, enrostran y reclaman (aún hoy) a Mariano por los cisnes en el Miguelete. Gente odiadora hubo, hay y habrá, pero el encarnizamiento con este tema es digno de mención. El arroyo Miguelete fue una cloaca a cielo abierto en la que se vertía no solamente pluviales, sino además, en forma directa, efluentes domésticos e industriales (entre ellos de curtiembres), así como residuos sólidos de clasificadores informales radicados en sus márgenes. Esa realidad cambió radicalmente con las obras del Plan de Saneamiento Urbano II y el III, que permitieron la construcción de “colectores de cintura” y la eliminación de vertidos, así como la relocalización de asentamientos en los márgenes, obras de parquización y otras mejoras. El Miguelete, ya desde hace más de 20 años, volvió a tener vida: peces, tortugas, insectos; junto con ellos es posible ver numerosas aves: patos, garzas y, de cuando en cuando, también algunos cisnes.
Excelente y emotivo recuerdo del Gran MARIANO, «el Intendente eterno» De uno de sus más cercanos colaboradores y también de un Grande que compartió con Mariano muchos años de trabajo y militancia.
Estimado Salvador: mis felicitaciones por esta síntesis de la vida y obra de Mariano, especialmente en su faceta como Intendente que tu tan cercano trabajaste y disfrutaste. Sin duda que fue una personalidad multifacética que nos dejó un inmenso legado. Quiero rescatar su proverbial bonhomía, su agudo sentido del humor y su profunda sensibilidad en todas las manifestaciones de la cultura así como para sus conciudadanos todos. Montevideo está profundamente impregnada con su humanidad, su imagen y sus acciones. Gracias por tan buenos recuerdos. Abrazo de Pali Lorente.
Muy bueno Salvador!! Una magnífica recreación de una faceta poco difundida de Mariano; el Mariano político. Y encontraste para mi, la mejor definición posible para describir su accionar en este ámbito: “el liderazgo democrático “. Fue realmente un irreverente, luchador incansable contra el dogmatismo y el pensamiento hegemónico, procurando siempre abrir cauce al debate democrático de ideas, como elemento central para construir las mayorías sociales y políticas necesarias para transformar nuestro país. Nuevamente, gracias Salvador por este invaluable aporte!!
Excelente artículo, Salvador. Resumir en pocas páginas la personalidad, trayectoria y producción de una persona tan rica y multifacética como Mariano es un enorme desafío que considero está muy bien logrado. Para quienes tuvimos el privilegio de compartir sueños y tareas con Mariano, que por suerte somos muchos, leer tu artículo representa transitar recuerdos imborrables y reflexionar profundamente sobre las formas de acción social para los cambios hacia una sociedad y un mundo mejores. Asuntos en los que el aporte de Mariano a nuestra sociedad fue y es enorme. Gracias y por Mariano ¡salud!